lunes, 21 de febrero de 2022

La fiebre del oro

 

¿Recuerdas querido lector o lectora lo que significó esta frase? Se denominaba fiebre del oro a un “período de migración apresurada y de forma masiva de trabajadores hacia áreas más rústicas, en las que se había producido un descubrimiento espectacular de comercio de oro. Suele referirse en especial al que se produjo en California, Estados Unidos, en 1848 y que finalizó aproximadamente en 1960”.

Y hoy en día, ¿os suena la aparición de las criptomonedas?, según Jara Atienza “La tarde del 11 de agosto de 1994, un joven de Philadelphia, Phil Brandenberger, encendió uno de los ordenadores de su oficina, entró en internet, pidió un disco del músico británico Sting y pagó 12,48 dólares (más gastos de envío). La operación le llevó más tiempo del que hoy cabría esperar, pero lo cierto es que tuvo que usar un software de encriptación de datos que le permitiese utilizar su número de tarjeta de crédito de manera privada”.

Podemos decir según la autora de esta referencia, que esa fue la primera transacción comercial online de la historia. Desde ese momento, los pagos de compras y ventas por internet y el empleo de la criptografía, se ha extendido, como una nueva “fiebre del oro”, por todo el ciberespacio.  

Pues bien, hoy como siempre, os quiero llamar la atención a “nuestra” particular fiebre del oro.

Tras las grandes crisis que hemos vivido, económico y laboral, fueron muchos los que viniendo de distintas disciplinas profesionales, “viajaron” en su particular éxodo, hacia “tierras de mediación”, en busca del preciado “oro” de mejorar en su trabajo, pero también en muchas ocasiones, para ganar más dinero profesionalmente, algo más que honrado.

Eso hizo que se abandonaran perfiles profesionales clásicos, en busca de lo que llamamos “mediación” y el mediador profesional.

Esta fiebre querido lector, dura, lo que dura la constancia y la perseverancia de quienes se/nos acercamos a la profesión, para servirla y no para servirnos. Muchos volvieron /volvimos tras la fiebre del oro a nuestra antigua profesión; otros se/nos dimos cuenta que el verdadero tesoro está en devolver a las partes su poder de decisión ante los problemas, algo que enseñamos y nos enseña para nuestro día a día. Educamos y nos educan.

De ahí viene que tantos profesionales de la mediación, hablen de su pasión por esta profesión.

Y como ocurrió con la “fiebre del oro” que ahora se llama, “interés por la criptomoneda”, una nueva ola de “fiebre” viene a la mediación, esta vez en forma de “On line dispute resolution”, o gestión de los conflictos mediante plataformas por internet, encriptadas, confidenciales, valiosas para el acuerdo y libres de hackers…

Ha venido para quedarse, así está ocurriendo en la justicia tradicional, donde ya se hacen videoconferencias, juicios on-line o declaraciones virtuales.

¡Que de cambios trajo la pandemia! Si la llegada de internet cambió nuestra manera de relacionarnos, con las ODR, llegó el internet del valor de la negociación y el acuerdo… y aparecerán nuevos colonos, nuevas fórmulas, nuevos mediadores y servicios…


viernes, 18 de febrero de 2022

Las diferentes versiones de lo ocurrido

 

Muchas veces me he preguntado porque puede haber tantas y distintas versiones sobre una misma historia. Como puede ser que, ante un mismo acontecimiento, hay tantos puntos de vistas como personas están implicadas en ello.

Cuando mediamos, la única posibilidad de hallar un acuerdo final, se basa en encontrar los puntos de unión, que coinciden según la historia de lo ocurrido.

Algunas veces puede haber diferentes versiones por la ideología que mantienen cada uno de ellos o por la calidad de la información que poseen, incluso por el momento en el que realizan la conclusión a la que llegan, sin esperar quizás, que el tiempo, razone por ellos (conclusiones precipitadas)

En no pocas ocasiones, lo que les separa en la interpretación de lo ocurrido, se fundamenta en las distintas maneras según la teoría que mantienen, amparado en su forma de pensar. Es más, puedo decir, que no es la primera vez que he visto en mi trabajo, personas, que manifiestan haber vivido algo o participado en algo, que hacen como propio, sin que eso haya ocurrido (es cuando esa historia se cuenta tantas veces, que se va modelando, hacia tu propio interés de lo vivido). Recuerdo como mi madre, me contaba cosas en primera persona, que yo era consciente que ella no había vivido, porque de igual forma yo había participado en ellas, pero que con el paso del tiempo hizo suya y de las que yo nunca le sacaba de su error, porque si ella lo pensaba, bienvenido sea.

Por eso, el conflicto que les trajo a la mesa de mediación, si transcurrió en el pasado, puede que alguna de las partes (cuanto más tiempo hubiere transcurrido) haya dicho hechos que no existieron o haya expuesto lo que pasó y agregado hechos nuevos, que la otra parte niega.

Lo que sí está claro, es que no estamos en una mediación para hacer investigaciones según las pruebas y datos, si ocurrió o no tal y como nos lo cuentan, pero si he de decir, que debemos de dar por válido aquello que todas las partes dan por cierto, y dejar un poco de lado, aquello que no dan por válido, ya que es lo que les separa, y lo que les trae a la negociación muchas veces.  

Es cierto que, con independencia de lo ocurrido, hechos, otras veces son las interpretaciones, de las que surgen las hipótesis del enfado o enojo que muestran.  

Por eso muchas veces, yo animo a que las partes, escriban literalmente, que pasó y que desean obtener con el proceso de mediación. Eso les hace escribir su historia, desde su punto de vista, su versión y ser conscientes de la importancia de poner estrictamente aquello que les es importante, de lo ocurrido y del posible futuro acuerdo.

Escribir, cuesta, y más si no ocurre, como con las palabras: que se las lleva el viento

No os importe, no es nuestra misión como mediadores, querido lector o lectora, investigar cual de las versiones es la cierta, como haría un juez. Puede haber diferentes versiones de una misma historia porque es posible distintos puntos de vista, y que hayan recogido pruebas en distintos momentos por lo que sus puntos de vista pueden ser completamente diferentes del otro. Cada versión depende de la persona. Todos piensan de forma diferente, si no, no estarían ante ti.

Por eso pueden surgir varias hipótesis sobre los hechos y somos nosotros, lo que tenemos que trabajar sobre lo que les “une” y no sobre lo que les separa. Eso nos va a permitir, trabajar las auténticas necesidades ante el conflicto que tengan las partes y que en numerosas ocasiones es la misma, terminar de una vez con la situación insostenible que están viviendo.

Bienvenidos a la mediación, proceso en el que a veces no llegamos a un acuerdo total, pero si parcial de algunos aspectos que mostraba el conflicto.


martes, 15 de febrero de 2022

Un Comic sobre la sesión informativa en una mediación virtual

 


La Regla de Medir una Mediación

 


¿Podemos pensar en una regla graduada para medir una mediación? 

La regla graduada es una de las herramientas de medición más utilizadas en la historia de la humanidad. Básicamente, tiene una escala o graduación de longitud, esta graduación podrá ser en centímetros, pulgadas o poseer las dos medidas, una impresa en cada cara del rectángulo.

¿Pero para que nos sirvió históricamente? Todos hemos tenido alguna vez en la mano una regla, sobre todo en nuestra época escolar y nos servía para medir longitudes o para marcar líneas rectas de una longitud específica determinada por el largo de los centímetros que tenía.

Pues bien, esa escala o graduación determinaba el tipo de “medición” y si esta era mayor de la dimensión de nuestra regla, requería levantar la regla para volver a medir desde una demarcación realizada.

Cuantas veces no habremos oído decir… ¿Qué te dedicas a la “medición”, a la “medicación”, a la “meditación”… pues no, me dedico a la Mediación, aunque cueste expresar esta palabra con otras más usadas.

Pero hoy, que me atrevo a hablaros de “medición” también quiero hacerla en una mediación. Hablaros de una regla, que nos servirá para “medir” nuestro trabajo. La “regla” debe colocarse en el objeto que se desea medir, en el conflicto que vamos a trabajar y así, poder realizar la lectura. Nos permitirá hacer una “estimación”, hacer una aproximación de la lectura en casos en que la medida del objeto y la apreciación de la regla no sean coincidentes.

Y establecer nuestras medidas con los siguientes parámetros que os ofrezco en la infografía:

¿Están dispuestos a ver el conflicto como una oportunidad?

Hay que tener conciencia que el pasado no lo podemos cambiar y por tanto nuestro trabajo tenemos que medirlo hacia el futuro, pero para ello, las partes tienen que ser conscientes de que el proceso que vamos a iniciar, supondrá un cambio positivo en sus vidas

¿Existe actitud?

Siempre se dijo que la mediación es actitud, colaboración, buena fe y esta debe ser nuestra primera medida. Preparar preguntas y cuestiones que demuestren que los mediados quieren negociar y están dispuesto a ceder y conceder para conseguir

¿Me dejan preguntar aquello que no quieren oír?

Normalmente las buenas soluciones o descubrimientos suelen ser el resultado de preguntas fantásticas realizadas por mediadores con grandes conocimientos en la materia involucrada y por supuesto con una gran motivación en su labor

¿Cómo PODRIAMOS RESUMIR TODO LO EXPLICADO?

Una vez recibimos la información y hemos realizado la exploración en el conflicto latente, necesitamos que ese "guion de la película " que nos han contado, le pongamos un TÍTULO, para centrar todo lo que con ello supone el objetivo a perseguir en la mediación

¿me están legitimando?

Solo podré mediar si las partes creen en mí y sobre todo, me permiten, ser el conductor de "su viaje por los sentimientos". De mí depende llevarles al destino que deseen y que me dejen trabajar.

Ojalá querido lector o lectora, te sirva esta “regla de medir” nuestra mediación.


domingo, 13 de febrero de 2022

En el “término medio” esta la virtud

 

Cuantas veces habremos oído esta frase tan recurrente, cuantas veces habremos pensado que no es ni blanco ni negro, sino distintos tonos de gris. La verdad es que fue Aristóteles, quien dijo que “la virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”. Así, debemos entender los mediadores, que cuando nos encontramos en plena negociación de un conflicto, ese es nuestro campo de acercamiento, ya que debemos movernos entre el exceso y el defecto, el mucho y el poco, el todo o el nada.

Si queremos de verdad conseguir ser mediadores de ambos, representar los intereses y necesidades de ambos, no hay nada como el “término medio”.

Estar en este “término” supone que las partes enfrentadas, sean consciente de que se encuentren en la misma distancia hacia la posición de uno o de otro y se encuentra a igual distancia de los dos extremos. Allí encontramos la verdadera “cordura” y es donde las partes manifiestan que “entienden lo que dice la otra, aunque no la compartan”

Con ello querido lector o lectora, no quiero decir que, para conseguir un acuerdo justo, este tenga que ser siempre al cincuenta por ciento, sino más bien, que para acercarnos a que las posturas se aproximen y tengan un campo de cultivo para el acuerdo, busquemos el término medio, con independencia de si ello supone total igualdad. Equilibrio, orden o armonía, son las palabras que encontraremos en el término medio, porque no existen por mucho que asó lo digan, posicionamientos inamovibles ni principios inquebrantables.

Ese punto medio al que hoy os quiero llevar, permite la equidistancia, lejos del enfrentamiento extremo, donde se construyen los acuerdos y donde se manifiestan impulsos más reflexivos.

Son muchas las ocasiones donde no es posible encontrarlo, lo se, pero también se, que contar hasta diez en cada decisión, nos permitirá alejarnos por un momento para volver a encontrar la equidistancia, y ser manifestante y observador, de lo que la otra parte nos quiere decir.

Empatía le llaman, pero no hay otra forma de mezclarla con nuestra asertividad y con ello no quiero tampoco decir que tengamos o tengan, si hablamos de negociación, que renunciar a lo que verdaderamente quieren, solo que vean, que existen “tonalidades de gris” que marcan el término medio.

Muchos autores, no solo hablan de este “termino”, desde las relaciones humanas, sino también mirando a tu interior. No me digáis que no conocéis a muchas personas que cuando os hablan, hablan de las bondades exquisitas de lo que ellos defienden o tienen, como si todo lo exterior fuera peor de lo que ellos piensan, y son pocos, aquellos que comentan las bondades, diciendo que es lo que a ellos les gusta, pero, que también hay otras de otro tipo que pueden gustar más a otros. Eso es buscar también el término medio.

Por eso, los mediadores, como “educadores del alma” debemos relativizar mucho cada historia, que en su contenido está velado por el “ego” de que lo suyo es lo mejor, y saber conducir la disputa y el diálogo hacia el respeto de cada posición.

Temas controvertidos como la educación de nuestros niños, la estancia con ellos o como se les debe tratar, debemos ser capaces de reconducir entre ellos para hacer ver que cada uno tiene su parte de razón en el conflicto familiar que les atañe. Y en ese sentido, trasladarlo a cualquier ámbito, mercantil, vecinal o de cualquier otro tipo. Ni que decir tiene si de lo que hablamos es de religión o la política, debemos ser capaces de empatizar.

Y también, quiero poner el énfasis en algo muy importante, sin lo cual, no llegaremos a ese ansiado lugar de encuentro: el respeto

Eso nos/les llevará a darse cuenta que ambas posiciones, pueden tener razón en determinados aspectos, pero de manera absoluta no se puede estar de acuerdo con ninguna de las dos.

Nadie dijo que fuera fácil, pero intercambiar formas de ver las cosas, escuchar y analizar, hace que las partes se den cuenta que para conseguir, hay que ceder y ello es lo que nos acerca a ese “término medio”

viernes, 11 de febrero de 2022

Qué aprender de los dioses romanos

 

La mitología romana es apasionante tanto porque por ejemplo los estudiantes de derecho, seguimos profundizando en el Derecho Romano como una de las principales fuentes de nuestra historia, como porque las distintas veneraciones, no hacen comprender la universalidad de sus dogmas y conocimiento desigual.

Hace unos días os hablaba de la mitología griega y hoy nos atrevemos a reflexionar sobre los dioses romanos. A diferencia de otras religiones, la romana era politeísta, lo que significa que eran muchos los dioses a los que adoraban. Y una gran curiosidad: tenían algo así como dioses propios y “dioses ajenos” aquellos que iban incorporando en función a sus conquistas territoriales.  

Templos, esculturas de grandes dimensiones, pinturas de reconocimiento mundial, todo nos recuerda la magnitud de la influencia del Imperio romano. 

Los romanos por ende tenían un sistema muy desarrollado de rituales, escuelas sacerdotales y panteones de dioses relacionados. Una mitología propia desde sus inicios, basta recordar el nacimiento de Roma con la “loba capitolina” amamantando a Rómulo y Remo. Por ello la «mitología» romana, no estaba tanto formada por relatos de hechos que acontecieran de forma extraordinaria, sino más bien por las complejas interrelaciones entre dioses y humanos.

Por eso, una gran diferencia con la mitología griega (si bien acogieron como propio muchas divinidades griegas), los romanos adoraban a sus dioses en función a sus actividades, a sus bondades para llevar a buen puerto actividades mundanas, a los que se encomendaban.

Pero no es mi intención hablaros de historia o de evolución religiosa. Como siempre, aunque sea de forma abstracta, lo más interesante para mí, es que similitud puede tener con nuestro trabajo de mediadores y como “implorar” por ejemplo, la ayuda que necesitamos en nuestro día a día. Por eso hoy os menciono, cual habilidades del mediador, los dioses más importante y que nos recuerdan, que somos los seres humanos los que en cada una de nuestras creencias, damos esa “inmortalidad” según nuestros destinos. El mío…gestionar los conflictos de los demás.

La «mitología» romana arcaica, al menos en lo referente a los dioses, no estaba formada por relatos sino más bien por el entrelazamiento y las complejas interrelaciones entre dioses y humanos.

¿Cuáles son los principales dioses?, aquellos que me llaman la atención.

Hablaros en primer lugar de Júpiter, principal dios romano. Es el equivalente a lo que fue Zeus en Grecia, con los condicionantes que ya os comenté en mi anterior post del blog. Puede ser considerado el "Rey de los dioses y de los hombres" ya que fue la máxima divinidad romana y como rey de los Dioses “repartió el universo entre él y sus hermanos; a sí mismo se reservó el cielo, a Neptuno le cedió el mar y Plutón se quedó con el mundo subterráneo”.  En la traducción de su nombre encontramos nuestro interés: Júpiter, representado en la mitología romana con un rayo, es “el padre de la luz” esa que necesitan quienes tienen un conflicto irresoluble. ¿encontraremos esa luz’.. permitirme esta licencia: podremos encomendarnos a Júpiter, pero si las partes no tienen actitud, difícilmente la hallaremos.

Después nos encontraríamos con Plutón, dios del inframundo, “motivo por el cual se le considera el más duro y temido de los Dioses por los hombres”. Ese que supone ahondar en la deconstrucción del conflicto, cuando le preguntamos ¿Qué pasó? Y afloran los sentimientos más temidos del dolor del recuerdo. Pero no hay otra forma de trabajar. Bajar a ese “inframundo” nos permitirá encontrar esa riqueza en los corazones de las partes que nos permitan encontrar una puerta de salida del mismo.

Que deciros de Minerva, diosa de la sabiduría para los romanos. Mujer y ejemplo de trabajo previo para tomar decisiones, es la Diosa de la sabiduría, de la ciencia, de las artes y de las técnicas de guerra. Quiero estar siempre cerca de ella. Es la que me permite profundizar una y otra vez en las técnicas y habilidades de la guerra, de la negociación, de la mediación. Ella sería nuestro motor, que exigen las autoridades cada vez que nos exigen formación para reciclaje. Os pido perdón por esta comparación, pero es lo primero que me vino a la cabeza cuando pensé en ella.

Ahora os presento a Neptuno, dios de los mares, equivalente romano del griego Poseidón. Dios de los mares, las tempestades y los vientos, como ocurre en la mitología griega, es quien nos puede conducir en esa “carta de navegación” en la que se convierte un viaje por el conflicto de nuestros mediados. ¿A dónde ir?, ¿Qué preguntar? ¿cómo estructurar un proceso flexibilizado? Estas y otras más, serian mis preguntas al dios Neptuno.  Dado que se le suele representar como un dios malhumorado, incluso violento, de donde surgen todas las “malas intenciones”, se me antoja muy útil para poder explorar lo que de verdad ocurrió.

Luego tenemos a Marte, el dios de la guerra. Quiero referirme a el, porque pocos saben que Marte era el padre de Rómulo y Remo, los fundadores de la ciudad de Roma según la leyenda y por eso es considerado el padre de todos los nacidos en Roma. Me interesa mucho su deidad, precisamente porque para los romanos, aun siendo quien representa la guerra, también lo era de las cosechas, de la naturaleza, es decir, indirectamente, de la vida. Es por ello que Marte puede ayudarnos a comprender, que a pesar de tu asertividad, a la que tienes derecho para exponer e imponer tus argumentos, también eres consciente de ese otro terreno de reconocimiento del otro, que suponga una “cosecha”, que me permita a mi, mediador, y a ti, encontrar una parte de razón en el otro.

También quiero referirme a Mercurio, dios del comercio. Si era así considerado por los romanos, estamos hablando, de intercambios comerciales, de negocio, de ceder y conceder. ¿os suena? Toda mediación requiere de pedir para conseguir, pero en cualquier caso, de dar para obtener. Es ahí, en plena negociación, donde “comerciando” encontrarán el punto de acuerdo.

Necesito a su vez que conozcáis a Vesta, diosa del hogar y la fidelidad. Aquellos que trabajamos en el ámbito familiar, no nos es ajeno la importancia de esta diosa. Esta diosa, encargada del bienestar del hogar, debe imperar siempre, porque como digo en tantas ocasiones, si familias, parejas, se encuentra en conflicto, pero tienen lazos e hijos en común, van a “encontrarse” continuamente el en futuro y no hay mejor “medicina” que la mediación, para preservar el interés del hogar, de la familia, aunque ya no tengan relación entre ellos. Vesta es de las diosas y dioses griegos menos representados, porque siempre pensaron que es algo más espiritual que físico.

Y ya voy terminando querido lector o lectora, porque como sabes son muchísimos los dioses romanos, pero, quiero hacerlo con dos a los que también debemos prestar atención: La diosa Fortuna, diosa romana de la suerte y el dios Baco, el dios del vino

Referirme a la diosa Fortuna, como su nombre indica, es lograr el acuerdo, estable, justo, causante de todos los hechos que dieron lugar a hallarla. Pero también es cierto que la fortuna se refiere a la buena y mala suerte. Quizás en muchos casos, ésta última sea la que encontremos al final del camino.

Y por último el dios Baco, dios del vino debido a su popularidad y a su relevancia en la antigua roma, supone para mi, la celebración, el abrazo, la comida tradicional antes de volver a las actividades mundanas, como en el famoso proceso del “Hoponopono” que conocemos los mediadores, que termina con una celebración. El dios Baco era bueno con aquellos que lo honraban, y se le suele representar con racimos de uva en su cabeza, así como con vasos de vino, aquél que yo hoy levanto por ti, para celebrar que me lees, que compartes, que estás ahí. Salud.


martes, 8 de febrero de 2022

Aprendamos de la mitología griega

 

Nunca has pensado lo lejos que nos queda, la mitología y los dioses cuando hemos crecido con un solo Dios. Mi espíritu investigador, te lleva hoy a acercarte a ellos, a lo que nos pueden ayudar, para ser mejores mediadores, a sentir y razonar, en lo importante que son nuestras herramientas de trabajo. Técnicas, habilidades, que nos permiten acercar a los demás y acercarnos.

¿Cómo Eran los Dioses Griegos?

Parece ser que, en la mitología griega, al principio de la vida era el caos, y nada más. Existía una fuerza producida por si misma que acotaba todo el universo, sin un hilo conductor, tan solo el caos, el desorden, y por ende para nosotros, el conflicto en toda su extensión.  

En ese caos, se movían indistintamente la tierra, el cielo, el aire, el agua, el amor, las relaciones y es donde surge una generación de Titanes. Los dioses, al igual que las diosas griegas, llegaban a tener personalidades muy exageradas, en situaciones muy controvertidas a pesar de su inmortalidad y poderes de superhéroes.

Los griegos crearon dioses a imagen de los humanos; es decir, sus dioses tenían muchas cualidades humanas a pesar de que eran dioses. Los dioses luchaban constantemente entre sí, se comportaban irracional e injustamente, y a menudo estaban celosos el uno del otro.

Los dioses griegos eran muy emocionales y se comportaban de manera inconsistente y, a veces, inmoralmente. La religión griega no tenía un conjunto estándar de moral, no había Diez Mandamientos judaicos. Los dioses, héroes y humanos de la mitología griega tenían defectos”.

Los principales dioses y diosas vivían en la cima del Monte Olimpo, la montaña más alta de Grecia, y los mitos describían sus vidas y acciones, que llegaban a conocimiento de los demás, para su conocimiento y veneración. A partir de ahí los dioses intervienen activamente en la vida cotidiana de los humanos.

Por eso los mitos según dicen los expertos, suponían acciones que ayudaban a explicar a los humanos, acciones o enseñanzas que debieran recordar  

“Muchas historias sobre cómo se comportaron los dioses griegos y cómo interactuaron con los humanos se encuentran en las obras de Homero. Creó dos poemas épicos: la Ilíada, que relataba los eventos de la Guerra de Troya, y la Odisea, que detallaba los viajes del héroe Odiseo. Estos dos poemas fueron transmitidos oralmente a lo largo de muchas generaciones”.

Permitirme ahora que os presente a los más importantes

Comenzamos por Apolo, dios de la música, el arte, la medicina, la luz y el conocimiento.

Nació en la isla de Delos. Él y su hermana gemela Artemisa, compartieron una aptitud para arquería. Las nueve musas eran sus compañeras; Eran diosas conocidas por inspirar el arte y la música.

A Apolo le gustaba verse sexy, ser protagonista, hablar de si mismo y de sus bondades… ¿os suena? ¿no es así como se presentan ante una mediación? Yo soy el bueno, es el otro el que es el malo. Ego, se llama. Probablemente porque piensan que son mejor que los demás. Me quedo con su don de la música, esa que hay que poner en armonía de las diferencias y que nos permita mediar

Después me gustaría hablaros de ARES, el dios de la guerra y generalmente ha representado los aspectos más duros de la batalla.  representó los aspectos desagradables de la batalla. Violento e indomable, este dios aparece en las partes en conflicto, dando su peor versión, no permitiendo reconocer la parte de razón que tiene el otro. Siendo consciente que cuanto más grita, cree tener más razón. Alejemos a Ares de ellos.

Seguidamente hablaros de HADES, el dios del inframundo y también de la riqueza, tanto que quería pasar desapercibido, tenía una gorra o casco que hacía invisible a su portador.  

Se distinguía, dicen, por sonrisa malvada, que lo hace invisible, por lo que no puedes verla, y nos permite pensar en la intención. ¿Qué intención traen verdaderamente a la mediación? ¿de verdad quieren negociar y ceder o conceder, o solo conseguir? Ojalá, si alguien se ampara en Hades, esto no sea un impedimento para que confíen en nosotros. 

También os quiero presentar a HERMES, dios del comercio, viajeros, deportes y cruces fronterizos, guía del inframundo y mensajero de los dioses. Un dios que se nos presenta, astuto y de gran inteligencia. Me recuerda a lo importante de la negociación, al comercio, a la oferta y la demanda, que me das para que te de yo. Intuición para poder llegar a buen fin debe ser su guía y sobre todo la nuestra.

Hermes, un dios joven con solo un día de edad, en la mitología griega se enfrentó a su hermano Apolo y supo ganarse su confianza hasta el punto de que con una transacción lo apaciguó. Ira y sosiego se dan la mano para aprender de él.

Uno de los más conocidos es POSEIDÓN dios griego del mar, terremotos y tormentas. Junto a su tridente, Poseidón fue el Dios del mar y el protector de todas las aguas.

A pesar de que se decía que siempre tenía mal humor en numerosas ocasiones hacía cosas geniales como crear caballos de espuma marina.  Mal humor, porque con sus marejadas hundía barcos, provocaba tsunamis en tierra o se alejaba de la realidad. Si la mediación supone un viaje de lo cierto a lo incierto, del problema a una posible solución, o de lo conocido (lo que ocurrió) a lo desconocido (cual puede ser nuestra relación de futuro), yo creo que debemos dominar nuestro poseidón interior para dar la cara más amable en la carta de navegación

Junto al dios del mar, hablaros ahora de ZEUS el Dios del cielo, relámpago, trueno, ley, orden, justicia, Rey de los dioses y el «Padre de los dioses y los hombres». Zeus fue el padre del famoso héroe griego Hércules.  

Que gran alegría, querido lector, que Zeus represente la madurez, la experiencia el gobierno ante el desgobierno, porque dicen que gobernaba a su ingobernable familia de atletas del Olimpo mientras discutían, peleaban y se ponían celosos el uno del otro. Solo permitirme apuntaros, que si bien Zeus debe acompañarnos en cada mediación, el puede representar el paternalismo inconsciente que surge ante una de las partes en muchas ocasiones. Sepamos gestionarlo

El dios HYPNOS, dios de los sueños. Nos llevaría a ese inconsciente que supone tu realidad, con lo que aspiras. Provocar o convocar a Hypnos, nos es más que pensar que queremos después de una gestión hábil del problema, que deseamos, a donde queremos ir. Soñar con los ojos despiertos

Y no me quiero olvidar de las diosas griegas. Su importancia, su significado, su validez en este mundo de dioses y diosas, de seres humanos que aprendiendo de ellos podemos mejorar.

Y me refiero ahora a AFRODITA, diosa del amor, la fertilidad y la belleza.  

Pienso que es difícil ser más claro en un don, porque Afrodita puede cambiar su apariencia para que se convierta en lo que sea más hermoso. Con una actitud camaleónica, siempre ve los positivo, lo bello, el amor (como diría Humberto Maturana), a su alrededor.

Ni que decir tiene que esta diosa, representada en multitud de esculturas a lo largo de los siglos, nos puede convocar a esa llama que nunca se debe apagar, para conseguir a través del amor, que si bien ya no quede en una relación, este se convierta en respeto, amistad o recuerdos positivos.   

También os quiero presentar a ATENEA, diosa de la sabiduría, la guerra y las artes útiles. Atenea era la diosa de la guerra, la contraparte femenina de Ares.  

Dicen, que de gran temperamento ( no olvidemos que es diosa de la guerra), es absolutamente necesaria, porque sin sabiduría no hay estrategia, no hay camino que recorrer, no hay posibilidades de hacer lo flexible de un proceso de mediación, estructurado y productivo.

Es más, después de leer a los dioses y diosas griegas, que se representan con diversos símbolos, que no he querido incluir en este post, aquí si necesito pararme, porque dicen que su símbolo y animal que siempre le acompaña es el búho, cuya capacidad de observar y ver aunque sea de noche, es asombrosa, ojalá, permitirme esta licencia…todos tuviéramos uno

La diosa DEMETRIA, diosa de la agricultura con quien me identifico, al ser la diosa de la cosecha y la fertilidad. Solamente las mujeres asistían a la Tesmoforias, un festival de fertilidad que se celebraba en honor a Demetria.

Era una mujer madura, que a menudo llevaba una corona y portaba gavillas de trigo o una cornucopia (cuerno de la abundancia), y una antorcha.

Una de las diosas más tranquilas. Mientras los cultivos crecían. Siempre he dicho y seguramente me lo habréis oído alguna vez, que para ser mediador o mediadora tenemos que ser principalmente agricultores en un mundo en el que se desconoce en demasía nuestra profesión.

Sabéis que tenemos que sembrar, dar a conocer y después de difundir y cosechar, seguramente nuestro “producto” adquirirá una importancia grande en el “mercado” de las alternativas a la solución de conflictos. 

Y si nos dedicamos muchos a la mediación familiar, no os olvidéis de la diosa HERA, diosa del matrimonio, madres y familias. Hera era la reina de los dioses olímpicos.

Es difícil ser la diosa del matrimonio en familias donde todos tienen problemas con todos, donde hay engaños. Por eso Hera es energía no tiene paciencia, pero necesita de ella, porque las relaciones de una familia y más con hijos, las relaciones continuarán en el tiempo, lo que nos obliga a ver que la mediación es “la mejor medicina” para un acuerdo duradero.   

Y por último, de entre los muchos que serían interesante recordar, me referiré a la diosa TYCHE, diosa de la buena suerte del azar, el destino y la fortuna. Nos referimos con ella no solo los aspectos positivos de estas características sino también los negativos. Dejar las cosas al azar, no siempre derivan en buena fortuna.

Por eso esa frase de… “el tiempo lo cura todo” muchas veces no es real. Si no atajas un problema en su momento, se convierte en una duradera cicatriz   

 Queridos amigos y amigas, termino aquí este pequeño ensayo.. deseando que en lo positivo, os visite Tyche para siempre en un mundo imperfecto como el de los humanos


martes, 1 de febrero de 2022

CONOZCAMOS LA RECETA QUE PRESCRIBIMOS LOS MEDIADORES.

 


Hay que decir que la receta médica, es el documento legal por medio del cual los médicos legalmente capacitados prescriben la medicación al paciente para su dispensación por parte del farmacéutico, (Wikipedia).

Es por esto que como “médicos de las relaciones humanas” creo que los mediadores debemos tener también nuestra posibilidad de recetar la mediación (ya en su día escribí en este mismo blog en abril de 2021, “las instrucciones de uso de este medicamento” llamado mediación) Dicha prescripción es un proceso que realizaremos de forma individualizada (caucus) o también conjunta para varios “pacientes”, pero siempre de forma dinámica

Por eso hoy hablamos de este documento que os quiero desgranar y que avala el tratamiento de un proceso de mediación, bajo la prescripción de un mediador profesional. 

Antiguamente, la receta era la nota que por escrito daba el médico o cirujano al boticario para la composición de un remedio sobre la base de varios ingredientes de origen sintético o natural, de forma artesanal, algo, que no es lejano a nuestro trabajo, ya que cuando adaptamos las historias que nos cuentan y pensamos en la estrategia a seguir en un conflicto, estamos ya desde el primer momento en las posibilidades del “remedio” que como alquimistas intentaremos crear junto con ellos.

También me gustaría diferencia entre “Prescribir y recetar” ya que son dos palabras que a menudo se utilizan como sinónimos. Así, cuando hablemos de prescribir, estamos refiriéndonos a recomendaciones de estilo de vida, previsiones de recaídas de futuro, y actitud saludable, para que “la enfermedad” (el conflicto) no vuelva a aparecer (reposo, ejercicio, dietas…

Por eso cuando hoy hablamos de “recetar” por parte de los mediadores, me refiero a dar pautas de comportamiento, instrucciones de uso de la mediación, en definitiva “documentar” la prescripción del mediador, para lo que supone el tratamiento a seguir en un conflicto. 

Más claro aún: con la “receta” vamos a prescribir, como será el proceso y el tratamiento, para que el “mediador” pueda dispensar, como haría un farmacéutico, el “medicamento” según el tipo de problema que se trae a la mesa de negociación.

La receta son las instrucciones, la receta son los principios en los que se basa, la receta es la sesión informativa una vez se realiza la exploración del problema.

Esa es la clave hoy en día para nosotros.

Se habla de la necesidad de impulsar la mediación en España, y que, para ello, quizás lo más importante es poner la sesión informativa como obligatoria, decidiendo posteriormente las partes si desean o no, ese tratamiento (si lo consumirán para su “dolor”), pero se antoja fundamental elaborar una buena “receta”

Por eso, las cuestiones polémicas que están surgiendo de incluir o no esa “obligatoriedad mitigada” en la mayoría de procesos privados y los consejos prácticos se plantean y surgen en relación a cómo dar cumplimiento a la receta de la mediación y cómo asegurar su correcta utilización teniendo en cuenta que el mediador es el garante, es decir, que avala la dispensación de este “medicamento”, según el caso que está en sus manos.   

Pero vamos a avanzar y pensar, ¿Cuáles sería los elementos de una receta?

Me atrevo a pensar en primer lugar en un “El volante de instrucciones” para el paciente, para que sepa de que se trata y los grandes beneficios de este “tratamiento” y sobre todo que sepa como lo puede utilizar.

Que exista receta o no receta “mediadora” supondrá el tan mencionado muchas veces, debate entre la mediación natural y la mediación profesional. Ni que decir tiene que la mediación profesional siempre con “receta”

Redacción de la prescripción. Cada caso es un mundo y como artesano que somos, necesitamos que se pueda adaptar el tratamiento al caso que observemos. Eso necesita de la “botica”, de los boticarios, como antiguamente, porque la misma receta no sirve para distinto caso.

Podemos decir que “el médico prescribe, el farmacéutico suscribe” teoría y práctica de la mediación, van de la mano ya que la receta “mediadora” debe incluir la forma de preparación del caso, incluso la mínima cantidad de información que se requiere para una prescripción.

Es necesaria también, la Identificación correcta y completa, tanto de uno como otro paciente el sitio y el momento o sesiones a seguir.

Eso nos llevaría en nuestra receta, a la cantidad del fármaco a dispensar: una sesión, dos… un mes o dos de tratamiento… cada caso es un mundo vuelvo a insistir

Por eso la enorme importancia de nuestra formación como “médicos de las relaciones humanas”, porque es necesario conocer plenamente este maravilloso medicamento, que no solo se vale de pasión o emoción, sino de bases reales de formación exquisita para poder ejercerla. Tenemos que dominar y conocer a la perfección este trabajo que aunque flexible, está perfectamente estructurado.

-          Debemos saber seleccionar perfectamente que este es el método adecuado al problema que recibimos y la dosis óptima para trabajarlo

-          Tenemos que conocer momentos de toxicidad y posibles efectos adversos en nuestros clientes si comenzamos una mediación y hay reacción contraria a colaborar o actitud poco negociadora.

-          Debemos saber modificar el tratamiento si no se da respuesta al proceso que pensamos, o aparecen efectos secundarios.

Y también quiero compartir contigo querido lector o lectora que hay cuestiones muy importantes a tener en cuenta al prescribir la mediación:

a.    ¿Hay un diagnóstico adecuado?

b.    ¿Es realmente necesaria la utilización de la mediación?

c.    ¿Se han definido cuidadosamente los objetivos a conseguir en el proceso?

d.    ¿Se ha realizado una historia completa del asunto?

e.    ¿Hay antecedentes de alergia o reacción adversa como denuncias, querellas, demandas…?

f.     ¿Se ha explicado la mediación claramente a los “pacientes”?

g.    ¿Es probable que se genere dependencia al fármaco y por tanto no se avance en el tratamiento o búsqueda de la solución?

h.    ¿Hay un plan para revisar periódicamente?

 Sea como fuere amigos, que importante es tener claro que la prescripción de la mediación como método ideal a seguir según el caso, requiere de una receta que prescribamos para una correcta aplicación al conflicto.