Pues si, tenía hoy que
escribir, 48 horas después, como cuando valoramos la reacción ante un
post-operatorio “el apagón” total de carácter eléctrico, en España de este
pasado lunes 28 de abril de 2025, que quedará para la historia. Todavía se
desconoce el origen, pero ya, como siempre hago, desde el punto de vista de un
mediador, podemos hacer valoraciones.
Permitidme la licencia de
comparar el “apagón eléctrico”, con el apagón comunicacional que existe cuando
salta “la chispa” y las personas que viven un conflicto, se quedan sin luz para
resolverlo.
En una época en la que todo
está electrificado, los ciudadanos nos quedamos sin comunicación, sin luz, sin
posibilidad de cocinar o incluso escasez de agua al no llegar los motores a
nuestras viviendas, por no hablar de los problemas de salud, en hospitales, o
el “confinamiento provocado” por la incomunicación al no funcionar los
ascensores de los edificios.
¿Qué funcionaba durante las
horas de apagón? Aquellos lugares que tenían generadores.
Si os parece hablamos de que
esos generadores, externos, que producen luz, podemos ser perfectamente los
mediadores profesionales.
Cuando la electricidad se
cortó de pronto este lunes a las 12:33 horas exactamente, nadie pensó en las
consecuencias. Problemas en la casa, en la circulación al no existir semáforos,
en la comunicación al no funcionar los teléfonos… todo nos recordó a aquellos
meses de la pandemia, que nos devolvió a la realidad de lo vulnerable que somos
los seres humanos y que necesitamos un “kit de supervivencia”, que analizado
desde los conflictos, sería tener una “caja de herramientas y habilidades” que
nos permita sobrevivir ante la catástrofe que supone un problema “irresoluto”.
Leía en el día de ayer a tres
psicólogas que explicaban las claves para entender las emociones vividas por el
apagón, hablando que “también se apagó parte de la seguridad emocional de
muchas personas al tiempo que se encendía sin previo aviso las alarmas de la
ansiedad”. El ser humano no reacciona a esperar tranquilo a tomar decisiones
maduradas (lo mismo que pedimos cuando afrontamos un conflicto en mediación) sino
que activa su sistema de alerta y produce reacciones inesperadas. La búsqueda
de linternas, pilar, radios, se produjo de forma impulsiva ante lo que podía
ocurrir, agotando todas las existencias, para dar “luz” a su vida.
A partir de ahí, la ansiedad,
la confusión, el miedo, la desconfianza, la búsqueda del culpable, el bloqueo…
¿os suena estos síntomas querido mediador/a?
las palpitaciones, la
irritabilidad o el miedo. Y a veces incluso bloqueo o sensación de irrealidad.
La lectura que os comento,
recomendaba también hablar de “un «duelo apagónico»” (jamás había oído tal
concepto) donde surgiría con el paso de las horas la negación, la ira o incluso
la depresión, ante la indefensión de no saber que hacer. Es difícil adaptarse
al “apagón”, pero nos permite volver a las cosas sencillas, como escuchar la
radio o comer en frio, ante conversaciones con personas que viven con nosotros
pero que la hiperconexión que vivimos, pocas veces intentamos mirar a los ojos.
Incluso estos días ha surgido
el miedo a perderse algo. El conflicto nos hace vulnerables y buscar una
autoprotección que no nos deja sacar la basura de nuestra mente y ver que es
posible conseguir algo, concediendo a su vez parte de lo que vemos. De ahí el
ganar-ganar que hablamos en mediación.
De todo ello, en el apagón
sufrido esta semana, como en el conflicto, aparecen episodios de “solidaridad”
donde el apoyo mutuo y la cooperación surge. Taxistas auxiliando a la gente;
conductores que salían de sus coches para con el chaleco reflectante, dirigir
el tráfico; o en nuestro caso, terceras personas que saben del problema que nos
pueden ayudar a dar “luz” a un acuerdo que a buen seguro traerá la calma ante
la ansiedad.
La falta de “batería” en una
sociedad dependiente de Internet, ha generado una incomunicación que preocupó a
todo el mundo, una fragilidad social, en una época que prima el “ego”
(principal cáncer del siglo XXI) porque somos cada vez más individualistas
cuando lo que necesitamos es potenciar los lazos y dejarnos ayudar por
verdaderos profesionales de la “luz” como somos los mediadores ante un apagón
de comunicación.
Confía y desafía ese problema
que tienes para volver a la “radio” y a la necesidad de la “analogía” ante lo
digital, ya que lo sencillo, parece extraordinario y conéctate a tu “generador”
(tu mediador)
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