miércoles, 30 de junio de 2021

Sobrevivir a un naufragio

 

Esta frase me viene muchas veces a la mente cuando me encuentro ante conflictos que parecen insalvables. Mis mediados han sufrido un “naufragio”, y tras él, han cogido lo poco que han podido de sus “pertenencias” e intentan sobrevivir al mismo. Jamás pensaban que a ellos les iba a ocurrir, pero se les cayó todo el castillo de naipes que habían construido juntos.

Como siempre sabes, querido lector, me gusta hacer comparaciones para comprender nuestra labor. Por eso quiero bucear en conceptos náuticos, porque el naufragio (que significa realmente hundimiento) es el proceso por el cual una embarcación se hunde mientras navega por el mar, río, lago, laguna o cualquier otro cuerpo de agua.

Pero los peores enemigos del náufrago, dicen, no es en sí el naufragio ya que eso ya pasó, sino la hipotermia, la deshidratación, la fatiga y el sueño, el no saber que va a ocurrir.

Por eso en el artículo de hoy, quiero hacer una revisión de cómo reaccionar en caso de naufragio. Si has sufrido un problema económico, una crisis matrimonial que hizo tambalear la familia, o por ejemplo, un problema con compañeros de trabajo que es difícil de solucionar, espero que te sirva este artículo para comprender, que en ese mar de dudas, donde te encuentras, puedes tomar decisiones que te permitan sobrevivir y aprender del mismo.

Hacemos mención a los consejos que podríamos incluir, en un llamado “protocolo de supervivencia” surgido de casos que me he encontrado en mi vida profesional, en situaciones extremas, conflictos enconados y nos han servido para seguir adelante, cambiar de rumbo y ver una oportunidad donde existe un gran problema.   

No olvidéis, la importancia de conocer siempre la ubicación de los dispositivos de flotación personal una vez que se haya abordado cualquier embarcación y o mediación: chalecos salvavidas, salidas de emergencia o… proceso flexible, voluntariedad luego puedes abandonar si lo deseas… todo ello puede salvar tu “vida”.  

Pero, la supervivencia ante un evento de naufragio personal, ante un conflicto, depende principalmente de tres factores: conocimiento, equipo necesario y entrenamiento para lo que pueda ocurrir; los tres son esenciales.

Abandono de la embarcación o de la mediación.

Como he dicho y ya sabemos es un proceso voluntario, pero conviene recordar que “El capitán es el último en abandonar el barco por que debe de gestionar la emergencia”. Eso supone que nosotros, los mediadores debemos siempre de pretender en concierto, la concordia y las reglas, no abandonar ante cualquier dificultad. Desgraciadamente cuando he tenido la oportunidad de compartir experiencias con otros compañeros, me mantenían que iniciaron muchas mediaciones, pero muy pocas llegaron a buen puerto, ¿Por qué?, en el momento en el que se ponían las cosas difíciles, “abandonaban el barco”, no había mediación, archivaban el caso y creo que no somos conscientes que los casos que llegan a nuestra mesa, son extremadamente complicados.

El salvavidas mas importante de todos, es la propia embarcación, y abandonar la mediación es siempre el último de los recursos y se debe hacer solo cuando es la mejor opción.

No olvidemos, que en cuanto al caso a tratar, el mediado ha sufrido un hundimiento y por eso el catálogo o protocolo que te propongo:

1. Haz que mantengan la calma y no entren en pánico. Puede sonar tópico, pero cuanto más le entra el pánico, más tiempo se tardará en llegar a un bote salvavidas como es el acuerdo futuro. No es la primera vez que al entrar en pánico, las partes, han arrastrado con ellos a familiares y amigos que “tras el naufragio” querían poner paz o incluso ofrecerse para ayudar. El pánico te lleva al tumulto y ello arrastra a muchas otras personas.  

2. Presta atención a las señales que te lanzan los mediados. Sea en mediaciones on-line con los micro-gestos, o sea en mediaciones presenciales con su cuerpo, los mediados lanzan señales, que te permiten ante un naufragio, conducirles por el mar de las dudas y no solo eso, sino acertar con la pregunta que haremos.   

3. Que se pongan el dispositivo de flotación personal. Cada uno de ellos, se agarrará a su “flotador” personal, a su posición, valores o principios y es bueno, no queremos que renuncien a ello, pero para ellos es su salvavidas, es lo que les permite flotar. Ahora bien, si están cansados de lo vivido, de nadar contracorriente, del tiempo ya empleado para buscar soluciones, convénceles que tu los acabas de conocer y que también necesitas tu tiempo de trabajo; te lo permitirán siempre que tengan cerca su “salvavidas” y si se tiene tiempo para tomar algún artículo de supervivencia adicionales, que lo hagan. Pero sólo si al hacerlo no se pone en peligro el futuro trabajo; amigos, compañeros, familiares, que nos puedan ayudar a ver más allá.

4. Seguir las órdenes del mediador. Este puede ser el paso más importante de todos. Si no se sabe cómo ponerse a salvo, el capitán o mediador le dirán cómo. Estamos suficientemente entrenados para saber que hacer cuando no se sabe que hacer. Ese es nuestro trabajo diario y si están en nuestras manos tras el naufragio, es importantísimo que se dejen guiar. Por eso me gusta tanto la frase que alguna vez tuve que decir… “demuéstrame que merece la pena que yo te dedique mi tiempo”. A buen entendedor….

5. Concentrarse en lo que de verdad importa, en las claves y “escapar a través de la ruta más segura” que marquemos en el proceso, no la ruta más corta. Si escogemos esta última, a buen seguro después de navegar, llegaremos a un paradero poco duradero y estable.

6. Encontrar un bote salvavidas. El mejor escenario posible es entrar en un bote salvavidas, hay que dirigirse al mejor lugar para entrar o saltar en ellos, siguiendo las instrucciones del mediador. Solo así conseguiremos lo más importante en un “naufragio”: conseguir lo que de verdad necesitas, no solo lo que te interesa o lo que pediste al iniciar una negociación.

Hasta aquí, mis recomendaciones, después de muchos vuelos y muchos viajes en barco, porque la supervivencia en la mar del conflicto, significa aprovechar al máximo lo disponible, sin improvisar, con objeto que le prolonguen la vida en condiciones adversas. Y sobre todo vean una gran oportunidad.

Y por último mis palabras son para ese mediado, que no nos conoce y que pronto pueda tener un naufragio…Mantén la esperanza de ser rescatado. Historias de sobrevivientes demuestran que las personas con más determinación en sobrevivir son las que frecuentemente se salvan.


1 comentario:

Mary De Simone dijo...

Gracias querido Maestro, también eres nuestro Capitán en el mundo de la mediación, gracias por tus enseñanzas siempre. Un abrazo.!!!!!!