Quien no ha escuchado alguna
vez “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho
tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín
flaco y galgo corredor”.
Don Quijote de la Mancha es la
obra que se convierte en uno de los libros más editados del mundo, traducido a
casi todas las lenguas del mundo, por detrás de la Biblia. Gran parte de la
obra fue escrita desde la cárcel de Sevilla, donde Miguel de Cervantes se
encontraba cumpliendo condena desde 1597 por posibles errores en su trabajo
como recaudador de impuestos.
Y haciendo ese mismo análisis,
un sevillano, mediador, tras los confinamientos de la pandemia, se atreve a
compartir sus pensamientos, porque si de locura se trata, no me digan ustedes,
que los mediadores no somos tachados de “bohemios”, “ilusos”, cuando la
sociedad demanda sistemas punitivos, nosotros siempre pensaremos que hay
oportunidad de diálogo.
¿Tendremos algo de Quijote? O
quizás de Sancho, para poner razón ante la falta de cordura. No lo se bien,
pero si que me gustaría decir que el corazón y la razón van parejo para
ilusionarnos en este camino.
Analicemos cada parte del
libro y extraigamos la conclusión.
Parte I
Primera parte del ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha
- Capítulo primero. Que trata de la condición y
ejercicio del famoso hidalgo don Quijote de la Mancha
- Capítulo II. Que trata de la primera salida que
de su tierra hizo el ingenioso don Quijote
- Capítulo III. Donde se cuenta la graciosa manera
que tuvo don Quijote en armarse caballero
- Capítulo IV. De lo que le sucedió a nuestro
caballero cuando salió de la venta
- Capítulo V. Donde se prosigue la narración de la desgracia
de nuestro caballero
- Capítulo VI. Del donoso y grande escrutinio que
el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo
- Capítulo VII. De la segunda salida de nuestro
buen caballero don Quijote de la Mancha
- Capítulo VIII. Del buen suceso que el valeroso
don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los
molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación
CAPITULO I
En este primer capítulo se
presenta al protagonista de la novela literaria, “un hidalgo de la Mancha, seco
de carnes, enjuto de rostro y aficionado a leer libros de caballería, se pasaba
día y noche leyendo, tal era la obsesión que tenía por este género, que un día
decidió convertirse en caballero andante como los héroes de sus libros”. Libros
y libros de caballería llenaban su habitación
“Para llevar a cabo esta
extraña aventura y convertirse en un buen caballero, necesitaría sus propias
armas, un caballo, un nombre y una dama de quien enamorarse. Se hizo con las
armas de sus bisabuelos, como caballo eligió a su hambriento rocín, el cual
bautizó como Rocinante y tras mucho pensar, decidió llamarse a sí mismo don
Quijote de la Mancha, en honor a Amadís de Gaula. Únicamente le faltaba una
dama para poder empezar sus aventuras como caballero, eligió a Aldonza Lorenzo,
la cual llamó Dulcinea del Toboso”.
M.- Después de tanto
leer, queridos amigos mediadores necesitamos una marca personal, valernos de
nuestra intuición, una “vieja armadura” compuesta por nuestra experiencia en
otras profesiones, un vehículo para transitar la gestión de los conflictos, en
forma de técnicas y habilidades y una bella Dama “la mediación”
CAPITULO II
Una vez preparado para su
marcha, don Quijote de la Mancha parte sin un rumbo fijo desde una puerta falsa
del corral donde se encontraba Rocinante, dejándose llevar por donde le llevara
el animal. “Por el camino, fantasea en ser recordado en numerosos libros de
caballería y lograr grandes hazañas, pero se percata de que aún no ha sido
nombrado caballero andante y según las reglas de caballería, todavía no debe
enfrentarse a ningún otro caballero.
Cae la noche, y el hidalgo
llega a una venta que él cree castillo. En la entrada se encuentra con dos
mozas, las cuales comienzan a reírse de su peculiar forma de hablar. Finalmente,
aparece el ventero que le ofrece comida y posada”.
M.- Nuevamente,
fantaseando como nuestro Caballero andante, escogimos los mediadores caminos
inciertos. Dejamos atrás muchas veces la comodidad de nuestro despacho de
abogados o gabinetes de psicólogos, para, sin un rumbo fijo, caminar por las
“cenizas del conflicto”. Pero, nos damos cuenta que sin una acreditación, sin
una clara formación, nuestra labor se convierte en estéril.
No es fácil ser,
abandonando el parecer, cuando tantos “quijotes” te dicen, “yo siempre fui
mediador”.
CAPITULO III
“Después de cenar, don Quijote
llama al ventero y le suplica que lo nombre caballero. El ventero, al percibir
su cordura, le sigue el juego y promete concederle su deseo. Además, le cuenta
que él también ejerció la caballería en sus tiempos mozos, y le relata algunos
de sus mayores logros y lugares de España en los que había estado.
Para que un nombramiento de
caballero fuese valido, se debían poner a velar las armas del caballero en una
capilla, pero como eso era una venta y no había capilla, don Quijote decide
poner a velar sus armas en el patio. Mientras vigilaba sus armas para evitar
hurtos, el ya casi caballero, tiene algún que otro desafortunado encuentro con
algunos huéspedes de la venta, el castellano, al ver esto, propone nombrar a
don Quijote caballero esa misma noche con la intención de que se marche cuanto
antes y así evitar males mayores. Y así es como don Quijote de la Mancha, es
nombrado caballero en una ceremonia improvisada y abandona la venta en busca de
aventuras”.
M.- No me es
difícil, hacer comparaciones y bien lo sabe quien me sigue desde hace tiempo.
Posadas hay muchas, de todo tipo. Lugares de descanso cuando te sientes solo en
esta profesión. Se ríen de ti y de mí, pero os aseguro que “nuestra locura”
obedece al tránsito por vuestra cordura. Solo necesito un “ventero” alguien que
acredite que ya estoy formado, que puedo “utilizar mis armas” que no son más
que el poder de la palabra y el reconocimiento.
Velaré por mis
“armas”, pero si me nombras mediador, prometo luchar contra la injusticia y el
desasosiego de quien me necesite. No me importa las horas de formación que
necesite, lo que me importa es sentirme mediador.
CAPITULO IV
En este capítulo, Don Quijote
se va de la venta y vuelve al pueblo a recoger dinero y a buscarse un escudero.
Por el camino oye unas voces y
se dirige hacia ellas.
Una vez allí ve como un señor
está azotando a un niño, en ese momento Don Quijote ordena al señor que pare a
menos que se quiera enfrentar con él, entonces el señor se detiene. Entonces
Don Quijote le pregunta al señor que porque estaba pegando al pobre niño, el
señor responde que el niño le había perdido una ovejas y el niño alega que él
lleva 9 meses sin pagarle. Don Quijote hace jurar al señor que pagaría al niño
y que le dejaría libre. Posteriormente Don Quijote se va y prosigue su camino.
Al irse Don Quijote el señor vuelve a azotar al niño y este le dice que va a
buscar a Don Quijote.
Don Quijote prosigue su camino
y se encuentra a dos mercaderes a los cuales les cuenta la belleza de su amada dulcinea.
Estos mercaderes, para satisfacerse, le asienten diciendo que si pero que será
manca y tuerta. Don Quijote enojado les ataca pero con la mala suerte de que su
caballo tropieza y no se consigue levantar con el enorme peso de las armas. Los
mercaderes le atacan y le rompen la lanza. Mas tarde ambos mercaderes se van y
abandonan a Don Quijote.
M.- ¿Qué piensas
querido lector o lectora? Podemos decir que ante este segundo conflicto que se
encuentra en su camino (recordar que el primero es la burla ante su destino en
la posada), busca la justicia desde la imposición… ¿Qué habrías hecho tu? ¿le
ayudarías a compensar al menor, abandonando la violencia, y a su vez que se
detraiga el valor de la oveja descarriada?
Y de nuestra “amada”
mediación, cuantos se han reído de ella, diciendo “que no sirve para nada”, que
es tuerta y manca, porque las partes no quieren dar su brazo a torcer, solo el
litigio. Pero nosotros la defendemos porque “su belleza” y nuestra satisfacción
es incalculable.
CAPITULO V
Ante la situación vivida, Don
Quijote empezó a recordar uno de los libros que había leído y empezó a recitarlo
en alto. Por suerte para Don Quijote paso por allí que le reconoció como
Quijana y le ayudo a levantarse cargando las armas de Don Quijote sobre su
caballo Rocinante. El hombre le preguntaba a Don Quijote constantemente como
estaba, pero Don Quijote le respondía constantemente con versos de los tantisimos
libros que había leído. Por el camino Don Quijote iba desvariando
constantemente y citando libros que había leído.
A una hora en la que nadie
pudiera ver al hombre entrar en la casa de Don Quijote con el propio Don
Quijote mal herido entraron ambos en el pueblo. Allí se encontraban su mujer, la
sobrina, el cura, y el barbero.
Cuando habían curado a Don
Quijote este explico que le habían herido 10 gigante. Cuando Don Quijote se fue
a la cama el hombre explico todo lo que Don Quijote había estado diciendo durante
el viaje.
M.- Desvariaba y
desvariaba, y porqué no, ya lo decía el “Principito”: “había una vez un
principito que habitaba un planeta apenas más grande que él y que tenía
necesidad de un amigo”. Don Quijote, querido mediador, solo y abandonado necesita
de los demás, crearemos una red para hacernos más fuerte ante las adversidades
y alli nos encontraremos al cura, a la asesora, a la terapeuta, al orientador,
que nos observarán, y porqué no, “curarán” nuestras heridas
CAPITULO VI
El cura y el barbero le pidieron
al ama de Don Quijote las llaves de la biblioteca de Don Quijote para quemar
todos los libros de Don Quijote.
Así el cura y el barbero
decidieron quemar todos los libros de Don Quijote y en especial los de
caballería, y entonces cogieron todos los libros de Don Quijote y en especial los
libros de caballería, para llevar a cabo su plan decidieron quemarlos en el
corral para que nadie se pudiese ofender o molestar. El cura y el barbero
decidieron quemar casi todos los libros a excepción de alguno como pudo ser el Amadís
de Gaula.
Cuando ya habían quemado todos
los libros grandes se dispusieron a quemar todos los libros de pequeño tamaño
que trataban de pastores y de amoríos. Quemaron todos los libros a excepción de
uno o dos que conservaron para leerlos ellos posteriormente.
M.- Y hubo alguien
que se encargó de llenarme de detalles, que mientras con coraje quemaban libros
interminables de mediación, con diferentes teorías, diferentes modelos,
“andanzas” de nuestra ilusión; tan solo yo pensé como salir de esas “cenizas”,
porque me hice abogado, “para abogar, para ayudar a los demás” y eso, por mucho
que intenten la ausencia, nunca lo podrán haces desaparecer.
Si, ante los
escépticos, decidí escribir mis propios libros de “caballería”, “relatos…” “El
Cofre…”, porque aunque me entiendan mal, me entienden muchos.
CAPITULO VII
Don Quijote se despertó dando
voces, ya que estaba desvariando y se creía que estaba luchando con muchos
enemigos. Acto seguido comenzó a hablar de libros de caballería, el cura y el
ama de llaves de Don Quijote le dieron de comer y le volvieron a acostar para
que se relajara y descansara.
El cura, el barbero y la ama
de Don Quijote decidieron poner un muro en la biblioteca de Don Quijote para
que este no pudiera acceder a la biblioteca y así no se diese cuenta de que
todos sus libros habían desaparecido. En el caso de que Don Quijote se acordase
de su biblioteca y preguntara por sus libros, sus amigos le dirían que había
sido un mago que la hizo desaparecer mientras Don Quijote dormía. Y así fue,
cuando Don Quijote se despertó y preguntó por su habitación llena de libros de caballería
sus amigos le dijeron que había sido un mago que la había hecho desaparecer.
Don Quijote pasó 15 días
tranquilos ya que se había propuesto buscar un escudero y conseguir dinero.
Para obtener este dinero fue
necesario que empeñara ciertas pertenencias suyas. Durante este tiempo encontró
a un pobre hombre llamado Sancho Panza al cual le ofreció varias islas si se
iba con él de aventuras.
Después de haber hecho este
peculiar trato ambos aventureros se marcharon al anochecer. Durante el viaje
Don Quijote y Sancho estuvieron hablando sobre la isla que le había prometido
Don Quijote a Sancho.
M.- Periodos de
lucidez, eso es lo que nos evoca. Solo con ciertos periodos de lucidez, podemos
avanzar hacia el espejismo creado para la ocasión. Podrán ponernos muros, tan
altos, como el ego de muchos profesionales que se sienten dueños y acreedores
de las soluciones a los problemas, pero os aseguro que los derribaremos, porque
aunque ya nos busquemos la “ilustración” de nuestros manuales, nuestra práctica
nos dice que estamos en el camino correcto y ahí… encontremos a nuestros
“sancho”.
Bien entendido como
compañero/a de viaje o nuestro otro yo para poner cordura ante tanta sin razón
que escuchamos en las sesiones de mediación.
Buscar amigos, la
locura de ver más allá y la cordura de acercar posturas.
CAPITULO VIII
En este capítulo, don Quijote
se encuentra con 40 molinos de viento que confunde con gigantes, Sancho le
advierte de la realidad, pero don Quijote, hace caso omiso y embiste
fuertemente contra los molinos, con tan mala suerte, que sale herido y su lanza
se rompe en mil pedazos. Don Quijote cree que ha sido un encantador quien ha
convertido los gigantes en molinos.
Esa noche duermen bajo unos
árboles, y don Quijote arranca una rama para reemplazar su lanza siguiendo los
pasos que había leído en un libro de caballería.
Al día siguiente parten en
dirección a Puerto Lápice, por el camino, divisan a dos frailes y detrás un
coche con una dama en su interior. Don Quijote, creyendo que eran encantadores
que tienen una princesa forzada, les exige que la liberen, los frailes, algo
atónicos ante tales acusaciones, insisten en que simplemente son frailes y que
no han secuestrado a nadie, no logran convencer a don Quijote, quien embiste
contra uno de ellos, dejándolo inconsciente en el suelo mientras que el otro
huye.
Mientras tanto, don Quijote le
pide a la señora como único agradecimiento por sus servicios que se dirija a
Toboso, y le cuente sus hazañas de valentía a su querida Dulcinea, un escudero
vizcaíno que se encontraba con la señora, escucha esto y amenaza a Don Quijote,
comenzando así una pelea de espadas.
M.- Molinos de
vientos encontrarás y contra ellos has de luchar. ¿Gigantes?, no… Posiciones,
imposiciones, que harán que todo intento de búsqueda de solución, sea
infructuoso y que tengamos que cerrar una y otra vez expedientes,
“secuestrados” por una llamada “justicia tradicional”, que debemos liberar,
para lograr una justicia de calidad.
Por eso a pesar de
“romperse nuestra lanza” nuestra ilusión, surgirá una nueva, motivo del
aprendizaje de la experiencia y que nos volverá a facilitar encontrarnos en el
camino con “nuevos molinos de viento”, nuevas posiciones, pero que esta vez
convertiremos en necesidades.
Peleas, enfrentamientos, “espadas”, ya sabemos que existen, pero también que los jueces, no tienen secuestrada a la justicia, al revés, que la tienen protegida, solo necesitan que colaboremos en post de ella.
CONTINUARÁ...
5 comentarios:
Dulsinea
No hay dudas que como mediador no debe dejar de soñar y sobretodo el buscar las mejores herramientas para lograr la tan anciada mediacion entre las partes
No hay dudas que como mediador no debemos dejar de soñar con la deseada cultura de paz,buscar las mejores herramientas para poder lograrlo
Gracias Maestro, tu blog son, como digo siempre, verdaderas Master class. Gracias siempre. Un abrazo.!!
Estimado gran hermano, caballero andante, recordé la lectura del tan sublime y hoy Hidalgo Don Quijote de la mediación...hace ya años de su 500 aniversario.
Mediar es el objetivo y la solución alcanzable es el convenio, para generaciones de nuevos tiempos. Felicidades Javier Ales Sioli, ingenioso caballero andante.
Muchas gracias.
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