martes, 20 de junio de 2017

LA INTELIGENCIA JURÍDICA EN MEDIACIÓN

La INTELIGENCIA JURIDICA EN MEDIACIÓN.
Javier Alés Director FIMEP
“LA DUDA ES EL COMIENZO DE LA SABIDURIA” de ahí que me atreva a hablar como jurista y mediador de la INTELIGENCIA JURIDICA, porque no. Fue Howard Gardner y los miembros de la prestigiosa Universidad de Harvard, casualmente también la del origen de la mediación, quien ideo la Teoría de la Inteligencia múltiples, en las personas. Gardner propuso que la vida humana requiere del desarrollo de varios tipos de inteligencia. Así pues, Gardner no entra en contradicción con la definición científica de la inteligencia, como la “capacidad de solucionar problemas o elaborar bienes valiosos”, más bien la complementa.
Junto a la inteligencia, los mediadores analizamos y trabajamos las emociones, aquellas que básicamente influencian en nuestra biología y por tanto influyen en nuestro estado de ánimo, más cuando estamos ante un conflicto. De ahí que nosotros a nuestros mediados animemos a gestionar sus pensamientos de tal manera que ante un conflicto (y la mayoría de ellos de carácter jurídico, lo que hace inevitable muchas veces el juicio), vean el lado positivo, desechando el influjo negativo; lo que llamamos la “oportunidad” ante lo adverso.
Todo ello, pensamiento e inteligencia, asi como emociones, es promovido por nuestra conciencia, que elabora respuestas ante la crisis que pudiéramos vivir.
Pues bien, aquí es donde apuesto por la que denominaríamos INTELIGENCIA JURIDICA, aquella que nos hace analizar el derecho como objeto de la inteligencia, y como herramienta, para que la JUSTICIA guie nuestras decisiones y acciones, siendo conscientes de que uniendo sentimientos y derecho podemos hallar lo justo y equilibrado. La principal conclusión es el valor estratégico que puede tener el derecho, cuando analizamos un conflicto en mediación, conforme mejor sea dominado, se producen ventajas en la negociación. De esta forma, si nuestra misión en una mediación es mantener el equilibrio, y en cualquier caso conseguir el “win to win”, analizando básicamente las necesidades, por encima de las posiciones, no puedo más que implorar en el mediador el dominio de la llamada INTELIGENCIA JURIDICA
Siempre hemos oído, desde pequeños que cuando alguien es justo en una negociación, o manifiesta inquietud si ve una injusticia,  lo etiquetamos como “persona de buen corazón”
Pues bien, dicen expertos que se puede demostrar que alguien que opera con esos sentimientos, es más una respuesta racional del cerebro, independiente de las emociones vertidas.  
“El estudio, publicado en The Journal os Neuroscience y liderado por el profesor de Psicología y Psiquiatría de la Universidad de Chicago Jean Decety, consistió en registrar mediante resonancia magnética funcional la actividad de varios sujetos mientras les ponían vídeos de situaciones en las que se cometía una injusticia manifiesta. En una de las situaciones, por ejemplo, alguien echaba dinero en el vaso de un mendigo y en la siguiente alguien daba una patada y le tiraba todas las monedas. Los participantes debían valorar en una escala la actitud del protagonista del vídeo, de modo que los científicos podían tener un retrato bastante aproximado de su capacidad de empatía.
Pues bien, los voluntarios que eran más sensibles en las injusticias presentaron una actividad notablemente mayor que la media en las regiones del cerebro asociadas con decisiones racionales y conscientes, mientras que las áreas relacionadas con las emociones permanecían inalteradas. "Los individuos que son sensibles a la injusticia no parecen estar conducidos por las emociones", concluye Decety, "sino que se conducen por la parte cognitiva".
Por eso me gustaría concluir que el dicho “Pleitos tengas y los ganes”, que nos lleva al consabido “más vale un mal acuerdo que un buen juicio”, hemos de desmontarlo los mediadores, ya que se trata de decir “ más vale un buen acuerdo que un mal juicio”  pero para ello apostemos por la INTELIGENCIA JURIDICA una más a la primitiva propuesta de Gardner
En los años que llevo ya como mediador, he visto personas en conflicto que entraron con el cuchillo entre los dientes y que tras nuestra intervención, en la que básicamente introdujimos el “factor humano” del conflicto, pero sobre todo rebajamos las pretensiones de los mediados buscando y aplicando la INTELIGENCIA JURIDICA que nos posiciona ante los justo, para conseguir lo estable y duradero. 
Puedo decir que últimamente las emociones lo están invadiendo todo. Y que asi sea, por eso cuenta más la solución amistosa que la solución justa.   Queridos amigos, consigamos ver el conflicto con las lentes de la razón y la lógica, pero sobre todo con la llamada “inteligencia jurídica” , asi acertaremos en la estrategia a seguir en el proceso de mediación.


Javier Alés. Junio 2017. 

lunes, 19 de junio de 2017

AMAR O QUERER LA MEDIACIÓN


AMAR O QUERER LA MEDIACIÓN

Cuando hablamos de amar o querer, confundimos los términos para hacer ver que nos gusta aquello a lo que nos referimos. Pues bien yo os puedo decir que “amo la mediación”; y  con ambas palabras nos involucramos en cuestiones sentimentales, por eso amamos o queremos nuestra profesión, a nuestra familia, a nuestra pareja. Si bien empleamos ambos términos no debemos confundirlos ya que según la Real Academia Española de la Lengua, estos términos poseen significados distintos.

Amar, es un verbo, que proviene de la palabra "amor", que significa: acción de expresar un sentimiento intenso, que por su iniciativa busca encontrarse y unirse con otro ser, es decir que tiene una innata atracción, inclinación y entrega de una persona hacia otra, y cuyo objetivo es procurar la reciprocidad en el anhelo de la unión de dos seres; y ello implica comunicación, convivencia, complemento y una relación afectiva, basada en la decisión y consentimiento de sus propias voluntades.

Querer, es también un verbo que significa que una persona pretende cumplir su deseo, es decir busca poseer o apetecer algo o a alguien, para su propia satisfacción personal, es decir, hay una inclinación, un interés, teniendo una connotación egoísta y posesivo.

 Por eso os puedo hablar en primera persona que amo la mediación. La amo porque en mi existe un sentimiento altruista y desinteresado de servir a esta maravillosa profesión. Ello conlleva humildad, saber hacer cosas sin que exista nada a cambio. Así se constituyó el Foro Internacional de Mediadores Profesionales de Loyola, para quienes amamos la mediación

Querer es un deseo que implica buscar una satisfacción y os puedo asegurar que a lo largo de mi vida profesional he visto a muchísimos mediadores y mediadoras que quieren la mediación.

Sobre todo lo notamos cuando tratamos de exagerar nuestro gusto por algo. Decimos "amo la playa" o  "amo el baile", cuando bastaría expresar que solo te gusta, y por tanto lo quieres para ti. Casi sin dar nada a cambio. La mediación requiere de amantes, no de personas que le quieran. La mediación necesita que “le demos nuestras experiencias”, que nos entreguemos a ella, que sepamos sembrar, para conseguir esa ansiada “cultura del acuerdo”. Toda la vida le estaré agradecido por haberme cambiado. Querer es poder, amar es dar.

¡cuantos mediadores se han acercado a la mediación porque la quieren… pero no la aman!