Esta frase me viene muchas
veces a la mente cuando me encuentro ante conflictos que parecen insalvables. Mis
mediados han sufrido un “naufragio”, y tras él, han cogido lo poco que han
podido de sus “pertenencias” e intentan sobrevivir al mismo. Jamás pensaban
que a ellos les iba a ocurrir, pero se les cayó todo el castillo de naipes que habían
construido juntos.
Como siempre sabes, querido
lector, me gusta hacer comparaciones para comprender nuestra labor. Por eso
quiero bucear en conceptos náuticos, porque el naufragio (que
significa realmente hundimiento) es el proceso por el cual una embarcación se
hunde mientras navega por el mar, río, lago, laguna o cualquier otro cuerpo de
agua.
Pero los peores enemigos del náufrago,
dicen, no es en sí el naufragio ya que eso ya pasó, sino la hipotermia, la
deshidratación, la fatiga y el sueño, el no saber que va a ocurrir.
Por eso en el artículo de hoy,
quiero hacer una revisión de cómo reaccionar en caso de naufragio. Si
has sufrido un problema económico, una crisis matrimonial que hizo tambalear la
familia, o por ejemplo, un problema con compañeros de trabajo que es difícil de
solucionar, espero que te sirva este artículo para comprender, que en ese mar
de dudas, donde te encuentras, puedes tomar decisiones que te permitan
sobrevivir y aprender del mismo.
Hacemos mención a los consejos
que podríamos incluir, en un llamado “protocolo de supervivencia” surgido
de casos que me he encontrado en mi vida profesional, en situaciones extremas,
conflictos enconados y nos han servido para seguir adelante, cambiar de
rumbo y ver una oportunidad donde existe un gran problema.
No olvidéis, la importancia de
conocer siempre la ubicación de los dispositivos de flotación personal una vez
que se haya abordado cualquier embarcación y o mediación: chalecos salvavidas,
salidas de emergencia o… proceso flexible, voluntariedad luego puedes abandonar
si lo deseas… todo ello puede salvar tu “vida”.
Pero, la supervivencia ante un
evento de naufragio personal, ante un conflicto, depende principalmente de tres
factores: conocimiento, equipo necesario y entrenamiento para lo que pueda
ocurrir; los tres son esenciales.
Abandono de la embarcación o
de la mediación.
Como he dicho y ya sabemos es
un proceso voluntario, pero conviene recordar que “El capitán es el último en
abandonar el barco por que debe de gestionar la emergencia”. Eso supone que
nosotros, los mediadores debemos siempre de pretender en concierto, la
concordia y las reglas, no abandonar ante cualquier dificultad.
Desgraciadamente cuando he tenido la oportunidad de compartir experiencias con
otros compañeros, me mantenían que iniciaron muchas mediaciones, pero muy pocas
llegaron a buen puerto, ¿Por qué?, en el momento en el que se ponían las cosas difíciles,
“abandonaban el barco”, no había mediación, archivaban el caso y creo que no
somos conscientes que los casos que llegan a nuestra mesa, son extremadamente
complicados.
El salvavidas mas importante
de todos, es la propia embarcación, y abandonar la mediación es siempre el
último de los recursos y se debe hacer solo cuando es la mejor opción.
No olvidemos, que en cuanto al
caso a tratar, el mediado ha sufrido un hundimiento y por eso el catálogo o
protocolo que te propongo:
1. Haz que mantengan la calma
y no entren en pánico. Puede sonar tópico, pero cuanto más le entra
el pánico, más tiempo se tardará en llegar a un bote salvavidas como es el
acuerdo futuro. No es la primera vez que al entrar en pánico, las partes, han
arrastrado con ellos a familiares y amigos que “tras el naufragio” querían poner
paz o incluso ofrecerse para ayudar. El pánico te lleva al tumulto y ello
arrastra a muchas otras personas.
2. Presta atención a las señales
que te lanzan los mediados. Sea en mediaciones on-line con los micro-gestos,
o sea en mediaciones presenciales con su cuerpo, los mediados lanzan señales,
que te permiten ante un naufragio, conducirles por el mar de las dudas y no
solo eso, sino acertar con la pregunta que haremos.
3. Que se pongan el
dispositivo de flotación personal. Cada uno de ellos, se
agarrará a su “flotador” personal, a su posición, valores o principios y es
bueno, no queremos que renuncien a ello, pero para ellos es su salvavidas, es
lo que les permite flotar. Ahora bien, si están cansados de lo vivido, de nadar
contracorriente, del tiempo ya empleado para buscar soluciones, convénceles que
tu los acabas de conocer y que también necesitas tu tiempo de trabajo; te lo
permitirán siempre que tengan cerca su “salvavidas” y si se tiene tiempo para
tomar algún artículo de supervivencia adicionales, que lo hagan. Pero sólo si
al hacerlo no se pone en peligro el futuro trabajo; amigos, compañeros,
familiares, que nos puedan ayudar a ver más allá.
4. Seguir las órdenes del
mediador. Este puede ser el paso más importante de todos. Si no se
sabe cómo ponerse a salvo, el capitán o mediador le dirán cómo. Estamos
suficientemente entrenados para saber que hacer cuando no se sabe que hacer.
Ese es nuestro trabajo diario y si están en nuestras manos tras el naufragio,
es importantísimo que se dejen guiar. Por eso me gusta tanto la frase que
alguna vez tuve que decir… “demuéstrame que merece la pena que yo te dedique mi
tiempo”. A buen entendedor….
5. Concentrarse en lo que de
verdad importa, en las claves y “escapar a través de la ruta
más segura” que marquemos en el proceso, no la ruta más corta. Si escogemos
esta última, a buen seguro después de navegar, llegaremos a un paradero poco
duradero y estable.
6. Encontrar un bote
salvavidas. El mejor escenario posible es entrar en un bote
salvavidas, hay que dirigirse al mejor lugar para entrar o saltar en ellos,
siguiendo las instrucciones del mediador. Solo así conseguiremos lo más
importante en un “naufragio”: conseguir lo que de verdad necesitas, no solo lo
que te interesa o lo que pediste al iniciar una negociación.
Hasta aquí, mis
recomendaciones, después de muchos vuelos y muchos viajes en
barco, porque la supervivencia en la mar del conflicto, significa aprovechar al
máximo lo disponible, sin improvisar, con objeto que le prolonguen la vida en
condiciones adversas. Y sobre todo vean una gran oportunidad.
Y por último mis palabras son
para ese mediado, que no nos conoce y que pronto pueda tener un naufragio…Mantén
la esperanza de ser rescatado. Historias de sobrevivientes
demuestran que las personas con más determinación en sobrevivir son las que
frecuentemente se salvan.
Gracias querido Maestro, también eres nuestro Capitán en el mundo de la mediación, gracias por tus enseñanzas siempre. Un abrazo.!!!!!!
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