La
Dirección de Fomento de las Tierras y Aguas del Departamento de Agricultura de
la FAO, en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente, ha estado elaborando precisamente un planteamiento. "El punto de
partida son las personas que deciden cómo han de utilizarse las tierras -dice
un informe reciente del Departamento de Agricultura-. Por un lado, está el
objetivo del agricultor y de otros tipos de usuarios de las tierras, de obtener
ingresos explotando los recursos naturales. Conforme aumenta la población,
crece en proporción correspondiente la cantidad e intensidad de dicha
explotación, lo que modifica y a menudo degrada el medio ambiente. En el otro
extremo, la comunidad en conjunto desea conservar los recursos naturales y el
medio ambiente, y la variedad de especies naturales, por numerosas
razones."
La
Dirección refiere que las distintas personas y grupos tienen necesidades,
objetivos y puntos de vista específicos. En consecuencia, la explotación de la
tierra depende de la interacción de un conjunto de factores sociales y
económicos, y a fin de cuentas la determinan los objetivos de los numerosos
"interesados", las personas o grupos que explotan directamente o
controlan de algún modo el aprovechamiento de los recursos agrarios.
Los
objetivos y las actividades de los participantes a menudo entran en
contradicción. En todo el mundo se están intensificando los conflictos por los
recursos naturales, entre los productores que requieren tierras y agua locales,
entre los productores y sus comunidades, entre las naciones que compiten por
los recursos y, mundialmente, entre el Norte y el Sur. El conflicto a menudo se
presenta entre una comunidad y el Estado. Desde hace siglos, los grupos nómadas
de beduinos del Oriente Medio crearon un sistema de normas, reglamentos y
costumbres aceptados por todos -denominados hema-, para regular el pastoreo en
sus pastizales. A mediados del siglo XX, algunos gobiernos decidieron abolir el
régimen del hema y dejó de practicarse la rotación del pastoreo entre los
ciclos de invierno y verano, lo que causó un gran deterioro de las tierras.
La
contradicción también surge entre países. Como 13 de los principales ríos y
lagos del mundo pertenecen a un total de 96 países, las reservas de agua de
millones de personas que viven en esas zonas dependen de una cooperación
constante entre los gobiernos de sus países. El conflicto mundial entre el
Norte y el Sur es por la responsabilidad de la modificación del clima del planeta.
Se considera que la causa inmediata sea la formación en la atmósfera de un
"invernadero de gases", producido sobre todo por la industria pesada
y los automóviles. Pero otra parte considerable podría corresponder a la
deforestación tropical y a ciertas prácticas agrícolas, como la quema de
pastizales.
Para
la Dirección de Fomento de las Tierras y Aguas "la causa fundamental del
conflicto por las tierras -y de su degradación misma- es la incapacidad de las
personas para crear un marco institucional eficaz para resolver los conflictos,
y explotar las tierras con eficiencia y cordura". Resolver los conflictos
quiere decir negociar acuerdos con los mecanismos e instituciones que promueven
la participación de todos los interesados, sobre todo los más pobres. Esto
exige una acción coordinada en diversos frentes.
La
primera exigencia es determinar quiénes son los interesados en el uso de cada
recurso, por ejemplo pozos o manantiales, tierras aptas para el pastoreo o la
agricultura, zonas adecuadas para la pesca o la cacería, o la vegetación
natural. Entre los interesados se cuentan los usuarios inmediatos (que tienen
derecho a explotar el recurso) y los directamente afectados por esa
explotación.
También
todos los que tengan algún tipo de interés en la forma de explotación del
recurso, incluidos los ecologistas o los grupos de intereses especiales. Todas
estas personas tienen un derecho natural a participar en las negociaciones.
Para asegurar que los participantes o sus representantes intervengan por igual en
las negociaciones, necesitan estar cabalmente informados de todos los aspectos
del recurso y su uso sostenible, y de otros factores pertinentes de orden
económico, institucional o jurídico. Las negociaciones no pueden llevarse a
cabo si no hay condiciones adecuadas de discusión e intercambio de puntos de
vista. Localmente, puede tratarse de un punto de encuentro, pero en muchos
casos sería necesario establecer contacto con interesados que no estuvieran
presentes físicamente. La moderna tecnología de la comunicación desempeñará en
esto una importante función.
El
resultado de las negociaciones debería ser un acuerdo sobre la utilización de
los recursos que brinde el máximo beneficio a todos los interesados. Las
soluciones alcanzadas a través de la negociación han de concretarse en un
convenio sobre la utilización de los recursos. Puede tratarse de un conjunto de
reglas o estatutos, un tratado o algún instrumento parecido aprobado por todos
los interesados. Por último, en la mayor parte de los países el fomento de las
tierras y su conservación se consideran responsabilidad del Estado. Las
personas y las comunidades a menudo carecen de poder para intervenir,
contribuir o expresar sus puntos de vista. Para aprovechar el conocimiento, el
entusiasmo y la fuerza de las comunidades locales, han de contar con los medios
para tomar decisiones y llevarlas a la práctica
1 comentario:
Excente artículo
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