La mitología romana es
apasionante tanto porque por ejemplo los estudiantes de derecho, seguimos
profundizando en el Derecho Romano como una de las principales fuentes de
nuestra historia, como porque las distintas veneraciones, no hacen comprender
la universalidad de sus dogmas y conocimiento desigual.
Hace unos días os hablaba de
la mitología griega y hoy nos atrevemos a reflexionar sobre los dioses romanos.
A diferencia de otras religiones, la romana era politeísta, lo que significa
que eran muchos los dioses a los que adoraban. Y una gran curiosidad: tenían
algo así como dioses propios y “dioses ajenos” aquellos que iban incorporando en
función a sus conquistas territoriales.
Templos, esculturas de grandes
dimensiones, pinturas de reconocimiento mundial, todo nos recuerda la magnitud
de la influencia del Imperio romano.
Los romanos por ende tenían un
sistema muy desarrollado de rituales, escuelas sacerdotales y panteones de
dioses relacionados. Una mitología propia desde sus inicios, basta recordar
el nacimiento de Roma con la “loba capitolina” amamantando a Rómulo y Remo.
Por ello la «mitología» romana, no estaba tanto formada por relatos de hechos
que acontecieran de forma extraordinaria, sino más bien por las complejas
interrelaciones entre dioses y humanos.
Por eso, una gran diferencia
con la mitología griega (si bien acogieron como propio muchas divinidades
griegas), los romanos adoraban a sus dioses en función a sus actividades, a sus
bondades para llevar a buen puerto actividades mundanas, a los que se
encomendaban.
Pero no es mi intención
hablaros de historia o de evolución religiosa. Como siempre, aunque sea de
forma abstracta, lo más interesante para mí, es que similitud puede tener
con nuestro trabajo de mediadores y como “implorar” por ejemplo, la ayuda que
necesitamos en nuestro día a día. Por eso hoy os menciono, cual habilidades
del mediador, los dioses más importante y que nos recuerdan, que somos los
seres humanos los que en cada una de nuestras creencias, damos esa “inmortalidad”
según nuestros destinos. El mío…gestionar los conflictos de los demás.
La «mitología» romana arcaica,
al menos en lo referente a los dioses, no estaba formada por relatos sino más
bien por el entrelazamiento y las complejas interrelaciones entre dioses y
humanos.
¿Cuáles son los principales
dioses?, aquellos que me llaman la atención.
Hablaros en primer lugar de Júpiter,
principal dios romano. Es el equivalente a lo que fue Zeus en Grecia, con
los condicionantes que ya os comenté en mi anterior post del blog. Puede ser
considerado el "Rey de los dioses y de los hombres" ya que fue la
máxima divinidad romana y como rey de los Dioses “repartió el universo entre él
y sus hermanos; a sí mismo se reservó el cielo, a Neptuno le cedió el mar y
Plutón se quedó con el mundo subterráneo”.
En la traducción de su nombre encontramos nuestro interés: Júpiter,
representado en la mitología romana con un rayo, es “el padre de la luz” esa
que necesitan quienes tienen un conflicto irresoluble. ¿encontraremos esa luz’..
permitirme esta licencia: podremos encomendarnos a Júpiter, pero si las partes
no tienen actitud, difícilmente la hallaremos.
Después nos encontraríamos con
Plutón, dios del inframundo, “motivo por el cual se le considera el más
duro y temido de los Dioses por los hombres”. Ese que supone ahondar en la
deconstrucción del conflicto, cuando le preguntamos ¿Qué pasó? Y afloran los
sentimientos más temidos del dolor del recuerdo. Pero no hay otra forma de
trabajar. Bajar a ese “inframundo” nos permitirá encontrar esa riqueza en los
corazones de las partes que nos permitan encontrar una puerta de salida del
mismo.
Que deciros de Minerva, diosa
de la sabiduría para los romanos. Mujer y ejemplo de trabajo
previo para tomar decisiones, es la Diosa de la sabiduría, de la ciencia, de
las artes y de las técnicas de guerra. Quiero estar siempre cerca de ella. Es
la que me permite profundizar una y otra vez en las técnicas y habilidades de
la guerra, de la negociación, de la mediación. Ella sería nuestro motor, que
exigen las autoridades cada vez que nos exigen formación para reciclaje. Os
pido perdón por esta comparación, pero es lo primero que me vino a la cabeza
cuando pensé en ella.
Ahora os presento a Neptuno,
dios de los mares, equivalente romano del griego Poseidón. Dios
de los mares, las tempestades y los vientos, como ocurre en la mitología
griega, es quien nos puede conducir en esa “carta de navegación” en la que se
convierte un viaje por el conflicto de nuestros mediados. ¿A dónde ir?, ¿Qué preguntar?
¿cómo estructurar un proceso flexibilizado? Estas y otras más, serian mis
preguntas al dios Neptuno. Dado que se
le suele representar como un dios malhumorado, incluso violento, de donde
surgen todas las “malas intenciones”, se me antoja muy útil para poder explorar
lo que de verdad ocurrió.
Luego tenemos a Marte, el dios
de la guerra. Quiero referirme a el, porque pocos saben que
Marte era el padre de Rómulo y Remo, los fundadores de la ciudad de Roma según
la leyenda y por eso es considerado el padre de todos los nacidos en Roma. Me
interesa mucho su deidad, precisamente porque para los romanos, aun siendo
quien representa la guerra, también lo era de las cosechas, de la naturaleza, es
decir, indirectamente, de la vida. Es por ello que Marte puede ayudarnos a
comprender, que a pesar de tu asertividad, a la que tienes derecho para exponer
e imponer tus argumentos, también eres consciente de ese otro terreno de
reconocimiento del otro, que suponga una “cosecha”, que me permita a mi,
mediador, y a ti, encontrar una parte de razón en el otro.
También quiero referirme a Mercurio,
dios del comercio. Si era así considerado por los romanos,
estamos hablando, de intercambios comerciales, de negocio, de ceder y conceder.
¿os suena? Toda mediación requiere de pedir para conseguir, pero en cualquier
caso, de dar para obtener. Es ahí, en plena negociación, donde “comerciando”
encontrarán el punto de acuerdo.
Necesito a su vez que
conozcáis a Vesta, diosa del hogar y la fidelidad.
Aquellos que trabajamos en el ámbito familiar, no nos es ajeno la importancia
de esta diosa. Esta diosa, encargada del bienestar del hogar, debe imperar
siempre, porque como digo en tantas ocasiones, si familias, parejas, se
encuentra en conflicto, pero tienen lazos e hijos en común, van a “encontrarse”
continuamente el en futuro y no hay mejor “medicina” que la mediación, para
preservar el interés del hogar, de la familia, aunque ya no tengan relación entre
ellos. Vesta es de las diosas y dioses griegos menos representados, porque
siempre pensaron que es algo más espiritual que físico.
Y ya voy terminando querido
lector o lectora, porque como sabes son muchísimos los dioses romanos, pero,
quiero hacerlo con dos a los que también debemos prestar atención: La diosa Fortuna,
diosa romana de la suerte y el dios Baco, el dios del vino
Referirme a la diosa
Fortuna, como su nombre indica, es lograr el acuerdo, estable, justo, causante
de todos los hechos que dieron lugar a hallarla. Pero también es cierto que la
fortuna se refiere a la buena y mala suerte. Quizás en muchos casos, ésta
última sea la que encontremos al final del camino.
Y por último el dios Baco,
dios del vino debido a su popularidad y a su relevancia en la antigua roma, supone
para mi, la celebración, el abrazo, la comida tradicional antes de volver a las
actividades mundanas, como en el famoso proceso del “Hoponopono” que conocemos
los mediadores, que termina con una celebración. El dios Baco era bueno con
aquellos que lo honraban, y se le suele representar con racimos de uva en su
cabeza, así como con vasos de vino, aquél que yo hoy levanto por ti, para
celebrar que me lees, que compartes, que estás ahí. Salud.
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