lunes, 29 de marzo de 2021

La parte que nos toca

 


Hay una preciosa leyenda que dice que “un día hubo un enorme incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos, sin saber dónde esconderse, pues era un fuego terrible. De pronto, el jaguar vio pasar sobre su cabeza al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego. Le extrañó muchísimo esa actitud, pero no quiso detenerse para ver donde iba.


Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en la misma dirección para la que él mismo corría. Pudo observar este ir y venir repetidas veces, mientras huía del fuego, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento extraño:

¿Qué haces colibrí?, le preguntó.

Voy al lago -respondió el ave- tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio.

El jaguar se sonrió.

¿Estás loco? le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tú solo?

Yo se que sólo no puedo – respondió, el colibrí- pero por lo menos hago mi parte”.

Quería empezar hoy mi post con este pequeño cuento, para introducirnos en la responsabilidad, en el esfuerzo, y en la “parte que nos toca” a los mediadores.

Cuantas veces habremos oído que hasta que las administraciones no nos apoyen no llegaremos a ningún lado, o que estamos mal pagados, incluso que solo hacemos voluntariado. Que apuesten por nosotros ya que, de alguna forma, decimos que lo valemos y más, si nos dedicamos a mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran en ese “fuego” del conflicto. Parecería lo justo, ¿verdad? Por eso nos conformarnos con lo evidente: la culpa es de los demás que ni nos conocen, ni apuestan por nosotros. Ahí se suele acabar la lista de los culpables y no queremos ser conscientes de nuestra propia responsabilidad.

Debemos cada uno de los mediadores mirarnos al ombligo y poner memoria.

Muchos porque nos quedamos anclados en nuestra profesión de origen, soy abogado, soy psicólogo, soy educador, pero también soy mediador, como si con esa frase, minimizáramos la importancia de nuestro segundo apellido (no olvidemos que tan importante es en una familia, el apellido paterno como el materno). Otros nos quedamos tras la formación en mediación, sin haber dado el paso a “desaprender para aprender”. Tenemos que limpiar nuestra mente para ver con otras “gafas” esta profesión tan apasionante como difícil. Los menos, se preguntan ¿pero de verdad esta profesión me dará de comer?, como si un agricultor se preocupara de lo que está por venir, a la hora de sembrar y cultivar.

No fueron pocos los que resoplaron en unos y otros congresos, la importancia de esta profesión, pero no desde nuestro prisma, sino desde lo que los otros ven. Es más, se crean grupos de apoyo a la mediación que se erigen en adalid de lo que debe y no debe ser… sin ellos mismos ejercer la mediación…

No os podéis ni imaginar lo que yo agradezco esos gestos, pero necesitamos mirarnos a nosotros mismos, basarnos en acciones, en hechos, que representen la parte que nos toca, para construir día a día esta profesión que se llama MEDIACIÓN con mayúsculas, gestos entre todos que se sumen al objetivo común de dignificar esta profesión.

Tenemos que poner el foco en retos, a los que desde nuestra actividad diaria ya sea como formadores, en el ejercicio de la profesión o desde otra atalaya, tomemos partido de “nuestra parte” de responsabilidad.

Asi el Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki Moon en el año 2012 decía

“Las Directrices de las Naciones Unidas para una mediación eficaz se han concebido para reforzar la profesionalidad y la credibilidad de las actividades de mediación en todo el mundo. Este conciso documento de referencia recoge la vasta experiencia de los mediadores que llevan a cabo su labor en los ámbitos internacional, nacional y local. También se basa en las opiniones de los beneficiarios de procesos de mediación que han cosechado resultados satisfactorios y de quienes han sufrido las consecuencias de intentos de mediación fracasados

 Si bien todas las controversias y conflictos son únicos y requieren enfoques diferentes, existe un conjunto de buenas prácticas en que deben basarse los enfoques de todos los mediadores. La presente publicación se propone ayudar a las partes a mejorar su comprensión de lo que constituye una mediación efectiva y ayudar a los mediadores a multiplicar sus posibilidades de éxito. Recomiendo encarecidamente las Directrices de las Naciones Unidas para una mediación eficaz a todos aquellos que realizan actividades de mediación o a los interesados en este instrumento esencial para la solución pacífica de controversias y conflictos.”

Somos los propios mediadores los que tenemos que construir nuestro futuro Si algún día salimos de esta maldita pandemia, deberíamos tener presente la lección.

Por eso, asumamos “la parte que nos toca”. Estas cinco palabras son toda una declaración de intenciones del compromiso de los mediadores con nuestra profesión y transmitir confianza a la sociedad en nosotros sin esquivar los problemas y tenemos que tomar partido por y para la mediación,


3 comentarios:

Mary De Simone dijo...

Tienes mucha razón: "...Debemos cada uno de los mediadores mirarnos al ombligo y poner memoria..." Y sí hacernos parte de lo que nos toca. Gracias querido Maestro por hacernos reflexionar siempre.!!

Javier Ales dijo...

La mediación es responsabilidad de cada uno de nosotros

Mary De Simone dijo...

Es así, tal cual lo dices querido Maestro.!!!!! Es nuestra responsabilidad. Gracias siempre.!!!!