jueves, 24 de octubre de 2024

Las verdaderas competencias de un mediador

 


Hoy, queridos amigos y amigas, me toca hablar un poco de nosotros y hacer una verdadera introspección en lo que sentimos, lo que hacemos, lo que pensamos.

Mediar es muy difícil y requiere de un enorme esfuerzo por nuestra parte de ver más allá de lo que el problema nos muestra. Siempre crecí pensando que buscaban superhéroes y superheroínas, cuando al hablar de nuestras habilidades, leía en los distintos manuales, que deberíamos ser, observadores, tolerantes, empáticos, asertivos, imparciales, objetivos, neutrales, observadores, pacientes y un largo etcétera que alcanzaba hasta un total de más de 15 virtudes, hasta el punto de llegar a pensar que yo nunca sería mediador.

El tiempo me demostró que sí. Que sí lo conseguiría porque empecé a conocerme ante diversas situaciones y a valorar que en lo que tuvieras como virtud, lo potenciaras y en lo que te fuera más difícil, lo revirtieras en algo también necesario, porque debemos ser nosotros mismos, con nuestros defectos y virtudes, debilidades y fortalezas que le llaman ahora. Solo de esta forma podremos conseguir que crean en nuestro trabajo y para mi lo más importante: que nos legitimen para ayudarles.

Por eso en este breve post quiero hablaros de diversas claves que si tenemos que trabajar y que a buen seguro te servirá para ser mejor mediador o mediadora.

Siempre dije que cada vez que medio, necesito para ayudarles, dejarme sorprender por mis mediados, con sus miedos, aseveraciones y visiones de lo ocurrido, solo así podré ver en cada caso algo distinto y que podamos hacer “un traje a medida” sin que esté “prefabricado”.

Por eso les tengo que preguntar si están preparados para dejarse explorar muchas veces incluso el alma, con expresiones claras y teniendo un importante dominio de la inteligencia emocional.

Es importantísimo también ser un buen administrador del tiempo, hasta el punto de ver cuando se encuentran temas enquistados o nos es útil mantener una sesión o tema en la mesa de negociación. Siempre se dijo que el tiempo es oro y tenemos que saber valorarlo. 

Ni que decir tiene que no me olvido de una de las principales cualidades que debemos tener y trabajar: la capacidad de ser creativos y ver más allá de lo que ellos ven. Eso nos va a permitir encontrar una “puerta de salida” y promover opciones equitativas, estables y duraderas.

Y creo que es el momento de que te pueda sorprender a ti, con un decálogo de cualidades que determinen ¿cuáles son los secretos para el éxito del mediador/a?

1.- La modestia, la sencillez y la naturalidad. Como te decía: ser tu mismo. Recuerda que el éxito le corresponde a ellos.

2.- Tener importantes dotes de comunicador y dentro de ellas incluso el dominio del silencio.

3.- Tener pasión y convicción en lo que se hace, seguro que ellos lo notarán y te seguirán en la búsqueda de un acuerdo.

4.- La discreción y la prudencia, son dos virtudes que te deben acompañar, si eres conscientes de lo que supone mediar.

5.- La capacidad de ver más allá lo evidente. ¿Qué tenemos nosotros que somos capaces de ver más allá? Pues, apóyate en la creatividad.

6.- Una poderosa arma es el sentido del humor, bien entendido y aplicado, porque siempre te ayudará a dar una “bocanada de aire fresco” a una reunión.

7.- Una especial sensibilidad y humanidad, que nos permita ser muy comprensivos, pacientes y mantener siempre esa demandada escucha activa.

8.- La disposición a cambiar el rumbo (hay que viajar ligero de equipaje). Enrocarnos en temas, puede hacer que no veamos las distintas salidas.

9.- Conseguir que nuestra ética e integridad, nos permita siempre ante un dilema ético saber que hacer y que no hacer, ante posicionamientos, recomendaciones, etc.

10.- Estudiar, estudiar mucho. Solo se consigue perfilar las dotes de un mediador con una investigación constante de lo que supone esta apasionante profesión. Gracias al estudio creo que conseguiremos una importante competencia del mediador:

- Intelectual: gran visión estratégica, de planificar, y saber evaluar.

- Interpersonal: de dirigir y comunicar los mensajes necesarios.

- Personales: de credibilidad y creatividad.

Gracias siempre por vuestra lectura y comentarios en este blog, me ayudan a seguir creciendo.


5 comentarios:

Paco dijo...

Si tuviera que elegir uno entre los 10 puntos, de los expuestos de este excelente post me quedaría con el número 10: estudiar, estudiar mucho. La formación es la piedra angular para cualquier mediador que aspire a ser excelente en su labor. Estudiar no solo refuerza el conocimiento teórico, sino que también nos permite desarrollar las habilidades prácticas necesarias para abordar la complejidad de los conflictos que enfrentamos cada día.

A nivel conceptual, un mediador debe entender a fondo los principios de la negociación, la resolución de conflictos y la psicología de las relaciones humanas. Esto implica conocer cómo se desarrollan los intereses, las necesidades y las emociones en cada caso, y cómo cada una de estas variables influye en el proceso de mediación.

Sin embargo, no se trata únicamente de la teoría. El desarrollo de herramientas y técnicas es igual de importante. Un mediador necesita contar con un repertorio de métodos y estrategias para adaptarse a las particularidades de cada situación. Desde la comunicación efectiva y la gestión emocional hasta la identificación de intereses subyacentes, cada herramienta nos permite acompañar mejor a las partes en conflicto y facilitar su diálogo.

Estudiar también significa entender los aspectos sociológicos que rodean a los conflictos. Comprender el contexto social, cultural y económico en el que se desarrollan nos ayuda a tener una visión más amplia y ajustada de la situación, permitiendo una mediación más contextualizada y efectiva.

Por eso, la biblioteca del mediador debe ser vasta y diversa, desde textos clásicos hasta investigaciones actuales. Es una fuente de referencia y aprendizaje constante, que nos mantiene actualizados y nos ayuda a perfeccionar nuestro enfoque. La curiosidad por aprender y la disposición para desarrollarnos continuamente son la clave para hacer un trabajo de calidad y seguir creciendo como profesionales.

En definitiva, la dedicación al estudio no solo nos convierte en mejores mediadores, sino que nos permite construir una carrera sólida y con un impacto positivo en las vidas de quienes confían en nosotros para ayudarles a resolver sus conflictos. Y es precisamente en ese compromiso con la mejora continua donde reside el verdadero valor de nuestra labor.

Erensto Samuel Rea Cano dijo...

Muchas gracias por compartir; el saber que no soy el único que percibe dificultades durante una Mediación, me hace sentir que no estoy solo; además los secretos que nos brinda son una guía que permite reflexionar sobre el actuar de uno mismo como Mediador y; un estímulo para seguir con esta noble profesión.

Mary De Simone dijo...

Gracias Maestro siempre!! Si tuviera que definir nuestras habilidades y aptitudes serían éstas que has escrito con tanta sabiduría y experiencia. Gracias y abrazo fraterno.

Dra.Palomeque Roxana Sandra. dijo...

Aplicarlos es la destreza querido Javier; eres un maestro incansable, con una esquicitez en el verbo de tus emocionalidades al cual se expresan de manera integra en éste "saber" que es meramente el enriquecimiento permanente de los que amamos éste sacerdocio incluso en la vida misma hacerlo interpersonal e incansable de aprendizajes en cada fragmento donde si bien, lo aplicamos. Como mediador y en la vida "abogadil como puentes y lazos de reconsideración y cocostrucción.
Agradezco éste espacio de permitirnos expresarnos siempre agradecidos .

Antonio Morales López dijo...

Me ha gustado leer tu decálogo de virtudes del buen mediador, se pueden aplicar tanto a esta com a otras profesiones. Lo más importante es que no sea necesariamente algo imperativo, sino que se permita, a cada cuál según sus posibilidades desarrollarse entre esas características personales y profesionales. No deben sor todas las cualidades idénticas en cada persona, cada uno destacará más en una y con ello compensará la carencia de la otra. Lo fundamental es el punto décimo, el estudio; es esencial para la profesión de mediador, de abogado, de psicólogo o la que sea. El saber no es algo estático, se actualiza constantemente y, lo mejor de todo: «el saber no ocupa lugar». Ja, ja, ja.