lunes, 26 de abril de 2021

La carpeta de los "casos archivados"

 


Muchas veces los mediadores o cualquier profesional, hablamos de nuestros éxitos, del caso que hemos atendido, de los aciertos que tuvimos en tal o cual negociación, pero pocas veces hablamos de esa carpeta que todos tenemos, de casos archivados. Casos que por una razón u otra no llegaron a buen término. Es más, casos que ni tan si quiera se iniciaron, porque después de una sesión informativa, incluso exploratoria, los mediados no quisieron mediar.

Con todo nuestro pesar, aquella ficha de entrevista, aquella acta de inicio del proceso, o incluso aquel documento que refleja que se inició un proceso de mediación pero que se cerró sin acuerdo de las partes, forma parte también de nuestra historia profesional y que muchas veces volverla a abrir y ver que ocurrió, nos sirve para evitar y prevenir errores. Porque, querido lector, de los errores también se aprende.

Siendo críticos con nuestro trabajo, nos escondemos en que somos pocos conocidos, incluso muchas veces en que las partes no tienen actitud, pero que es lo que verdaderamente me llevó a cerrar un caso de mediación. Hay por supuesto imponderables, que no dependen de nuestro buen hacer, pero también hay errores que muchas veces podemos cometer y, repasar nuestros errores, mirar esa carpeta de casos archivados, nos ayuda a crecer.

Por eso me gustaría compartir con todos, aquellos errores que podemos cometer y que pueden hacer que ese caso, que tienes encima de tu mesa de trabajo, termine en la mencionada carpeta. Me atrevería a mencionar hasta diez errores importantes:

1)    Imponer la mediación: No porque estén ante ti, pueden o deben querer mediar y legitimarte. Muchas veces cometemos ese error, explicando las ventajas de la mediación en detrimento de los juzgados, el tiempo, etc.

Cuando hacemos eso (y lo hacemos muy a menudo) flaco favor le hacemos a la mediación, ya que este es un método beneficioso por si, he indicado cuando las partes vayan a continuar relacionándose en el tiempo. Lo contrario es amenazar con que esto es lo mejor.

 

2)    Preguntar demasiado para saberlo todo: No es fundamental disponer de más información sino tener claro que dispones de lo más importante. Practica la escucha activa y deja que las partes se expresen a su modo, incluso respetando sus silencios.

 

3)    Restarle valor a algún tema o Emitir juicios: Muchas veces pensamos que lo que están debatiendo es una tontería y una aseveración de este tipo puede llevar al traste la confianza depositada en nosotros. Para ellos es muy importante sea lo que sea.

 

4)    Otras veces el error se produce al Discutir con una o las dos partes. No muestres disgusto ni te opongas a lo que diga una de las partes. Es bueno saber que se puede debatir, pero discutir en ningún caso porque supone que el problema pasa a ser mío y no solo de ellos.

 

5)    Dar consejos o facilitarles el acuerdo. Es muy probable que cuando analicemos el caso, seamos conscientes por nuestra experiencia, de cuál sería la solución ideal para ellos. El gran problema es que le eliminamos su poder de decisión, porque evidentemente ellos se verán colonizado por tu apreciación, al haberlo dicho un experto, y quizás no sea lo que ellos ven.

 

6)    Tenemos que decidir con nuestro criterio, cualquier dilema ético que surja en el proceso. Por o tanto, no aceptes dar una recomendación, aunque te la pidan; intenta no oponerte a la solución lograda, aunque no te guste siempre que entre en los parámetros de la legalidad y lo que es justo.

 

7)    No seas inerte, rígido o inflexible; la mediación es un proceso perfectamente estructurado, pero se amolda a ellos, a su problema, a su situación, y beso nos convierte en profesionales muy adaptables.

 

8)    Es posible que hayamos descuidado, sobre todo si vuelven con el mismo problema, uno de los cuatro puntos cardinales de cualquier acuerdo, ya que este debe ser: justo, equitativo, estable y duradero. ¿Por qué a pesar de llegar al final del camino del proceso, no se cumplió?, pensemos en estas cuatro palabras.

 

9)    Tienen su derecho a no renunciar a sus valores, principios o ideologías y muchas veces intentamos entrar por esa vía, para promover el acuerdo y ellos están en su derecho de que se les respete, aunque no se compartan.

 

10) Y por último llegar a Ser protagonista en el proceso. Cómo siempre digo, este trabajo de mediador, requiere que saquemos a relucir nuestro valor de la humildad, porque debemos cuidar de que sean las partes las que se atribuyan el éxito del acuerdo alcanzado… si no fue asi, es nuestro acuerdo, no el de ellos. 

Y ya cierro mi carpeta de los casos archivados, donde seguiré muy a mi pesar, guardando más expedientes, pero que con la experiencia, espero que sean los menos, porque mi labor sea satisfactoria y porque por fin, la mediación impere en la sociedad


2 comentarios:

Mary De Simone dijo...

Tienes razón Maestro, cuántas veces creemos cual es la solución para el acuerdo entre las partes, más nos callamos para no obligarlos a un acuerdo, que es deseado por nosotros y no por nuestros mediados. Tu experiencia de muchísimos años, nos indica siempre los mejores caminos y herramientas para cumplir nuestra gran función social. Es tan importante para un mediador despojarse de sus creencias, valores, prejuicios y juicios al ingreasar a una mediación y durante el transcurso de ella. gracias por siempre querido Maestro.!!!.

Gladys Dalsaso Arauz dijo...

Es cierto...y debo confesar que tengo algunos "expedientes archivados" con esas características y al leer la enumeración que compartes, agradezco la oportunidad de autoevaluación y crecimiento. No somos perfectos y en el camino, aún con las mejores intenciones, nos equivocamos... y es precisamente reconocer esos errores lo que nos brinda nuevos aprendizajes para no volver a cometerlos.¡Muchas gracias querido maestro muy apropiada la reflexión!