El distrito de Kup, en Papúa Nueva Guinea, escenario de tres décadas de luchas tribales encarnizadas, es el hogar de Kup Women for Peace (KWP - Mujeres Kup Por la Paz).
Trabajan en muchos frentes, desde la independencia de las mujeres hasta el incentivo a la adopción de un estilo de vida más estable por los jóvenes o incluso la mejora de las condiciones de salud y nutrición; todo con el denominador común de la prevención de la violencia.
Se trata de una lucha por el cambio de mentalidades y comportamientos, para que las personas piensen en el desarrollo en lugar de centrarse en luchas tribales. Sus principales metas son la defensa de la paz y el desarrollo social. Que importante sería asumirlo tal cual en nuestros conflictos en occidente.
La organización está liderada por mujeres y está constituida por un comité ejecutivo –tres mujeres y un hombre–, un comité de gestión y el colectivo. Cada miembro del comité de gestión representa a un clan de Kup y trabaja para llevar información, despertar la conciencia, movilizar la comunidad y ser portavoz de los problemas locales, y que tengan conciencia los coordinadores estructurales de la comunidad, que constituyen el "colectivo".
El colectivo está compuesto por unas 12 a 15 personas, y funciona con un equipo que les coordina para sus reuniones y actividades, de cuatro a cinco personas. Participan representantes de cada grupo tribal y ellos trabajan con diferentes componentes relacionados con la organización.
Las actividades se orientan de acuerdo con los objetivos y estructura de la organización, como mediación, concienciación y capacitación en derechos humanos y violencia contra la mujer. Tambien entrenamiento en resoluciones y gestión de conflictos, grupos de observación de las tribus, vigilancia comunitaria, incentivo a la subsistencia, entrenamientos en salud y derechos humanos en las escuelas. Todo ello con el interés de conocer la realidad y poder tratar los problemas.
Uno de los principales objetivos es reducir la escalada de la violencia tribal a través de estrategias de mediación de conflictos y de cambios de mentalidades y comportamientos. Pretenden que comprendan las alternativas a la violencia, tanto en sus propias familias como en los colectivos o el ámbito, fomentando la colaboración y el respeto mutuo.
Sus actuaciones van más allá de prevenir o atender un conflicto, intentando tratar con las causas estructurales del conflicto y las relaciones con otros tipos de violencia, como la violencia contra la mujer o interpersonal. En definitiva un proceso de aprendizaje y educación para todos
Basándose en los derechos humanos y en los factores determinantes de la violencia y del conflicto, han sido capaces de crear condiciones de paz para apoyar la introducción del programa de subsistencia y otras actividades de desarrollo. Esas actividades, a su vez, son una parte integrada del enfoque, siendo usadas como herramientas para la construcción de la paz y una forma de superar las desavenencias y conflictos.
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