Mi homenaje al
Gitano: Yo quiero ser Gitano- Mediador
Hablar de los gitanos siempre causa respeto, quizás
por sus antecedentes sociales, culturales y migratorios; otras veces por el
desconocimiento de la etnia (que no raza como muchos confunden) que en más de
una ocasión es más nativo de un lugar por las generaciones que ya están
establecidas que muchos de nosotros. Ser gitano hace referencia a una “etnia”
que tiene su origen en la India y que emigró a ciertas partes del mundo hace
varios siglos. Hoy en día los gitanos son la mayor minoría étnica que existe en
Europa y otros muchos países fuera de nuestras fronteras de la Unión.
Yo he tenido la gran suerte de rodearme de GITANOS y
lo digo con mayúsculas en homenaje a todo lo que he aprendido de ellos y he
compartido en númerosos cursos de “mediación intercultural” a través de Unión
Romaní y su Presidente Juan de Dios Ramirez Heredia. Sin querer ser un artículo
histórico, bien merece la pena para entender muchas de las cuestiones que “nos
separan de conocerlos”, haciendo una pequeña referencia histórica. Se cree que
en España viven alrededor de 750.000 gitanos y más de la mitad viven en
Andalucía. Conozcámoslo un poco más.
Se dice que “la palabra GITANO deriva del término egiptano”
desde el siglo XV, cuando se creía que el pueblo gitano descendía de los
egipcios, incluso en esta época se presentaban como “nobles egipcianos” cuando
llegaron a Europa; y fue sobre 1415 cuando llegaron a España donde poco a poco
fueron dispersándose por todo el territorio.
En un primero momento, el entendimiento del grupo
gitano con la sociedad, fue muy bueno si bien con la llegada de los Reyes
Católicos se torció ya que estos intentaron lo que venían a llamar “la
homogeneidad cultural” en España, algo que suponía quizás la perdida de la
entidad cultural de muchas étnias, lo que los gitanos no estaban dispuestos a
perder. Se conminó al gitano de la época a buscarse un domicilio fijo,
abandonar su forma de vestir e incluso encontrar un trabajo u oficio fijo.
Siglos después, en el XVIII, XIX y XX los gitanos continúan
viviendo una grave situación, más que de persecución como ocurrió en los siglos
anteriores, más que nada por sus diferentes RASGOS DE IDENTIDAD. Por eso la
verdadera lucha por su identidad, teniendo en cuenta la diversidad de
asentamientos, su carácter nómada, ha sido la verdadera batalla para el
conocimiento de su cultura y el respeto común de ella.
Hablando de “Cultura y Costumbres”, quizás lo más
debatido en el tiempo ha sido la llamada “ley Gitana”, impuesta de forma no
escrita por lo que llamaríamos un Consejo de Ancianos. ¿En qué consiste el
Consejo?... Es una "institución" variable puesto que no son siempre
los mismos, depende de la zona, barrio, etc.; generalmente deben ser un número
impar, la intención de todos ellos es tomar una decisión que debe de ser
beneficiosa para ambas partes que se encuentren en conflicto. La/s decisión/es
tomadas por ellos son respetadas y tienen que ser aceptadas y ejecutadas por
las dos partes.
Las leyes gitanas son orales y están presididas por
los mayores; la falta de un código de Derecho escrito no implica su
inexistencia. Muchas veces, en los medios de comunicación sale a colación el
término "ley gitana" y podemos decir que tal ley “no existe”, por eso
al insistir se está dando argumentos a personas con cierto “racismo” que dicen
que los gitanos son los que se automarginan ante la existencia de estas “leyes”.
Hemos de decir que las leyes tienen en cuenta los
territorios no las etnias y por tanto si gozan de unas costumbres que luchan
porque nunca desaparezcan ya que se basan en la solidaridad, la no violencia y
el respeto a los niños y a los ancianos. Sí es verdad que tienen un sistema
alternativo al judicial para resolver controversias entre gitanos parecido al
arbitraje donde los árbitros son gitanos mayores de una categoría humana y
trayectoria social impecable.
Por otro lado la inmensa religiosidad que procesan, lo
que hace agarrase de forma férrea a los valores y principios que derivan de sus
preceptos, ya sean católicos, evangélicos, protestante, ortodoxo o cualquier
otra fe, incluso musulmán. En este mundo espiritual ocupan un lugar primordial
los muertos, con quienes se mantiene un gran respeto (se demuestra con los
lutos rigurosos que llevan las familias).
El idioma romaní no es una lengua en si, común a todos
los grupos de gitanos del mundo, sino más bien un conjunto de variedades
lingüísticas propias de la etnia rom. El romaní o romanó pertenece a la familia
de las lenguas indoeuropeas y su origen se remonta a varias zonas del noroeste
de la antigua India y el centro de Pakistán. Está especialmente protegida,
aunque no reconocida expresamente por el Consejo de Europa. Cada grupo tiene
muchas veces su propia idiosincrasia lingüística según su zona.
La familia, es sin duda la base de todo en el mundo
gitano y dentro de ella, el respeto al mayor, el cuidado en la ancianidad y las
celebraciones de cada acto que supone la vida en familia: bodas, noviazgos,
fallecimientos, hermandad…bajo el absoluto respeto a la alegría y el dolor. La
solidaridad, la hospitalidad y la fidelidad es la fuente de “riqueza” de la que
vive el grupo familiar y el apoyo constante entre ellos. Ceremonias sociales
como el “pedimento” o la “boda” se hacen eco de estos valores en sus diversos
ritos.
Y que decir del Flamenco ya que todo lo inunda. Marca
desde el primer momento en el Arte, la música y sobre todo el baile. El flamenco
está popularizado en cualquier parte del mundo, teniendo su principal arraigo
en nuestra tierra, Andalucía.
Recuerdo una maravillosa película de Disney como era “El
Jorobado de Notre Dam”. Película de 1993 que habla de lucha de clases, de
persecución de gitanos en la floreciente París, Con gárgolas animadas y con un
solitario hombre jorobado en la Catedral de Notre Dam. Tras una importante
aventura de poderes y ciudadanos, nuestro protagonista Quasimodo comienza a
sentirse rechazado por el pueblo. Sin embargo, para su sorpresa, una niña se
acerca a Quasimodo y lo abraza, permitiendo que el resto de las personas
finalmente le den la bienvenida a su sociedad, recibiéndolo como a un héroe,
tras salvar la vida de la Gitana. Extraemos de esta película la siguiente
frase:
“La
vida no es un deporte de mirones. Si pasas el tiempo observando, verás tu vida
pasar y tú te quedas atrás”.
Me encanta poder decir a los Futuros Mediadores, que
tengo la suerte de formar en mis cursos, que la vida hay que vivirla, con sus
alegrías y tristezas. Los conflictos son inevitables de tal manera que trabajar
por su eliminación sería absurdo; lo que si es evitable es dejarlos pasar sin
hacer nada porque volverían a reverdecer, no debemos dejar que los demás
decidan por nosotros mismos. Siempre dije que un Juez, un árbitro, al dictar un
“fallo” o un laudo, intenta solucionar un problema, pero porque las partes han
querido que sea quien se lo solucione, sin querer hacer el esfuerzo de ir a por
ello, dejando la vida pasar y todos sabemos además que tan malo es que no nos
den la razón tras un pleito, como que nos la den, pero dilatado en el tiempo.
Los Gitanos me enseñaron a amar la vida y sobre todo a vivirla, saliendo
continuamente de “mi zona de confort”… y “vivir cada día”.