Ya han
transcurrido tres años desde aquel momento en el veíamos al presidente del
Gobierno, anunciar el inicio del estado de alarma y del confinamiento. A la voz
de “yo me quedo en casa” (cuyo eslogan se hizo viral en segundos) fuimos confinados,
calles vacías, eventos cancelados, y nuestro tiempo paralizado, solo para ver
las noticias en cualquier cadena de televisión para ver que estaba ocurriendo.
En
aquel momento seguro que no éramos conscientes, de que aquél día “se paró el
mundo” El coronavirus entraba en nuestras vidas para cambiarlas por completo.
Una
enfermedad totalmente desconocida, nos enseñó lo vulnerables que somos y
también palabras que hasta ese momento no estaban en nuestro vocabulario:
mascarilla, PCR, asintomático… y en nuestra mente entraban ideas que poco a
poco iban nublando nuestro futuro ¿Cuánto durará este encierro?
Solo
podemos decir haciendo memoria de aquél día hace 3 años, que prácticamente veinte
millones de ciudadanos estábamos pegados a la televisión el anuncio de las
severas medidas de restricción.
Para
hacernos una idea, no solo referirnos a nuestro confinamiento, sino que por
ejemplo el Consejo General del Poder Judicial acordó en sesión extraordinaria
"la suspensión en todo el territorio nacional" de las actuaciones
judiciales programadas y de los plazos procesales; en cuanto a otros temas,
como bares, espectáculos, viajes, trenes, aviones, desplazamientos, podemos
decir que el mundo “se blindaba” ante la situación
Distintas
situaciones hacían temer lo peor: ¿Cuánto durará esta pesadilla?
Pero
en este post, que nos recuerda lo que ocurrió ahora hace tres años, quiero
buscar las oportunidades que dese aquél día se nos ofreció y sobre todo el
aprendizaje que desde ese mismo momento tuvimos que asumir, como si de un MASTER
ACELERADO DE RESILIENCIA se tratara.
Desde
aquél día aprendimos a no dar nada por sentado; fuimos conscientes de que lo
verdaderamente importante son las relaciones humanas y la salud, ya que la vida
es fugaz y en su final nos iguala a todos.
También
aprendimos del silencio, nuestro silencia, ya que muchas personas confinadas
vivían solas y tuvieron que conectarse con su yo interior y que nos guste o no,
el tiempo es “ya”, es “hoy” y hay que aprovecharlo.
Aprendimos
el valor de las cosas sencillas, la fragilidad y que la solidaridad desde ese
mismo día, no tiene fronteras.
Y también, porque no querido
lector o lectora, para mi fue un gran aprendizaje de lo que cada día propugno
en una mediación, ya que cuando mis clientes vienen a un proceso de gestión de
su conflicto les pido una serie de principios que en buena parte tuvimos que
practicar desde aquel 15 de marzo de 2020 y que me gustaría recordaros:
-
Necesitamos actitud. Sin actitud no hay nada.
Tuvimos que salir adelante sabiendo que habría cosas que podíamos perder, pero
también que ganar tras el periodo de confinamiento
-
Necesitamos resiliencia. Aprender de lo malo,
sacar partida de aquello que estábamos viviendo y sobreponernos a situaciones
muy complicadas, tanto como incluso el fallecimiento de familiares sin poder
incluso, despedirnos de ellos.
-
Necesitamos empatía. Ponernos en el lugar de
cada uno, porque si bien tuve o tuvimos la suerte de estar confinados en casas
o viviendas que eran y son fantásticas, no todos podía tenerla. En aquel
momento pensaba, por ejemplo, como lo estará viviendo nuestra propia hija en
una casa de 70 metros cuadrados. O mis vecinos de enfrente que son tres y uno
de ellos duerme en el salón. ¿Y los sanitarios?... aplaudamos cada día a las 8
de la tarde por ellos, para darles las gracias por sus horas y horas de trabajo
por salvar vidas.
-
Necesitamos asertividad porque no comprendíamos
nada. Exigir explicación, reclamar que a pesar del estado de alarma era
necesario respetar situaciones.
-
Necesitamos flexibilidad. Adaptarnos al cambio,
ser conscientes del día a día. Practicar el teletrabajo o dar clases on-line.
-
Necesitamos inteligencia emocional, porque el
confinamiento nos podía dejar algo a lo que no estábamos preparados.
-
Necesitamos ver que lo mas sencillo, un café,
una videollamada o leer un libro para pasar el tiempo, era algo extraordinario.
-
Necesitamos creatividad. Ver más allá. Crear juego,
bailar. Con nuestros hijos e hijas en casa, algo había que hacer.
-
Necesitamos aprendizaje. Esto pasará, pero no
quiero que vuelva a ocurrir. Algo nos tiene que quedar de lo vivido y aunque
llegue la llamada nueva normalidad, tenemos que aprender de nuestros errores.
-
Necesitamos humildad y responsabilidad. No
somos nadie y cualquier situación nos demuestra nuestra vulnerabilidad.
Queridos
amigos: ACTITUD, RESILIENCIA, EMPATÍA, ASERTIVIDAD, FLEXIBILIDAD, INTELIGENCIA
EMOCIONAL, SENCILLEZ, CREATIVIDAD, APRENDIZAJE, HUMILDAD Y RESPONSABILIDAD… ¿os
suena?... es pura MEDIACIÓN.
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