miércoles, 7 de julio de 2021

Negociaciones altamente inflamables

 

Cuando trabajamos en mediación, más de una vez nos hemos dado cuenta de realidades distintas. En numerosas ocasiones los mediados nos hablan del “otro” como el malo, quien hizo que la situación fuera insostenible, quien “incendió” la relación que hasta entonces era correcta, de socios, vecinos, pareja o convivencia laboral.

De hecho, en más de una ocasión aprovechando la posibilidad de realizar co-mediaciones, con alumnos en prácticas, al terminar una sesión individual o caucus, les he preguntado ¿Qué te ha parecido? Y casi todos me responden… “hay que ver lo malo que es el otro”.

Sin embargo, cuando nos hemos entrevistado individualmente con quien mencionamos como “el otro”, les volvía a preguntar ¿y ahora qué? A lo que respondían… “no era tan malo como lo pintan, ahora creo que tiene más culpa el primero que entrevistamos”.

Por eso hoy querido lector te quiero llevar al concepto “altamente inflamable”

Cuando nos referimos a este concepto desde la química, nos referimos a sustancias y preparados que, a la temperatura ambiente, en el aire, y sin aporte de energía pueden calentarse e incluso inflamarse.

Preparados que, después de un breve contacto con una fuente de ignición, pueden continuar ardiendo o consumiéndose tras la eliminación de la fuente que les produjo esa reacción. Incluso aun más, en algunos casos, según la sustancia, liberando gases extremadamente peligrosos.

¿Os suena? Siempre con la mirada del mediador, no es de extrañar que a lo primero que os mencionaba, nuestros clientes al hablar del “otro” nos menciones lo astuto, irascible e irritado que es, se enfada con todo, incluso (“liberación de gases”) insulta y amenaza con acudir a los tribunales o sacar a la luz las diferencias.

Por eso tenemos que ser muy conscientes, cuando trabajemos un caso en mediación, de cuáles pueden ser esas sustancias “tóxicas” altamente inflamables, que tenemos que evitar para conseguir apagar el fuego de la falta de comunicación.

Sustancias «tóxicas»

Esas sustancias inflamables, también llamadas Combustibles, son un tipo de sustancias peligrosas que, con cualquier frase, con cualquier mensaje mal interpretado (por ejemplo mensajes de whatsapp, en los que no vemos tonos o gestos que acompañen a los mismos), son el “calor” o la chispa que produce la combustión, o lo que es lo mismo, la falta de entendimiento.

La principal característica de una sustancia Inflamable, de una relación entre nuestros clientes, tóxica, es su punto de inflamación o ignición que es la temperatura, el momento, a la que comienza a producirse la inflamación del combustible de forma espontánea o por acción de una chispa.

 

Eso es lo que buscamos con esas sesiones informativas y exploratorias que realizamos al inicio de un proceso de mediación. Si somos conscientes de cuándo y por qué saltó la chispa, seremos valientes en trabajar con el “producto tóxico” y conseguir eliminar esa combustión.

A mi particularmente me gusta siempre recalcar: “háblame de ti y no de él/ella” “como te sientes, como lo estas viviendo” “como crees que te puedo ayudar”…

Si somos buenos artesanos del proceso de mediación, rápidamente nos daremos cuentas de qué cuestiones son “extremadamente inflamables”, cuáles son “fácilmente inflamables” y donde está el término medio.

Con ello sabremos trabajar las “Precauciones básicas” y seguir una normativa de seguridad y evitar su contacto con sustancias que produzcan ignición. Preguntar lo que debemos preguntar y analizar solo lo que debemos analizar. De todo ello dependerá nuestra estrategia en la negociación.

Si te gustó, querido amigo esta analogía, en otro post, prometo hablarte de sustancias explosivas (aquellas que no debemos tratar), sustancias corrosivas (aquellas que destruyen una relación), sustancias tóxicas (con problemas concretos si los haces tuyos por “contacto” o “inhalación” en el ambiente donde vivas), sustancias nocivas (con problemas incluso de riesgo de salud) o sustancias irritantes (que crean reacciones emocionales cuando surgen).


71 comentarios:

María Villa-Zevallos Luque dijo...

Esta entrada invita a reflexionar sobre de los principios básicos de la mediación, ya mencionados en clase, la neutralidad, la imparcialidad y la objetividad. Los profesionales de la mediación deben escuchar activamente a todas las partes implicadas en el conflicto, para así, desde su experiencia, ayudar a que tomen la decisión que más les beneficie.

Si se da el caso de que el profesional se posiciona del lado de una de las partes, la decisión que se acabe tomando resultará más favorable para la parte beneficiada por la postura del mediador, o incluso, puede suceder que no acabe existiendo mediación, pues la otra parte se sienta discriminada por el profesional, y se niegue a seguir colaborando.

Por último, mencionar la importancia que tiene en la mediación utilizar de manera acertada la herramienta de la palabra, procurando empatizar con ambas partes e invitándolas a reflexionar y a no tomar decisiones "en caliente", cuando las emociones están a flor de piel; pues probablemente, la personas se arrepientan en cuanto pase el tiempo y hayan tenido la ocasión de reflexionar.

Mª Ángeles Ramírez López dijo...

Tras leer el artículo, he llegado a comprender con más profundidad el concepto de negociaciones altamente inflamable. Como bien sabemos por el tema 2, la negociación es un acuerdo que se llega a tener entre dos o más partes, además de llevar la negociación más allá de lo que nosotros tenemos pensado.

Es importante que el profesional que esté llevando el caso, no se posicione en una parte en concreto porque al fin y al cabo esa parte saldrá beneficiada. Sin embargo, cuando surge un conflicto entre ambas personas, es recomendable ser escuchadas por separado para de esta forma conocer mejor y saber de donde proviene el problema. Al hacer eso, el profesional, como bien dice el artículo, debería de preguntar sobre como se siente y que hable de sí mismo. De este modo, se puede llegar a conocer bien cada parte sin llegar a tomar conclusiones rápidas y descuidadas.

Para finalizar, me llama la atención lo último mencionado en el artículo sobre las distintas "sustancias" existentes en las relaciones ya que las desconocía. Destacar la importancia de cada una de ellas y lo interesantes que resultan saberlas para en un futuro llevarlas a cabo.

Manuel de Luque Íñigo dijo...

Tras la lectura de la presente publicación, me gustaría hacer hincapié sobre uno de los factores que, como bien apunta su autor, hace que salten chispas durante una negociación o una situación conflictiva: la falta de comunicación. Al hilo de lo anterior, el texto hace alusión a la carencia de emocionalidad característica de la mensajería instantánea propia de aplicaciones como WhatsApp, lo cual ocasiona multitud de conflictos por lo dificultosa que resulta la interpretación de ciertos textos/mensajes.

Si no podemos ver a la persona con la que estamos manteniendo una conversación, a través de la pantalla podemos simplemente hacernos una idea aproximada sobre las emociones que está experimentando en ese instante, puesto que no se posee información procedente de su lenguaje no verbal. El nivel de empatía se ve reducido y, por consiguiente, se produce un deterioro de la comunicación, pudiendo esto desencadenar un enfrentamiento por una simple falta de comprensión que puede confundirse con una actitud egoísta, hiriente o malintencionada.

En respuesta a la pregunta sobre los momentos que considero que hacen que salten chispas en una negociación, se me ocurren varios. Podría ser detonantes los momentos en los que una de las partes devalue a la otra, por ejemplo, mediante un insulto. También lo serían los momentos en los que una de las partes implicadas percibe que la otra tiene intención de lucrarse de la situación o sacar el máximo beneficio sin considerar los intereses del otro.
Otro buen ejemplo podría ser una situación en la que una de las partes muestre una clara implicación y la otra, por el contrario, actúe de forma pasiva.

Tania María Pérez Serrato dijo...

El presente articulo nos muestra las caras que podemos encontrar a la hora de realizar una mediación, y es que hace que nos preguntemos dos cosas:
¿Soy todo lo bueno que creo que soy?,
¿Es el otro tan malo como pienso?
Dar respuesta a estas cuestiones, y dar luz a la realidad de cada una de las partes, es un punto fundamental, para que se pueda mediar entre ambas. El termino inflamable del que nos habla la lectura, hace que me cuestione si lo único que mueve un problema es el lado emocional que genera el mismo en la persona o realmente es la consecución de objetivos. Y es que, por norma general, al explicar al ser humano las realidades de ambas partes, posiblemente este comprenda la realidad de su contrincante, hasta tal punto que sienta como comprensible la forma de actuar del otro.
Partiendo de lo anteriormente nombrado, pienso que es imprescindible para la mediación que se rebaje el componente emocional que genera un problema. Es decir, el sentimiento de ira, y de injusticia que tenemos cuando no podemos obtener aquello que creemos que merecemos. Posiblemente sea este componente, el que está generando un problema aun más catastrófico del que la mera consecución de objetivos puede aportar. Se ve de esta forma fundamental, el papel del mediador, debiendo no solo de lidiar con los intereses de ambas partes, sino también con los sentimientos que dichos intereses traen consigo.

Paula Vázquez Portillo dijo...

Este post me ha hecho reflexionar sobre el concepto ''altamente inflamable''. Este concepto, que parece muy alejado de nuestra realidad, lo podemos encontrar fácilmente en nuestra vida diaria.

Las personas, a veces, cometemos el error, bajo mi punto de vista, equivocado, de escuchar solo una parte o a una persona cuando sucede un conflicto y rápidamente nos posicionamos. En mi opinión, esto nos da una visión pobre del conflicto. No podremos intentar ayudar a resolver un conflicto sin antes no escuchar todas las otras partes implicadas puesto que no estaríamos teniendo una visión integra del conflicto. Es por ello, que una de las claves a la que nos invita la mediación es a intentar ser neutrales y a escuchar todas las partes implicadas dentro del conflicto. Esta clave, se podría aplicar perfectamente en nuestro día a día. Debemos tomar conciencia de que muchas veces, no sólo existe una versión de la historia, sino que hay muchas más partes implicadas con diferentes puntos de vista sobre el conflicto y si queremos ayudar a resolver ese conflicto, deberíamos escucharla, informarnos, conocer las distintas perspectivas... Si el conflicto es ajeno a nosotros, deberíamos ser lo más imparcial posible, para así, intentar ayudarles a que lleguen a un acuerdo (por ellos mismos) y que beneficie a ambas partes.

Blanca Vázquez de la Torre Orta dijo...

"Siempre que hay un conflicto hay hechos momentos que hacen que salten las chispas... después de leerlo ¿Qué momentos crees que son esos?..."

Tras leer esta entrada del blog, pero parece muy acertada la analogía usada para comparar ciertos comentarios que puede hacer una persona que esta siendo mediada sobre la otra parte del conflicto, con sustancias altamente inflamables, capaces de hacer estallar la situación.
Respondiendo a la pregunta sobre que situaciones considero que pueden hacer saltar tales chispas, creo que se pueden dar en situaciones en las que haya algún conflicto sobre negocios, donde una parte exija que la otra cumpla con los planes establecidos, un ajuste de dinero...también pueden salir chispas en conflictos entre pareja donde haya habido infidelidades o en conflictos familiares, con temas de herencia. En general, en cualquier momento las personas pueden estallar, sobre todo si lo que quieren es desahogarse de la persona que le está generando el conflicto y no lo pueden hacer directamente con ella, utilizan al mediador, por lo que es importante que el profesional encargado del caso sepa guiar bien la sesión para que la persona no pierda los nervios y no se altere demasiado porque entonces no se llegará a ningún sitio.

Blanca Vázquez de la Torre Orta

Blanca Hispán Cerrada dijo...

Siempre que hay un conflicto candente es normal que salten chispas al hablar del hecho que lo causó, la actitud que tiene o ha tenido el otro ante éste, y lo malo que es seguir comportándose así. Sin embargo, raro es que en pleno conflicto una parte recalque aquello que ella misma ha hecho mal o cómo podría haber hecho lo mismo, pero sin hacer daño a la otra parte. Y en cierto modo, es normal. Si existe el conflicto, es porque algo candente está por explotar.

Los temas y situaciones que pueden causar chispas son muy variados y diversos, desde gestos o palabras, hasta acciones. En un conflicto entre hermanos, por ejemplo, donde las dos partes se conocen bien, creo que es habitual que ambos usen sus puntos débiles para atacar al otro y eso ocasione situaciones altamente inflamables.

Los insultos, desprestigios, superioridad de poder o sentir que alguien está siendo atacado, creo que también forma parte de esas situaciones que hacen saltar chispas.

En realidad considero que, hasta cierto punto, cualquier gesto, acción o palabra puede causar chispas, al final lo que entra en juego es la interpretación del otro ante esas situaciones. Una palabra puede afectar más o menos si viene de un desconocido o de un amigo, de igual manera que el tipo de relación que mantengan dos personas va a influir en que se cree un conflicto de menor o mayor gravedad. Por ello, es también necesario contextualizar esas “chispas”, pues acciones iguales en momentos diferentes, o en personas diferentes, producen reacciones diferentes.

Elena Herencia Aguilar dijo...

El presente escrito nos invita a reflexionar acerca de las posiciones, así como de las percepciones que tienen los integrantes de un conflicto. En esta línea, los personajes principales ven al otro como algo negativo contra lo que hay que combatir. Esto se debe a la falta de comunicación entre las partes, puesto que a través de la misma se aportan diversas perspectivas que pueden ayudar a la otra parte a entender el conflicto desde nuestro punto de vista. Por ello, nuestra labor como mediadores es crucial para retomar esta comunicación bidireccional y encontrar la mejor alternativa para ambas partes.

Asimismo, destaco la idea de los mensajes mal interpretados, pues se da con frecuencia dentro de nuestra sociedad actual. En este sentido, empleamos una comunicación despersonalizada, a través de pantallas, perdiendo la comunicación cara a cara, perdiendo mucha información y dejando que la subjetividad haga su labor. Esto dificulta los conflictos, endureciendo la situación y obstaculizando la mediación.

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto, vemos la importancia de realizar una buena radiografía del conflicto para intentar retomar una comunicación bidireccional durante el proceso de mediación con la intención de encontrar la mejor alternativa.

Elena Herencia Aguilar

Carmen Núñez Moyano dijo...

Me ha gustado mucho la analogía que se ha usado en el post para describir de una manera más práctica cómo surgen los conflictos.
Desde mi punto de vista, el más mínimo detalle puede hacer que salte la chispa que hace estallar el conflicto, desde una palabra hasta el más mínimo gesto.
Cuando hay un conflicto siempre o casi siempre, las partes comparten una relación que es más o menos estrecha, por lo que viniendo la palabra o el gesto de esa persona, hace que el conflicto sea aún más doloroso a la hora de estallar.
Por lo tanto, he comprendido que es importante indagar en las primeras entrevistas sobre cómo se siente la persona con la que estamos conversando, para ver, desde su punto de vista, cuál fue el detonante que hizo estallar el conflicto.
Como es obvio, en estas sesiones el mediador se mantendrá alejado del problema y será totalmente objetivo.

sara dijo...

Tras la lectura del artículo, me ha parecido muy interesante que se tenga en cuenta el valor y el significado que puede llegar a tener posicionarse en una de las partes en una situación de conflicto. Ya que la mayoría de las personas tendemos a hacer valoraciones y juicios sobre la situación que se está desencadenando sin haber escuchado las demás partes implicadas. Por ello, para realizar la mediación en cualquier tipo de conflicto es necesario indagar las distintas perspectivas y opiniones además de tener en cuenta la parte emocional de cada una de las personas implicadas y así llegar a conocer de manera más enriquecedora y exhaustiva los motivos reales del conflicto. De igual forma, para poder realizar la radiografía de cada conflicto hay que ser neutrales e imparciales, en cualquier caso, ya sea algo que nos toque de forma emocional o no.

Además, me ha hecho reflexionar acerca de la importancia que tiene la comunicación en nuestro día a día y en cualquier tipo de situación ya que como aborda el texto una mala interpretación de la realidad ya sea por cualquier red social puede desencadenar un conflicto por la falta de entendimiento del contexto, de gestos.... Ya que en este caso sin tener a la persona delante no se puede ver esa parte más emocional y por lo tanto se producirá un deterioro del sentimiento de empatía entre los protagonistas del conflicto debido a una falta de comprensión.

Sara Díaz Cuello

Jorge Jiménez Romera dijo...

Tras leer el texto, veo claro que hay momentos en la mediación en los que el conflicto existente deriva inevitablemente en una situación violenta, al tratarse de una situación “altamente inflamable”. Estos momentos surgen debido muchas veces a malentendidos, como el ejemplo de los mensajes de Whatsapp en los que sólo podemos ver el texto, o por las emociones o la actitud durante la mediación de una o ambas partes. En esta analogía entre mediación y química, identificamos dichos malentendidos o emociones como la chispa que termina prendiendo una conversación altamente inflamable. Si se llega al extremo de los insultos y los ataques vejatorios entre las partes, sería comparable a la liberación de los gases tóxicos, letales en muchos casos para el proceso de mediación.

Por lo tanto, para no llegar a “prender la llama”, conviene conocer las técnicas y precauciones necesarias y evitar estas cuestiones que pueden generar o agravar el conflicto sin resolver el problema que se trataba inicialmente. Aquí serían imprescindibles, opino, las características del mediador descritas en el Tema 2: neutral y objetivo para que inspire confianza y logre apaciguar o dirigir a las partes del conflicto; y tolerante, paciente, sereno y empático para influir sobre las emociones de ambas partes y evitar o manejar correctamente estas “sustancias tóxicas”.

Mary De Simone dijo...

Todo dicho querido Maestro. Gracias siempre. Un abrazo.!!!

Carmen Fernández Dorado dijo...

Una vez leído el artículo, me ha llamado la atención el hecho de que hay que tener en cuenta las distintas percepciones y significados que tienen cada integrante del conflicto para conocer los motivos reales que los ha llevado hasta aquí.
Muchas veces cometemos el error de escuchar la opinión y la historia de una parte cuando sucede el conflicto e inmediatamente nos posicionamos en ella sin haber tenido la oportunidad de conversar con la otra parte. Es por ello, por lo que además de conocer y de aplicar la parte emocional, la mediación tiene que ser neutral e imparcial.
Finalmente me parece muy importante el papel del mediador en la resolución de conflictos ya que tiene que utilizar las palabras de manera correcta para poder ponerse en el lugar de otro y conseguir entender ambas partes sin tener la cuenta como se ha explicado antes las emociones que le provoque cada historia.

Carmen Fernández Dorado

Elena González Martín dijo...

La comunicación, según la RAE es la acción y efecto de comunicar o comunicarse. ¿Y qué es comunicarse? Descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo. En el momento en el que el receptor no entiende o no llega a captar bien el mensaje, entonces es cuando aparece el problema.

En este post se habla de ese problema y de la consecuencia que puede llegar a generar, es muy importante saber escuchar al otro para poder hablar y/o solucionar X conflicto. Es por ello que, la comunicación a través de un dispositivo electrónico no es del todo efectiva y nos encontramos con discusiones, conflictos y/o problemas que nos podríamos haber ahorrado si esa conversación se hubiese mantenido cara a cara. Del mismo modo, vivimos en una sociedad en la que queremos todo de forma inmediata y por consiguiente la tecnología nos lo facilita, es por ello que, si tenemos un problema con alguien vamos a quererlo "mediar" de esa forma, a veces sale bien y otras veces no, porque otro de los conceptos a tener en cuenta de este post, son las emociones. No sabes cómo puede llegar a interpretar la otra persona el mensaje que le has mandado, es por ello que eso puede llegar a ser una causa grave que dificulte la medicación a ese conflicto.

Manuel Cabezas dijo...

Tras la lectura de este artículo, he reflexionado en cuanto a las partes que componen un conflicto. Resulta de gran importancia, como la publicación relata, entender a ambas partes, ya que muchas veces podemos encontrar una versión equívoca del conflicto. Esto puede darse debido a que una de las partes cuenta su experiencia como "altamente inflamable", dando a entender que en un conflicto uno es el "malo" o el culpable del mismo.
Por ello, resulta de gran importancia empatizar con los usuarios de ambas partes, entenderlos y profundizar en la versión que nos proporcionan, para posteriormente, poder llegar a un acuerdo entre ambos garantizando el mejor fin del conflicto y que ambas partes se vean beneficiadas.

Por otro lado, me gustaría destacar un aspecto de la publicación que es la falta de comunicación, la cual resulta muy importante, así como la profesionalidad, ya que no debemos dejarnos influenciar por estas situaciones de tensión en las que están presente numerosas emociones. Por ello, el profesional se debe mantener al margen de las mismas y ser parcial en sus decisiones.

Marta Osuna Guerrero dijo...


En un conflicto entre dos sujetos, la mezcla de emociones, los intereses y la actitud de las personas a veces hace imposible un entendimiento entre los sujetos. Es aquí donde cabe el papel del mediador, llevando a cabo su trabajo de manera objetiva, imparcial y neutral. Como bien expone el texto es muy importante escuchar a la persona, sus preocupaciones, como se siente, sus necesidades... para comprender el problema e intentar mediar. Una vez escuchadas ambas partes podremos orientar una solución.

Sin embargo, hay que tener cuidado con iniciar un acercamiento entre los sujetos antes de tiempo, ya que este momento es un punto de inflexión en el proceso de mediación. Si los sujetos no se encuentran preparados o si la relación que hay entre ellos se presupone como "altamente inflamable", debemos tener en cuenta que no es el mejor momento para realizar un acercamiento entre los sujetos, ya que el proceso de mediación finalizaría de manera insatisfactoria, perdiendo la mejor herramienta para solucionar el conflicto. Además de tiempo y dinero.

Es por todo ello, que el profesional mediador debe gestionar las fases del procedimiento según el conflicto y sus sujetos, ya que todos los conflictos no son iguales, ni todas las personas tienen la misma percepción del problema.

Pilar Insignares dijo...


Tras una lectura detallada y análisis de la siguiente entrada al blog, cabe destacar que en un conflicto se trata con partes que pueden llegar a ser “sustancias tóxicas e inflamables”. Este término se refiere a que al fin y al cabo, se trabaja con sentimientos, debilidades, situaciones personales en los cuales, las emociones juegan un papel principal.
Tal y como se expuso en el temario, dentro de los principios de la mediación nos encontramos con la neutralidad, igualdad de las partes y flexibilidad. Estos principios destacan en el hecho de que debemos trabajar con las dos partes sin tomar partido ya que las dos realidades son totalmente licitas y vividas por las partes diferentes.
Unos de los conflictos donde podría existir más toxicidad puede ser en un conflicto de cónyuges en trámites de divorcio con descendencia en común, donde los sentimientos y emociones suelen estar bastante afectadas. Incluso la situación se agrava cuando existe caso de infidelidad por alguno de las partes, donde el ego y la autoestima entra en juego.

Pilar Insignares Rodríguez

Joaquín de la Vega dijo...

quiero que opinéis sobre lo que yo llamo NEGOCIACIONES ALTAMENTE INFLAMABLES, siempre que hay un conflicto hay hechos momentos que hacen que salten las chispas... despues de leerlo ¿que momentos crees que son esos?...
Como hemos visto el fin de la mediación no es otro que la solución del conflicto entre dos partes cuyos objetivos parecen contradictorios o excluyentes. Si bien tratamos de buscar una solución satisfactoria para ambas partes del conflicto, es imprescindible evitar aquellas “sustancias tóxicas” aludidas en este artículo, es decir, aquellos temas que hagan que el conflicto estalle por los aires e impidan que la mediación llegue a buen término.
Para que el proceso mediador funcione, es necesario generar un clima cordial, de manera que las partes, una vez alcanzado este punto, confíen en el mediador, en la mediación y por tanto, ambas puedan alcanzar soluciones satisfactorias . Para ello, en el momento inicial de este proceso hay que tratar de detectar “ el producto tóxico “ que hace que salte la chispa.
¿ Cuáles serían estos momentos/ temas que el mediador debe evitar? Se han de tratar de esquivar problemas personales, evitar posiciones radicales que impliquen que uno se sobreponga al otro, reproches, informaciones falsas, faltas de respeto, malos entendidos… Para ello el mediador dispone de múltiples estrategias que ya hemos visto en clase, tales como centrarse en los intereses de las partes, en lugar de sus posiciones; Diseñar múltiples alternativas de solución para acordar una de ellas.

LUCIA LUNA MORENO dijo...

En mi opinión, creo que tanto en cualquier mediación como en cualquier disputa sin mucha trascendencia, existe un punto decisivo que detalla claramente que es lo que le duele o molesta a cada una de las partes. Cuando inicias una conversación frente a alguien que para ti es el peor, o te ha hecho la vida imposible, la posibilidad de resolución de conflicto es escasa, si a ello le sumamos empezar hablando directamente de todas las cosas malas o ataques que haya tenido hacia tu persona, el rencor va a ir en aumento sin posibilidad de ver esa pequeña luz donde diga ´´lleguemos a un acuerdo sin necesidad de tribunales’’.

Somos humanos sensibles y emocionales, si empatizas con ambas partes desde el principio, obviando el remover todas las conversaciones inflamables como bien dice el texto y yendo directo a la posibilidad de resolución donde ganan ambas partes en mi opinión creo que habrá una mayor probabilidad de éxito.

Cristina Rodríguez Blanco dijo...

Se trata de una lectura muy interesante, en la cual se presenta una analogía que nos hace ver algo muy importante en la labor de la mediación, más concretamente de la negociación, un proceso de vital importancia en el que los mediadores deben tener muy presente, y sobre todo ser expertos en la detección de las "chispas" que se dan entre los implicados en el conflicto.
Personalmente, me gustaría subrayar lo relevante que es tomar conciencia de que no hay una persona mala o buena, sino que simplemente nos encontramos ante seres humanos, que se han visto envueltos en situaciones, y finalmente terminaron actuando de una determinada manera. La empatía, la sensibilización con ambas partes, y la imparcialidad ante las mismas son conceptos esenciales en esta profesión.

Paula Gavilán López dijo...

Tras la lectura del texto planteado, me vienen a la mente dos momentos claves en la interacción de las personas y que se podrían considerar críticos en la experiencia "altamente inflamable": las emociones y la (no) comunicación. El mediador debe conocer la influencia de estos factores en la creación de la situación que hoy lleva a esas personas enfrentarse.

El ser humano ve cómo sus pensamientos, emociones y situaciones conviven y se alteran mutuamente, llevándoles a cerrarse en sus propias mentes. El conflicto surge cuando la persona no es capaz de desarrollar una actitud nacida desde la empatía y la asertividad para con el prójimo. He aquí donde se debe resaltar el mediador como una figura neutral pero guiada desde los dos factores anteriormente necesarios para mitigar los efectos de las experiencias altamente inflamables.

Sara Madueño dijo...

Me ha gustado mucho leer este post; es tan curioso y real ver como aquello que debería acercarnos entres nosotros mismos, los humanos, en muchas ocasiones acaba alejándonos y creando conflictos por falta de entendimiento…La comunicación.
Y es que es tan fundamental saber comunicar como saber escuchar a ambas partes de una misma historia antes de sacar conclusiones erráticas. Como bien se comenta en el post, para una parte del conflicto, la mala siempre será la otra parte.
Y nosotros, como futuros psicólogos y mediadores, no podemos caer en el tan repetido fallo de quedarnos solo con una visión, sino que debemos de ir más allá e ignorar a las mencionadas “sustancias tóxicas”. Pero igual que para nuestro trabajo, esta lectura me ha hecho ver lo mucho que se puede experimentar una mala y equívoca comunicación en nuestro día a día, como por mensajes de texto, en los que indudablemente se pierde parte del tono lingüístico y acabamos interpretando de manera negativa aquello que quizá la otra parte nos comunicaba de manera positiva, creando conflictos inútiles, pero a los que irremediablemente estamos destinados en estos tiempos de comunicación virtual e impersonal.

Mercedes Sánchez Cumplido dijo...

Cuando en el mundo de la mediación nos referimos a algo “altamente inflamable”, a las “sustancias tóxicas”, hablamos de aquel o aquellos componentes de un conflicto que debemos de evitar para así aumentar la comunicación, y como consecuencia, lidiar con el conflicto. Esas sustancias tóxicas son las culpables de la falta de entendimiento entre las partes de un conflicto, aquellas que encienden el conflicto a raíz de cualquier tipo de malinterpretación.

Así, el objetivo de cualquier proceso de mediación es buscar dichas sustancias toxicas, ya que así seremos capaces de comprender el por qué del conflicto, y podremos eliminarlo. Ver qué temas son los más inflamables en el conflicto existentes y por qué. Solo así se podrá llegar a una negociación eficaz.

Cuando hay un conflicto, de pareja por ejemplo, existen temas más delicados que al más mínimo comentario se magnifica todo y explota (las mencionadas sustancias tóxicas). Así, cuando ha habido una anterior infidelidad, al mínimo comentario sobre ese tema o relacionado hace que salten chispas en la relación, en comparación a otros temas que no ocurre dicha explosión.

Por lo que es muy importante llevar a cabo una correcta mediación, evitando dichas sustancias tóxicas y orientándola hacia una negociación acertada segura.

Fátima Álvarez dijo...



Tras la lectura del escrito, como apunta el autor hay que reflexionar acerca de las posiciones y las percepciones entre los participantes de un conflicto. La falta de comunicación es un factor crucial para los integrantes de la negociación, ya que entre ellos pueden ayudarse a dar diversas perspectivas además de, ayudar a ver el punto de vista de cada uno e incluso poder llegar a compartirlos.

La comunicación bidireccional es clave en la mediación de un conflicto, ya que sin el factor de la comunicación se puede dar lugar a mensajes equívocos con pérdida de información y diversas variables subjetivas de cada persona, sin una buena comunicación no podría ser posible una buena mediación ya que incluso se podría obstaculizar o endurecer la posible resolución del conflicto.

Como conclusión, podríamos ver la importancia de la palabra como forma de herramienta en la mediación, sin ello podríamos decir que son negociaciones altamente inflamable.

Blanca Lozano Estefani. dijo...

En primer lugar, destacar que me ha parecido una analogía muy interesante en la que nos explica de la importancia de evitar que esas "sustancias inflamables", que se explican en el artículo, se "enciendan". De esta manera, se favorecerá la comunicación y el respeto entre ambas partes, lo que es imprescindible en la gestión de conflictos.

Por otro lado, pienso que en un conflicto es crucial escuchas a ambas partes. El no escuchar a una de las partes, puede llevarnos al error, de posicionarnos bajo ese punto de vista, sin ser neutral y, sin tener en cuenta los puntos de vista de la otra persona. Esto es un error que no podemos cometer como futuros mediadores.

Por último, y respondiendo a la pregunta planteada, una de las situaciones que puede hacer saltar "chipas" en un conflicto es, como bien se expone en el artículo, situaciones en las que no se expresan las emociones y sentimientos como en los mensajes de WhatsApp. Otras situaciones que harían saltar "chispas", podrían ser mediante acusaciones verbales, humillaciones, devaluaciones, entre otras.

Blanca Lozano Estefani.

Elena Cano Ríos dijo...

Cuando hay un conflicto y comienza el proceso de mediación con ambas partes que están involucradas es fácil posicionarte en alguna de las partes, ya que cada uno lo explica desde su punto de vista y cada vez que escuchas una versión te posicionas en un lado. Por lo tanto, es necesario mantener la neutralidad y ser imparcial durante todo este proceso. Hay que tener mucho cuidado sobre los temas que vamos a ir sacando porque hay momentos en los que se puede desencadenar algo que moleste mucho a alguna de las partes. Este es el momento en el que puede “saltar la chispa” puesto que podemos pasar los límites sin darnos cuenta, gracias a esto podemos notar cuales van a ser los límites que no podremos cruzar en esa mediación. Pienso que estas situaciones se pueden dar principalmente en una mediación donde el conflicto está aún muy reciente, es decir, aún no ha pasado casi nada de tiempo y pues todos los recuerdos y sentimientos están aún muy presentes. En el momento en el que el mediador realice una mala pregunta sin darse cuenta o haya una mala explicación y, por lo tanto, que la persona se sienta ofendida y salten “las chispas” el proceso puede verse perjudicado.

Paula Paya Bellido dijo...

Con respecto a la lectura de hoy, me parece sumamente importante el saber cuándo el/la mediador/a puede entrar en la base del conflicto. Es decir, hay situaciones en las que el/la mediador/a debe retroceder uno o dos pasos para que las personas implicadas en el conflicto entiendan ambas partes con la ayuda del mediador/a. Por tanto, cada frase, cada palabra, de los/as clientes es importante, y hay que analizar muy bien cómo lo dicen, ya que esa es la clave de todo conflicto.

Ana Hernández Sanz dijo...

En referencia a la analogía expuesta en la presente entrada, las sustancias tóxicas que alimentan el fuego de la falta de comunicación entre los usuarios en mediación, según mi perspectiva, pueden ser elementos como la escacez de tiempo, la falta de paciencia y/o de empatía, mostrar autoridad, generalizar los problemas, exhibir un tono de voz elevado, la invalidación emocional, las faltas de respeto/juicios/críticas, actuar a la defensiva, mantener una postura corporal inadecuada. Elementos como los mencionados anteriormente dificultan la comprensión entre las partes implicadas en un proceso de mediación. De este modo, la invalidación emocional (por ej., no prestar atención) puede provocar efectos negativos en relación a la otra parte como sentir que no merece la atención y, por ende, impide la adecuada ejecución del procedimiento dado que ambas partes deben sentirse con la libertad de poder exponer sus argumentos y puntos de vista sin ser invalidados con el objetivo de beneficiarse de una mediación favorable.

Ines Hierro dijo...

Tras la lectura de la publicación, puedo decir que en primer lugar me gustaría hacer referencia a la culpa, normalmente en un conflicto intentamos buscar culpables de la situación problemática ya que así la persona consigue quitarse la culpabilidad del problema. La mediación intenta que estas situaciones no se desarrollen de esta forma y que sin señalar culpables consigan asumir ambas partes sus errores.

Suele pasar que cuando mantienes una conversación con una persona rápidamente te lleva a pensar lo mala que puede llegar a ser la otra parte del conflicto, pero cuando hablamos con la otra parte la idea suele cambiar. Al hablar del término altamente inflamable, con este suelen hacer referencia una parte a la otra, provoca con sus palabras que pienses y sientas esa irritabilidad y maldad que tiene la otra parte, por ello en mediación tenemos que tener en cuenta esta contaminación que pueden provocar una parte sobre otra. Debemos saber manejar las situaciones y leer los mensajes más allá de lo que una persona nos quiere hacer ver.

Inés Hierro Peláez

Lucía López Gallego dijo...

Este post me ha hecho reflexionar sobre la importancia de detectar y neutralizar la “sustancia inflamable”, saber qué es lo que en realidad ha hecho que las partes comprendidas tengan que recurrir a la mediación. Comprender que cada una de las partes pueden y tienen su parte de verdad a cerca del conflicto o problema, no culpabilizar a uno de los dos e intentar propagar la idea de que el fin último es la solución del enfrentamiento por parte de los dos, intentando que las dos partes salgan beneficiadas con la decisión y procurando el mínimo de daños. Viendo así la importancia de la empatía y objetividad como elementos principales de la mediación, no tratar de solucionar el problema, sino aportar las herramientas e instrucciones necesarias para que ellos mismos puedan llegar a tocar y solucionar sus sustancias inflamables o temas principales, sin que estos lleguen a arder o explotar.
Lucía López Gallego

carmen cosano navas dijo...

Es bastante curioso e interesante el término de "altamente inflamable" en este contexto, ya que hasta ahora no lo había escuchado. Tras leer el artículo, he podido reflexionar sobre cómo muchas veces nuestras opiniones o percepciones están sesgadas o contaminadas por lo que otras personas nos han dicho con anterioridad, y cómo afecta eso en nuestras relaciones en el día a día. Igual de importante me parece el hecho de ser imparcial en la mayoría de situaciones, ya que a veces es necesario para poder tener una idea o concepción clara y libre de sesgos para resolver determinadas situaciones, más aún en el ámbito que nos trae aquí hoy, la mediación. Además, para ello también es fundamental tener una mentalidad abierta y pensamiento crítico, para no dejar que los demás nos condicionen y se interpongan nuestro pensamiento.

Carmen Calo Díaz dijo...

Tras leer el artículo podemos reflexionar sobre determinados conflictos en los que se ven involucradas dos partes contrapuestas, ambas mantienen la posición de “fue culpa del otro”, “él/ella me hizo tal”, “él/ella se equivocó”, etc. Si lo observamos desde un punto de vista externo, el principal problema podría estar en la falta de capacidad autocrítica, es decir, si hay un problema entre dos partes ambas van a tener, en menor o mayor medida, alguna responsabilidad al respecto, aunque en ese momento ninguna de las dos partes sea consciente de ello. Con esto quiero decir que lo importante no está en culpar o recriminar al otro, sino buscar cómo solucionar ese conflicto y, sobre todo, cambiar esa situación trágica a la que han llegado.
Como bien explica Javier en el artículo, el concepto “altamente inflamable” en una mediación no hará más que entorpecerla, para evitar esas situaciones y hasta que no estén preparados, se intentará no juntar a ambas partes y, una vez el mediador se reúna con cada una de ellas por separado, el objetivo será que ninguna hable del otro, sino de sí mismo. Por otro lado, otro objetivo que debería tener el mediador es fomentar una comunicación asertiva en todo momento, tanto con el propio mediador como entre ellos si se diera el caso de que pudieran juntarse.

Carmen Calo Díaz.

Alfonso Ortega Berral dijo...

Negociaciones altamente inflamables ¿Qué momentos crees que son estos?

Es bastante complicado imaginar mediaciones en las que no existan esos momentos o puntos altamente inflamables.

El mediador, en la búsqueda de esa solución común, no debe evitar los puntos inflamables, debe abordarlos, controlándolos en todo momento, ya que dichos momentos aportaran una gran cantidad de información al procedimiento. Es decir, la cuestión no es evitar dichos momentos sino controlarlos. De forma análoga, el fuego es capaz de devastar un bosque en menos de una semana pero, haciendo un uso controlado del mismo, también nos sirve para cocinar, es decir, solo el descontrol de esos momentos arrasaría completamente cualquier negociación. ¿Se deben utilizar entonces?

Será crucial la habilidad del mediador para lidiar con dichos momentos. Habilidad que se fundamenta en la experiencia. Así mismo, considero que será vital en este punto la comunicación no verbal, esta dará un plus de información al mediador. Ante estas situaciones inflamables no es tanto lo que se dice sino como se dice, por lo que debemos observar las formas.

Alfonso Ortega Berral dijo...

Negociaciones altamente inflamables ¿Qué momentos crees que son estos?

Es bastante complicado imaginar mediaciones en las que no existan esos momentos o puntos altamente inflamables.

El mediador, en la búsqueda de esa solución común, no debe evitar los puntos inflamables, debe abordarlos, controlándolos en todo momento, ya que dichos momentos aportaran una gran cantidad de información al procedimiento. Es decir, la cuestión no es evitar dichos momentos sino controlarlos. De forma análoga, el fuego es capaz de devastar un bosque en menos de una semana pero, haciendo un uso controlado del mismo, también nos sirve para cocinar, es decir, solo el descontrol de esos momentos arrasaría completamente cualquier negociación. ¿Se deben utilizar entonces?

Será crucial la habilidad del mediador para lidiar con dichos momentos. Habilidad que se fundamenta en la experiencia. Así mismo, considero que será vital en este punto la comunicación no verbal, esta dará un plus de información al mediador. Ante estas situaciones inflamables no es tanto lo que se dice sino como se dice, por lo que debemos observar las formas.

Anónimo dijo...

Creo que cuando hay un problema o un conflicto no se debe de centrar el problema en la otra persona solo, también hay que saber ver nuestros fallos porque si uno quiere mejorar lo primero que hay que hacer es saber en que he fallado yo para así evitar volver a cometer el mismo error. Eso es algo en ocasiones cuesta pues es muy difícil admitir los errores, por eso es a través de la figura del mediador que nos ayuda a ver nuestro problema y llegar a una solución. Es normal cuando estalle un problema que echemos todas las culpas a la otra persona, evitando aceptar la nuestra pero el primer paso para acercarnos a la otra persona es admitir que no es cien por cien culpa suya.

Fernando Niño

Unknown dijo...

El presente artículo hace alusión de cuáles son los momentos altamente inflamables en un conflicto, es decir, el instante dentro de la negociación más complicado donde las dos partes entran en tensión y empiezan a culpabilizar al “otro” del conflicto. Esto es muy común dentro del mundo de la mediación, la culpa siempre está expuesta en el otro. No solemos mirarnos introspectivamente y reconocer también nuestros errores y posibles malas actuaciones.
Existen algunos factores que hacen que dicho conflicto empeoren por ejemplo cuando no se realiza una comunicación cara a cara y verbal y es por otro medio ya sea WhatsApp, correo electrónico, por terceras personas etc. ya que el “bando contrario” puede interpretar el mensaje de una manera totalmente distinta al que estaba destinado.
Nuestra labor como mediadores es encontrar en qué momento se produjo dicho conflicto y que hizo que desatara el problema. Si conseguimos encontrar ese punto y trabajar sobre él cooperativamente, es muy probable que podemos eliminar o sosegar dicho conflicto.

Unknown dijo...

Cuando hablamos de relaciones humanas tendemos a definir y etiquetar las partes para comprender su funcionamiento, sin embargo, el texto pone el foco en la dinámica previamente establecida, evitando la categorización. Es así como nuestra percepción de las situaciones se ve sesgada por el argumento de la parte que hayamos escuchado más recientemente, al menos durante el principio de la negociación.
Del mismo modo, la analogía de las "sustancias tóxicas" referidas a las relaciones resulta una metáfora excepcional para explicar las consecuencias de la malinterpretación y falta de información o de comunicación en situaciones de conflicto. Para ello, como figuras mediadoras es crucial tener en cuenta los términos tratados en clase de "imparcialidad", "objetividad" y "neutralidad". Asimismo, el desarrollo de una óptima radiografía basada en la empatía, interés, observación y muestra de atención puede ayudar predecir o prepararnos para las características de la "sustancia" a trabajar. Por ende, somos capaces de generar un esquema guía del caso sobre el que trabajar, de modo que si se manifiestan elementos tóxicos, sabremos cómo orientar o redirigir el curso de la sesión. Por ejemplo, como se explica en el texto, si nos encontramos con una persona que se centra en hablar despectivamente de la otra parte, debemos valernos de recursos y habilidades que permitan mostrar otros puntos de vista.
Por tanto, las habilidades del profesional pueden ser vistas como factor de protección ante las "sustancias tóxicas" mencionadas anteriormente, es decir, en una práctica de laboratorio conformarían nuestras gafas, guantes y mascarilla.
Ana Cailang Villalba Quesada

Pilar Garcia Gomez-Luengo dijo...

Negociaciones altamente inflamables:

Una buena vía de escape ante un conflicto es dejar que la otra persona hable, se desahogue expresando sus emociones y pensamientos, permitiendo que hable sin interrupciones, críticas u opiniones, tratando de llegar a la calma para que pueda haber comunicación.
Una vez se haya relajado el ambiente se puede pasar a la negociación teniendo muy en cuenta nuestra comunicación no verbal. Con respecto a la comunicación verbal opino que lo mejor es hablar menos y escuchar más para poder llegar a comprender el contexto y la historia de esa persona.
Algo muy importante que no se suele hacer en estos momentos tan inflamables del conflicto es dejar el pasado para poder mirar al futuro. Sacar los trapos sucios y abrir viejas heridas no solucionará nada.
Pero sin lugar a dudas, lo esencial es el respeto. La calma, el diálogo para buscar respuestas a los conflictos y tratar de entender siempre lo que te quiere decir el otro.

Pilar García Gómez-Luengo

Lydia Luengo Méndez dijo...

Tras leer este post me ha venido a la cabeza un dicho "una moneda tiene 2 caras". Cuando un mediador habla con las dos partes de un problema, lo normal es que hablen más del otro que de sí mismos. Lo que tenemos que hacer en estos casos es invitar a cada parte a expresar que como se siente, que se centre en sí mismo, que perciba la consecuencias que tiene el conflicto para él. De esta manera podemos dejar a un lado los prejuicios y los sentimientos hacia la otra parte implicada.

Hablando del mediador, como hemos visto en clase, tiene que ser alguien imparcial y neutral, alguien que no puede posicionarse y que no puede favorecer a una parte más que a la otra. Debe encontrar un equilibrio para ambas partes aun cuando el piense que uno tiene la razón. Debe conocer cuales son los intereses, valores, emociones, necesidades, entre otras cosas, de las personas implicadas para poder llevar acabo una buena mediación.

Alberto herrerias moreno dijo...

Cuando el mediador busca una solución, no puede evitar los puntos inflamables, debe resolverlos y controlarlos siempre, porque estos momentos aportarán mucha información para el caso, el cual, estemos resolviendo en dicho momento. En un conflicto es muy difícil evitar los momentos inflamables, puesto que el mediador tiene que ser un gran experto e intentar conseguir ese fin al cual quiere llegar para salir de las situaciones difíciles.

A veces es muy difícil admitir errores, ya que no estamos acostumbrados a equivocarnos y esto en ocasiones puede llevarnos por el camino correcto, por eso la imagen de un mediador nos ayuda a ver nuestros problemas y llegar a soluciones. Cuando surge una duda, transferimos toda la responsabilidad a otra persona y evitamos aceptar nuestros problemas, esto es normal, pero el primer paso para acercarnos a la otra persona es admitir que nuestro papel no está bien ejecutado ni desarrollado.

Alberto Herrerías Moreno

Paula Legrán García dijo...

Con este texto podemos reflexionar sobre la importancia de la negociación en la mediación de un conflicto. Es cierto que el profesional, en un caso, debe escuchar con atención a ambos pacientes implicados en el conflicto.
Gracias a la experiencia que pueda tener el profesional, va a ayudar a que ambas partes a tomen una decisión acertada y que le beneficie a los dos.
Los pacientes como dice el artículo, deben centrarse en ellos mismos, en lo que sientes, en lo que quieren, lo que les interesa, y no mirar a la parte contraria.

Por otro lado, el profesional no debe de posicionarse en ninguna de las partes implicadas en la problemática ya que la decisión de cualquiera de las dos partes estará condicionada por el profesional y tendrá una posición a favor.

Finalmente me gustaría destacar del texto el tema de que durante una negociación puedan saltar chispas o puede incluso agramarse el conflicto por la falta de comunicación entre ambas partes mediadas. Esto nos sucede cuando hablamos por whatsapp por ejemplo, no vemos, no sentimos, no sabemos la forma en la que la otra persona se está comunicando con nosotros, con lo cual, puede llegar a confundirse dichos términos.

Paula Legrán García

Paula Legrán García dijo...

Con este texto podemos reflexionar sobre la importancia de la negociación en la mediación de un conflicto. Es cierto que el profesional, en un caso, debe escuchar con atención a ambos pacientes implicados en el conflicto.
Gracias a la experiencia que pueda tener el profesional, va a ayudar a que ambas partes a tomen una decisión acertada y que le beneficie a los dos.
Los pacientes como dice el artículo, deben centrarse en ellos mismos, en lo que sientes, en lo que quieren, lo que les interesa, y no mirar a la parte contraria.

Por otro lado, el profesional no debe de posicionarse en ninguna de las partes implicadas en la problemática ya que la decisión de cualquiera de las dos partes estará condicionada por el profesional y tendrá una posición a favor.

Finalmente me gustaría destacar del texto el tema de que durante una negociación puedan saltar chispas o puede incluso agramarse el conflicto por la falta de comunicación entre ambas partes mediadas. Esto nos sucede cuando hablamos por whatsapp por ejemplo, no vemos, no sentimos, no sabemos la forma en la que la otra persona se está comunicando con nosotros, con lo cual, puede llegar a confundirse dichos términos.

Paula Legrán García

Anónimo dijo...

Con este texto podemos reflexionar sobre la importancia de la negociación en la mediación de un conflicto. Es cierto que el profesional, en un caso, debe escuchar con atención a ambos pacientes implicados en el conflicto.
Gracias a la experiencia que pueda tener el profesional, va a ayudar a que ambas partes a tomen una decisión acertada y que le beneficie a los dos.
Los pacientes como dice el artículo, deben centrarse en ellos mismos, en lo que sientes, en lo que quieren, lo que les interesa, y no mirar a la parte contraria.

Por otro lado, el profesional no debe de posicionarse en ninguna de las partes implicadas en la problemática ya que la decisión de cualquiera de las dos partes estará condicionada por el profesional y tendrá una posición a favor.

Finalmente me gustaría destacar del texto el tema de que durante una negociación puedan saltar chispas o puede incluso agramarse el conflicto por la falta de comunicación entre ambas partes mediadas. Esto nos sucede cuando hablamos por whatsapp por ejemplo, no vemos, no sentimos, no sabemos la forma en la que la otra persona se está comunicando con nosotros, con lo cual, puede llegar a confundirse dichos términos.

Paula Legrán García

Elena Tello Luque dijo...

Para comenzar, me gustaría hacer hincapié en la gran labor que realizan los mediadores, debido a que tras escuchar la versión de ambas partes, tienen que favorecer la comunicación entre los componentes involucrados en dicho conflicto, además de llevar a cabo una buena negociación, donde ambas partes salgan favorecidas. De esta forma, en el proceso en el que el mediador escucha los diferentes puntos de vista sobre el conflicto, pueden ocurrir las llamadas “sustancias tóxicas”.

En todos los conflictos, los componentes de este van a hacer todo lo posible para que algunas de las partes sea superior a la otra. De esta forma, en el momento en el que ocurre esto, es donde pueden saltar las chispas, ya que una mala interpretación o un punto de vista diferente puede provocar que la situación empeore. Para calmar tesitura, los mediadores deben conocer cuando y por qué saltó la chispa, si las cuestiones son muy o poco inflamables, etc. Si somos capaces de conocer estos aspectos, seremos capaces de poner fin al conflicto.

Como psicólogos, la comunicación es una de las herramientas fundamentales que siempre vamos a llevar a cabo en cualquier circunstancia. Sin embargo, como mediadores, debemos de observar detenidamente el conflicto, y una vez que tengamos claro qué es lo que está pasando, aplicar esta herramienta, la cual es crucial para solventar cualquier disputa.

Elena Mª Tello Luque

Loli Delgado Cosano dijo...

Esta nueva entrada hace referencia a lo tratado en clase la última semana. Cuando mediemos en un conflicto, rara vez, alguna de las partes reconocerá haber cometido el error que los ha llevado a esta situación, o aceptar que la responsabilidad es suya. Esto no es de extrañar puesto que en un conflicto de tal envergadura entran en juego diversos factores donde se encontrarán, por ejemplo, dos personas con puntos de vista, percepciones, necesidades, intereses y emociones diferentes y que no son capaces de mediar por sí mismas.

Ante esta problemática puede ocurrir que, en la primera toma de contacto con uno de nuestros usuarios, nos contaminemos y formulemos prejuicios ante la otra posición. Es por ello, que debemos ser conscientes de que esa es su versión y su interpretación de los hechos. Por lo que debemos esforzarnos en dejar atrás esos prejuicios y tratar con el mismo valor a ambas personas.



Para ello, es de gran relevancia que nos aseguremos de analizar cada uno de los puntos claves que mantienen esta situación hostil entre ambas partes, manteniendo un papel imparcial, pese a que nos sintamos identificados más con uno de los protagonistas. Para ello podemos tener en cuenta aquellas pautas que vimos en clase como: el poder que se ejerce en la problemática, las percepciones, actitudes, emociones, etc. Teniendo en cuenta esta información, también es parte de nuestra labor, calmar las aguas para que la situación altamente inflamable no llegue a explotar. Una buena recomendación, como bien has dicho, es formularle preguntas que hablen de sí mismos y mandar mensajes de comprensión y empatía.

Por último, y respondiendo la pregunta formulada: “siempre que hay un conflicto hay hechos momentos que hacen que salten las chispas... después de leerlo
¿qué momentos crees que son esos?...”

Pienso que uno de estos momentos seguramente será cuando el cliente o usuario nos exponga su versión del problema, más aún si se siente víctima y le ocasiona una situación desfavorable ante la otra parte. Otro de los momentos cruciales y altamente inflamables imagino que podrá ser el momento en el que se encuentren ambas partes por primera vez en esa conciliación. Para ello, la profesional al mando deberá haber trabajado los puntos claves de la negociación, y haber servido como un buen puente de comunicación entre ambas partes, disminuyendo el riesgo de inflamación.

Marta Pérez Balbuena dijo...

Tras una lectura exhaustiva del artículo, nos hace darnos cuenta que cualquier momento puede convertirse en altamente inflamable dependiendo de la situación, es decir, si dos personas mantienen una disputa de manera cordial y pacifica llegando a negociaciones y acuerdos, nunca llegarán a una negociación altamente inflamable, en cambio, si ninguna de las partes da su brazo a torcer y reconocer su parte de culpa, se puede llegar a negociaciones altamente inflamables.

Marta Pérez Balbuena

Alba Molleja Ocaña dijo...

Este texto me ha gustado mucho ya que he conocido terminologías que no había escuchado antes y que me parecen muy acertadas, y me ha servido para reflexionar sobre actitudes que he visto en personas de mi alrededor y que yo misma he podido llegar a tener.

Me gustaría destacar el ejemplo de los mensajes de whatsapp ya que creo que en estos tiempos con las redes sociales se da con frecuencia. Cuando estamos enfadados y nos ponemos a la defensiva tendemos a interpretar todo lo que recibimos de la otra parte con un tono negativo y lo leemos con malos ojos. Estamos predispuestos a toxificar lo que recibimos, aunque no haya sido enviado con esa intención.

También, cuando nos sumergimos en un conflicto es recurrente externalizar los motivos de este, es decir, culpabilizar a la otra parte. Nos contamos tantas veces a nosotros mismos una versión de los hechos en la que no hemos hecho nada cuestionable o dañino para el otro que finalmente lo creemos, y salir de ese esquema mental es muy complicado. Por ello, desde la mediación se busca escuchar la versión de ambas partes para conocer sus perspectivas de lo que ocurre, reconducir la situación e intentar que la persona se centre en cómo se siente, pero sin hablar de la otra persona, ya que esto se consideraría ‘altamente inflamable’.

Alba Molleja Ocaña

Irene Navarro Navajas dijo...

Después de la lectura de esta publicación, queda muy claro que un proceso de mediación pueden surgir ciertos agentes externos que complique al mediador llegar a una solución con los mediados. Con esto me quiero referir al término explicado, altamente inflamable, que puede ocasionar en la mediación ciertas preferencias por parte del mediador hacia algunas de las partes implicadas por lo que no se obtendrá nunca el resultado esperado.
Además, como bien dice el artículo, el mediador puede ayudar a no “encender” dichas sustancias inflamables evadiéndose de intoxicar la mediación y de no alterar a los usuario creando así un ambiente pacífico y conciliador que ayude al proceso y ambas partes salgan victoriosas.
En mi opinión pienso que en la teoría es muy fácil explicar cómo evitar prender las sustancias inflamables pero es aquí cuando observo la gran importancia que tiene el mediador y lo indispensable que es para saber llevar una situación en la que ambas partes se encuentran en un estado de ánimo donde sólo piensan que el otro es culpable.

Irene Navarro Navajas

Beatriz Rojas López dijo...

En nuestro día a día, son muchas las ocasiones en las que nos encontramos con conflictos, y como se menciona en el artículo, de esas, muchas son debidas a malas interpretaciones. En pleno siglo XXI, los seres humanos somos cada vez más expertos en comunicación vía telefónica o cualquier otro medio tecnológico, y en cambio, se siguen sin entender gran cantidad de mensajes que se reciben si no van acompañados de emojis que representen la expresión no verbal de nuestro cuerpo.

Por otro lado, resulta de gran ayuda ser consciente de dichas sustancias inflamables de las que trata la lectura.
Muchas veces las personas tendemos a acumular pequeños aspectos que nos molestan de una persona, y en el momento más inadecuado o inesperado, se produce una reacción química con la que desbordamos cualquier cosa aún sin ser conscientes de ello o sin querer decir ciertas cosas. Por ello, saber reconocer dichas sustancias inflamables, aquellas frases o acciones que nos pueden llevar a ese punto, nos ayudará a mejorar la situación incluso antes de comenzar un conflicto.

Beatriz Rojas López

Carlota Aguirre dijo...

La lectura de este post invita a reflexionar acerca de la importancia, y a su vez la dificultad del papel del mediador/a. Pienso que uno de los puntos principales para que no tengan lugar esos momentos "altamente inflamables", es mostrarse como una persona objetiva. La objetividad en estos casos es muy importante, ya que no te puedes dejar llevar por lo que una de las partes relata sin tener todas las visiones de la historia, ya que este hecho podría perjudicar a unos/as y beneficiar a otros/as.

Un segundo punto importante, en relación con la objetividad, es la neutralidad. El mediador/a tiene que mostrarse neutral a la información, ya que es la única forma de poder entender el conflicto y comenzar a mediar, valga la redundancia, en beneficio de las partes implicadas.

Para finalizar, desde mi punto de vista, pueden darse diversos casos o momentos que desemboquen en situaciones "altamente inflamables". Un ejemplo claro que yo pienso que surgirá en la mayoría de mediaciones, es la perspectiva que tiene uno/a de como el otro/a se está dirigiendo hacia el/ella, es decir, una parte puede interpretar que la otra le está hablando mal o insultando, y de ahí ya puede surgir un tema de discusión.
Otro ejemplo claro y muy de actualidad surge a través de las redes sociales, ya que los mensajes que se mandan en redes son de libre interpretación debido a que no tienen entonación. Esto puede generar que haya un malentendido.

En resumen, es importante que el mediador/a no se deje llevar por las partes implicadas, y vea el conflicto y las "situaciones altamente inflamables" desde una perspectiva nueva, que favorezca a la resolución positiva del mismo.

María Dolores Pacheco Romero dijo...

Esta entrada, desde el maravilloso símil que se plantea, invita a reflexionar sobre varios aspectos.
En primer lugar, destaco la importancia de ser neutral e imparcial en la mediación, dónde, como se plantea en la entrada, es fácil caer en etiquetas iniciales de “el malo” y “el bueno” del conflicto, pues la categorización es uno de los procesos principales que como seres humanos realizamos de forma inconsciente e inmediata ante una nueva situación. Es la escucha sin juicios de ambas partes la que debemos emplear para actuar como profesionales que aparcan etiquetas.
Por otro lado, no puedo pasar por alto el ejemplo aportado para explicar el concepto de combustibles o sustancias inflamables. Quisiera enlazar precisamente este punto con la pregunta, “siempre que hay un conflicto hay hechos momentos que hacen que salten las chispas... después de leerlo ¿Qué momentos crees que son esos?...”. Pues considero que los mensajes por Whatsapp u otras redes sociales están a la orden del día, y suponen un verdadero combustible de conflictos en la actualidad. Nos comunicamos de esta manera continuamente con familiares, amigos, compañeros, pareja… Si bien son una herramienta muy beneficiosa, esconden el peligro de la malinterpretación, y en ocasiones hacen que salten chispas. Efectivamente, este tipo de comunicación nos impide ver elementos no verbales que también comunican (gestos, tono, postura, expresión facial, contexto…), y que, al no ser tenidos en cuenta, dan pie a numerosos malentendidos, actuando como fuertes sustancias inflamables. Prácticamente todos hemos protagonizado alguna vez un malentendido que tuvo su origen o se avivó en un mensaje escrito, privado del tono, de matices y de aspectos que son necesarios para una buena interpretación de su contenido.
Posiblemente, como profesionales, nos encontraremos con conflictos que fueron avivados por estas vías. En lo personal, este punto me invita a recordar que es necesario no olvidar lo que hay detrás de la comunicación por estos medios, dándole la importancia proporcionada a aquello que se comunica por ellas.
Mª Dolores Pacheco Romero.

Carlota Pereira Parra dijo...

Cuando dos o más partes llegan a mediación, es evidente que algo no funciona entre ellas. Su disposición a acudir al mediador debería ser una garantía de que “no todo está perdido”, que aún queda algún puente entre las partes que les permita reconducir su situación. Sin embargo, la lectura del artículo nos pone de manifiesto que, en realidad, no hay garantía de nada. Que en cualquier momento en el marco del proceso de mediación nos podemos encontrar ante situaciones “alta y extremadamente inflamables”, que deberemos sortear, si queremos llegar a buen puerto. No obstante, ello podría plantearnos dudas y conflictos con nuestra propia imparcialidad, que debemos exigirnos. Es decir, cómo evitar que nos leguen o quedemos condicionados por los sentimientos negativos de una parte hacia otra. Y por otro lado, cómo “reconducir” esas situaciones, sin interferir en el proceso de mediación. Para ello, es interesante también recordar las distintas formas que las escuelas y doctrinas atribuyen a los mediadores, pasando de una actitud meramente pasiva hasta llegar a una escucha activa, que suponga intervención legítima en el desarrollo de la mediación, pero sin injerencias ni interferencias ente las partes. Y ahí sigue reflexionando el artículo sobre cómo evitar que esos sentimientos negativos impidan la mediación. Así, la expresión “precauciones básicas”, puede resultar muy interesante y facilitadora para las partes, pero debe se debidamente asumida por el mediador, en el sentido de ofrecer, por ejemplo a la partes, que son quienes tienen disposición plena del proceso, que establezcan unas normas, límites o prohibiciones, para evitar “echar más leña al fuego”, y que al final, todo termine explotando. En definitiva, uno más de los retos a los que han de enfrentarse los mediadores, que hacen que su labor sea apasionante, pero también callada.

Rafael Ortiz Lara dijo...

Cuando el conflicto comienza, cuando las sustancias inflamables empiezan a arder como nos volvemos egoístas y egocéntricos. Vemos lo nuestro y no somos capaces de ver más allá. Somos egoístas porque no queremos pensar en el otro, solo nosotros por el dolor que sentimos que la otra persona nos ha causado y no queremos dar el brazo a torcer ya sea por orgullo o por alguna otra razón. Ahí es donde el mediador debe participar para regular a los afectados y combatir esas sustancias tóxicas en comprensión y en empatía entre todas las partes y poder llegar a un consenso.

Marina Cano Alcalde dijo...

En consecuencia al artículo, puedo decir que me intriga y a la vez me asombra saber cómo una chipa puede ser tan peligrosa y hacer tan grandes estragos y destrozar relaciones de todo tipo, por un simple malentendido que saque a la luz anteriores discrepancias u ofensas.
Me ha parecido muy gráfica la metáfora de las sustancias inflamables, siguiendo esta, creo que es interesante saber si sería posible hacer desaparecer las sustancias inflamables para que al saltar la "chispa" no hubiese nada que prendiera.
No se si es eso posible, pero es muy curioso al hilo de lo dicho en el post.

Unknown dijo...

Como menciona el articulo, un buen mediador ha de conocer qué cuestiones son fácilmente inflamables o extremadamente inflamables para sus clientes.
El mediador ha de evitar dichas situaciones para las partes, pues de lo contrario se aumentaría el conflicto y la negociación se ralentizaría.
Las situaciones altamente inflamables comienzan con una chispa, es decir, con una disputa o pequeña confrontación y con el tiempo se agranda el conflicto.
Ejemplo de momento que saltan chispas puede ser el hecho en una relación de pareja en el que se malinterpreta un gesto o una conversación. Esto generará la chispa del conflicto, y por consiguiente una sustancia inflamable que sí no se sabe controlar por parte del mediador es imposible una negociación.

Lucía García Jurado

Ignacio Martínez dijo...

En este artículo se presenta, a mi parecer, mediante el símil con las sustancias "altamente inflamables"; los momentos exactos de los que depende que la mediación consiga la solución. Con esto quiero referirme a que, en los momentos de mayor tensión, crispación e incluso cuando se puede llegar a faltar el respeto, una de las partes puede decidir no continuar con la mediación. Poniéndome en el papel de un mediador que se enfrente a esta situación, considero fundamentales distintas características para sobrellevarlo como la objetividad, la imparcialidad o neutralidad y la templanza.
Cabe destacar que es condición "sine qua non" del buen mediador ser objetivo e imparcial; de esta manera nunca caerá en un posicionamiento fortuito que lleve a una de las partes a sentirse abandonada. Tampoco puede quedar en el olvido la templanza, puesto que el mediador es persona y la persona siente; por lo tanto, deberá verse en vuelto en esa espiral de brusquedad, siempre con la moderación que posee un profesional sin entrar en heridas o brechas abiertas.
De esta forma considero que se podrá sobrepasar los denominados momentos "altamente inflamables" que tanto daño y malentendidos ocasionan; pudiendo así avanzar en lo que verdaderamente importa la resolución del conflicto central.
Ignacio Martínez López

María Muñoz Gómez dijo...

Tras leer el articulo presente, puedo llegar a la conclusión que en ocasiones las personan solo escuchamos o comprendemos una de las dos partes de un conflicto, lo que con lleva una mala gestión del conflicto y una posición no acertada.
Nuestro trabajo consta en intentar solucionar un problema ajeno a nosotros, por ello debemos ser personas imparciales. Al ser mediadores debemos tomar consciencia de que no solo existe una versión de la historia, cuando hay muchas personas implicadas debemos ser consciente que cada una de ellas lo ha vivido de una manera diferente, por lo que hay que escuchar y comprender a todos los integrantes sin posicionarnos hacía ningún bando.
Por último, las situaciones en las que pueden saltar chispas serían muy diversas, ya que depende del tipo de persona, ya que a algunas le harían saltar chispas un conflicto de pareja y a otras un conflicto de negocios y viceversa.
MARIA MUÑOZ GÓMEZ

Lucía Díaz Amor dijo...

La labor del mediador es de neutralidad e imparcialidad en una discusión con el objetivo de ayudar a las dos partes a solucionar el conflicto o incluso a mejorar sus diferencias y relaciones. Considero que para colaborar en la comunicación entre los implicados y en su relación, debemos de ser profesionales objetivos que empaticen con las dos perspectivas de la historia, puesto que podemos caer en el error de etiquetar al culpable y a la víctima, afectándonos en nuestro juicio y en el de ellos mismos. Esto sólo ayudaría a que las sustancias inflamables fueran mucho más susceptibles y peligrosas. Por eso, nos interesa y debemos centrarnos en sus pensamientos y emociones personales de cada uno de ellos para que se sientan acompañados y entendidos en el proceso de mediación y no caigan en las categorizaciones y en la liberación de gases.
Lucía Díaz Amor

María Espino Gómez dijo...

Este post plasma la semejanza existente entre las denominadas sustancias tóxicas y las condiciones bajo las que tienen que estar para arder, con el proceso de mediación, y es que, al igual que dichas sustancias se calientan e inflaman, las personas también poseemos ese punto de inflamación que puede llegar a hacernos estallar.
Con esta lectura podemos volver a conocer otra labor esencial que los mediadores llevan a cabo en su trabajo, dicha labor consiste en indagar e investigar acerca de lo que los mediados perciben como “la chispa”, aquel suceso, palabra, gesto etc, que un día sucedió entre ellos y lo hizo arder todo. Es muy probable que los mediados se culpen entre ellos, liberando gases nocivos que el mediador tendrá que mitigar mediante su imparcialidad.
En mi opinión, y al igual que las personas que trabajan con sustancias y compuestos peligrosos deben seguir ciertas normas de seguridad para realizar su labor de la forma más segura posible, el papel del mediador debe ser exactamente igual, tiene que ahondar en la problemática presente, conociendo la opinión de las partes y sabiendo hasta que límites se puede aproximar, así conseguirá que los mediados mantengan la calma y no entorpezcan el proceso de negociación.

Antonio Felipe Priego Fernández. dijo...

Al igual que un Cartógrafo, explora y realiza un mapeo del terreno para conocer la naturaleza, los cambios y alteraciones del terreno tras un "accidente geográfico" como el que está ocurriendo actualmente en la Isla de la Palma. Los mediadores también han de "mapear" el conflicto antes de comenzar a confrontarlo entre los interesados. Mapear implica conocer los puntos calientes, lo que una persona piensa sobre la otra, los conflictos de intereses existententes, así como conocer y explorar el carácter y los intereses de nuestros clientes.
"Porque ni el malo es tan malo, ni el bueno es tan bueno" y a veces "lo que dice Pedro de Juan, dice más de Pedro que de Juan"

Muchas veces la UME para realizar un rescate durante un incendio o un terremoto, tras previamente haber estudiado el terreno intenta acceder por otro lado o al menos tratar de controlar la expansión los fuegos vía aérea, mientras se lleva acabo la misión de rescate.
Y es que un buen mediador no puede evitar esos puntos calientes, no ha de dejar nada que tenga relevancia sin tocar. Lo que ha de saber como abordar y gestionar estos puntos. Si nuestro cliente es un "energúmeno" en privado, pero en publico le gusta mostrar una conducta ejemplar "Porque no tomar una serie de precauciones básicas?", ¿Porque no abordar ciertos temas candentes en un lugar público? Como por ejemplo tomando un café.

Y hasta aquí sería solo un "exoesqueleto", porque el conflicto no solo se limita a controlar "aspectos de imagen y formas". No todo se limita al exterior, tras cada verbalizaron se esconde una cognición, un pensamiento, un nudo de emociones, puntos candentes que son internos, como exigencias de unos hacia los otros. Expectativas incumplidas mutuamente o de forma unilateral entre uno de los presentes en el proceso de la mediación.

Conocer estas problemáticas, estas lineas de fuego son los momentos realmente inflamables que un mediador ha de saber como humedecer, para evitar que se prenda la mecha.

Antonio Felipe Priego Fernández.

Irene Navarro Navajas dijo...

Durante la lectura de este post sobre el concepto "altamente inflamable" me ha sido inevitable pensar más allá de la asignatura de "Mediación y solución de conflictos" ya que percibo este término como algo que puede pasar en la vida cotidiana y a lo que estamos expuestos diariamente. Con eso me quiero referir a que por ejemplo, en el primer párrafo del post destaca la importancia de no opinar hasta que sepamos la versión de todas las partes que están vinculadas en el conflicto e incluso conociéndolas todas no tenemos porque tener un opinión claro al respecto y eso mismo es lo que nos puede pasar a lo largo de nuestra vida en numerosas situaciones. Por esto mismo a la hora de solucionar un conflicto o hacer de mediador es imprescindible trabajar para eliminar esas sustancias tóxicas que verdaderamente lo único que consigue es retrasar el trabajo tanto para las partes involucradas como para el mediador.

Unknown dijo...

Tras esta lectura querría resaltar algunos factores que llaman la atención, como es la falta de comunicación por las partes. Las personas muestran una falta de empatía o respeto hacia el otro, ya que cada uno se centra en su propio dilema y en que sea resuelto de la forma más beneficiosa para él mismo, dejando a la parte contraria sin ningún beneficio.
Desde nuestra parte como “futuros mediadores” es obligatorio conocer todas las partes y ser imparcial, dejando que no nos afecten los comentarios que digan las partes. A la hora de resolver un conflicto debemos de dejar atrás todas las menciones tóxicas y altamente inflamables como dice el post, no hacer juicios y resolverlo de la manera más beneficiaria para ambas partes.

María Galisteo Pérez

Unknown dijo...

Tras esta lectura querría resaltar algunos factores que llaman la atención, como es la falta de comunicación por las partes. Las personas muestran una falta de empatía o respeto hacia el otro, ya que cada uno se centra en su propio dilema y en que sea resuelto de la forma más beneficiosa para él mismo, dejando a la parte contraria sin ningún beneficio.
Desde nuestra parte como “futuros mediadores” es obligatorio conocer todas las partes y ser imparcial, dejando que no nos afecten los comentarios que digan las partes. A la hora de resolver un conflicto debemos de dejar atrás todas las menciones tóxicas y altamente inflamables como dice el post, no hacer juicios y resolverlo de la manera más beneficiaria para ambas partes.

María Galisteo Pérez

Isabel Luna Torres dijo...

Después de leer este artículo, considero que el concepto de negociaciones altamente inflamables es una forma muy interesante de explicar como surgen los conflictos, además de identificar las sustancias tóxicas que lo han provocado con el fin de conocer cuál es la forma más adecuada para mediar cada uno de ellos.
Hay que reconocer que siempre en los conflictos ambas partes van a considerar que el problema lo tiene el otro, y esto se debe a muchos factores, destacando aquí la falta de comunicación y por tanto de comprensión por las dos partes. Esto lo que provoca es que salten las chispas y se genere el conflicto.
Para evitar y controlar estas situaciones hay que conocer la visión de cada uno por separado y observar de manera objetiva cuáles son sus intereses indagando en sus situaciones, emociones y pensamientos para llegar a comprenderlo y así, mediarlo de una forma correcta.

Isabel Luna Torres

Rocío Benítez Rodríguez dijo...

Con esta lectura, nos damos cuenta lo importante que es escuchar a las dos partes que han acudido a la mediación, porque ya que, si solo se escucha a una parte, seguramente nos quedemos con una mala imagen del otro, ya que solo van a hablar de las cosas malas de la otra parte, debido a su enfado e irritación.
Por ello, hay que identificar esas malas sustancias que las partes expulsan para llegar a conseguir la comunicación entre ellos.
Hoy en día contamos también con el “inconveniente” de los mensajes, ya que un mensaje, donde no podemos identificar el tono de voz, los gestos, etc., se puede interpretar de una forma incorrecta.
Las primeras sesiones son para todo esto, para intentar calmar el fuego llevan dentro y poder conseguir trabajar.

Rocío Benítez Rodríguez.

Manuel García del Corro dijo...

Tras haber leído este segundo Post, podemos reflexionar sobre multitud de circunstancias que pueden encaminar a una mala resolución de distintos problemas, y pueden llevar al fracaso de la mediación. La mala interpretación de cualquier comunicación entre las dos partes mediadas (como podemos apreciar en el Post), no saber abordar el problema, sentimientos negativos (frustración, ira o miedo), la incomodidad, la mala relación entre los mediados, un ambiente tóxico o el agotamiento, son las múltiples posibilidades que pueden llevar al fracaso del entendimiento.

Por todo lo anterior, es fundamental ser comprensivo, imparcial (hemos leído la opinión que los alumnos tenían de una de las partes cuando la escuchaban en un principio, y posteriormente la cambiaban tras volver a escuchar a esa parte, expresando que: “no era tan malo como lo pintan, ahora creo que tiene más culpa el primero que entrevistamos”), ser observadores, discretos, firmes y honestos, entre muchas otras cualidades, para que no se produzcan o se evite el riesgo de que esas negociaciones sean “altamente inflamables”.

Carmen Butrón Batista dijo...

Tras la lectura del artículo queda claro lo importante que es escuchar a ambas partes, las dos caras de la moneda. No podemos quedarnos con una parte de la historia, sino que debemos conocerla en su totalidad y con ello conocer el conflicto en profundidad, de esta forma evitaríamos el posicionamiento y el favoritismo hacia una de las partes, lo que provocaría un deterioro en el proceso de medicación, ya que dicho proceso debe ser imparcial.

Mediante la analogía del concepto “altamente inflamable” nos lleva a tomar conciencia sobre nuestro papel en la mediación, ya que un mediador busca evitar esas sustancias “tóxicas” que provocan falta de comunicación, con el objetivo de conseguir una conversación bidireccional.

Esta reflexión la podemos extrapolar a nuestro día a día, ya que son muchas las ocasiones en las que alguien nos cuenta una historia, un conflicto que le está sucediendo en su vida con otra persona e inmediatamente nos posicionamos a su favor, sin conocer realmente la historia o el conflicto al completo, ya que para ello necesitaríamos la verdad de la otra persona. Es importante ser consciente de este hecho, el cual ocurre más veces de las que pensamos. Desde mi punto de vista, este posicionamiento o favoritismo refuerza de algún modo esas sustancias “tóxicas” que expulsa la persona.

En definitiva, debemos ser conscientes de la ocurrencia de estos fenómenos en mediación para realizar un proceso de mediación imparcial, comunicativo y centrado en el conflicto, como bien dice el post “preguntar lo que debemos preguntar y analizar solo lo que debemos analizar”.
Carmen Butrón Batista

Álvaro Pérez-Marín Gajón dijo...

Leyendo el texto caes en la cuenta de la cantidad de veces que cuando sucede un conflicto nos llenamos la boca y nos precipitamos mucho al realizar muy gratuitamente malas palabras y calificativos hacia la persona con la que no compartimos una idea u opinión. "Es que él... es que siempre es igual..., es que no es empático..." Pero... ¿y tú que? es la pregunta que uno debería hacerse antes de verbalizar posibles frases e ideas tóxicas o inflamables, un poco de autocrítica y tratar de entender el por qué de que el otro sujeto dice eso, igual así entenderíamos su postura y con algo de dicha puede que hasta compartamos su idea y apoyemos algo a lo que estábamos momentos antes en contra

Rafael López-Crespo dijo...

Este artículo me ha hecho reflexionar acerca de cómo un conflicto menor puede transformarse en un gran conflicto a través de esas sustancias inflamables, y de que cada parte tiene una parte de verdad. Por ejemplo, una simple deuda de un amigo a otro de unos cuantos euros, puede acarrear un gran conflicto si el amigo acreedor le pide a su amigo el dinero de muy malas formas insultándole o amenazándole. Es cierto que el amigo que debía dinero hizo mal en no pagarle a tiempo, pero también es cierto que no puedes amenazar a una persona (y menos a un amigo) por una deuda de dinero.
Los mediadores deben de buscar el punto de acuerdo entre las partes, y no “calentarlas” encendiendo así ese material inflamable. El mediador debe de saber cuáles son los materiales inflamables del asunto y evitar que esas sustancias encuentren una chispa que las haga prender. Por eso el mediador debe de saber los tiempos y las formas que usa para buscar el acuerdo, porque quizás reunir a dos partes con un gran conflicto nada más pelearse puede ser como echar una cerilla en un bidón de gasolina.

Antonio Fernández Martínez de los Llanos dijo...

¿Cuántas veces no hemos sido nosotros mismos los que hemos hablado mal de otras personas?

Todos hemos tenido problemas y hemos catalogado a otra persona de forma negativa. En lo personal intento ponerme en su punto de vista para comprender porque está ocurriendo este problema, pero igual que muchas veces lo consigo, hay otras que me resulta imposible. Y para esto existe el mediador, para ayudarte en este aspecto.

Como hemos dado clase a lo largo del curso, un mediador ha de ser imparcial en su totalidad, supongo que esto de primeras puede resultar difícil, aunque creo que al yo venir, del grado de psicología en el que nos enseñan a jamás juzgar a las personas que vienen a terapia, parto de una base en la que podría resultarme más sencillo.

Javier, nos ha contado gran variedad de casos suyos en los que se puede ver como las perspectivas son verdaderamente importante. Yo creo además anticipándome a lo mejor al resto de comentarios, que lo más importante es que este fuego se tiene que apagar entre los las partes, porque si una parte lo intenta y la otra no, puede resultar angustioso.
También en todos estos casos de los que he hablado, hemos visto que no siempre las dos personas quieren, dejando así que el fuego fluya quemando del bosque, y que la persona tenga que esperar para volver a darle vida a este bosque con el tiempo. Por esto mismo creo que una característica fundamental de los mediadores debería ser la persistencia, intentar siempre que al menos se llegue a este proceso de mediación (aunque no siempre sea posible).

Para terminar y volviendo al inicio del comentario, como ya he dicho lo peor que llevaría no sería criticar a algunas de las partes, sino que sería criticar a aquellas partes que no quieren ni siquiera intentarlo.

Antonio Fernández Martínez de los Llanos.

Alba Peláez López dijo...

Creo que este artículo es clave para centrarnos en nuestros sentimientos y actitudes, dejando de lado nuestra rabia contra los demás. No se consigue nada echando balones fuera, solo estás evitando centrarte en el verdadero problema. Pienso que en la vida debemos ser prácticos y no perder el tiempo: en vez de enfadarte con una persona, puedes sentarte a hablar tranquilamente sobre lo que ha pasado y sobre todo, saber perdonar si es el caso. Vivir con rencor no nos hace ningún bien.