domingo, 22 de agosto de 2021

El Poder de Sacar la Mediación a la Calle

 


“Tengo pocas mediaciones”, “la mediación es desconocida” , “si la administración nos apoyara más”…que de frases he oído en todo este tiempo de compañeros y amigas que me decían que era difícil avanzar en esta profesión. Pero ¿no habéis pensado que parte de culpa tenemos nosotros mismos?

No es mi interés cambiar esa idea, pero si recuperar para “la causa” a quien quiera salir de ese “letargo” que nos tiene varados en otra realidad.

Dicen que no hay terapia sin dolor. No hay transformación sin sensibilización,

Y por eso me preocupa la desconfianza e incertidumbre que pueda afectar la inversión, personal y laboral que hacen mis alumnos cuando apuestan por formarse en la increíble profesión de mediador. Por eso creo firmemente que no podemos ser indiferentes a que la mediación “está en la calle”, en cada negocio, en cada reunión de personas, en cada barrio, en cada asociación, en cada centro, en cada institución y en cada familia, escenario de enfrentamiento de poderes, sentimientos, desequilibrios, pero sobre todo, escenarios de crisis y enfrentamientos. Es ahí, en cada lugar, donde nos toca tomar posición y ser conscientes que no hay mejor promoción para nuestro trabajo, que la calle.

Si seguimos quedándonos en nuestro fantástico servicio, creado con mucho esfuerzo, con una mesa redonda, sillas giratorias, plantas vistosas y paredes color pastel, volveremos una y otra vez a las frases de inicio de este post. ¿Por qué no acuden a verme si mi método es flexible, voluntario, menos costoso y emocionalmente neutro?... te puedes hacer esta pregunta día a día.

Hay que buscar la opinión de la calle; ya se hizo en política y un mero movimiento social, sin entrar en valoraciones de uno u otro color, llega a gobiernos e instituciones. Con sus enormes críticas y porque no, alabanzas de unos u otros, pero… muchas veces el reclamo ciudadano tiene un poco de razón y mucho de emoción y saber enfrentarnos a situaciones complejas, a puertas que se nos cerrarán, quizás por la desinformación, ignorancia o desconocimiento de las bondades de “nuestro producto”. Pero somos nosotros y solo nosotros, los que debemos escuchar a ciudadanos “indiferentes”, “desconocedores”, es la mejor fuente de aprendizaje y por cierto, la mejor manera de avanzar en esta profesión.

así hicimos hace años, en nuestro servicio de Mediación Municipal en la ciudad de Sevilla; salimos a la calle. Alguna vez me habéis oído contar que una tarde, en mi lujoso despacho en el barrio de Triana, esperando algún cliente o alguna llamada, observaba por la ventana del mismo, como la calle peatonal, donde está ubicado, estaba llena de personas, vecinos que deambulaban de un lado hacia otro, conversaciones, enfados gestuales, prisas por ir de uno a otro lugar… Y fue en ese momento cuando le propuse a mi equipo: “vayámonos a la calle” y sin decir porqué ni para qué, solo unos minutos después pusimos una mesa y dos sillas, en plena calle y un eslogan que decía: “Si te sientas te lo cuento”.

Algo que parecía ser una locura e imposible se convirtió en nuestra principal bandera y de aquella mañana surgieron 130 expedientes nuevos de mediación en el vecindario.

Hay que llegar a esos ciudadanos invisibles por parte de los mediadores, ya que están en sus propios laberintos e intereses, y nos necesitan, entonces ¿por qué no vienen? No busques más excusas, el principal responsable eres tú y CONECTAR mejor con el futuro mediado.  Cumple tu parte del “pacto” cuando te hiciste mediador o mediadora, que es defender nuestra profesión y difundir las bondades, hay muchas personas que te necesitan.

Así intenté hacerlo yo, ¿y tú que harás?


martes, 17 de agosto de 2021

El Seguro de Responsabilidad Civil para Mediadores

 

¿Por qué un seguro de Responsabilidad Civil?. Es una de las preguntas que siempre recibimos de nuestros alumnos cuando se van a lanzar de lleno a la profesión de mediador o gestor de conflictos. Por ello me atrevo en este post simplemente aclarar la necesidad del seguro, así como su cobertura y algunas cuestiones que ayuden a responder a las dudas que puedan existir.

Sin un seguro de responsabilidad civil profesional, los mediadores NO PODEMOS EJERCER, ya que en el caso de que surja alguna denuncia, deberíamos responder de las posibles reclamaciones con nuestro propio patrimonio personal. Por ello, necesitamos un seguro que cubra nuestra actividad profesional. Ahora bien, este seguro podemos tenerlo como autónomos, o en su caso tenerlo por estar inscritos en algún colegio profesional y cuyo seguro cubra también nuestra labor como mediador. garantía podrá ser contratado a título individual por el mediador o dentro de una póliza colectiva que incluya la cobertura de la responsabilidad correspondiente a la actividad de mediación

Todo aquel profesional de la mediación que tenga la formación adecuada para ejercer como mediador, necesita según ley de un seguro de responsabilidad civil, y con su cobertura, garantizar la indemnización de cualquier daño que pudiera derivarse de nuestra actividad profesional.

Así entendemos el seguro como una garantía para los Mediadores, y también para los mediados, que acuden al proceso de mediación bajo unos principios y unas reglas que debemos respetar.

Así, en España, La ley de mediación de 7 de julio de 2012 en su articulo 11 establece que una de las condiciones para ejercer de mediador es que disponga de un seguro que cubra la responsabilidad civil derivada de su actuación en los conflictos en que intervenga. Y en su articulo 14 establece la responsabilidad de los mediadores por los daños y perjuicios que causasen. Así, el perjudicado tendrá acción directa contra el mediador y, en su caso la institución de mediación que represente.

Pero ¿Qué ventajas tiene que exista este seguro obligatorio?. Principalmente la tranquilidad en nuestro trabajo, porque normalmente comprende aspectos tales como:

Responsabilidad Civil profesional

Defensa Jurídica y Fianzas que debieran producirse

Prestación de fianzas judiciales de ser denunciados

Daños a documentos de terceros

En definitiva, daños y perjuicios causados involuntariamente a clientes por hechos que deriven de su actividad como Mediador Civil, Mercantil o Familiar. Si bien es más que posible que exista un límite de cobertura (en la mayoría de los casos el límite asegurado es de 150.000 € por siniestro, asegurado y año) o incluso un límite geográfico (las coberturas cubren hoy en día la actividad realizada en la Unión Europea desde España).

Y también podemos hablar de la Franquicia. Una cantidad que generalmente para todas las coberturas el mediador asegurado asume en cualquier caso, y que la Compañía Aseguradora no se hace cargo, salvo el resto que supere esa cuantía (como ejemplo puede ser la cuantía de 150 euros) 

Merece también la pena mencionar, lo que llamaríamos “Mediaciones de carácter informal” que serían aquellas que se incardinen en el ámbito de esta Ley, mediaciones que son más que frecuentes, ya que tenemos que recordar al lector, que la inscripción en el registro de mediadores de las instituciones públicas es “voluntario”. De ahí la dificultad de la exigencia de una obligación de cobertura y más aún si hablamos de mediaciones educativas, interculturales, medioambientales, etc. sin perjuicio de que pueda exigirse responsabilidad, si procede, por otras vías, la responsabilidad del mediador.

Por tanto, el aseguramiento se impone con carácter general como obligación de carácter legal para todo mediador personal incluido en el ámbito de la ley pero resulta insuficiente todo lo que se refiere a la cobertura de nuestro ejercicio, así como cobertura, deberes u obligaciones, responsabilidades, ya que de lo mencionado, podemos decir que no hay duda de que para inscribirse es necesaria la póliza de seguros, pero la pregunta es… ¿si es voluntaria la inscripción en el registro de mediadores, ¿que ocurre con quien no lo haga? Y más aún que cuantía debe cubrirse y ¿con que características? Podemos decir que esta indefinición nos lleva a la conclusión de que basta cualquier seguro abstracto y corriente.

Si de mediador individual se trata (con la excepción del concurso de acreedores o mediador concursal) referirnos siempre al artículo de la Ley de Mediación:

“Artículo 11. Voluntariedad de la inscripción.

1. La inscripción de los mediadores que desarrollen la actividad de mediación de conformidad con las previsiones de la Ley de mediación en asuntos civiles y mercantiles y de las instituciones de mediación en el Registro será voluntaria.

Por eso dejaremos en la duda al lector, si el seguro para ejercer la mediación es obligatorio o no. Y por ello podemos decir que nos encontramos ante un seguro que puede contratarse de forma individual o colectiva, y la póliza no necesariamente ha de ser exclusiva para cubrir solo mediación, sino que podemos hablar de otra actividad similar.

Lo cierto es que abstracto o no, debemos concluir que para cualquier actividad es necesario y útil un seguro, si bien al poderse plantear “otro tipo de garantías” como es el caso para mediaciones de todo tipo, bien valdrán avales bancarios y otra figuras afines y en mi caso recomendaría a los mediadores lectores de este post, que reflejaran en el acta inicial, donde se reflejan las reglas de la mediación y el pacto de iniciar el proceso, la existencia de la cobertura legal de las responsabilidades derivadas del incumplimiento de nuestra misión. En definitiva, informar de esa cobertura a nuestros mediados.

 ¿Y si mediamos sin seguro? Las consecuencias de la falta de aseguramiento o de información sobre el aseguramiento, parecen no existir, pues ni la Ley ni el Decreto posterior lo indican

No olvidemos que “La responsabilidad del mediador no es objetiva y conforme a lo habitual en la responsabilidad profesional, la carga de la prueba de la existencia y cuantificación del daño, y demás elementos, corresponde al reclamante”. Porque debemos tener claro que la obligación del mediador, por el que le pueden exigir responsabilidades, es del proceso, de las etapas, de los principios éticos, no del resultado, porque no somos garantes del mismo, pero si de si intento de llegar a un acuerdo.

La verdadera responsabilidad del mediador tras la aceptación de la mediación es cumplir fielmente el encargo, incurriendo, si no lo hicieren, en responsabilidad por los daños y perjuicios que causaren por mala fe, temeridad o dolo, de ahí la indefinición de la cobertura de un seguro.  


lunes, 9 de agosto de 2021

Claves para mantener el equilibrio durante un conflicto

 

Me encantaría hoy acercaros al concepto del equilibrio, muchas veces no tratados, ni desde el punto de vista del mediador, ni de los mediados, cuando nos confían la gestión de un conflicto. En el caso de los mediadores para poder mantener la neutralidad e imparcialidad u objetividad que se nos presume; y en el caso de los mediados, para poder escuchar que no solo oír las versiones contrarias a lo que piensan y exponen en un proceso, para explicar lo que ocurrió.

Así es, todos atravesamos crisis, son ciclos vitales que, si los resistimos, no los afrontamos o no los tratamos correctamente, en mediación, cuando vienen derivados de un conflicto, pueden llevar a una vía “muerta” una negociación. Mantener el equilibrio es básico. Por eso, para lograr que lleguemos a un acuerdo, es necesario entrenarse en mantener el equilibrio tanto emocional, como dicen los expertos, como fáctico, con las pretensiones de lo que buscamos con la mediación.

El despido del trabajo, la situación económica, un divorcio, una estafa, son crisis en sí mismas, que tienen distinto tipo de impacto en quien lo vive y en quien lo trata, en definitiva, en cada persona.

Por eso se antoja difícil, mantener el equilibrio, pero no hay otra formula, que como dicen cuando aprendemos a montar en bicicleta, seguir pedaleando, para mantenerlo. Es vedad que las personas que sufren un conflicto o que están en él inmersos, sienten estar entre “la espada y la pared”, pero debemos conseguir que sientan que están entre la “espada y la puerta”, que “pedaleen” hacia ella, así mantener el equilibrio y ver luz al final de este túnel oscuro.

Para conseguir ese equilibrio, como so dije al principio, pienso en dos factores: si hablamos de los profesionales, no te dejes cautivar ni colonizar por sus versiones, por sus “interpretaciones de lo que vivieron”, míralos de otra forma; mientras si hablamos de los mediados, anda con ellos, pedalea, y hazle considerar que la verdadera fortaleza está en “respetar aunque no compartas” las versiones del otro. Están en su derecho. Si lo consigues, se “elevaran” mutuamente, a la hora de buscar puntos de acuerdo, con una visión más realista y optimista de lo pasado. Es lo que muchos llaman “la crisis de la oportunidad” y transitar de la mejor forma posible, equilibrada, la gestión de un conflicto. 

El nuevo liderazgo que debe cubrir un mediador, es más consciente, más contributivo y centrado en las personas, no tanto en el conflicto ni en el acuerdo, éste será una consecuencia de haber mantenido el equilibrio en la negociación.  

Por eso, para terminar, basta unos pequeños consejos de quien sigue cayéndose día a día, pero que se levanta, para seguir manteniendo el equilibrio y pedaleando para seguir aprendiendo:

-      Canaliza las actitudes de cada parte, ya que pueden ser tres simplemente: positiva (la ideal para trabajar en el proceso), negativa (donde  te dejas arrastrar por la preocupación, el miedo y la desilusión y piensas que no podrás mediar) y la neutral (que te permitirá observar el problema desde distintas perspectivas, tomar distancia, evitar juicios y búsqueda de respuestas automáticas)

-     Cambiar la óptica de los asuntos. Verlo desde otra perspectiva,  depende, exclusivamente de ti, para ellos y para ti

-    Poder expresar las emociones. No es bueno acumularlas o reprimirlas, eso hace que el equilibrio se resquebraje y por tanto, se anule el poder de decisión

Y por último se catalizador, pregunta aquello que crees es oportuno, profundiza, analiza, valora, mueve fichas. Piensa y activa vía de solución que aunque acuerden ellos, tu eres también promotor.


jueves, 29 de julio de 2021

La Verdad de las Mentiras

 


Querido lector, me llamó mucho la atención este título, de una novela de Mario Vargas Llosa, no tanto por el texto más que brillante de quien ha sido Premio Nobel, sino porque en mis análisis de lo ocurrido en una mesa de negociación, en más de una vez he reflexionado sobre lo que puede significar, las historias que nos cuentan las partes enfrentadas.

Las historias de cada parte, nos provoca que se confunda lo verosímil con lo verdadero, sin verificación alguna, ya que nosotros trabajamos con las versiones que ellos dicen ser verdad y que no vamos a comprobar, porque no es nuestra misión. Se diluyen así las fronteras entre verdad y mentira, ¿será cierto lo que nos cuentan? No lo sabemos, pero es necesario restablecer con nuestra preguntas, las versiones con su íntima relación con la verdad.  

Cuando nos introducimos en el núcleo de lo ocurrido, del conflicto, el desgaste se produce muchas veces no por lo que hicieron que dio lugar a ello, sino por sus mentiras sucesivas para disimular los hechos. La mentira les puede pasar una “factura” personal (al margen de otras situaciones) que nuble la posibilidad de encontrar puntos de acuerdo, pero lo que es cierto es que me encontré muchas veces, que el mediado, se cree su propia mentira, como si la hubiera vivido.

¿Recordáis momentos de conflictos en los que la mentira jugó un papel decisivo? Por ejemplo, en los Estados Unidos cuando la opinión pública se enteró de que las sucesivas Administraciones mentían sobre el desarrollo de la guerra en Vietnam. No decir la verdad sobre lo ocurrido a la opinión pública hizo que perdieran la guerra en Vietnam y también de puertas hacia dentro, frente a muchos norteamericanos, porque al detectar las mentiras, dieron la espalda a lo ocurrido. El descrédito, la desinformación, las verdades a medias… hay muchas versiones y situaciones de lo ocurrido en un conflicto

Nosotros somos gestores de conflictos y, como tal, debemos ganarnos de una forma exhaustiva, la confianza de nuestros mediados ya que, solo gracias a ella, podremos sacar la “verdad de la mentira”, basada en nuestra independencia y nuestra profesionalidad. Y me permito decir por tanto que para mediar y saber negociar una salida, se requiere un talento, que no abunda y que consiga en esta profesión una reputación por su trabajo profesional y para lograr solvencia y credibilidad (que no es lo mismo que captar muchos clientes), que nos permita, sin tener que validarlo, que los mediados nos cuenten la verdad, su verdad eso sí, que esté exenta de esa mentira, que puede hacer que el proceso se dilate y que el resultado no sea satisfactorio, porque si nos mienten… en la durabilidad del posible acuerdo irá su pena, para nada servirá

Podemos también, alimentar el proceso con más de una fuente de información, si hacemos que expertos en determinadas materias, formen parte del proceso o informen en el mismo. No nos de miedo de derivar un asunto, no siempre podemos saber de todo, es más, yo diría que nunca. No olvidemos que gracias a internet, o los más domésticos, Instagram, o whatsapp la información circula por estos nuevos cauces ya que disfrutamos del mayor caudal informativo de la historia, y muchas veces no coinciden lo que nos cuentan con lo que dicen que ocurrió. Esto me pasó en un caso que por reserva no voy a desvelar, pero que se vio  envuelto en no poca confusión que complica el ejercicio de la mediación y distinguir, de separar la paja del grano, la verdad de la mentira, la realidad de lo que las partes dicen que pasó.  

Dicen que en periodismo se le denomina “fake news” ¿y en mediación? Quizás “fake version”. Si es así, existirá falta de colaboración, buena fe, actitud, en definitiva, aquello a que se comprometieron cuando nos encargaron el increíble proceso de mediación

No olvidéis, que esta situación provoca que se confunda lo verosímil con lo verdadero, sin verificación alguna; ello supone que lleva a aceptar que el “relato histórico” de lo que dicen que ocurrió, puede ser ambas cosas (historia cierta, siquiera aproximada o interpretada, y ficción, subjetiva, gratuita y libérrima);  

Por eso ahora, más que nunca, el mediador tiene que aprender a ponderar y practicar la ponderación al seleccionar y ordenar la información que recibe, porque nuestra misión está en el futuro, no en el pasado, pero éste y sus versiones son la base de la negociación

Querido amigo, ponderar significa entender que no todas las versiones son iguales, que no todos los hechos tienen la misma relevancia y que no todas las posiciones tienen el mismo interés. Ponderar significa distinguir entre lo sustancial y lo insustancial, en este sentido, mi recomendación cuando me encontré situaciones de este tipo… consigue con el silencio lo que las palabras intentan decir, observarás la verdad de las mentiras.


miércoles, 28 de julio de 2021

Saquemos lo mejor del “Olimpo”

 


A nadie se le escapa que estamos viviendo un tiempo de Olimpiadas, esta vez en Tokyo. Como cada cuatro años, hacemos un seguimiento directo o indirecto de deportes y deportistas que durante el resto del tiempo, no prestamos atención en demasía. Remo, Tiro con Arco, Skate, Esgrima, Potro, Hockey Hierba… ¿de verdad somos seguidores o practicantes de estos y muchos otros deportes?. Pero como cada cuatro años, nos emocionamos, leemos, los logros, hablamos de ellos

Y lo que más valoramos estos días es el esfuerzo que les llevó a llegar a nuestros deportistas a una Olimpiadas, callados, en silencio, fuera de los focos de la fama, con un esfuerzo titánico, privándose de muchas otras cosas, para conseguir sus sueños. Es más podemos decir que una vez más se hace comunidad, ya que nos vemos halagados cuando alguien de nuestros país consigue lograr una medalla, incluso oímos con emoción el himno mientras sube al llamado “cajón” o podio.

Y eso me hace una vez más, seguir aprendiendo valores de la mediación. Como si de entrenadores se tratara, los mediadores intentamos en la medida de lo posible, que sean nuestros mediados los que hagan el esfuerzo de ver vías de solución. Son ellos y solo ellos, quienes deben trabajar con esfuerzo, lograr su sueño que no es más que salir del conflicto en el que se encuentran.

Sudor y lágrimas, dejando atrás muchas cosas que suponen un lastre para buscar una solución, renunciando a algunas cosas, para conseguir subir al podio del acuerdo, y obtener esa medalla que les recuerde que lo han conseguido, no en cuatro años, pero si en 3, 4, 5 sesiones, las que hagan falta, con tal de ver su esfuerzo recompensado.

Estamos en una olimpiada, con obstáculos, sacrificios, esfuerzos, emociones por lograr la meta, por afinar la puntería, por acertar de lleno

Extrapolando lo que mencionamos, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 corresponden, tal como indica su nombre oficial, Juegos de la XXXII Olimpiada, a los trigesimosegundos Juegos Olímpicos de la era contemporánea. Y de ellos surgen los llamados “valores del Olimpismo” que busca crear un estilo de vida mezclando el deporte con la cultura, la educación y la cooperación internacional. Se basa en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo, la responsabilidad social y el respeto a los principios éticos fundamentales universales.

¿Por qué es importante el Olimpismo?

Según la “World Olimpian Association”, el objetivo del Olimpismo es “mostrar cómo el deporte puede hacer que todos seamos mejores ciudadanos mediante la combinación de la mente, el cuerpo y el espíritu”. Permitirme añadir, conocimiento, sentimientos y anhelos. “Su meta es ayudarnos a promover mejores relaciones entre las comunidades y las naciones, ayudándonos a vivir en armonía entre nosotros. El Olimpismo nos dice que el deporte es un derecho universal y que todos deberíamos tener la posibilidad de practicarlo. El Olimpismo es una gran manera de demostrar cómo todo el mundo puede mejorarse a sí mismo. Pierre de Coubertin dijo: "El Olimpismo no es un sistema, es un estado de la mente. Puede extenderse a una amplia variedad de modos de expresión y ninguna raza ni época puede reclamar el monopolio del mismo".

Amigos que importantes mensajes, de los que extraigo, la necesidad por trabajar no solo la mejora personal, sino del colectivo, eso es lo que nos hace en nuestro trabajo reconocer al otro aunque no compartamos sus ideales. Que las emociones, que circunvalan continuamente nuestras actividades, nos permitan participar en la salida de un problema y cuya meta está el éxito. Y por último, nunca me cansaré de repetir, que la mediación no es “patrimonio de nadie” (aun recuerdo en mis comienzos aquellos colectivos de abogados o psicólogos que exigían ser los verdaderos artífices de esto que se alumbraba como mediación), pero si es “responsabilidad de todos”.

¿Qué ha logrado el Olimpismo que nos pueda servir en nuestro aprendizaje?

Mediante el espíritu del Olimpismo y de los Juegos Olímpicos se promueve el deporte, la cultura, la educación y los valores positivos en el mundo moderno. El Comité Olímpico Internacional, también ayuda con programas que nos permiten conocer nuevos países, nuevas culturas. Por eso de ellos surgen las reglas del juego limpio y a los diferentes competidores deportistas de cada país, les conmina a luchar contra las prácticas no éticas e ilegales, tales como el doping y el arreglo de partidos, que manchan la imagen del deporte, puede impedir que las personas vayan por el mal camino y arruinen la experiencia deportiva de deportistas y aficionados.

Y de ellos han derivado lo que llamamos valores del Movimiento Olímpico que brevemente os reseño:

La amistad: Nos alienta a considerar el deporte como una herramienta que contribuye a promover una comprensión mutua mayor entre las personas y la gente de todo el mundo. Los Juegos Olímpicos inspiran a la gente a superar diferencias políticas, económicas, de género, raciales o religiosas y forjar amistades a pesar de esas diferencias.

El respeto: Este valor incorpora el respeto por uno mismo, por el cuerpo propio, por los otros, por las reglas y regulaciones, por el deporte y el ambiente. En relación con el deporte, el respeto se refiere al juego limpio y a la lucha contra el doping y todas las conductas poco éticas. Se sustenta por tanto en la no discriminación.

La excelencia: Consiste en dar lo mejor de uno, en el campo de juego y en su vida personal y profesional. Se trata de esforzarse al máximo para ganar, pero también de la alegría de participar, alcanzar las metas personales, empeñarse en ser y hacer lo mejor en la vida diaria y beneficiarse con la saludable combinación de cuerpo, mente y voluntad fuertes.

El humanismo. Las actividades del Movimiento Olímpico colocan a la gente en el centro de su atención garantizando que la práctica del deporte permanezca como un derecho humano.

La universalidad. El deporte es de todos. En todas sus decisiones y acciones, el Movimiento Olímpico tiene en cuenta el impacto universal que el deporte puede tener en las personas y la sociedad.

Y la solidaridad. El Movimiento Olímpico está comprometido con el desarrollo de programas que, en conjunto, generen una respuesta social significativa y exhaustiva a los problemas que puede ayudar a solucionar.

Bien podríamos queridos amigos, aprender de estos valores en nuestra profesión. Analizarlos como queráis, pero respeto, humanismo, igualdad, no desequilibrio del poder, percepciones respetando la del otro, no renuncia a nuestros valores cuando estemos en conflicto.

Pero hoy, que estamos en plenas Olimpiadas en Tokyo, solo os mencionaré uno: la universalidad. Ojalá se “ponga de moda la mediación” , ello ayudará desde una forma totalmente humanista a mejorar la calidad de los acuerdos, y sobre todo a que cualquier persona que viva un conflicto y con no sin esfuerzo, quiera salir de él, se beneficie de nuestro trabajo.


martes, 27 de julio de 2021

El «síndrome de la cabaña» o el miedo a salir al “tablero del Parchís”

 

Muchas veces me han oído mis alumnos, hacer referencia en mis clases al Juego del Parchís, ya que gracias a algo tan simple como sus reglas, podemos explicarnos muchas cosas.

La Pandemia que estamos viviendo nos trajo además de los problemas de salud en muchos lugares del mundo y muchas familias, un síndrome que denominamos el “síndrome de la cabaña” cuando una persona tiene cierto miedo a salir a la calle, quizás por los contagios e incluso simplemente porque se siente mucho más cómodo en su entorno amigo que en el extraño.

Y analizando la situación, porque algunos clientes en su momento me han planteado este problema en mediaciones relacionadas con el cuidado de personas mayores, o simplemente, adolescentes que han vivido hasta sus estudios desde su casa, rápidamente me vino a la cabeza las reglas del tradicional “juego del parchís”.

Son reglas que todos conocemos y que a poco que lo pensemos no sabemos cuando ni de quien las aprendimos, pero sí que las dominamos y exigimos su cumplimiento cuando jugamos.

Según estas, el objetivo del juego es conseguir llevar antes que los contrarios las 4 fichas desde la casa hasta la casilla de meta recorriendo todo el tablero. En definitiva, lo que llamaríamos vivir. Todos nacemos, vivimos y terminamos nuestro camino en esta vida, intentando de la mejor forma sortear todos los “puentes”, “barreras” y obstáculos que quizás nos haga volver una vez más a nuestra “casa” después de haber salido de ella.

En nuestro juego, se trata de 4 jugadores, identificados por cuatro colores distintos (Amarilla, Rojas, Verdes y Azules) y con cuatro fichas del mismo color para “viajar por el tablero”. Hijos, hermanos, compañeros de trabajo… da igual somos del mismo color y por nuestra afinidad, viajamos por la sociedad con proyectos comunes

Y ojo, un tablero (“una sociedad”) compuesto por 68 casillas numeradas, 12 de las cuales son seguros (marcadas con un círculo central), por las que se puede desplazar cualquier ficha.

Además, cada jugador dispone de 7 casillas de llegada y una meta (casilla de mayor tamaño situada en el centro del tablero) por las que únicamente pueden desplazarse sus fichas y que están marcadas con su color. Lo que llamaríamos el final del camino, o del juego en este caso.

Pero no nos desviemos, la casilla de inicio o “casa” es donde se sitúan desde el primer momento y solo cuando en cada tirada saliera un 5 podrían “salir de su casa” para iniciar, su vida en sociedad, con responsabilidades y obligaciones. En nuestra sociedad eso se consigue a los 18 años, y solo la independencia laboral, les da esa oportunidad a nuestros jóvenes. Independencia que muchas veces tarda, como en nuestro juego cuando turno tras turno, no nos sale el ansiado “5”.

Esta acción es obligatoria mientras al jugador le queden fichas en su casa y podrá mover las fichas que tiene en juego lanzando el dado. Está obligado a avanzar una de las fichas tantas casillas como indique el dado si es posible.

La verdad que las reglas, también marcan algo importante, que debe animar a cumplir objetivos una vez “sales de casa”, ya que a mayor número mayor avance e incluso, si el jugador saca un 6 podrá repetir turno y si tiene todas las fichas fuera de casa, el 6 valdrá 7. Debemos potenciar el salir de nuestra “zona de confort”; no olvidemos que en esta pandemia que estamos viviendo, hace falta emprendimiento para salir adelante, aunque siempre con mesura, ya que solo basta recordar, que si repites turno y saca tres veces un “6”, la última ficha movida será retirada a casa.  

Mención especial, cuando analizo las reglas merece el llamado “Puente”.

Se denomina así, cuando dos fichas del mismo color coincidan en la misma casilla, si es así, la unión hace la fuerza y nadie podrá pasar por allí mientras no se extinga el mismo, algo a lo que está obligado, si en su turno sacara un 6 lo que supondrá abrir la barrera, o sea, a mover una de las fichas que forman el puente.

No se querido lector, si llegado este punto, mi capacidad creativa puede llevaros a una conclusión, pero entiendo que, si estamos hablando de “vivir en sociedad”, no “tener miedo a salir de casa” y sobre todo, una vez fuera de ella poder encontrarnos con “nuestros iguales” eso nos hace más fuerte ante cualquier adversidad: “no nos pueden comer” y no puedes “pasar por encima de nosotros”.

Y continuamos, porque no olvidemos, lo que la sociedad promueve si me permitís la expresión y ya lo he adelantado: el “comer”.

Comer o capturar una ficha de otro color, te permite no solo “decirle a esa ficha” , “vuelve a tu casa”, sino además, el juego te prima con la posibilidad de contar con independencia del dado, que “marca tu suerte” en cada turno, contar y adelantar 20 casilla extras. Por eso muchas veces en jugadores avezados, vemos como, “espera” a que llegue alguna ficha por detrás para a la más mínima proceder a su captura. Hágase su propio análisis el lector, en el ámbito mercantil, social, laboral,… ¿Qué supondría la captura?. Prefiero no decirlo.

Y llegamos al final de este post, a la llegada a la “meta”. Si una ficha ha conseguido dar la vuelta completa al tablero y poder entrar en las casillas finales de tu color, necesitas concreción, acierto, exactitud, que tengas la fortuna de “haber vivido y trabajado” y ser exacto en el número que te toque para entrar triunfal, porque aquí, ya no pueden entrar, ya no te pueden comer, ya, terminó tu edad laboral y se trata de disfrutar el final del camino Y es entonces y solo entonces, cuando si una ficha alcanza la meta, el jugador podrá contar 10 con cualquier otra de sus fichas siempre que le sea posible, para ayudarle en su vida en sociedad

En esta Pandemia, los hogares han sido un refugio donde protegerse de la irrupción del COVID-19, se implantaron definitivamente los cambios en nuestra cotidianidad, como el confinamiento, nuevas medidas de higiene y distanciamiento físico, el teletrabajo… La población vio cómo sus movimientos quedaban restringidos a ir a comprar, a la farmacia o a trabajar en caso de no poder hacerlo desde casa. Pero el Parchís amigo, sigue, continua, el tablero está y las reglas son las reglas, pero, no le tengamos miedo a abandonar los hogares ya que se ha convertido en motivo de angustia.

Como el parchís, jugar es una oportunidad de relacionarnos, sabiendo la competitividad y el enorme esfuerzo de llegar, no sin trabas al final de tu esfuerzo, de constituir una familia, de andar con tus amigos, de crear proyectos en común.

Y si esta tribuna abierta me permitiera cambiar las reglas del juego, yo lo tendría claro: contaría 10 por “comerme una ficha contraria” y 20 por llegar al final de mi vida laboral.


lunes, 26 de julio de 2021

La Mediación te llevará del Yo al Nosotros

 

Como diría Ortega y Gasset, siempre nos sentiremos como un “yo en una circunstancia”. Ese yo y mis circunstancias que tantas veces hemos oído, es el germen de nuestras conversaciones con los mediados. Ya sea en sesiones conjuntas o individuales, quien está en el huracán del conflicto, nos habla de como lo está viviendo, que ocurrió que no pudo prever ante el mismo y las circunstancias que le lleva a acudir a la mediación.

Y es ahí, en ese momento inicial, donde os quiero llevar hoy, querido lector. Somos los responsables de que ese “yo” se convierta en “nosotros” y crear un espacio único de relación, que bien se puede terminar concluido el proceso de negociación, pero que es fundamental para reconocerse y ceder, para conseguir.

Tienes proyectos de vida que desean que inicien caminos distintos, pero solo desde la “estación del nosotros” podrá salir ese viaje al futuro de su acuerdo. Debemos hacerles ver que les guste o no somos seres sociales y para ello, ver las cuestiones en común, en el entorno, en las demás personas que les afecta, las decisiones que tomarán: familia, escuela, amigos, empresa, comunidad, la sociedad en general.

Los mediados, en su relación, mientras eran “nosotros”, surgieron decisiones sobre la convivencia, con sus ventajas –necesarias– y sus problemas –inevitables–. Pero sobre todo una perspectiva común. Una vez me dijeron algo que me marcó mucho, con una espléndida metáfora que decía: “el árbol que, en medio del prado, vive en soledad crece torcido; crecen rectos aquellos que, en compañía, pujan entre sí disputándose la luz”.

 La mediación supone, bajo nuestra dirección como responsables del proceso, un   esfuerzo compartido de todas las partes, que necesitan lo mejor de cada uno, para encontrar la solución a su problema y dejarse sorprender por enseñar, cómo lo deben hacer y aprender que son ellos los que lo tienen que hacer.

 Devolverles el protagonismo a quien en verdad lo tiene, pero no sabe que hacer, requiere   enfrentarse a los mayores contratiempos, por muy difíciles que sean, desde el espacio común del “nosotros tenemos un problema”

 Para ello incluso me atrevería a decir, que se precisa de una  “convivencia armoniosa” en la mesa de mediación, tanto porque a ambos les conviene, o mejor dicho, a todas las partes por si son más de dos, y ser cómplices en esta “convivencia interesada”, donde se asuman las diferencias personales de cada uno, que jamás pediremos que renuncien –ideológicas, sociales, religiosas, culturales, de generación y género...–  ya que son un capital valiosísimo que se debe aprovechar, para llegar al espacio de respeto del “nosotros”.

Querido mediador, ten un exquisito cuidado, para que lo comprendan y vean que sus diferencias son una oportunidad como bien leímos cuando nos formamos y que hemos tenido que  comprender también nosotros.

Buscar ese nosotros dentro del conflictos, porque os ayudará ante cualquier brote de discusión que lo ponga en peligro. Y animaros a realizar reflexiones sobre las emociones, su control, porque hoy sabemos que la inteligencia es emocional y que el reconocimiento de los propios sentimientos, así como el aprendizaje de su gestión, son factores imprescindibles en la promoción de una convivencia pacifica. Según el terapeuta Thomas d’Ansembourg, uno de los divulgadores con más renombre internacional de la Comunicación No Violenta “para recuperar el ‘nosotros’ debemos trabajar nuestra interioridad” y yo creo que desde la mediación debemos provocarlo. “solo asi pueden deshacerse de sus infiernos personales y en lugar de abrirse al narcisismo, se abren al mundo y contribuyen a hacerlo mejor”.

Por eso, querido lector, siguiendo a este autor, los conflictos que nos tocan en nuestra “mesa de operaciones” se solucionarán con la comunicación no violenta, dejando claro lo que quieren, pero pasando del yo al nosotros. Solo así conseguirán la mejor frase en mediación: “entiendo perfectamente su postura ante el problema, lo que ocurre es que no lo comparto”

Pero… ¿seremos capaces de cambiar?