Mucho se habla del futuro, del
acuerdo que se puede conseguir, de ser empáticos y asertivos a la vez, pero
pocas veces nos referimos a cómo dar un paso atrás, para conseguir en una
negociación bastante de lo que quieres o necesitas
Bajar algún escalón en tus pretensiones,
en tus posiciones puede ser la estrategia cuando nuestra negociación ante un
conflicto está estancada y resulta imposible avanzar por nuestra culpa, por
causa de la tozudez de la otra parte o del posible acuerdo que intentemos
encontrar.
Muchas veces hemos oído “para
atrás, ni para tomar impulso”... Hay quien piensa que esa es la máxima para
resurgir de las cenizas de un conflicto.. Sin embargo, pienso como mediador que
no debemos despreciar, hacer ver a las partes que no desprecien la posibilidad
de bajar un escalón en sus pretensiones para conseguir el éxito de un acuerdo
justo y equitativo. Hay que pensar que ellos necesitan muchas veces una
transformación radical.
Se considera un fracaso el
paso atrás porque se ve el conflicto como algo lineal y horizontal, pero en una
escalera, en una escalada, parar, mirar, retroceder y volver a avanzar, puede
ser la mejor opción para el camino correcto
El paso atrás bien puede ser
el principio de una reinvención, de un cambio que nos fortalece y nos prepara
para un futuro y por tanto para abrir puertas donde la comunicación nos la
había cerrado..
Por eso, en no pocas
ocasiones, lo más conveniente y sensato es recurrir a la estrategia del paso
atrás. Desatascar una negociación puede pasar por un retroceso en ella, algo
que no debemos considerar como una pérdida de tiempo, sino más bien por
alcanzar acuerdos duraderos en el tiempo.
Se trata de pasar a la acción
y volver a invertir en el futuro. El paso atrás puede ofrecer la oportunidad de
tomar un camino distinto que al final resulta determinante para nuestro
destino. Es lo que podemos llamar “recolocarnos” en el mapa del conflicto. Por
eso debemos olvidar los prejuicios de lo que comúnmente llamamos “un paso atrás”
Si tienes una mirada
estratégica, el hecho de cambiar de rumbo puede ser una inversión de futuro
para conseguir que confíen y que lleguen a soluciones, con todo lo que implica
un retorno. Soy de lo que piensa que compensa. Compensa porque es la única
forma de ver, que estás dispuesto a negociar. A conseguir, pero también a ceder
una vez están las cartas sobre la mesa.
Esa llamaríamos, reinvención,
compensa y aunque suelen perderse posturas en ese cambio, siempre se ganan
otras cosas a lo mejor no previstas.
"Solemos tener una serie
de anclajes ligados al crecimiento lineal y horizontal, pero si viéramos
nuestra vida personal, familiar, incluso profesional en sentido circular y
también en diagonal podríamos plantear los cambios de una forma muy
diferente".
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