Los estereotipos son un conjunto
de ideas y creencias prefijadas respecto a las características de
determinados temas o colectivos. Y son muchos los que en una mesa de
negociación aparecen y tenemos que saber manejar con prudencia y acierto.
Los estereotipos en la
mediación pueden llevarnos a prejuzgar a los demás y mantener actitudes
que suponen un trato inmerecido, que produzca desigualdad y
debido a ello a veces actuamos como si conociéramos a quien no conocemos en
función de características que no han demostrado. De dónde proceden, porque se
producen y cómo combatirlos en mediación. Sobre todo no por los estereotipos
que nosotros pudiéramos tener, que se disiparían con aplicar nuestra
neutralidad y objetividad, olvidándonos de la “etiqueta”. ¿Pero qué ocurre con
los mediados?
El estereotipo, nos muestra
una percepción exagerada y con pocos detalles, simplificada, que se tiene
sobre una persona o grupo de personas que comparten ciertas características.
Dentro de estos podríamos hablar de diferentes tipos: sociales, culturales, de
clase…
Los estereotipos sociales
conllevan a la categorización social, se priman los comportamientos grupales
por encima de los individuales. Se pierde la individualidad en detrimento de
la colectividad. Perteneces a un estatus social y eres “como todos”. Y eso en la mayoría de las ocasiones, los
mediadores somos testigos de que no es así. Por eso me gusta decir que al
mediar hacemos trajes a medida, porque cada uno es como es y nadie es igual al
otro, ni su asunto tampoco.
Nuestra mente y la de nuestros
mediados, va categorizando lo que tenemos a nuestro alrededor, ya que etiquetar,
hace más fácil el camino a la comprensión de que hacer cuando no se sabe que hacer.
La etiqueta te dirá el modo de intervenir. Pero que gran error. Simplificamos
lo que nos rodea y así dividimos por categorías.
Así estereotipos de raza,
fundados en el color de piel, es un clásico y de ello surge el estereotipo de
culturas. Hablando mal y pronto querido lector… “¡¡es que son chinos!!”,
musulmanes, gitanos, judíos. Como si todos tuvieran las mismas características.
Es por ello que animo a los
mediadores a trabajar individualmente cada caso, valores, principios,
percepciones, emociones… y cambiar los estereotipos, pero ¿Qué puedes hacer
para combatir los prejuicios? Yo me atrevería a daros algunas
recomendaciones, evidentemente desde la experiencia y admitiendo cualquier
crítica constructiva.
Primero pienso que debes
descubrir y reconocer tus propios prejuicios. Porque tenemos que
ser conscientes de que los tenemos y solo desde el autoconocimiento podemos
ayudar a los demás en una negociación.
En segundo lugar, os animaría
a trabajar contra esas creencias, sabiendo argumentarles porque no deben ser
motivo de una valoración. Habrá muchas cosas que les separe tras
un conflicto, pero no debemos dejar que determinados estereotipos impidan
encontrar un lugar de diálogo y entendimiento.
Eso te ayudará siempre a
buscar lo que tienen en común más que lo que les diferencia y conseguirás el
compromiso de cambiar
Si has seguido las dos
recomendaciones anteriores, pregúntales luego con esa “herramienta tan eficaz
de la empatía”, ¿Cómo reaccionarías si, siendo de raza gitana,
alguien te dijera que quiere saber cómo es la gente de tu raza?
Somos iguales, somos
diferentes, el gran binomio. Desarrollar la empatía. significa ser capaz de
ponerse en el lugar del otro y saber qué está sintiendo. Eso les hará
valorar la diversidad en todos los sentidos, algo que te permitirá ser
creativo y aprender que no siempre tu postura, tu posición será la correcta.
Si conseguimos mantener al margen los
estereotipos en la mediación, seremos capaces de conseguir que en un proceso no
haya desequilibrio por diferencia de poder económico, de género (quizás el más difícil
de modificar y el más dañino en nuestra sociedad), de nacionalidad ante la
ruptura de fronteras y el movimiento migratorio, de orientación sexual, de edad
cronológica, etc.
Dejaremos de pre-asignar roles,
de entender que uno u otro tiene más razón en el problema y educaremos los
mediados en un futuro inmediato.
3 comentarios:
NUNCA HAY QUE PREJUZGAR.ESO NOS CONDUCE AL FRACASO LO IMPORTANTE ES EL CONOCIMIENTO DE LA PERSONA Y LUEGO SABER.COMO ACTUA
Querido Maestro, qué importante trabajar nuestras propias creencias y no prejuzgar. Gracias por tan enriquecedora clase.
Ojalá consigamos comprender y asumir, que la diversidad cultural,de creencias, etc.. resulta enriquecedora para las personas, millones de gracias por todas tus aportaciones MAESTRO.
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