AMAR O QUERER LA MEDIACIÓN
Cuando hablamos de amar o querer,
confundimos los términos para hacer ver que nos gusta aquello a lo que nos
referimos. Pues bien yo os puedo decir que “amo la mediación”; y con ambas palabras nos involucramos en cuestiones
sentimentales, por eso amamos o queremos nuestra profesión, a nuestra familia,
a nuestra pareja. Si bien empleamos ambos términos no debemos confundirlos ya
que según la Real Academia Española de la Lengua, estos términos poseen
significados distintos.
Amar, es un verbo, que proviene
de la palabra "amor", que significa: acción de expresar un
sentimiento intenso, que por su iniciativa busca encontrarse y unirse con otro
ser, es decir que tiene una innata atracción, inclinación y entrega de una
persona hacia otra, y cuyo objetivo es procurar la reciprocidad en el anhelo de
la unión de dos seres; y ello implica comunicación, convivencia, complemento y
una relación afectiva, basada en la decisión y consentimiento de sus propias
voluntades.
Querer, es también un verbo que significa que una persona
pretende cumplir su deseo, es decir busca poseer o apetecer algo o a alguien,
para su propia satisfacción personal, es decir, hay una inclinación, un
interés, teniendo una connotación egoísta y posesivo.
Por eso os puedo hablar en primera persona que
amo la mediación. La amo porque en mi existe un sentimiento altruista y
desinteresado de servir a esta maravillosa profesión. Ello conlleva humildad,
saber hacer cosas sin que exista nada a cambio. Así se constituyó el Foro Internacional
de Mediadores Profesionales de Loyola, para quienes amamos la mediación
Querer es un deseo que implica
buscar una satisfacción y os puedo asegurar que a lo largo de mi vida
profesional he visto a muchísimos mediadores y mediadoras que quieren la
mediación.
Sobre todo lo notamos cuando
tratamos de exagerar nuestro gusto por algo. Decimos "amo la playa"
o "amo el baile", cuando
bastaría expresar que solo te gusta, y por tanto lo quieres para ti. Casi sin
dar nada a cambio. La mediación requiere de amantes, no de personas que le
quieran. La mediación necesita que “le demos nuestras experiencias”, que nos
entreguemos a ella, que sepamos sembrar, para conseguir esa ansiada “cultura
del acuerdo”. Toda la vida le estaré agradecido por haberme cambiado. Querer es
poder, amar es dar.
¡cuantos mediadores se han
acercado a la mediación porque la quieren… pero no la aman!
1 comentario:
Con amor;con humor y con humildad!...claro que si!hermosa reflexión Javier
Publicar un comentario