Dicen los expertos que “Los
metaversos son entornos donde los humanos interactúan social y económicamente
como avatares, a través de un soporte lógico en un ciberespacio, el que
actúa como una metáfora del mundo real, pero sin las limitaciones físicas o
económicas allí impuestas”. El Metaverso es un mundo virtual, al que
nos conectaremos utilizando una serie de dispositivos que nos harán pensar que
realmente estamos dentro de él, interactuando con todos sus elementos. Será algo
así como “teletransportarse a un mundo a través de gafas de realidad virtual”
Es más, los dispositivos que vamos
a usar “podrán interpretar nuestras expresiones faciales para que nuestro
avatar en el metaverso pueda recrearnos, y que así el resto de personas con las
que estemos interactuando puedan entender cómo nos sentimos y otros
complementos que nos permitirán interactuar con él”.
Hace ya un tiempo os hablé de
la importancia del “avatar” y comentaba que, para poder conseguir que
confíen en ti en una mediación, nada más importante que conocerte a ti mismo,
saber cuáles son tus principales habilidades y porque no… cuales tus
debilidades para convertirlas en virtudes, por eso quería hablar de vuestro
AVATAR ( https://javieralessioli.blogspot.com/2016/11/conoce-tu-avatar.html
) y en conocer nuestro propio avatar a la hora de negociar un conflicto, pero
hoy os quiero llevar en este post a lo que suponen múltiples espacios virtuales
tridimensionales, compartidos y persistentes, vinculados a un universo virtual,
que damos por válido y conocido.
Con ello nos acercaríamos a lo
que sería la posibilidad de establecer una negociación a un conflicto
surgido en el metaverso, que por supuesto nada tiene que ver con nuestras
mediaciones actuales. Para ello utilizaríamos mundos virtuales, experiencias
multidimensionales, gracias a internet en donde veríamos la realidad aumentada
y la tercera dimensión.
La realidad es que, al día
de hoy, el uso del metaverso se aplica a los videojuegos o incluso en el ámbito
de la educación en distintos colegios, para atraer de una forma dinámica a
los alumnos en el aprendizaje de determinadas materias y habilidades. Pero ni
que decir tiene que ya estamos a las puertas de su utilización para negocios,
relaciones personales y proyectos de futuro.
Hay que decir que la
experiencia que más éxito ha tenido en el mundo del metaverso, ha sido el programa
“Second Life,” producto de la corporación Meta (antes Facebook, etc) que liderará
seguramente la implementación del metaverso y las nuevas aplicaciones del
mismo.
Su uso en temas científicos y
de investigación incluso en el ámbito de la psicología, nos lleva a pensar la
necesidad de tarde o temprano adaptarnos al metaverso que está por venir. Por
eso me encantaría querido lector o lectora, que fuéramos conscientes de las características
que este “mundo” contiene:
“Edward Castronova, profesor
de Economía y Telecomunicaciones en la Universidad de Indiana, ha realizado
estudios acerca de los metaversos, en los cuales identifica tres
características fundamentales:
1-
La Interactividad: El
usuario es capaz de comunicarse con el resto de usuarios, así como de
interactuar con el Metaverso. Esto implica además, que sus comportamientos
pueden ejercer influencia sobre objetos u otros usuarios.
2-
La Corporeidad: El
entorno al que se accede, está sometido a ciertas leyes de la física, y tiene
recursos limitados. Además, dicho acceso se hace en primera persona.
3-
Y tres, la Persistencia:
Aunque no esté ningún usuario conectado al metaverso, el sistema sigue funcionando
y no se para. Además, las posiciones en las que se encontraban los usuarios al
cerrar sus sesiones serán guardadas, para volver a cargarlos en el mismo punto
cuando vuelvan a conectarse.
Ello nos permitirá según este
estudio que Juegos y mundos virtuales se apliquen a las relaciones sociales
y porque no, laborales, en los que los usuarios se sumergen en una
experiencia de contacto con otros usuarios y elementos dentro de un mundo
virtual.
Hay que tener en cuenta que ya
en esta época, mediante Google earth, somo capaces de forma virtual, de
estar en espacio y tiempo real en cualquier lugar, a través de imágenes
aéreas que nos ofrecen, mediante satélites; o incluso que podemos reunirnos con
alguien, mediante un holograma que nos permite ver sus gestos, movimientos o
reacciones ante diversas situaciones o preguntas que le realicemos.
Ello nos llevará en todo caso
a la posibilidad, de reunirnos y buscar soluciones a situaciones de nuestra
vida cotidiana, al igual que realizamos videollamadas al instante.
Hablamos de mundos virtuales,
aplicados a la realidad de situaciones presentes. Es más, hay quien habla ya
del “Lifelogging” como sistemas que recogerán datos sobre la vida
cotidiana, con el fin de ser aplicados mediante estadísticas, a las situaciones
que se produzcan. ¿extraño verdad?
Pero es nuestra realidad, y me
imagino que lo mismo se preguntarían aquellos que hace décadas hablaban de
la posibilidad de hablar a través de un reloj de pulsera, o una video llamada,
o los antiguos como yo, de que un ordenador nos cambiaría la vida y tendríamos que
adaptarnos y dejar nuestra maquina de escribir. De locos
El caso Second Life, se verá
aplicado a todas las situaciones y por ende, a la gestión de conflictos.
Esta comunidad Virtual que se
lanzó en junio de 2003, supuso que los usuarios llamados “residentes” (poco tardará
en nuestras vidas la condición de ciudadano, interesado, legitimado…) acceden
mediante el uso de varios programas por internet, a interactuar entre ellos
mediante su avatar. Una forma de “explorar
el mundo virtual, interactuar con otros residentes, establecer relaciones
sociales, participar en diversas actividades tanto individuales como en grupo y
crear y comerciar propiedad virtual y ofrecer servicios entre ellos”.
No estéis lejos de aplicarlo,
queridos amigos mediadores. Un día os animaba a profundizar en
vuestro sexto sentido, otra vez os llevé a conocer vuestro avatar
en las negociaciones y hoy al futuro del metaverso, para iniciar
negociaciones virtuales y los más importante: la gestión de conflictos en
ese mundo y su aplicación a nuestro trabajo. Todo un reto, pero de superar
los mismos, los mediadores y mediadoras “estamos sobraos”.