La inteligencia artificial, es
la inteligencia exhibida por máquinas que de forma racional percibe su entorno
y lleva a cabo acciones previamente establecidas y programadas y que maximicen
sus posibilidades de éxito en algún objetivo o tarea para la que haya sido
programada. Coloquialmente, el término inteligencia artificial se aplica cuando
una máquina imita las funciones «cognitivas» que los humanos asocian con otras
mentes humanas, como por ejemplo: "aprender" y "resolver
problemas". Hablamos también de la capacidad de realizar actividades por
parte de los robots, propias del ser humano en base a dos claves: el razonamiento
y la conducta.
Estamos ante el futuro de las
máquinas inteligentes
Podemos hablar de cuatro los
pilares básicos en los que se apoya la inteligencia artificial:
· La búsqueda del estado requerido en el
conjunto de los estados y acciones posibles.
· Ciertos Algoritmos genéticos (análogo
al proceso de evolución de las cadenas de ADN).
· Redes neuronales artificiales (análogo
al funcionamiento físico del cerebro de animales y humanos).
· Y el razonamiento mediante una lógica
formal análogo al pensamiento abstracto humano.
También existen distintos tipos
de percepciones y acciones, que pueden ser obtenidas y producidas,
respectivamente, por sensores físicos y sensores mecánicos en máquinas, pulsos
eléctricos u ópticos en computadoras, tanto como por entradas y salidas de bits
de un software y su entorno software.
Siendo esta la situación la
clave sería poder desarrollar una estructura inteligente de información sobre
síntomas que permita vincularlos a posibles diagnósticos ante un conflicto, lo
que yo he venido a llamar en muchas ocasiones, “radiografiar el conflicto”. No
se trata de sustituir al mediador, sino de crear un soporte, previo o
simultáneo a la consulta la intervención por un tercero de la gestión de un
conflicto
El futuro cercano, sobre el
que ya existen experiencias, es la telemedicina a través de la integración de
robots conversacionales que, como los asistentes de los buscadores o de
determinadas plataformas de servicio, guían y recogen información del usuario.
La inteligencia artificial es
el camino ineludible ante los nuevos desafíos de la sociedad, marcada por la
agresividad, el desaliento, la falta de valores, la incomunicación y la cada
vez más usual conflictividad a través de las redes al alcance de todos.
¿Pero…puede la inteligencia
ser artificial o cada vez hay más personas sin inteligencia ni natural ni
artificial?
La utilización de robots
requiere, sustituir tareas que normalmente necesitan de la inteligencia humana.
Por ejemplo, la resolución de cierto tipo de problemas, la capacidad de
discriminar entre distintos objetos o el responder a órdenes verbales. Se
intenta conseguir de todas formas procesos inductivos y deductivos que el
hombre posee en cerebro humano. Se basa en la investigación de las redes
neuronales humanas y, a partir de ahí, busca copiar electrónicamente el funcionamiento
del cerebro.
La investigación sobre lo que
suponen las redes neuronales avanza día a día. Quizás la máquina más
sorprendente es la computadora Deep Blue, que al parecer puede vencer a
cualquier jugador de ajedrez y dicen los expertos que no sólo tiene gran
cantidad de jugadas programadas, sino que además puede aprender de cada una de
las jugadas que inteligentemente hace su adversario y con ello se adelanta a
sus movimientos y estrategias para ganar.
Hablamos hoy en día también de
coches inteligentes que pueden desplazar a las personas de un lugar a otro, sin
que los ocupantes del vehículo, toquen una sola vez el volante
Resumiendo, cabría
preguntarnos entonces si las máquinas pueden pensar y sobre todo si podrían
proponer vías de solución a conflictos para que las partes enfrentadas decidan
o traducir mensajes como hacemos los mediadores. Ante esta cuestión no se me
ocurre otra cosa que pensar que sean como sean las máquinas del futuro, nuestro
cerebro posee aproximadamente 10 mil millones de neuronas y si todavía no
sabemos cómo se interrelacionan para “pensar”, mucho menos podemos reproducir
en una máquina ese proceso. Hay muchos aspectos que diferencian al cerebro
humano de los sistemas desarrollados por la inteligencia artificial, entre
ellos:
• Las máquinas carecen de
mecanismos intuitivos y ante la búsqueda de una posible solución solo se basan
en el método automático de prueba y error; por ello, no tienen la capacidad de
reaccionar ante situaciones inesperadas en esa demanda de “flexibilidad” que
tenemos los mediadores
• El ser humano está provisto
de valores y principios gracias a nuestra inter-relación social con los demás y
los robots al carecer de aquéllos no pueden evolucionar o autoperfeccionarse.
Y sobre todo siempre diré que
las máquinas carecen de creatividad, algo con lo que nace el ser humano y para
mí es la principal característica de un mediador en pleno proceso de análisis
de cómo salir de un callejón sin salida.
Ni que decir tiene que en
relación a la conciencia y las emociones, aun cuando hay expertos que además de
la parte racional que impera en la Inteligencia Artificial consideran que
podrán en un futuro incorporar componentes emotivos, estos lo serán como
indicadores de estados no como impulsores de vía de solución. Y ni que decir
tiene los conflictos dimanantes del amor, el matrimonio, el cariño o el sentido
de la vida de cada uno.
Creo que podrán llegar a
sentir hambre cuando por ejemplo detecten el nivel bajo de batería al que estén
conectados o incluso miedo cuando pueda estar a punto de acabarse la gasolina
de un vehículo, pero nunca podrán inmiscuirse en la inteligencia humana de un
mediador, que pone todos los sentidos para ayudar de una forma plena a quienes
lo están pasando mal por culpa de la falta de comunicación, de la falta de
reconocimiento del otro o sus posiciones, intereses y necesidades de futuro.