lunes, 28 de abril de 2025

Enfrentemos las palabras, no las personas

 


Esa es la verdadera dimensión de una mediación. Somos expertos en comunicación, ya que el poder de la palabra es nuestra única “arma” para poder gestionar un conflicto y es uno de los factores clave del éxito organizacional y de la confianza para pensar, que una salida se puede producir al conflicto surgido.   

Entender las dinámicas comunicacionales es fundamental para escuchar y comprender las distintas posturas, intereses o necesidades y así construir posibles acuerdos de futuro. Por ello, me atrevo a proponerte querido lector o lectora, las diferencias sutiles entre determinados conceptos como el diálogo, el debate, la discusión o la conversación

Cuando preguntamos en una sesión y las partes comienzan a hablar, muchas veces o casi siempre interrumpiéndose, ¿de que estamos hablando: es diálogo, es una discusión, una conversación o más bien es un debate? Hay grandes diferencias, y cada uno de estos conceptos tiene su propio valor a la hora de negociar.

El diálogo, busca encontrar una conexión compartida. Quizás este sea nuestros principal objetivo como mediadores, hasta el punto que las partes no se preocupan por ganar o perder en sus intervenciones, sino más bien, aspira a escuchar  y comprender lo que cada parte aporta a la mesa de diálogo.

Si hablamos de debate, nos referimos a un ámbito combativo y las partes buscan salir victoriosas ante sus argumentaciones.

Y la discusión, una palabra a la que los mediadores tienen mucho respeto, pero que aseguro que muchas veces es necesario, podemos describirla como un debate que intenta ser amable, pero que muchas veces termina en un enfrentamiento. Se defienden puntos de vista sobre el problema y se desafía el criterio o la palabra de los demás.

Siempre se dijo que “cuando la diversidad de personalidades y opiniones crean momentos de conflicto y tensión, el diálogo interviene y media la conversación, dirigiéndose de nuevo al sentido de conexión”.

Debemos promover el diálogo que es lo que impulsa el crecimiento y la búsqueda creativa de una solución pactada. En otras palabras, el diálogo y la diversidad, la equidad y la inclusión toman protagonismo y eso nos permiote llegar a la palabra mágica: la conversación.

El diálogo y la conversación nos permite centrarnos en varias claves de nuestro trabajo:

-          Realizar una escucha activa

-          Dejar a un lado el juicio y la búsqueda de culpables

-          Saber preguntar de forma eficiente y eficaz

-          Y poder explorar las distintas vías de salida libremente elegidas, del conflicto

Podemos decir, que cuando las partes se deciden no juzgar, se aparta de la mente pensamientos negativos y surge la capacidad de participar como oyentes. Una mayor indagación en los puntos de vista de los demás nos ayuda a comprender aunque no compartamos, los puntos de vista de los demás.

La conversación y el diálogo es nuestro desafío y permite observar la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, entre la palabra y la acción.

Por supuesto esta cultura del diálogo nos pide que consideremos que lo que opinamos no siempre es lo correcto y que hay otros medios para buscar soluciones.

¿Cómo saber si estás creando una cultura de diálogo con la conversación de los mediados?

La conversación es un acto comunicativo para que ellos intercambien conceptos, ideas, pensamientos, opiniones y sentimientos. En este sentido, la rapidez y fluidez de la misma, es nuestra ansiada meta cuando nos sentamos con ellos.  

Por tanto concluyo: dialoguemos, conversemos, permitamos el debate y la discusión positiva, todo ayuda en la búsqueda del acuerdo mediado


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