lunes, 1 de febrero de 2021

La necesaria Mediación entre Religiones

 

En esta época de reflexión, donde nos preguntamos que nos va a quedar cuando se acabe esta maldita pandemia, muchos abogamos por volver a ser conscientes de la importancia de los valores humanos. Y de la cenizas del Covid-19, quedan los rescoldos de una inacabable conflictividad que vivimos en la sociedad actual.  

Por eso me gustaría compartir la importancia que a buen seguro volverán a tener las religiones. Han sido momentos de rezos, de implorar que esto se acabe, de pedir saludo para los nuestros, pero se hace necesario también mediar entre las religiones y respetar, aunque no compartamos, principio básico de la mediación.

Mediación, porque tratamos de buscar una técnica o método que pueda intentar paliar los tremendos conflictos sociales por falta de diálogo entre las distintas culturas; y religiones, porque nunca en la historia ha sido más clara como hoy en día, la utilización del término religión para justificar muchas veces, las barbaries causadas en los conflictos. Debemos aprender que nuestra religión, la de cada uno, nos otorgan unas pautas, unos razonamientos, que no distan mucho de otras que no profesemos.

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Se hace necesario trabajar desde la justicia y por el respeto mutuo por las creencias religiosas y las tradiciones en un mundo de interdependencia creciente en todos los terrenos, desde la salud hasta la seguridad.

Los abogados-mediadores sabemos cuando trabajamos el conflicto que “la diferencia es una realidad, no un conflicto. La diversidad es un valor. Somos diferentes y eso es muy positivo. El conflicto no es por diferente religión, por diferente cultura... sino por miedo a ver modificadas las propias costumbres y privilegios.

Otra cuestión es la desigualdad. La desigualdad si es una realidad que crea conflicto y que genera violencia. El conflicto no surge por diferencia, sino por desigualdad. Cuando de la diferencia se hace desigualdad, surge el conflicto y esta pandemia, no olvidemos, también crea desigualdad.

Y es aquí donde me gustaría ofreceros la operatividad de la mediación. Lo que hay que ver es qué objetivos debe fijarse la mediación para ver a qué resultados responde. Pero el objetivo de la mediación es crear lazos, regenerar relaciones, propiciar encuentros y diálogos fructíferos entre personas y/o colectivos enfrentados. Y ello se produce hoy en día con el entendimiento necesario entre religiones. Es necesario trabajar para reconocer el valor de las religiones que no admitimos, aunque no las compartamos y exigir que reconozcan los valores de la nuestra que practiquemos.

Mediar es poner razón, es devolver a las partes en conflicto el poder de decidir la solución a adoptar que perdieron por la sin razón del conflicto. Mediar no es voluntariedad u obligatoriedad, es voluntad de vivir y aprender del conflicto que muchas veces no es necesario evitar.

Hace ya muchos años, en el DISCURSO DEL SECRETARIO GENERAL  de NACIONES UNIDAS con motivo de la presentación del documento ”UNIDOS CONTRA EL TERRORISMO: RECOMENDACIONES PARA UNA ESTRATEGIA MUNDIAL DE LUCHA CONTRA EL TERRORISMO” en Nueva York, 2 de mayo de 2006 se manifestaba claramente que  “La exclusión o la discriminación por motivos de origen étnico o creencias religiosas y la incapacidad de muchos países de integrar a las minorías o a los inmigrantes producen resentimientos que pueden llevar al proselitismo terrorista, además de sentimientos de alienación y marginación y una mayor tendencia a socializar en grupos extremistas. Parece que esta situación es aplicable sobre todo a los jóvenes, especialmente a los inmigrantes de segunda generación en algunos países desarrollados, que se consideran forasteros sin igualdad de oportunidades. Exhorto a los países con sociedades multiculturales a que reflexionen sobre sus políticas de integración”.
y me permito añadir, que se reflexione no solo en la mediación intercultural como ya se viene haciendo, sino en la mediación religiosa.

Fue en Barcelona en el año 2001, cuando se firmó por lideres religiosos de todo el mundo el llamado Manifiesto de las Religiones por la Paz . En el mismo se acordaba que “en este siglo que acaba de comenzar, hombres y mujeres de religiones distintas, provenientes de muchas partes del mundo, nos hemos reunido en Barcelona para invocar a Dios el gran don de la paz. A orillas de este Mediterráneo que ha conocido conflictos y cohabitación, se ha elevado una oración intensa para que de muchas partes del mundo se aleje la guerra. En la conciencia de las diferentes religiones resuena el eco de una convicción: Dios ama la paz y no quiere la guerra, y quien invoca el nombre de Dios descubre que su nombre quiere decir paz. Esta convicción y esta oración son una riqueza para el mundo”.  

Podemos decir, por tanto, que a lo largo de la historia, la Iglesia ha tratado de entender y aplicar los fundamentos de su fe a las situaciones concretas en que se ha encontrado. Procedente de la tradición judía, la Iglesia católica primitiva tuvo que repensar constantemente el entendimiento de sí misma Hoy la iglesia está llamada constantemente a facilitar la relación de sus miembros con creyentes de otras tradiciones religiosas y a dar testimonio junto con otros.
Hoy en día más conscientes de la pluralidad religiosa, sentimos con mayor apremio la necesidad de mejorar las relaciones y el diálogo entre personas de diferentes religiones. La mayor movilidad, los grandes movimientos de refugiados y las migraciones económicas han hecho que más personas de diferentes religiones tengan que convivir en la sociedad. Cuando existen mecanismos para el diálogo y el encuentro, hay oportunidades para promover un mayor y más consciente conocimiento de las otras religiones. Lamentablemente, las relaciones más estrechas entre comunidades han sido a veces fuentes de tensiones y temores. Para muchas comunidades, la tensión confirma la necesidad de proteger sus identidades individuales y su carácter distintivo. Las relaciones y el diálogo interreligiosos deberían permitir que las comunidades puedan distinguir entre la búsqueda legítima de identidad y una actitud hiper-protectora que dé lugar a la hostilidad hacia otras religiones y culturas.

Se dice que dondequiera que la pluralidad religiosa suscite tensiones en la comunidad, existe la posibilidad de manipulación de los sentimientos religiosos. La religión expresa algunos de los más profundos sentimientos y sensibilidades de los individuos y las comunidades. Demasiado a menudo la identidad religiosa tiene una función específica en los conflictos y la violencia. En algunas partes del mundo, la religión se asimila cada vez más con la identidad étnica, dando connotaciones religiosas al conflicto étnico. En otras situaciones, la identidad religiosa está tan estrechamente asociada al poder que las comunidades sin poder, o que son objeto de discriminación, consideran su religión como la fuerza capaz de movilizar a los que disienten y protestan. Estos conflictos tienden a parecer o son presentados como conflictos entre comunidades religiosas, y las polarizan en función de criterios comunitarios. Las comunidades religiosas heredan a menudo divisiones profundas, odios y enemistades que, en la mayoría de los casos, se transmiten a través de generaciones de conflictos. Se antoja por tanto de vital importancia hoy en día entender las religiones, conocer sus dogmas y saber que  la mediación puede y debe ser una herramienta eficaz para ello.

  
Debemos ser conscientes para trabajar en la mediación religiosa de las ambigüedades de las expresiones religiosas, de las tradiciones o de sus doctrinas, pero también de las similitudes y características que comprenden unas y otras.

Me gustaría tratar de establecer unos principios básicos para este diálogo entre religiones que permita la mediación:

 

La mediación entre religiones debe ser un proceso de enriquecimiento mutuo, no una negociación entre partes con intereses y reivindicaciones contrarias. En lugar de encerrarse en relaciones de poder, los interlocutores  deben estar habilitados para participar en una búsqueda común de la justicia y la paz.


En la mediación entre religiones, crecemos en la fe de cada una de nuestras creencias. Para los cristianos surge en nuestra biblia, pero para las otras religiones monoteístas surge en la Torá (judíos) o en el Corán (musulmanes).

En la mediación entre religiones, confirmamos nuestra esperanza de que existen soluciones a los conflictos y que con creatividad podemos resolverlos. 

 

En la mediación entre religiones podemos cultivar las relaciones de futuro que nos ayude a entender y convivir con la inmigración y la mezcla de culturas. La paciencia y perseverancia son esenciales en la práctica del diálogo.


En la mediación entre religiones, el contexto nos ayuda a comprender el porqué de la práctica de cada confesión religiosa. El diálogo tiene lugar en un contexto concreto. 

 

En la mediación entre religiones, avanzamos hacia el respeto mutuo por el que comprendamos aunque no compartamos sus prácticas o ideas. Cada una de las partes dialogantes tiene que oír y escuchar cómo la otra entiende su propia fe.

 
 En la mediación entre religiones, la cooperación y la colaboración están en el centro del diálogo, debiendo dejar a un lado el poder para adentrarnos en el verdadero interés, la paz. 

 

En la mediación entre religiones trataremos de ser incluyentes con cada una de los sectores de la sociedad

Entendamos a las religiones, sepamos de ella, profesemos la que profesemos, seamos conscientes de su valía en la búsqueda de la “cultura de paz”. Porque si no, muchas veces, el esfuerzo en “educar en la paz” se vuelve inocuo, sino lo acompañamos de otros esfuerzos. Conozcamos a las religiones desconocidas por su lejanía a nuestro país de las que tenemos un especial desconocimiento (Hinduismo, Budismo, Confucianismo o Taoismo); y también las religiones de especial raigambre en España como el Cristianismo, el Judaísmo o el Islamismo con una lectura de sus normas básicas (la biblia, la torá o el corán):

¿cómo es posible que la religión pueda desempeñar un rol tan destructivo en las interacciones humanas?”.La historia de la humanidad está repleta de ejemplos en los que se manipulan, interpretan u originan creencias religiosas a fin de educar nuevas generaciones en base a valores de exclusión e intolerancia religiosa, racial y étnica.

Mi punto de partida es bien sencillo: se necesita que haya diálogo entre las personas de las diferentes religiones; es necesario que se pueda educar desde las escuelas, desde la formación en valores de mediación y entendimiento Cada religión tiene historias propias que promueven la no violencia, la diversidad y el bien. Los valores de inclusión, respeto, igualdad y honestidad son universalmente reconocidos por todas las religiones. Estos valores deberías ser la base de todas las enseñanzas religiosas en contraposición a la enseñanza de la exclusión, la intolerancia y una mentalidad guerrera.

Siendo creyente cristiano, católico practicante, quisiera terminar con una frase del Corán: Si dos grupos de creyentes combaten unos contra otros, ¡reconciliadles! Y si uno de ellos oprime al otro reducirle y cuando sea reducido reconciliadles de acuerdo con la justicia y sed equitativos.  

Os animo a que consigamos la MEDIACION ENTRE RELIGIONES.


1 comentario:

Mary De Simone dijo...

Querido Maestro, Si, la diversidad es un valor y las creencias religiosas producen conflictos en la comunidad, y más si se enarbolan en cuestiones y decisiones políticas. En este momento cada uno de nosotros seamos católicos, protestantes, musulmanes, judíos, tengamos nuestra propia fé, estamos orando, rezando, pidiendo en cadenas por todas las almas del mundo. La mediación en la religión debería ser una práctica diaria entre las diferentes comunidades, dado, como tú dices: crear lazos, regenerando relaciones, propiciar diálogos y encuentros, les hará percibir y entender que es más lo que nos une que lo que nos separa. Gracias Maestro por continuar formándonos desde tu blog.!!!!