Administrar
un grupo de WhatsApp se ha convertido en algo insufrible. Tanto que muchos de
ellos, sus administradores deciden convertirlo en una “lista de difusión” antes
que continuar con el grupo como tal. Y no os quiero hoy hablar de grupos para
una celebración, grupos de padres y madres de alumnos del cole, o de antiguos
alumnos de la facultad que un buen día alguien aburrido empezó a buscar para
conocer que fue de sus compañeros
Por
supuesto todos respetables y su utilidad casi siempre con fecha de caducidad.
Hoy os hablo de los grupos creados para estar en contacto profesionales. Yo mismo
a lo largo de los años he sido miembro e incluso he administrado varios, con
determinadas finalidades, hasta que… “vendo coche usado, si alguien está
interesado en el grupo por favor escribirme por privado” o “chicos, que os
parece que regalemos a Nadia un colgante por su cumple”.
Simplemente
no estamos preparados para los grupos de WhatsApp. Y que deciros de ,los
mensajes de audio. Mezclamos texto, con emojis y con audios interminables donde
empiezas preguntando por como está la familia y terminas pidiendo un favor, “si
puedes, claro”
Para
el administrador exige estar continuamente conectado con el móvil o celular (según
el lector sea español o latinoamericano) para según el caso comentar que por
favor el grupo no es para eso para lo que se creó y además por privado
necesitas comentarle al autor o autora que por favor borre el mensaje con lo
desagradable que muchas veces supone ese “mandato”
Son
momentos complicados que te dejaban grogui por varios días y te hacían pensar
en la utilidad del grupo.
También
me gustaría recalcar que no son amigos, en algunos casos lógicamente, sino
contactos, pero podemos procesar bien esa ambigüedad. Los grupos de WhatsApp
son una buena idea porque suelen fundarse con un fin específico y en los que
solemos tener intereses comunes, pero esos intereses se van diluyendo en el
momento en que empezamos a felicitar cumpleaños (algo más que legítimo por otro
lado). Los grupos de la escuela donde van nuestros niños es un ejemplo de
manual, especialmente cuando un mensaje se reenvía sacado de contexto, con o
sin malicia.
El
problema no está en los grupos de WhatsApp. El problema es que las reglas de
convivencia en el mismo no se respeta por lo miembros. En WhatsApp el otro está
ausente, por tanto mando un mensaje general y te “tiras al vacío” para llegar
al mayor número.
Solo
hace unas semanas, en los grupos se enviaban felicitaciones de Navidad, dando
con ello que ya estaban todos felicitados y ahorrabas tiempo, sin darte cuenta
que ese grupo por ejemplo era para formar un equipo de trabajo para elaborar un
libro.
¿Está
bien hecho? ¿merece la pena? Cada uno que saque sus consecuencias. Y ni que
decir tiene si tras ello se abre lo que se llama “un hilo”. Es decir, dejamos
de ver WhatsApp durante unas horas y a nuestra vuelta cerca de 70 mensajes
procede de alguien que comentó algo en el grupo y que evidentemente o leemos o
pasamos por alto. Es lo que llamo el eterno retorno, hasta que te das cuenta
cuando hablas con alguien que no lo leyó por el hastío que suponía “remontar” y
“remontar” el hilo hasta saber que ocurrió.
En
definitiva, los grupos de WhatsApp suponen un extraño fenómeno de circularidad
que a buen seguro tendrá “fecha de caducidad” al no saber utilizarlos.
Una
vez leí que los grupos nacen, se desarrollan y finalmente mueren (o vuelven a
renacer cambiando algún aspecto del grupo original).
¿Qué
podemos hacer para evitar este tipo de problemas? Usar el sentido común, porque
dejar claro el objetivo del grupo, ya se sabe desde el momento en el que te
integran. Si usamos el sentido común podemos ser flexibles lo que no impiden
mensajes distintos etc.
Yo
particularmente os ruego que no me invitéis a grupos de WhatsApp. Si quieres
hablar conmigo, dímelo, llámame, escríbeme, siempre me vas a encontrar a tu
lado, yo haré lo mismo contigo
109 comentarios:
Los grupos de WhatsApp son una herramienta de divulgación de información de forma rápida, ya sea para temas personales, laborales, de actividades de tiempo libre… sin embargo, no todos los grupos tienen el mismo objetivo, pero finalmente todos se suelen usar igual de mal.
Es importante conocer la finalidad de este, ya que muchos grupos son para informar de eventos o temas de gran importancia y seriedad que, si lo tratamos como un grupo de amigos, pierde la utilidad que tenía. Además, esto lleva a que la sobre carga de mensajes te haga dispersarte y no detectar la información relevante, considerándote el resto como un despistado. Ni que decir tiene la falta de privacidad que tienen los grupos, ya que cualquiera hoy en día puede tener nuestro número y contactarnos. Pero, además, cualquier comentario hecho “en público” puede tener diversas interpretaciones, llegándose a sacar de contexto e incluso hacernos famosos por una frase escrita.
Por ello, de los grupos de WhatsApp pueden surgir diversos conflictos de mayor o menor gravedad que, bajo mi punto de vista no deben llevarse a mediación ni a juicio a menos que de forma continua esté atentando contra algún derecho humano. Es por ello que, en dichas ocasiones considero que una negociación o incluso una orientación puede ayudar a poner fin a dicho desacuerdo, pero siempre buscando actuar desde el respeto.
Como conclusión decir que, es muy importante saber usar correctamente un grupo de WhatsApp, detectando cuando es formal o informal, pudiéndote llevar a organizar eventos y compartir información de forma más rápida, e incluso pasar un buen rato al teléfono sin presenciar disputas o malentendidos.
Los problemas en los grupos de trabajo en WhatsApp se pueden solucionar de diversas formas. Por ejemplo, se pueden definir horarios dónde el grupo estará abierto a todos sus integrantes en horario laboral. Sin embargo, fuera de horario laboral, únicamente el administrador podrá enviar mensajes. Además, se puede implementar un sistema de sanciones en caso de enviar mensajes que estén fuera de lugar y que no tengan cabida dentro de un grupo de trabajo.
Por otro lado, podría fomentarse el uso de reuniones directas en vez del envío de mensajes.
De todas formas, para la comunicación entre compañeros de trabajo lo ideal sería o tener un grupo con limitaciones de mensajes o utilizar correo electrónico, asegurando así el uso de los mensajes con un fin lógico.
¿Alguna vez has tenido grupos de WhatsApp archivados? Personalmente, al leer el artículo, he recordado todos los que tengo "escondidos", cuyas notificaciones no quiero que me aparezcan, ni entro para leer sus mensajes. Sin embargo, ¿por qué sigo en ellos? ¿Acaso no se diluye así la utilidad del grupo?
En primer lugar, salirse de un grupo en el que ya no participas implica que todos los integrantes recibirán un último mensaje tuyo, y además negativo: no quieres seguir perteneciendo. Estas situaciones provocan vergüenza para el que se sale, y sorpresa, indiferencia o incluso enfado para los que se quedan dentro. Por otro lado, los grupos pueden servir para guardar contactos que a lo mejor no has grabado, pero que te gustaría tener, como los grupos del colegio o de la universidad.
Sin embargo, antes de nada, también debemos preguntarnos, ¿por qué dejé de participar? En ocasiones, los grupos dejan de servir a su misión original y derivan en otras que no fueron acordadas por todos los miembros. Otras veces, el grupo deja de ser empleado porque el objetivo se cumplió.
Desde el punto de vista de la mediación, se me ocurren opciones que yo misma he aplicado para facilitar la salida de un grupo cuando este llega a su meta. Pongamos el caso de un grupo para un trabajo universitario, teniendo en cuenta que predecimos que no tendremos más contacto con los integrantes más tarde. Se podría escribir un mensaje agradeciendo a todos su esfuerzo, y deseándoles una buena continuidad en su carrera. De esta forma, aunque no todas las situaciones se podrían resolver con mensajes así, existen maneras de resolver estos micro-conflictos que ocurren en el seno de los grupos de WhatsApp.
Los grupos de whatsapp, en su defecto, son una herramienta mal utilizada. En primer lugar, deja de ser un grupo en el momento en que te incorporas a uno de estos y solamente conoces a una persona. En segundo lugar, es estos chats grupales se trata cualquier tema, menos del que dio lugar a la creación del grupo.
Independientemente de esto, los problemas que generalmente existen en Whatsapp se debe a una mala comunicación, una interpretación errónea o un comentario desafortunado, pudiendo llevarse horas discutiendo por el grupo, cuando probablemente en persona tardarían 20 minutos en resolverlo. En definitiva, las cosas se solucionan hablando cara a cara. ¿Qué sería lo mejor para que el resto del grupo no se encuentren con más de 100 mensajes en una hora? Pues que el creador del grupo intervenga, redirija la conversación al motivo de la creación del grupo y pedirles que lo discutan en privado.
Otra manera de controlar un grupo es que el creador utilice una opción en el que solo él pueda escribir mensajes en éste y el resto de miembros lo reciban, sin poder comentar nada, salvo que acudan al emisor del mensaje.
Otra alternativa sería la creación de grupos con integrantes que persiguen un fin común, por ejemplo, para enviar los horarios del trabajo, la compra o venta de un vehículo, o simplemente informativo sobre la comunidad de vecinos. Es decir, un grupo donde verdaderamente los participantes tengan claro cual es la finalidad de ese medio de comunicación y lo empleen para ello.
En Whatsapp pueden surgir varios conflictos en grupos de trabajo, universidad y otros asuntos formales, en los que pueden existir personas que comenten un tema totalmente diferente al propuesto, desviándose del propósito inicial y empeorando la eficiencia del grupo. Partiendo desde este ejemplo, y considerando estas opciones como vías de mediación aplicables a otros conflictos, primero, además de identificar el problema, se podría mandar un mensaje explicando el conflicto y pidiendo opinión de todos los integrantes del grupo, enfatizando la importancia de la comunicación abierta y participativa de todos para poder resolver la situación. Tras recibir aquellas opiniones se podría organizar una reunión, donde se recopilen las opiniones. Una vez recogidas, mediante el consenso, se elige aquella propuesta para solucionarlo; podría crearse otro grupo para hablar de otros temas o quizás algunos opinen dejar la exclusividad de mandar mensajes al administrador y a determinados miembros para poder comunicar por el grupo y el uso de votaciones para que los demás integrantes puedan contestar concretamente a las cuestiones del grupo…
Personalmente, pedir la opinión, el uso de escucha activa, la recopilación de opiniones, sus ventajas, desventajas y el uso de una decisión compartida, tomando en cuenta diferentes perspectivas y posibles escenarios y consecuencias de cada decisión, es un camino para conseguir una solución adaptable y justa para todos.
Para evitar los conflictos en grupos de WhatsApp, lo primero sería dejar claras las reglas desde el inicio del grupo. Es importante que todos los miembros tengan claro para qué se creó el grupo y qué tipo de mensajes son adecuados.
Uno de los problemas más comunes es cuando se usa el grupo de manera inapropiada, como enviar mensajes que no tienen que ver con el tema, abusar de los audios o emoticonos, o desviarse de la conversación principal. Para esto, es útil crear algunas reglas sencillas (pero flexibles). Por ejemplo, si el grupo es para trabajo, lo mejor es evitar mensajes fuera de contexto como audios largos o felicitaciones.
También recomendaría que, si surge un malentendido, se trate en privado y de manera respetuosa, evitando las discusiones públicas.
Otro aspecto importan es la gestión de expectativas. Muchos conflictos nacen porque las personas tienen diferentes ideas sobre lo que el grupo debería ser. Por eso, sería importante revisar cada cierto tiempo si el grupo sigue teniendo sentido o si ha perdido su propósito. Si los intereses han cambiado, tal vez sea momento de hacer ajustes o incluso cerrar el grupo.
Por último, una buena idea sería rotar la administración del grupo para compartir la carga. Así, la tarea de moderar no recae siempre en una sola persona, lo que puede ser agotador. Además, esto hace que todos se sientan más comprometidos y responsables con el buen funcionamiento del grupo.
Los grupos de Whatsapp pueden generar controversias, malentendidos, y las palabras se pueden malinterpretar por las personas, ya que pueden poner tonalidades distintas por mensajes y por audios y no les estás viendo la expresión de la cara, no sabes de que manera te pueden estar diciendo las cosas y te pueden molestar. Por otro lado, se posicionan dos partes en el mismo grupo se separan y puede ser que te quedes solo o que la gente no te entienda y te quedes sin razón, también puede ser que la pelea aún crezca y aumente cuando hay dos partes enfrentadas, ya que decimos peores cosas a través de mensajes y por redes sociales que en persona, ya que nos ocultamos ante una pantalla que nos da más seguridad porque no estás viendo a la persona con la que estás discutiendo y no tienes miedo a la reacción de ésta. Por otro lado, se producen los bloqueos y las expulsiones y no te dan la opción de plantear el problema desde tu punto de vista y justificarte para que las otras personas te entiendan y llegar todos a un acuerdo. Debemos pensar muy bien antes de escribir por mensajes, ya que se van a quedar guardados para toda la vida, por eso la tranquilidad y la respiración y pensamiento antes de contestar es esencial en una discusión, y es recomendable hablarlo en persona o por privado con esa persona para que no ocurra lo comentado antes y se unan más partes. Las personas que intervengan a mediar deberían tener imparcialidad en mi opinión, ser neutrales y no posicionarse ya que puedes acabar mal con ambas partes y al final el que más pierde eres tú.
En primer lugar creo que todo grupo de wasap debería tener un administrador único del grupo para solucionar los conflictos, además este debería ser el único que regulara las reglas de funcionamiento del grupo de wasap como podria ser la capacidad de silenciar a algún miembro del grupo, esto seria muy útil si de da el caso de que alguien se dedique a insultar a algún miembro del grupo porque en este caso el administrador actuaria como mediador y en primer lugar podria silenciar al miembro que esta insultando a otro, a continuación puede mediar entre los dos pidiéndole explicaciones al miembro que ha realizado el comentario dañino y una vez explicada la situación puede intentar que estos dos puedan llegar a una solución una vez expuesto el problema, por otro lado si no se llega a un acuerdo el administrador del grupo puede expulsar a cualquier miembro del grupo que esté provocando el problema y puede eliminar comentarios dañinos ya sea en un chat o en la descripción del grupo o en cualquier ámbito del mismo. Por esto mismo considero que la figura del administrador es crucial para conseguir que el grupo funcione correctamente y evitar que la función principal del grupo se vea afectada por un conflicto entre los miembros del mismo.
Ante los incidentes que surgen en los grupos de WhatsApp, sobre todo en un contexto profesional, y teniendo en cuenta el enfoque de la mediación, podrían aplicarse varias estrategias para gestionar esos conflictos y buscar una comunicación más eficiente y respetuosa.
1. Establecer unas reglas claras desde el primer momento
El administrador del grupo puede comunicar unas normas básicas para la convivencia del grupo. Como dice el texto, el problema no es la plataforma, sino la falta de respeto por las normas del grupo. Es primordial que los que componen este grupo conozcan el propósito de éste, qué tipo de mensajes son correctos y cuáles no. Podrían haber limitaciones sobre los temas a tratar, y la extensión de los mensajes que se pueden enviar. Tener las normas escritas puede ser un buen primer paso para evitar confusiones o problemas.
2. Promover la autorregulación y el sentido común
La mediación no busca imponer algo, sino fomentar que las partes que toman parte se pongan de acuerdo. Es muy importante que los miembros del grupo sean conscientes de la responsabilidad que tienen sus actos dentro del grupo. El mediador puede invitar a los miembros a analizar si su contribución respeta el objetivo que tiene ese grupo. Por ejemplo, si un miembro manda cosas personales en un grupo de trabajo, se podría invitar a la reflexión a esa persona: "¿Piensas que tu mensaje contribuye a la meta que tiene este grupo?".
3. Uso eficiente de la tecnología
Los hilos interminables de mensajes que algunos miembros ignoran podrían causar malestar. Se podría hacer un acuerdo sobre el máximo que debe durar un hilo de conversación. También se podría incentivar al uso de diversas herramientas tecnológicas, por ejemplo, crear documentos colaborativos en línea, y de esa forma no se sobrecarga el chat con información de más.
4. Fomentar una cultura de respeto y cooperación
Incentivar al respeto por los turnos de palabra en el grupo, ser breves en los mensajes.
5. Resolución de conflictos específicos
En los grupos de WhatsApp, uno de los problemas más observados es la ausencia de contexto en los mensajes. Esto genera malentendidos y conflictos. Si un miembro ofende por un comentario, sería beneficioso que hubiera una conversación privada entre las partes involucradas para resolver dicho malentendido. Esto puede ser más positivo que escalar el conflicto delante de todo el grupo.
Establecer normas concisas y claras, desde la intervención neutral, objetiva y reflexiva, hasta la promoción del respeto interpersonal y el uso correcto de la tecnología, son estrategias que ayudan a mejorar la convivencia entre todos, a disminuir los problemas y garantizar que el grupo cumpla con la meta para la que fue creado.
Los grupos de whatsapp tienen una finalidad bastante buena como es la de ahorrar tiempo, ello conlleva, a que todas las personas que se encuentran incluidas den su punto de vista acerca de cualquier tema que surja. Además de poder realizar felicitaciones, como por ejemplo de cumpleaños, Navidad, Etc. De forma general sin tener que realizarlas individualmente. Esto se convierte en un problema en el momento en el que se toma como normalidad que se use un grupo con un fin profesional de este modo, por lo tanto, bajo mi punto de vista los grupos de Whatsapp son funcionales siempre y cuando se cumpla a rajatabla el fin para el que fue creado.
Los grupos de WhatsApp especialmente los grupos de trabajo, aunque en teoría son útiles, a menudo se desvían de su propósito inicial. Esto puede llegar a generar frustración, sobre todo para los administradores pero también para otros miembros. Estos grupos, creados con un fin específico como hablar de cosas del trabajo, suelen verse inundados de mensajes irrelevantes como felicitaciones o anuncios personales que se alejan del objetivo para el que fue creado el grupo. Esto sucede, en gran parte, porque algunos de los miembros no siguen las reglas de convivencia ni respetan el objetivo del grupo.
Para evitar estos problemas que surgen en muchos grupos de WhatsApp, es importante establecer desde el principio unas normas claras y definir la temática y el objetivo del grupo, la cual puede ser hablar de cosas del trabajo, hablar de un proyecto grupal... También, limitar el uso de audios largos, evitar la saturación de mensajes, respetar el horario de uso evitando horas inapropiadas y limitar los mensajes fuera de contexto, pueden ser soluciones para evitar estos problemas. Los administradores deben moderar de manera respetuosa, interviniendo cuando sea necesario pero siempre con cortesía, recordando el propósito inicial del grupo. Con todo esto, la clave está en usar el sentido común y respetar el propósito inicial del grupo para evitar cualquier tipo de conflicto con los miembros del grupo.
Creo que es fundamental hacer una distinción entre grupos informales (amigos, compañeros cercanos, familia...) y los conformados por personas sin tanta cercanía y pertenecientes a un contexto más formal (lugar de trabajo, por ejemplo) .
En el primero, es más complicado establecer normas cerradas pero podemos pedir flexibilidad a la hora de contestar y un poco de "filtro" con los mensajes enviados, respetando el tiempo de los demás.
Sin embargo en el segundo caso, si podemos establecer normas más rígidas para facilitar la convivencia. No mandar mensajes antes de las 8:00 y no después de las 21:00, para respetar el horario de los demás. También limitar la información solo a temas concernientes al propósito del grupo, no mandar audios para que todo el mundo pueda tener la información... pueden ser normas consensuadas por todos los miembros.
En resumen, la clave está en usar el sentido común y ser respetuosos con el tiempo y la atención de los demás, respetando siempre el propósito original del grupo. Los grupos de WhatsApp pueden ser herramientas valiosas, pero solo si se usan correctamente.
Está claro que los grupos de WhatsApp enfocados a un fin laboral son muy útiles para dar y recibir información de manera fácil y rápida, permitiendo una comunicación directa. No obstante, son varios los problemas que puede haber, desde falta de organización o sobrecarga de mensajes, a la pérdida de profesionalidad, cayendo como bien dice la lectura, en felicitaciones de Navidad u organizaciones para regalos.
Por ello, considero que alguna de las cosas que se podrían llevar a cabo para evitar estos problemas podrían ser los siguientes:
- En primer lugar, establecer normas claras, desde los horarios, hasta los temas de los que se van a hablar y de los que no, definiendo de la misma forma, el propósito profesional del grupo.
- Por otra parte, evitar en la medida de lo posible la sobrecarga de mensajes, propiciando el enfoque en los temas laborales y hablando lo justo y necesario, eludiendo los temas fuera de lo laboral, que podrían causar distracción de los asuntos realmente importantes.
- Según considero, otro tema muy relevante a tratar, serían los problemas que pueden surgir en el grupo, en ese caso, es muy importante que se resuelva fuera del grupo (algo que debería estar acordado previamente en las normas), para evitar tanto la tensión que se puede crear en el resto del grupo, como la sobrecarga de mensajes ya mencionada, que puede además tener consecuencias negativas en las personas que no están implicadas, algo que además de ser poco útil, es injusto.
- Por último, si en algún caso, se debe resolver o hablar de algo que solo concierne a ciertas personas del grupo, lo ideal sería que se creara otro grupo para abordarlo, siendo así más eficaz, y ahorrándole tiempo al resto de personas.
En definitiva, para que un grupo de WhatsApp enfocado a lo laboral cumpla su objetivo y no surjan problemas, es fundamental fomentar un espacio profesional, con normas claras, donde prime el respeto y la empatía, para así poder evitar (en la medida de lo posible), las posibles dificultades.
Presiento que este tema de debate tiene fines más allá de los académicos... Pero a lo que vamos. Todos hemos pasado por grupos de whatsapp que se desvirtúan fuertemente del tema, aunque la gran mayoría de nosotros no a un nivel profesional. Personalmente, he tenido la suerte de que los grupos en los que me han sucedido estas desventuras no son realmente serios, y permiten manga ancha.
En caso de darse en un grupo de trabajo profesional, habría de estudiarse la intensidad del desliz, su frecuencia y la disposición de los miembros. Me tomaré la libertad de ilustrarlo con ejemplos. Se asume como desliz las conductas comentadas en la publicación original, además de cualquiera que el administrador considere oportunas en el momento de la creación del grupo.
La intensidad se referiría al nivel de disrupción que supone en el grupo. De este modo, no es lo mismo un comentario puntual de "A ver si hablamos del regalo de X" a un hilo de cuarenta mensaje debatiendo el susodicho regalo.
La frecuencia es, naturalmente, cuán a menudo se da el problema. Una situación aislada no es tan grave como una que se dé cada día.
En la disposición de los miembros quiero abarcar qué proporción de los miembros presentan estas conductas, y como de receptivos son o dejan de ser a la reprimenda. Así, no es lo mismo que un miembro ofrezca vender un colgante, a que el grupo se convierta en una subasta, del mismo modo que no es lo mismo que al ser corregido reaccione de manera constructiva "perdón, no he caído" a que lo haga de manera defensiva "bueno, usted perdone caballero" (léase en tono irónico)
Una vez establecidos nuestros parámetros, podemos estudiar cómo proseguir. Cuando las infracciones son puntuales y poco intensas, la reprimenda deberá ser sencilla, ya que no disrumpirían en gran parte al correcto funcionamiento del grupo, y probablemente no nazcan de la malicia. Sin embargo, si la actitud de los miembros al cambio es mala, es posible que deriven en conductas más frecuentes y disruptivas. En este momento habrán de tomarse medidas más severas. Sería interesante estudiar convertir el grupo en una lista de difusión, siempre y cuando esto no entorpezca el propósito original para el que fue creado. En el caso de que el grupo se desvirtúe hasta el punto que el propósito original quede en segundo plano, habría que hacer una seria llamada de atención, incluso dar un ultimátum. Sería interesante replantearse hasta qué punto vale la pena tener un grupo con unos profesionales que no pueden centrarse en su trabajo y no pueden ni quieren reconocer que utilizar un grupo profesional de maneras tan laxas es problemático.
Al igual que en la mediación, para que la correcta convivencia se dé, ha de haber voluntariedad y buena fe. Si no, no hay manera.
En plataformas como WhatsApp surgen muchas disputas en grupos de trabajo, universidades y otros entornos formales. A veces la gente se distrae del objetivo principal, lo que afecta negativamente la eficacia del equipo. Tomando este ejemplo como punto de partida, y considerando estas estrategias como un tipo de mediación que se puede utilizar en otros conflictos similares, primero se debe identificar el problema y luego dar un mensaje de aclaración a todos los miembros del equipo y solicitar su participación. La comunicación colaborativa es muy importante para resolver la situación de manera efectiva. Después de reunir ideas, puede ser una buena idea celebrar una reunión para discutir y proponer una idea sobre la mejor manera de manejar el conflicto. Otra es designar otro grupo para discutir temas no relacionados, o permitir que un moderador y miembros individuales envíen mensajes al grupo votando decisiones específicas. En mi opinión personal, solicitar opiniones, practicar la escucha activa y considerar diferentes perspectivas y las posibles consecuencias de cada decisión son pasos fundamentales para lograr soluciones justas y equitativas que beneficien a todos.
Los conflictos en los grupos de WhatsApp suelen surgir por malentendidos debido a la falta de información respecto al tono y contexto en los mensajes escritos, lo que lleva a interpretaciones equivocadas.
El tono de los mensajes puede parecer agresivo, lo que agrava las tensiones. Además, la participación desigual, el envío de contenido fuera de lugar y los problemas de moderación influye en la aparición del conflicto al igual que en su agravamiento. La falta de empatía, reacciones emocionales impulsivas y la saturación de mensajes también pueden generar roces.
Con lo cual es muy importante saber cómo gestionar dichos conflictos de la forma más resolutiva, observando qué está causando el conflicto, ya sean malentendidos, mensajes fuera de tono o desacuerdos entre miembros, proponiendo reglas básicas para mantener el respeto, usar un lenguaje claro y evitar temas fuera de contexto. En el caso de que el problema afecte solo a algunos miembros, tratar de mediar a través de mensajes privados para evitar exponer las tensiones en el grupo general.
Con estas acciones a tiempo, es posible gestionar los conflictos en los grupos de WhatsApp de manera eficiente, promoviendo la buena comunicación y el respeto mutuo.
Los grupos de WhatsApp surgen con la finalidad de cubrir una necesidad comunicativa social, pero lejos de esto han conseguido el efecto contrario. Dificulta la comunicación en muchos de los casos. Desde luego, en numerosas ocasiones, queda demostrado que la forma en la que se tergiversa, los mensajes distan, notablemente de la intencionalidad real del emisor. Son muchas ocasiones en las que los conflictos se podrían haber solucionado con el simple hecho de mantener esta conversación de manera presencial.
Desde luego es de vital importancia marcar la intencionalidad de los grupos de WhatsApp creados y si su uso es acotado en el tiempo podría advertirse por parte del administrador, la fecha límite en la que ese grupo dejará de existir, evitando así la evolución de la “utilidad”.
Desde luego, desde el punto de vista de la mediación, la persona seleccionada para convertirse en administrador del grupo debe tener cualidades parecidas a las requeridas para convertirse en mediador profesional. Debe tener templanza, saber escuchar y tener claras las normas del juego y poseer la capacidad para hacer que éstas se cumplan. Es decir, si se establece un horario en el qué se va a hablar en el grupo o determinados temas que están vetados, el administrador debe comunicar a la persona que infringe estas normas de las consecuencias de dicha infracción, que deberán estar estipuladas y consensuadas por todos los integrantes del grupo. Por ejemplo, en un grupo de padres para gestionar actividades escolares, no debe tener cabida anuncios, publicidad, propaganda, política o salidas de tono. Cuando esta barrera se traspase los integrantes deben entender claro las consecuencias de la infracción de las normas, como ocurre tras pactar un acuerdo en mediación.
Una de las medidas que pueden plantearse para la solución de conflictos dados en grupos de WhatsApp, puede ser la intervención del administrador cuando han tenido lugar malentendidos o faltas de respeto. Éste puede escribir de forma personal a los participantes del conflicto, invitándolos a dialogar de forma presencial, preferentemente para aclarar las malas interpretaciones. Debe estar claro la intencionalidad del administrador, ya que esta no es perjudicar a una de las partes, sino que todos salgan beneficiados y convivan en armonía, sabiendo que cada uno cede un poco de su parte para poder conseguir otros beneficios por la, tal y como ocurre en mediación. Porque nadie quiere recibir mensajes inapropiados por lo tanto debe ser consciente que tampoco puede enviarlos de forma impune.
Para solucionar los conflictos que surgen en los grupos de WhatsApp desde una perspectiva de mediación, me parece fundamental partir de la base de que debe haber un diálogo respetuoso donde todos los participantes del grupo se sientan escuchados y tengan la oportunidad de expresarse. Considero que la mejor forma de resolver estos conflictos es que el mediador actúe como facilitador, ayudando a las personas involucradas a expresar sus puntos de vista sin acusaciones, promoviendo una comunicación clara y empática. Bajo mi punto de vista es crucial antes de actuar aclarar cuales son las causas del conflicto, como malentendidos o diferencias en expectativas. Una vez los participantes del grupo estén de acuerdo, trabajar en que se respeten los intereses de todos los miembros. Fomentar el uso de reglas básicas de convivencia en el grupo, como evitar mensajes ofensivos o usar un lenguaje conciliador, puede también prevenir futuros enfrentamientos y fortalecer las relaciones dentro del grupo.
El conflicto es un fenómeno que, al igual que otros aspectos de la vida cotidiana, aparece en los diferentes ámbitos de la vida actual, como puede ser la red social WhatsApp.
Como he planteado en los anteriores cometarios, el conflicto es intrínseco al ser humano, por lo que a son de tratar de evitar que se generen una gran cantidad de estos, una propuesta sería establecer una serie de normas para la correcta utilización de este mismo (horarios en el que utilizarlo, lenguaje a utilizar, …).
Por otro lado, y con el objetivo de tratar de evitar el sentimiento de anonimato que se siente a la hora de utilizar las redes sociales, buscaríamos que los diferentes miembros del grupo se presentaran para que todos observaran que hay una persona humana detrás de estos dispositivos móviles.
Otra idea sería la de votar entre los diferentes miembros del grupo un moderador que tuviera la potestad de administrar y sancionar a aquellos miembros que incumplieran las normas establecidas entre todos. Dentro de dichas normas, también se podrían establecer que tipo de sanciones debe aplicar el moderador a elegir.
Otra propuesta para finalizar el comentario sería la de, en caso de que haya algunas personas en conflicto y con el fin de socavar dicha problemática, que el moderador hable con estos de forma privada para intentar llegar a un entendimiento entre las diferentes partes del conflicto, e incluso poder concertar una cita ya sea en persona o ya sea por llamada para intentar arreglar la problemática acaecida.
Es cierto que los grupos de WhatsApp pueden ser muy variados en cuanto a su función y las personas forman parte de ellos, esto puede llevar a diferentes confrontaciones o conflictos que puedan surgir debido a la diferencia de perspectiva que tengan estas personas en cuanto al uso y utilidad de estos grupos. También cada uno de los miembros del grupo de WhatsApp, pueden decidir si participar en el conflicto o permanecer en silencio.
Pero, desde la mirada de una “mediadora” lo más apropiado ante un conflicto en un grupo de WhatsApp es participar en el conflicto pero desde una perspectiva mediadora, tratando de solucionar el mismo, y sin apoyar ninguna de las partes para acrecentar el problema. Con lo cual, desde la mirada de “mediadora” y lo aprendido durante las clases, intervendría de una manera neutra tratando que las partes en conflicto pudieran llegar a un acuerdo dónde todos los participantes del grupo obtuviesen un resultado final justo y con el que estuviesen de acuerdo. También, dejando que todos los participantes pudiesen expresar su postura y opinión al respecto. Tratando el tema problemático, y no permitiendo que se abriesen nuevos temas de debate que pudiesen agrandar o empeorar el conflicto, lo que impediría una resolución del mismo.
Los grupos de WhatsApp son muy útiles a la hora de querer comunicarnos con la familia, los amigos o el trabajo. Sin embargo hay ocasiones en las que surgen problemas debido a la rapidez y la falta de claridad que a veces tenemos cuando escribimos los mensajes. Desde el punto de vista de la mediación se podrían establecer estrategias para que en esas situaciones se puedan promover la comunicación efectiva y la solución de toda clase de malentendidos, como por ejemplo leer atentamente los mensajes varias veces antes de iniciar la conversación y asegurarnos de lo que nos esta queriendo decir la otra parte, para así evitar las reacciones impulsivas, aportar unas reglas iniciales antes de la creación del grupo para promover el respeto y la empatía o marcar los objetivos que se deben seguir y cual es el fin de la formación del mismo.
Los grupos de WhatsApp al ser una herramienta de interacción entre las personas no están exentos de que surjan conflictos pero con las estrategias necesarias, será posible transformar los problemas en oportunidades para mejorar la relación que hay dentro del grupo y de las personas que se encuentran allí.
En mi opinión, los grupos de WhatsApp suponen un reto debido a la falta de reglas claras y el desvío de los temas hacia asuntos personales o irrelevantes. Considero que para evitar estos problemas, resulta fundamental definir y comunicar el propósito del grupo desde el inicio. También sería útil establecer ciertas normas básicas, como limitar el envío de mensajes, para no saturar a los miembros y evitar confusiones. Más allá de todo esto, considero que el uso del sentido común es clave para que los grupos funcionen bien. Si los miembros tienen claro para qué fue creado el grupo, y respetan las normas, se podría evitar que estos grupos terminen desvirtuándose.
Para evitar algunos problemas en los grupos de WhatsApp, en mi opinión es importante definir el objetivo del mismo y el uso del lenguaje que se va a emplear. Esto incluye qué tipo de mensajes son apropiados y cuáles no. Los temas a hablar señalados con claridad, ayudan a evitar malentendidos. Además tratar los temas de forma corta y precisa puede ayudar a que todas las personas en el grupo puedan seguir el tema que se esté abordando.
Una forma clara para reducir los problemas que se puedan ocasionar es establecer un administrador que se encargue de mediar con las personas que pertenezcan al grupo para asegurar una buena fluidez y comunicación, así como evitar malentendidos o uso del grupo no adecuado.
Laura Jurado Blanca
En mi opinión, el primer paso que deberíamos de dar a la hora de querer solucionar un problema ocurrido dentro de un grupo de WhatsApp, es el de escuchar a las partes involucradas de manera individual, de manera que podamos comprender ambos puntos de vista sin juzgar. De esta forma, y gracias a la comunicación, la tarea de encontrar la raíz del conflicto se facilitaría, consiguiendo aclarar malentendidos, y facilitando una conversación grupal donde cada uno proponga soluciones justas y consensuadas.
Por otra parte, es primordial promover un ambiente de respeto en el grupo, donde todos puedan expresarse sin ataques personales.
Y finalmente, si fuera necesario, establecer nuevas reglas para prevenir futuros problemas, asegurándonos de que todos se comprometieran con las soluciones acordadas.
Hoy en día, los grupos de WhatsApp son una herramienta que permite una comunicación fácil y eficaz con nuestro entorno cercano así como personas en otras partes del mundo. Sin embargo, se corre el riesgo de que se haga un mal uso de las mismas, por la facilidad y acceso que tiene todo el mundo a poder compartir algo en estos grupos. Por una parte, existe una parte positiva en el que permite que las personas compartan su opinión sobre el tema de conversación y cualquier información que se considere relevante. Pero por la otra parte, también surgen conflictos, principalmente porque considero que se interpreta de manera errónea, el tono con el que se leen los mensajes, sesgando muchas veces el cómo se transmite la información, dando pie a largas discusiones en el que es fácil perder el hilo. Para poder evitar esto, es importante que desde el primer momento se establezca el objetivo del grupo y que cualquier otra información no relevante al fin, deberá ser tratado por otro medio. También existe la opción de silenciar a los miembros para que únicamente el creador pueda hablar, pero esto no me parece muy ideal porque creo que se pierde el punto de la aplicación que es tener una conversación, ya que el informar sin estar abierto a la opinión de los otros se puede realizar por otros medios como el correo electrónico. Es importante resaltar que debe quedar claro que en todo momento se debe respetar las opiniones de los demás. Se podrán establecer otras medidas como por ejemplo: limitar el número de mensajes, establecer horarios para enviarlos y una actitud proactiva del anfitrión para eliminar cualquier mensaje fuera de contexto.
Finalmente considero que para solucionar casos de conflicto, lo mejor es hablar con las personas de manera física, evitando malinterpretaciones y pudiendo llegar a una solución en ese momento.
Los grupos de WhatsApp son un foco de problemas, no hay duda sobre ello. Inevitablemente ocurrirán problemas de mayor o menor envergadura. Después de todo, una pluralidad de personas dará lugar a opiniones dispares.
Cuando ocurre un conflicto, es muy importante mantener la calma. Sí, es complicado, pero si queremos llegar a un acuerdo mejor que lo hagamos con la cabeza fría. Una vez más calmados nos toca escuchar a los demás. Cada uno tendrá su punto de vista y es necesario escucharlos y comprenderlos para poder llegar a un acuerdo. Si vemos que la situación se sale de control, podremos intervenir y mediar entre las partes para evitar empeorar la situación. Ante todo, debemos fomentar la comunicación respetuosa entre los integrantes del grupo: ni con insultos ni groserías vamos a resolver absolutamente nada.
Si todo sale bien y hemos llegado a un entendimiento mutuo, el tema estará zanjado. Sin embargo, si no hemos llegado a una solución que beneficie a todos, tenemos varias opciones. O bien podemos enfocar el problema desde otro punto de vista o recurrir a una mediación de forma privada hablando con cada uno de los afectados.
Personalmente, sabiendo mantener la calma, diciendo las cosas de buena manera y escuchando a los demás podremos resolver el conflicto más fácilmente que si no mostramos interés y estamos constantemente a la defensiva y con una mente cerrada a posibles soluciones.
Los grupos de WhatsApp son un claro ejemplo de cómo la tecnología facilita la comunicación, pero también puede derivar en situaciones complicadas si no se gestionan correctamente las interacciones. Pienso que pueden existir algunas soluciones factibles para abordar los principales problemas a esta herramienta.
Para evitar los problemas comunes en los grupos de WhatsApp, es fundamental que todos los miembros tengan claro el propósito del grupo desde el principio y lo respeten. Si se ha creado para coordinar una tarea específica, como un proyecto de la universidad, es importante mantener el enfoque en ese objetivo y no desviar las conversaciones hacia otros temas que sobrecarguen el espacio con información irrelevante.
Además, establecer reglas básicas de convivencia puede ser útil para mantener el orden. Aunque pueda parecer innecesario, pautas como limitar los mensajes que no estén relacionados con el tema principal, evitar el envío masivo de mensajes repetitivos, y dirigir las respuestas personales a mensajes privados, contribuyen a que las interacciones sean más efectivas.
El respeto por el tiempo y el espacio de los demás también es esencial. No todos los miembros del grupo tienen la disposición o el interés de seguir hilos de conversación extensos que se desarrollan rápidamente. Cuando esto ocurre, es fácil que se pierda información importante entre mensajes triviales. Por eso, es recomendable ser conciso al participar en un grupo, enviando mensajes claros y breves.
Por último, no hay nada de malo en retirarse de un grupo si este ya no aporta valor. Si el propósito original del grupo se ha perdido o simplemente ha dejado de ser útil, es más saludable salir que permanecer por compromiso. Y en caso de que haya algo realmente importante que comunicar, siempre es mejor optar por la comunicación directa. Una llamada telefónica o un mensaje personal suele ser más eficaz y cercano que un mensaje grupal.
Actualmente, WhatsApp es una de la herramientas más usadas para la comunicación entre personas desde diversos lugares y horas. No obstante, el hecho de que esta aplicación esté al alcance de cualquier persona, lleva implícito el riesgo de que no se use debidamente. Aunque es una herramienta muy útil en muchos ámbitos, no solo de trabajo; los conflictos serán mucho más complicados de resolver si tienen lugar en una conversación por WhatsApp. Ya no solo por el hecho de que se envíen/reciban mensajes a deshoras o inoportunos según la función del grupo concreto (la gente puede no tenerla clara); sino también porque es muy probable que se generen numerosos malentendidos, pues faltan elementos que impiden que la conversación sea 100% fructífera. Por tanto, ante conversaciones importantes o conflictos a resolver, siempre será mejor optar por la opción de hablar en persona, donde además de las palabras, también se tendrán en cuenta otros elementos como el tono y el lenguaje no verbal.
¿Cómo solucionar los problemas con los grupos de WhatsApp?
La sociedad de la información está sobreinformada.
Tal es el punto que optamos por silenciar o archivar los grupos.
Tomaría como comienzo para la solución, aclarar las normas y la utilidad y finalidad del grupo al comienzo de este, reglas de convivencia que deban ser cumplidas para la permanencia en el grupo, pero tal y como se expone, son vulgaridades que las personas conocen en la creación del grupo.
He experimentado un gran intento de solución este mismo verano. La actividad extraescolar no permite mensajes a cualquier hora del día. Más se tiene la posibilidad de ser el administrador quien únicamente con el objetivo de informar puede mensajear. Opción que a mi pesar, diluye completamente el objetivo de lo que supone un grupo en la aplicación, que es mantener instantáneamente y de forma cómoda una comunicación rápida y eficaz, pero ¿quizá no- formal?
Tal y como sucede en la comunicación escrita, da origen y cabida a la incomprensión y mal entendimiento de mensajes, realmente considero que deberíamos hacer balance sobre la incicial comodidad que inicia este acto, con la incomprensión, pesadez y cantidad de mensajes posteriores entre otros. ¿Realmente es útil? ¿Realmente es cómodo y eficaz?
Los problemas que surgen a raíz de un grupo de whatsapp muchas veces ocurren debido a la falta de información que nos dan los mensajes de texto. Esto se debe a que carecen de tonalidad y/o comunicación no verbal. Es por ello que se malinterpreta con frecuencia la intención del emisor, percibiendose falta de empatia y sequedad en los mensajes. Es por ello que temas importantes y/o delicados deben tratarse en persona, para evitar este tipo de problemática, además de ser comprensivos y entender las consecuencias que conlleva el uso de aplicaciones de mensajería como Whatsapp.
La comunicación en los últimos años ha sufrido un cambio importante como respuesta a nuevos estilos de socialización tras la aparición de las nuevas tecnologías. Hemos entrado en una era de contínua interacción, ya sea social, familiar o laboral, que genera la obligación de estar “comunicado” de manera continua. En respuesta a esta necesidad surge la comunicación a través de WhatsApp.
WhatsApp no es una mera plataforma social, es una nueva herramienta de trabajo, es la forma en la que saber cómo le fue a tu amigo en clases hoy o el camino más rápido para que tu madre se asegure que limpias la cocina, es un instrumento principal en la interacción humana de los últimos años, y los grupos de WhatsApp son la adquisición más evolucioniada de este instrumento. A través de los grupos puedes comunicarte con cuantas personas quieras, sin importar que vivan en la otra parte del mundo, de la manera más rápida, sin embargo, por muy rápida que sea esta comunicación desde luego no es la más eficaz ya que nos dejamos una parte crucial de la comunicación excluida, la comunicación no verbal.
Esta falta de comunicación no verbal, sumada a la percepción de anonimato que le puede generar a una persona comunicar a través de una pantalla y no cara a cara, puede generar conflictos difíciles de mediar.
Ante conflictos en los grupos de WhatsApp, en mi opinión, la primera opción debe ser intentar hablar el conflicto en persona ya que nos quitamos el riesgo de mal interpretaciones, sin embargo si no es posible, el mediador tendrá que coger un rol más activo en la participación para asegurar la mediación y el respeto entre los participantes.
Los grupos de WhastsApp son un arma de doble filo. Están diseñados para ahorrar tiempo, conectar más gente al mismo tiempo, formar una "comunidad". Pero como en cualquier comunidad, surgen discrepancias y conflictos.
En mi opinión, nuestras opciones de participar en la discusión depende de varias variables: del tipo de grupo donde se forme el conflicto, las personas que participen, la importancia del conflicto... y demás. En general podríamos velar por el respeto entre los participantes del conflicto, hay ciertos límites que no se pueden traspasar, y sobre todo si los participantes son de nuestra confianza.
Como administradores del grupo también podríamos poner ciertas normas de regulación del grupo, como horas del día donde no se puede hablar, o incluso normas coercitivas, como por ejemplo, la expulsión de cualquier participante que falte al respeto a otro.
Otra opción, aunque más centrada en nosotros, sería evitar el conflicto, como salir del grupo donde existe el conflicto, silenciarlo o archivarlo. Aunque, no considero que esta sea la mejor opción, ya que evitar el conflicto a través de una pantalla en absoluto significa que no exista en el mundo de verdad, es más, podría incluso agravarse.
En definitiva, considero que las discusiones y los conflictos en WhatsApp no van a acabar, pero sí podemos trabajar para dirigirlas de maneras comunicativas, claras, y respetuosas.
El surgimiento de WhatsApp ha superado las expectativas de uso desde un principio. No se puede negar que ha facilitado la forma de comunicarnos, expresarnos y aprender de ello. Desde su inicio, era una aplicación sin medidas de precaución de privacidad, pero con el tiempo, se le ha dado a los usuarios las herramientas para poder utilizar la aplicación con ciertas medidas de seguridad. Los problemas que han ido surgiendo, como es la superación de información, mensajes de alta demanda, mala información y mal entendidos, se han ido solucionando con estas medidas de mejoramiento que se la ha ido agregando a la aplicación. Así como la posibilidad de ponerlo un nombre específico a un grupo para identificarlo fácilmente, escribir una descripción de lo que va el grupo para evitar confusiones, la posibilidad que sea solamente una persona quien pueda escribir y los demás usuarios solo poder leer lo que se escribe y el reglamento de archivar conversaciones no deseadas o negar las notificaciones de los grupos que dictan mucha información. No pienso que sea un motivo por el cual se debe llevar a mediación. A lo mejor alguna disputa que se de entre personas por lo que se escribe si que puede llevar a la mediación, pero no el hecho de que nos permita comunicarnos de la forma que sea. Si es así, la mediación debe estar debidamente restringida a lo que se ha escrito como prueba de lo discutido y no permitiendo que se agreguen discusiones fuera de las pruebas ya obtenidas.
Si tuviera que mediar en algún tipo de problema en un grupo de whatsapp, mi objetivo principal seria restaurar el equilibrio que ha causado el problema y asegurar que las interacciones entre los participantes sean respetuosas, eficientes y alineadas con la finalidad con la cual se haya creado ese grupo. También hay que recalcar que para mediar hemos de tener habilidades de comunicación, imparcialidad y aplicar un enfoque proactivo para evitar que el problema se agudice y vaya a peor.
Tener las normas del grupo bien definidas y reafirmas ciertas normas en el grupo nos va a ayudar a tener cierta calma y cierto equilibrio dentro de las interacciones que se efectúen, si aun así se siguen dando problemas la clave estaría en elaborar un mensaje claro y principalmente desde el respeto que sirva para recordar esas ciertas normas que no se están siguiendo, pero siempre teniendo en cuenta que se puede sacar de contexto, ya que suele pasar frecuentemente con los mensajes de texto en la actualidad.... por eso lo mejor es que si hay un problema serio se hable en persona o cara a cara para solucionarlo sin mal interpretaciones ni contextos distorsionados en el hipotético caso de que tengamos que intervenir para solucionar el conflicto siempre hacerlo con imparcialidad con respeto y de forma neutral, para así poder proponer alternativas como por ejemplo que se hable esa discusión por el chat privado de las personas que tienen el conflicto para que los demás no echen mas leña al fuego y aviven más el problema ya que si participan todos habrá una saturación de mensajes en el grupo y mucho desorden en la discusión y será imposible llegar a un acuerdo final o una solución.
Personalmente una buena solución seria la figura de un administrador que actúe como mediador en estas situaciones que recoja todas esas características y que tenga en cuenta todo lo comentado con anterioridad.
Los grupos en WhatsApp pueden producir varios problemas, los cuales la mayoría suelen surgir a raíz de malentendidos, falta de contexto, o diferencias en como se comunican las personas. Desde la perspectiva de un mediador yo abordaría este problema mediante facilitar el entendimiento recordando en el grupo la importancia de mantener un tono respetuoso para promover un ambiente positivo que pueda proporcionar a un acuerdo. Promover una convivencia pacifica entre los integrantes del grupo, quedando establecido una mentalidad de intentar entender las perspectivas sin juzgar y intentar leer los mensajes desde lo más tranquilo posible, esto conllevaría a que el grupo plantee posibles soluciones en las que puedan estar de acuerdo, si esto no es suficiente se podría llegar a mediar en privado.
Para resolver conflictos en grupos de WhatsApp, es importante mantener la calma y evitar respuestas impulsivas, leyendo con empatía antes de reaccionar. Si el problema es entre dos personas, lo ideal es continuar la conversación en privado para no involucrar al grupo. Es necesario establecer reglas claras sobre el uso del grupo, como el respeto mutuo y evitar temas polémicos, ayuda a prevenir tensiones. Además un administrador neutral puede moderar y recordar las normas cuando sea necesario. Finalmente, fomentar la empatía y el respeto entre los miembros del grupo es clave para mantener una armonía básica.
Si bien es cierto que los grupos de WhatsApp en muchos casos son muy útiles, ya que permiten conectar a diferentes personas de forma instantánea y flexible, también pueden ser tediosos y abrumadores.
No existen reglas, control u orden. En parte, esto puede ser debido al hecho de no estar frente a la otra persona y dejar los mensajes como si fuesen un tablón de anuncios o un buzón. Partiendo de esta posible causa una opción para tratar de solucionar los problemas de mal uso planteados podría ser que el primer mensaje de todo grupo fuese: “antes de enviar un mensaje piensa si se lo dirías en persona fuera de contexto” y dejarlo fijado en el chat para que todo el mundo pueda leerlo siempre.
Otra alternativa que podría resultar útil es rotar la administración del grupo. De este modo, la responsabilidad es compartida, por lo que al experimentar diferentes personas cómo es gestionar el grupo y tomar conciencia de la incomodidad que genera, puede hacer que se reduzcan los mensajes inapropiados, así como los otros elementos mencionados. Además, se evita que una sola persona sea la que continuamente tiene que lidiar con el rol “tajante y restrictivo” llamando al orden.
Por último, si los miembros del grupo siguen sin estar capacitados para controlarlo, existe la posibilidad de introducir bots o moderadores para enviar recordatorios automáticos de las normas o filtrar contenido inapropiado, esto es especialmente útil en grupos de trabajo o para WhatsApp Business, pero también puede aplicarse a otros contextos.
El uso del WhatsApp es muy complejo, continuamente vemos casos de discusiones por mal entendidos en esta aplicación, “ me has hablado mal” “¿que te pasa que me hablas muy cortante?” Todo esto, ya que, como no vemos la expresión no verbal de nuestro interlocutor la suponemos; muchas veces acertamos, pero otras muchas si hubiéramos hablado en persona o incluso por teléfono, escuchando el tono de voz de la persona, podríamos habernos ahorrado ese mal entendido que en múltiples ocasiones no llegan a clarificarse.
En cierta forma, resolver un conflicto ya incluye en muchas ocasiones, una tediosa perspectiva jurídica, siendo a veces difícil encontrar una equidad entre las personas que conforman el conflicto o simplemente buscar un punto de equilibrio de respeto al derecho de los integrantes, prevención de ciertos riesgos... Aunque conocemos los grupos de WhatsApp como una vía fácil de comunicación y en su caso, nada dañina para las relaciones interpersonales, lo cierto es que es la vía más complicada para mantener un equilibro social por motivos tales como la comunicación no verbal, difusión no autorizada de información personal, discriminación, ciberacoso...
Desde mi punto de vista, el punto de partida sería poner una buen "muro de restricciones" que evitaran, corrigieran, cierto tipo de palabras o momentos los cuales se sobre entiende la existencia de un conflicto o un delito.
En vista a la mediación, en dicho grupo de WhatsApp implementaría unas normas básicas que influyesen en el compromiso de la convivencia, evitando comentarios y acciones percibidos como ofensivos; evitar la difusión de contenido de carácter privado, resolver los malentendidos a través de un diálogo directo y basado en la escucha activa y el entendimiento...
Hoy en día las personas se comunican a través de las redes sociales, sobre todo mediante WhatsApp. Este medio en sí se utiliza para varios motivos adecuados o inadecuados.
En un principio, se utiliza como intermedio para las asignaturas de la universidad o para quedar, entre otros aspectos. A medida que va pasando el tiempo, las personas lo emplean para pasar cosas graciosas o indebidas, por ello, hay que poner límites. Es verdad que el que se encargue una persona es agotador psicológicamente, es por eso, que desde un principio se debe concretar entre todos para qué va a servir, que se puede enviar o que no. Para ello, hay que hacerlo de forma voluntaria, para que ninguno se sienta presionado y, así, puedan participar todos. Lo que conlleva a que todos colaboren de forma conjunta, aunque cabe recalcar que se debe hacer de forma imparcial para que los prejuicios no tomen la ventaja de la situación.
De esta forma, el grupo serían más respetuosos y ordenados para que las personas sean más responsables, productivos y eficientes.
Desde mi perspectiva, WhatsApp es una herramienta que facilita la comunicación entre las personas gracias a su rapidez, simplicidad y la posibilidad de compartir fácilmente fotos, audios y otros archivos. Sin embargo, también puede ser una fuente de problemas. Los mensajes que enviamos pueden ser malinterpretados, lo que genera malentendidos, y es fácil distraerse, lo que lleva a una pérdida de tiempo. Además, en los grupos, los mensajes se acumulan rápidamente, lo que puede resultar abrumador para los usuarios y generar la sensación de estar constantemente obligados a mantenerse al día.
Ante la situación en la que un grupo creado con fines profesionales se desvíe de su propósito original y se use para otros temas, como mediadora, convocaría una reunión, incluso dentro del propio grupo, para recordar y reafirmar los objetivos. Involucraría a todos los miembros en esta conversación para que se sientan parte de la solución. Además, fomentaría una comunicación más respetuosa y formal, sugiriendo que, si alguien tiene un problema con un mensaje, lo aborde en privado con el administrador o remitente en lugar de hacerlo públicamente, evitando así confrontaciones innecesarias. También establecería pautas claras para el uso de audios, recomendando que solo se utilicen cuando sean estrictamente necesarios y con una duración razonable. Por último, promovería el uso del grupo en horarios apropiados, evitando mensajes fuera del horario laboral o en momentos de descanso.
En la actualidad, mucha población tiene acceso a nuevas tecnologías por lo que casi todos nosotros poseemos un teléfono con WhatsApp para comunicarnos con los demás. Dentro de la aplicación se pueden hacer grupos y normalmente la gente los hace con un tema determinado para hablar a todas las personas que les corresponde. Cabe la posibilidad de que surjan conflictos dentro del grupo causados por diferentes motivos. Ante esto, es importante mantener la calma ya que una reacción no apropiada podría agravar el problema. Es importante tratar el conflicto en persona, ya que por mensaje se puede malinterpretar debido a que la comunicación no es la misma que cara a cara. El administrador del grupo debe de ser capaz de mediar en el conflicto y tratar de enfriar ambas partes y llegar a un término medio hasta que se pueda hablar en persona para poner una solución.
Los grupos de Whatsapp, como todo, tienen su principio si su final, su cosa buena y, su cosa mala.
Evolucionan y, lo que antes era un grupo de Whatsapp de amigos del cole, pasó a convertirse en un triste recuerdo de esos bonitos años, o el canal por el cual felicitamos a un gran número de personas. Estas personas, pasaron a ser ya casi desconocidas, pero, que por compromiso, tenemos que felicitar, y así evitar que la conversación se alargue. Tu aportación empezará y acabará con un "Feliz año 2025" y así no tendrás que prometer un posible encuentro con un viejo amigo o hablar sobre que te echaron del trabajo.
Lo que se me viene a la cabeza al pensar en mis más antiguos grupos es una larga lista de sentimientos. Nuestro Whatsapp pasa a convertirse en el desván de los recuerdos. Donde la vergüenza de salirte te impide eliminar ese grupo inservible de reuniones de padres o de clases particulares.
Las nuevas herramientas de esta aplicación nos han ayudado con eso, el poder salirte de los grupos desapercibido (sin que le salga la notificación a los demás), el poder restringir quien puede mandar mensajes, eso nos permite que, solo un grupo de personas, sean los que tengan ese "poder" de filtrar todos los mensajes, un mandato que pocos desean.
Pero realmente deberíamos ser nosotros mismos, las personas, quienes pusiéramos esos límites y no juzgar a quien decide abandonar el grupo. Estos grupos se han convertido en verdaderas sectas donde a veces, hasta se crean “minigrupos” que deciden estar en un bando u otro siempre que exista alguna controversia.
En definitiva, los grupos de WhatsApp han evolucionado hasta convertirse en espacios que muchas veces nos generan más incomodidad que utilidad. Aunque puedan ser herramientas eficaces para la comunicación, el mal uso y la falta de límites claros los convierten en un caos difícil de gestionar. Quizás la clave esté en recordar para qué se creó cada grupo y respetar esos objetivos, evitando caer en la trampa de la sobrecarga de información o de la obligación social. Al final, todo se reduce a ponerle sentido común y recordar que no pasa nada por salirte si ya no te aporta nada.
Tal y como se plantea el problema, no somos capaces de mantener un grupo de Whatsapp persistente en el tiempo porque pierde la utilidad que en un principio se le dio y muchas veces al alejarse del objetivo inicial que estos mismos tenían causan problemas entre los miembros del grupo porque se pierde información. Aquí es cuando surge el conflicto porque con simple hecho de pertenecer a un grupo de Whatsapp se da por hecho que la otra persona ha recibido la información que has mandado y que ya la posee, sin tener en cuenta que muchas veces esos mensajes quedan camuflados entre muchos otros. Tras haber aprendido algo en mediación podríamos aconsejar u orientar a las personas que lo necesiten de forma que se puedan cumplir los objetivos iniciales del grupo y que solucionen los "malentendidos" que se pueden producir, de manera privada.
Los mensajes de texto mayoritariamente los entiendes con la entonación que cada uno personalmente le de, por eso, si interpreta un mensaje de mala forma lo que sería más aconsejable es solucionar sus problemas de forma privada sin necesidad de compartirlo en el grupo y hablarlo en persona, ya que viendo las emociones del otro, su forma de gesticular y la forma en la que te transmite ese mensaje será totalmente distinta. Además a través de una pantalla se dicen muchas cosas que luego a la cara no te atreves a decir a la otra persona porque parece que estar detrás de una pantalla te "protege".
Por otro lado, si el conflicto se da por perdida de información ya que el grupo se ha alejado del objetivo inicial, una de las formas más fáciles que existen hoy en día es fijar los mensajes en el chat que sean relevantes, así te aseguras que todo el mundo lo lee. Además ahorras los conflictos que puedan ocurrir y que no se pierda el hilo de la conversación.
Desde mi punto de vista los grupos de WhatsApp pueden llegar a ser de gran utilidad o uno de los mayores desastres que pueden ocurrirle a un grupo de amigos, conocidos, compañeros… ¿Por qué?
La respuesta es sencilla, la finalidad del grupo de wassap es unir y comunicar de forma rápida y fácil una información determinada a mucha gente a la vez. Facilitan a la persona que la comparte su difusión sin tener que llamar a cada miembro del grupo o hablar de forma privada con ellos. Además de que se pueden mantener conversaciones desde lugares muy distantes, de forma discreta.
Aún así en muchas ocasiones ocurre que se malinterpretan los mensajes y donde alguien quiso hacer una broma sin mayor importancia, uno de los receptores tenía un mal día y entendió la broma como una agresión. Y en otros momentos algún integrante del grupo aprovecha ese momento de comunicación no presencial para “soltar” todo lo que piensa sin filtro y buscando el apoyo de ciertos integrantes, cuando en el cara a cara no lo haría.
Creo que la mejor solución para este tipo de conflictos es que el administrador ejerza un poco de mediador y desde el primer momento indique cuál es la finalidad del grupo y lo que se permite hablar en el. Por otro lado, habría que clarificar que la mejor manera de solucionar conflictos es cara a cara o vía llamada telefónica, en el caso de que lo primero no sea posible, ya que solo de esta manera somos capaces de apreciar el tono y la intención de la persona que se está comunicando con nosotros.
Antonio Contreras Fernández.
Evidentemente, la respuesta a dicha cuestión depende de la finalidad del grupo del que estemos hablando, no sería lo mismo actuar en un grupo informal (de amigos, por ejemplo) que en uno más formal (trabajo, universidad, etc.). En cualquier caso, la mejor forma para prevenir estos problemas sería establecer unos límites y unas normas determinadas en el momento en el que el grupo es creado.
En el caso de un grupo “profesional”, podría definirse un horario determinado y elegir algunos administradores para evitar cualquier tipo de molestia fuera de la jornada laboral. En mi opinión, a la hora de intervenir entre dos miembros que han tenido un conflicto, son los moderadores los que deben de buscar una resolución rápida, eficaz y, sobre todo, en privado, no es necesario que todos los miembros del grupo puedan leer en el chat cómo ambas partes terminan una conversación que no tiene ninguna relación con la finalidad del grupo. Aun así, depende de las circunstancias y los moderadores deberían de ser flexibles en cada caso, además, habría que mencionar que las típicas “cadenas de mensajes” no proceden en este tipo de grupos y debe de estar indicado en las normas. Por último, los administradores son los que deben decidir si es necesario elegir algún castigo o no cuando alguien ha sobrepasado los límites, sobre todo si hay alguna falta de respeto a otro miembro.
Ante los problemas que suelen surgir en los grupos de WhatsApp, se podrían tomar una serie de medidas para promover la mediación. En primer lugar, se podría establecer un listado de normas claras desde el principio, definiendo la función que va a tener el grupo, así como los temas a tratar, lo que ayudará a reducir malentendidos. En segundo lugar, el administrador del grupo, podría adquirir un rol más proactivo, moderando el contenido y recordando las normas cuando sea necesario, evitando la acumulación de mensajes irrelevantes que generen malestar. Por último, en el caso de que surgiera un conflicto, como primera medida se podría intervenir de manera privada a las personas implicadas.
Ante los problemas que suelen surgir en los grupos de WhatsApp, se podrían tomar una serie de medidas para promover la mediación. En primer lugar, se podría establecer un listado de normas claras desde el principio, definiendo la función que va a tener el grupo, así como los temas a tratar, lo que ayudará a reducir malentendidos. En segundo lugar, el administrador del grupo, podría adquirir un rol más proactivo, moderando el contenido y recordando las normas cuando sea necesario, evitando la acumulación de mensajes irrelevantes que generen malestar. Por último, en el caso de que surgiera un conflicto, como primera medida se podría intervenir de manera privada a las personas implicadas.
En mi opinión los grupos de whatsapp son una herramienta muy interesante y que puede llegar a ser muy cómoda en el momento en el que tienes que comentar a un grupo de personas la misma información, sin embargo creo que como herramienta profesional lo mas probable es que llegue a ser un caos, por lo que creo que a la hora de hacer un grupo que este destinado para una actividad profesional lo mejor que se puede hacer es que solo pueda hablar el administrador del grupo, con esto se consigue que los mensajes importantes que quieres hacer llegar no se pierdan en la marea de los 80 whatsapps que te puedes encontrar de un momento a otro, y a su vez permitir a los usuarios del grupo hacer las preguntas que deseen por privado.
En conclusión pienso que tal y como he dicho antes los grupos de whatsapp son una herramienta muy interesante en ciertos aspectos, pero su uso debe ser consciente y responsable sin poner mensajes que no tengan nada que ver con el fin del grupo y por ello creo que es importante establecer unas normas claras para el funcionamiento del grupo y respetar las opiniones de otros que participen en el grupo para evitar conflictos y creo que es fundamental encontrar un equilibrio entre el grupo de whatsapp y otras formas de comunicación como pueden ser llamadas o reuniones personales.
María Muñoz
Como estudiante los grupos de WhatsApp se han vuelto parte de mi día a día. Los uso para todo, pero, si soy honesta, manejar un grupo, especialmente cuando es para algo importante como un proyecto o trabajo, puede ser bastante frustrante. Es muy fácil que el grupo se desvíe, y de repente, en lugar de estar discutiendo lo que realmente importa, terminamos hablando de cosas que no tienen nada que ver, o peor, hay cien mensajes sobre un tema completamente diferente.
Creo que, como mediadora, lo primero que haría sería dejar claro desde el principio para qué es el grupo. Esto es algo que parece obvio, pero muchas veces no se dice y por eso la gente no sabe si está bien o no mandar ciertos mensajes. Por ejemplo, si estamos en un grupo para trabajar en un proyecto, lo más lógico es que los mensajes sean solo sobre eso, y si alguien quiere hablar de algo más personal, podría hacerlo en privado o en otro grupo más informal. También sería importante encontrar la forma de que todos se sientan escuchados, pero sin que el grupo se vuelva un caos. A veces, cuando alguien manda un mensaje fuera de lugar, lo mejor es decirlo de forma tranquila y respetuosa, sin hacerlo sentir mal, pero recordando a todos por qué estamos ahí. Si empiezas a decirle a la gente de malas formas qué hacer o qué no hacer, lo único que logras es que se molesten o se sientan incómodos. Así que la clave sería manejar las situaciones con empatía.
En el fondo, los grupos de WhatsApp son útiles, pero se vuelven un problema cuando no se manejan bien. Por eso, si todos ponemos un poco de sentido común y tratamos de seguir las reglas del grupo, las cosas funcionarían mejor. Y si de verdad necesitamos hablar de temas más personales o fuera del tema principal, podemos hacerlo en otro espacio, sin mezclar las cosas. Al final, creo que se trata de respeto y de saber cuándo es el momento adecuado para cada cosa.
Aunque los grupos de WhatsApp fueron creados para facilitar la comunicación entre los participantes, a veces termina causando el efecto contrario. Los malentendidos y la tergiversación de mensajes se producen con frecuencia, ya que el lenguaje escrito carece de tono y señales no verbales que ayudan a entender el mensaje real que se quiere transmitir.
La figura del administrador es importante, ya que nos permite que los grupos mantengan su propósito inicial, evitando que se desvíen de temas que no son importantes. Estableciendo reglas claras y consensuada, pudiendo desarrollar una convivencia más respetuosa y ordenada.Sin embargo, creo que es una herramienta útil como difusión de información pero no como una posibilidad de resolución de conflicto, por esa falte de emotividad, aceptación, empatizar, etc.
Paula Ulgar Fernández
Gestionar los conflictos en los grupos de WhatsApp puede ser una tarea difícil debido a que es un medio de comunicación virtual, lo que facilita malentendidos y malas interpretaciones, además del descontrol en la cantidad de personas y mensajes, que pueden desviar el propósito del grupo.
Por estas razones, creo que para resolver los problemas que surgen en los grupos de WhatsApp, lo primordial es tener presente el objetivo principal del grupo para evitar las desviaciones e identificar que tipos de mensajes son apropiados o no.
En adición, sería conveniente como administradores, establecer reglas claras previo a la utilización del grupo. Por otro lado, otro recurso útil podría ser la moderación. Por ejemplo, se pueden limitar los mensajes fomentando la comunicación directa entre los miembros por privado para asuntos no relacionados con el grupo o estableciendo horarios. A su vez, se puede intervenir de manera directa en el grupo cuando alguien manda un mensaje inapropiado.
No siempre se tienen que llevar a cabo estas medidas ya que WhatsApp permite habilitar la opción de que solo los administradores puedan enviar mensajes. Por otro lado, WhatsApp también permite el uso de encuestas, que pueden ahorrar mensajes y tiempo de lectura para resolver decisiones grupales.
Para evitar confrontaciones en los grupos de WhatsApp, sería importante establecer una serie de normas. Entre las cuales pueden incluirse establecer horarios, no hacer comentarios que puedan resultar ofensivos, evitar mensajes irrelevantes y comentar de forma respetuosa. Además, se deberán tratar únicamente temas relacionados con la finalidad del grupo y tener en cuenta las opiniones de todos los miembros para tomar una decisión, siendo tolerantes y respetando al resto.
Si a pesar de haber establecido dichas normas surge algún conflicto, podemos actuar de la siguiente manera. En primer lugar, se debe identificar el conflicto, puede darse la posibilidad de que sea un malentendido. El mediador deberá permanecer calmado y escuchar a ambas partes siendo imparcial. Asimismo, deberá facilitar el diálogo entre ambos para intentar llegar a una solución adecuada. Sería favorable que dicho conflicto sea tratado de manera confidencial y privada y no a través del grupo general, para así no hacer partícipe a los demás miembros si no están involucrados. Sería positivo recordar el propósito del grupo para ayudar a aliviar el problema. Por último, no debemos olvidar cerrar el conflicto para que no continúe afectando al ambiente del grupo, al igual que establecer normas para evitar conflictos similares.
En conclusión, el desarrollo de conflictos en los grupos de WhatsApp no solo ayuda a establecer soluciones adecuadas sino que mejora la comunicación y fomenta el respeto entre sus miembros.
La aplicación de WhatsApp nos sirve para conectar rápidamente con los demás ya sea en forma de texto, audio, imágenes, vídeos e incluso llamadas o videollamadas, además de poder compartir tanto la ubicación como diversos documentos.
Una de las características de WhatsApp es que se pueden crear grupos para establecer el contacto con un mayor número de personas en menos tiempo, y que, a diferencia de las listas de difusión, en los grupos todos pueden contestar.
Sin embargo, existía problemática con los grupos de WhatsApp, sobre todo cuando se usaban por trabajo, ya que muchas personas parecían obviar la delgada línea entre vida personal y profesional.
Para evitar esto, es conveniente usar el WhatsApp actualizado ya que sacó una actualización en la que se le permitía a los administradores poder cambiar la configuración del grupo, en la que todos estaban en el mismo grupo aunque solo podrían escribir e intervenir en este aquellas personas a las que el administrador le hubiese dado permiso/acceso. Inclusive, para evitar la no interacción de todos los miembros, también hay una nueva función en la aplicación que permite reaccionar a los mensajes, y así, con emoticonos como “👍🏻” o “👎🏻” entre otros pueden expresar cómo de acuerdo están ante lo que el administrador en este caso comunica.
Hoy en día WhatsApp es una aplicación que todos tenemos y usamos ya sea a través de chats privados o grupos, los cuales se usan para todo tipo de actividades, pudiendo llegar a ocasionarse en ellos algún tipo de conflicto que puede ser difícil de resolver.
Para poder solventar los posibles problemas que pueden surgir se puede estipular desde el principio unas bases claras donde se establezcan para qué sirve el grupo, sobre qué es lo que se debe de hablar y que está prohibido mandar, además de determinar que las personas que incumplan las bases se las eliminará del grupo.
También se puede poner que sólo puedan enviar mensajes los administradores, determinando así cuales son las personas que van a enviar dichos mensajes, para poder evitar los ochocientos mil mensajes o los comentarios que no estén relacionados con los objetivos del grupo.
Y por último cuando surja un conflicto con una persona determinada, se puede intentar hablar con ella en privado para poder resolverlo sin tener que exponer dicho conflicto ante el resto de los participantes.
Comenzaría estableciendo una serie de normas de comunicación y de respeto, asegurando que todos los miembros estén de acuerdo. Si surgen malentendidos intentaría mediar partiendo de la empatía y la escucha activa así intentando entender la otra parte. Además pediría que se utilizase un lenguaje claro y cordial.
Si aun así el grupo sigue teniendo problemas a pesar de intentar calmar las cosas propondría dejar el tema por un tiempo e intentar hablarlo cuando las cosas se calmasen o Propondría quedar un día y solucionar el conflicto cara a cara ya que muchas veces los mensajes se pueden malinterpretar o el tono es diferente a quien recibe el mensaje que quien lo esta mandando.
Si a pesar de esto el ambiente sigue tenso optaría por abandonar el grupo si no se encuentra la solución.
Los grupos de whatsapp son una herramienta muy útil, ya que permiten establecer una comunicación entre aquellas personas que no pueden verse con frecuencia (por los motivos que sean) y necesitan estar en contacto. Por ejemplo: familiares, amistades, etc. Sin embargo, también puede ocurrir que sea un grupo de profesionales, como se plantea en esta entrada del blog, y que a pesar de no tener mucho contacto necesitan estar comunicados.
Los mensajes de whatsapp son muy fáciles de malinterpretar, por lo que creo que puede llegar a ser "natural" tener algún tipo de conflicto. Por supuesto, el conflicto puede ocurrir por diversos motivos, más complicados o profundos que malinterpretar un mensaje, sin embargo, la comunicación es la clave de todo y con una llamada para aclarar la situación se podría poner fin a la disputa, o incluso anticiparse para que esta no ocurra. La actitud de los miembros del grupo es crucial en esto.
Finalmente, si estos problemas no cesan a pesar de haber intentado mediar y buscar una solución optaría por salirme del grupo o hablar únicamente cuando sea necesario.
En mi opinión, en la mayoría de grupos de WhatsApp ocurre frecuentemente un desvío del tema que quiere ser tratado, ya sea por un simple mensaje o por cualquier otro aspecto irrelevante. Cuando un individuo percibe que el objetivo del grupo no se ha cumplido, debería de intervenir con respeto y calma, evitando el conflicto.
En primer lugar, recordaría el motivo o el propósito del grupo con el fin de que las demás personas sean conscientes de que mantener el grupo enfocado en el objetivo que se desea tratar es lo más beneficioso para todos los sujetos que pertenezcan al grupo ya que se debe de tener en cuenta que puede haber sujetos interesados en el tema que quieran solamente recibir mensajes relevantes.
En segundo lugar, si no observo cambio después de la segunda opción, ofrecería mantener la conversación en persona, así pues habría menos distracciones y la atención no se desviaría. Además, en persona se podría volver al diálogo más rápidamente si alguien opta por salirse del tema, por lo que se llegaría a tener una conversación más organizada y fluida.
Para comenzar con esta reflexión, se ha de decir que al intentar solventar el quid de la cuestión que se nos plantea en este foro, nos encontramos que al leer el artículo subyacente a resolver la cuestión desde los ojos de la mediación o como mediadores, este, nos hace adentrarnos en el tema de las redes sociales (concretamente de WhatsApp) desde un punto de vista muy reflexivo sobre la dinámica de los grupos de WhatsApp y los desafíos que enfrentan.
Al igual que muchos casos, todos hemos sido testigos de cómo grupos inicialmente prometedores se convierten en caos. Esto en buena parte se debe a los malentendidos y conflictos que son comunes en estos entornos, donde las diferencias de opinión pueden escalar rápidamente y los mensajes spam o irrelevantes pueden desviar el propósito del grupo. Además, la falta de participación de algunos miembros puede generar resentimientos y afectar a la cohesión del grupo.
Desde mi punto de vista, creo que la clave para una buena convivencia en los grupos de WhatsApp reside en establecer normas claras desde el inicio, es decir, definir reglas básicas para la comunicación, como mantener el respeto y evitar temas fuera de contexto, lo cual hace que se sienten las bases para un ambiente de diálogo constructivo. Junto a esto, también se debe fomentar la comunicación abierta ya que es fundamental para que los miembros se sientan cómodos expresando sus preocupaciones y opiniones.
Por tanto, cuando surgen conflictos, es importante abordarlas de manera temprana y directa. A veces, una conversación privada con los involucrados puede ayudar a resolver el problema de raíz. Además, designar a uno o varios moderadores puede ser útil para supervisar las interacciones y asegurar que se sigan las normas establecidas.
Como mediador y desde el punto de vista de esta disciplina, el facilitar la comunicación y ayudar a las personas a encontrar soluciones mutuamente satisfactorias, es esencial sobre todo en estos casos. Para ello posibles soluciones que se podrían encontrar desde la mediación o desde futuros mediadores como nosotros en estos tipos de conflictos de redes sociales como los grupos de wasap, serían el hallar posibles causas principales de los conflictos como la falta de claridad en los objetivos, el desconocimiento de las normas, la sobrecarga de información, la falta de límites y la dificultad para gestionar las emociones. Una vez hecho esto, sería necesario establecer estrategias e implementar herramientas de la mediación con las que llevar a cabo posibles soluciones, lo cual implica establecer normas claras desde el inicio, fomentar un ambiente de respeto y comunicación abierta, y abordar los conflictos de manera oportuna y equitativa de forma que se realice una intervención temprana para abordar los conflictos tan pronto como surjan y así evitar futuros conflictos. Junto a esto, también, como ya se ha dicho anteriormente en esta reflexión, se deberían designar moderadores, hacer porque se escuchen a todos los miembros, y así de esta forma, buscar soluciones consensuadas.
No obstante, por último, decir que también se deberían revisar periódicamente las normas, ya que esto es clave para mantener un grupo cohesionado y productivo y así adaptarnos a las necesidades cambiantes de los miembros del grupo.
En definitiva, el escuchar a todas las partes involucradas en un conflicto y buscar soluciones colaborativas es esencial para solventar este tipo de problemas en este ámbito y así resolver los desacuerdos de manera constructiva.
A modo de resumen y de cierre/conclusión de esta reflexión del foro, se ha de decir que la convivencia en grupos de WhatsApp requiere de un esfuerzo conjunto y una comunicación respetuosa y empática para fomentar un ambiente sano y productivo, es decir, para que las tecnologías y redes sociales puedan ser una herramienta valiosa para la comunicación y la colaboración, van a depender de un uso responsable, respetuoso y empático.
Formar parte de un grupo de WhatsApp, en ocasiones puede suponer contraproducente cuando se falta el respeto y, por ejemplo en contextos profesionales, los participantes no tienen presente el propósito del mismo. Es posible entrar en un grupo de whatsApp y encontrar que tu compañer@ de trabajo ha enviado un mensaje fuera de lugar o simplemente, hay demasiada información que no tiene nada que ver con el tema de conversación establecido en el grupo.
Bajo mi punto de vista, estos problemas se pueden solucionar si, desde un primer momento, se establecen una seria de "normas" que especifiquen lo que está fuera de lugar para todos los miembros del grupo y el tema que se pretende abordar en él. Además, lo administradores tienen que estar activos en la regulación de los mensajes intercambiados en el grupo y, si estos no se dan cuentan de algo, deben ser respaldados por el resto de miembros. Muchas veces se puede dar el caso de que alguien mande un mensaje a largas horas de la madrugada, y en ese caso también seria conveniente fijar horarios que eviten la recepción de mensajes fuera del horario laboral.
En resumen, la solución a los problemas surgidos en un grupo de whatsApp es una adecuada gestión que permitan mantener esta herramienta como un medio útil y eficaz en el intercambio de información laboral.
En primer lugar, es fundamental saber diferenciar los grupos informales de los formales para así poder llevar a cabo una mejor comunicación.
Por ejemplo, en los casos formales sería conveniente definir correctamente de qué temas se pueden hablar, respetar los horarios de cada persona, y evitar mensajes irrelevantes, los cuales sería mejor mandar por otro grupo de whatsapp más informal.
Por otro lado, en grupos de familia o amigos, aunque pueden ser normas más moldeables según el momento o las personas que haya, sí que sería recomendable que se acordaran algunas recomendaciones para que todo el mundo se sienta cómodo y haya una comunicación más efectiva.
Whatsapp es una herramienta que facilita la comunicación, y lo cierto es, que la mayoría de veces nos ayuda a transmitir mensajes de una forma rápida y eficaz, sin embargo, ocurre frecuentemente un desvío del tema tratado y dicho desvío se acentúa más en las conversaciones grupales, lo que genera un desvío de la información que se considera importante en la mayoría de los casos, por ello, Whatsapp ya plantó una solución "autoritaria" a dicho problema ya que el administrador tiene el poder de silenciar a los demás integrantes del grupo además de tener la capacidad de habilitarlos cuando lo desee, ¿Pero realmente es necesario hacer esto? En ocasiones sí, pero existe la alternativa de establecerlo de forma democrática en el momento de creación del grupo y que cada integrante sea responsable de cumplir el cometido del grupo, y en caso de que no se cumplieran las normas intentar mediante el diálogo hacer entender a la persona por qué su comportamiento altera la fluidez de la comunicación.
Los grupos de WhatsApp se han convertido en una herramienta fundamental para la comunicación en nuestra vida cotidiana, ya sea en entornos familiares, sociales o laborales. Su facilidad de uso, inmediatez y alcance masivo permiten que las personas compartan información de manera rápida y eficaz. Sin embargo, este tipo de comunicación grupal también puede generar ciertos problemas como la saturación de mensajes, la falta de privacidad y el malentendido en la interpretación de textos, siendo para mí este último el más relevante y el mayor causante de los problemas que nos podemos encontrar en esta plataforma.
Ante la pregunta sobre lo que haría ante este tipo de conflictos me surgen varias ideas, como usar la función en la que sólo hablan los administradores del grupo, para así restringir el flujo constante de la información y asegurar que se divulgue aquello que es estrictamente importante. Por otro lado, emplear las herramientas que ofrece la propia aplicación para tomar decisiones, como son las encuestas y las listas de tareas, así mismo creo que es de gran importancia que los administradores tengan un rol activo, moderando el flujo del diálogo y marcando las reglas del propio espacio, si a pesar de todo ello se siguen dando disputas, propondría reunir a los integrantes de dicho grupo de forma presencial para aclarar todo, en el caso de que puedan haber personas que vivan fuera y ese fuese uno de los motivos para crear el grupo, se haría una videoconferencia en la que todos pudiesen verse y escucharse para así intentar resolver el / los conflictos por el método más natural posible.
Mª Jesús Zabala y Tobar.
Como mediadores en los conflictos que surgen en grupos de WhatsApp, deberíamos facilitar la comunicación y promover un diálogo respetuoso entre las partes involucradas. Es fundamental mantener una postura imparcial y asegurar que todos tengan la oportunidad de expresar sus puntos de vista sin interrupciones ni ataques personales. Para ello, debemos establecer una atmósfera de respeto y moderación, donde se fomente la escucha activa, la empatía y la clarificación de posibles malentendidos. Esto ayuda a que las personas comprendan mejor el conflicto y sus verdaderas causas, evitando que las tensiones escalen innecesariamente.
Una vez que hemos identificado los intereses y preocupaciones de cada lado, hemos de trabajar en la búsqueda de soluciones que beneficien a todos. También, podemos proponer alternativas y fomentar la creatividad en la resolución de problemas, guiando a los participantes hacia compromisos o acuerdos viables. Si es necesario, se pueden establecer reglas más claras para la comunicación o, en casos más serios, intervenir con límites más estrictos o recurrir a una moderación temporal del grupo. En todo momento, el objetivo es promover un ambiente de diálogo constructivo que permita resolver el conflicto de manera pacífica y efectiva.
Los grupos de WhatsApp, aunque constituyen una herramienta de comunicación muy útil, pueden convertirse en focos de conflictos si no se manejan adecuadamente. Desde la óptica del mediador, los puntos clave a seguir para evitar este tipo de situaciones serían los siguientes:
En primer lugar, establecer unas normas claras desde el principio, con el objetivo de fijar unas reglas de convivencia, previniendo así posibles conflictos en el futuro.
En segundo lugar, designar un moderador, para que este ayude en cuanto al mantenimiento del orden, resolver pequeñas disputas y recordar las normas del grupo a los participantes.
Ahora bien, en caso de que surja un conflicto, es necesario llevar a cabo una gestión adecuada del mismo, la cual, implica entre otras cosas; escucha activa (es esencial escuchar a todas las partes involucradas), neutralidad y comunicación efectiva (fomentar el diálogo respetuoso y evitando las acusaciones personales).
Adicionalmente, existen otros puntos a considerar, como la flexibilidad, ya que cada grupo es diferente; la empatía, pues es importante ponerse en el lugar de los demás, con la finalidad de comprender sus sentimientos, y sobre todo, la paciencia, debido a que resolver conflictos implica tiempo y esfuerzo.
En definitiva, la mediación es una herramienta fundamental para mantener un clima de armonía y colaboración en los grupos de WhatsApp. Al aplicar estas estrategias, podemos transformar los conflictos en oportunidades de crecimiento y fortalecer los vínculos entre los miembros del grupo.
En mi opinión, tanto los grupos de WhatsApp como la tecnología en general han ido perdiendo su propósito inicial de mejorarnos y simplificarnos la vida. Hoy en día, cada vez que ingresamos a las redes sociales (una herramienta creada para conectar con personas), pareciera que nos desconectamos del mundo real.
Los grupos de WhatsApp no son la excepción. Es posible que en el futuro la inteligencia artificial desarrolle algún algoritmo capaz de filtrar mensajes irrelevantes en los grupos, pero mientras tanto, nos toca seguir manteniendo un poco de orden como administradores o intentar concienciar a los participantes de que se trata de un grupo profesional o dedicado a un fin específico.
Creo que debemos ser conscientes del por qué hacemos lo que hacemos, ya que en la sociedad actual existen tantos estímulos que muchas veces perdemos el rumbo y olvidamos hacia dónde queremos ir o qué estamos haciendo.
Reconocer esas distracciones que nos alejan de lo esencial puede ayudarnos a gestionar mejor nuestro tiempo y, en el caso de los grupos de WhatsApp, también el tiempo de los demás.
José Luis Castillo Molinero
Aunque es cierto que los grupos de WhatsApp pueden ser bastante útiles varias veces , pueden llegar a convertirse en una fuente de frustración para muchas personas. La mezcla constante de temas irrelevantes facilitan que la dinámica del grupo se vaya por otro camino que no sea el original que era el motivo por el cual se creo el grupo.
¿Qué podemos hacer con este tipo de situaciones? La clave es tener presentes la idea principal del grupo y utilizar el sentido común, para así evitar que los mensajes se salgan de control. Además, como líder/administrador, es importante intervenir veamos que no está yendo por buen rumbo el grupo . Al final, la comunicación directa sigue siendo la mejor opción. Si el grupo se está volviendo complicado, podría ser el momento de reconsiderar su existencia o convertirlo en una "lista de correo".
Los grupos de WhatsApp son un recurso eficaz para cualquier tipo de comunicación, incluidos los proyectos de carácter laboral, puesto que se pueden llevar a cabo gran diversidad de funciones como coordinar tareas, enviar archivos, tomar decisiones….. No obstante, se requieren ciertos requisitos para que los grupos funcionen de la manera adecuada y no se alejen de su propósito.
Lo primordial en estos casos sería establecer en un primer momento las normas que regirán el grupo, es decir, recordar que se ha de evitar la sobrecarga de mensajes a través de un uso adecuado, determinar el objetivo del grupo, si existen horarios para enviar mensajes, las consecuencias del no cumplimiento de las normas…
Un papel importante lo jugarían los administradores puesto que podrían llevar a cabo el papel de “mediadores” en los conflictos existentes así como podrían activar la función de “solo mensajes de administradores” para mantener el grupo organizado y notificar de manera periódica las normas del grupo a modo de recordatorio.
Asimismo, considero que los problemas que surjan por el grupo debería hablarse en persona puesto que por Whatsapp muchas veces se malinterpreta el contenido o la intención de los mensajes.
Por otro lado, sería una gran idea crear subgrupos para temas concretos. Por ejemplo, si un grupo de personas debe encargarse de una parte concreta del proyecto global, crear con esos integrantes un grupo por el que puedan hablar más tranquilamente sobre ese tema en específico.
En conclusión, los grupos de Whatsapp requieren de respeto y una actitud proactiva por parte de los miembros para que funcione de la mejor manera y con el objetivo que se persigue.
Hoy en día, con la revolución tecnológica, el uso de recursos como WhatsApp ha transformado la manera en que trabajamos en equipo. Las nuevas herramientas nos facilitan la comunicación instantánea con los otros, pero en ocasiones hay elementos que pueden entorpecer la efectividad de esta. Para un grupo formal de trabajo, debería de incluir en la descripción del grupo las normas. Estas pueden incluir: pautas de cómo enviar un mensaje, cada cuanto deben de enviarse, la redacción del mismo, etc. A su vez, debería de haber un administrador que se asegure que todo ello funcione, si no es así, deberá de informar por privado a la persona que no siga las normas. Esto haría que la comunicación sea más efectiva y directa.
Por otra parte, en los grupos informales a menudo no prestamos atención a la forma en que nos comunicamos. Sin embargo, sería conveniente detenernos un momento y reflexionar sobre si lo que estamos a punto de enviar está realmente relacionado con el propósito del grupo.
En conclusión, para evitar problemas en la comunicación dentro de grupos, es esencial establecer normas claras y fomentar la reflexión antes de enviar mensajes.
GLORIA CRUZ MENDOZA
Como se ha podido ver, los grupos de WhatsApp representan un medio donde cabe gran probabilidad de que surja un conflicto de un momento a otro. No por esto debemos cohibirnos de disfrutar de sus beneficios, del mismo modo que no deberíamos olvidarnos de la herencia por el conflicto que podamos llegar a tener con nuestros hermanos o dejar de casarnos por el posible conflicto que puede nacer al divorciarnos, es decir, no debemos huir del conflicto, el cual se encuentra en diferentes ámbitos, puesto que para qué sé de solo se necesita una desigualdad o desacuerdo entre las partes, lo que debemos hacer como mediadores es intentar resolverlo con las partes implicadas.
Como mediador, ante un conflicto entre dos personas por medio de un grupo de WhatsApp, debemos en primer lugar evitar que la comunicación por esta vía continúe, ya que como sabemos el carácter intencional el emocional de los mensajes pueden llegar a malentendidos y promover el aumento del conflicto o la imposibilidad de las partes a "enfriarse" y poder llegar a verlo desde la calma y no desde la ira y frustración, es decir" en caliente" Seguidamente, se realizaría un encuentro con las partes para poder llegar a realizar una "radiografía" del problema y llegar a entender los puntos de vista de cada parte, así como sus necesidades/intereses y su posición, para esto se recauda la información necesaria a trevés de las partes así como de personajes segundarios involucrados (por ejemplo los demás miembros del grupo). Una vez que se dispone de la información suficiente, se comienza a negociar con las partes hasta llegar a una solución donde se acerque de manera más fructífera a la necesidad e interese de ambos.
Bajo mi punto de vista, cuando surgen problemas en los grupos de WhatsApp, lo mejor es tratar de resolverlo de manera sencilla y directa. Primero, hay que escuchar a todos para entender qué está pasando y evitar malentendidos, ya que muchas veces lo que falta es contexto. Fomentar la empatía también ayuda; animar a cada uno a ver el punto de vista del otro puede cambiar la dinámica. Es útil establecer algunas normas sobre cómo comunicarse y asegurarse de que todos estén de acuerdo. En lugar de centrarse solo en el problema, hay que buscar soluciones juntos, lo que refuerza el sentido de comunidad. Si el conflicto sigue, a veces es buena idea hablar con las partes por separado para ver qué les preocupa y cómo reconciliarse. Al final, el objetivo es recuperar la armonía y mejorar la comunicación en el grupo.
PARTE 1:
¿Realmente nos acercan los grupos de WhatsApp?
En la actualidad, el uso de las nuevas tecnologías se ha convertido en una herramienta de comunicación imprescindible y esencial. En concreto, WhatsApp fue concebido con la idea de crear una manera simple, segura y confiable de enviar mensajes.
Estos grupos, en principio, son beneficiosos si son creados para resolver un fin específico y en un momento determinado, para compartir un tema en común o unos intereses, así como para resolver dudas y coordinar un asunto de manera rápida, especialmente en situaciones urgentes.
En un grupo, para que exista una buena convivencia habrá que tener en cuenta: la responsabilidad para usarlo con sentido común, de manera lógica y prudente; la privacidad de sus usuarios; el respeto a todos los miembros del grupo y a sus opiniones; y, por último, habrá que utilizar un lenguaje claro para evitar malentendidos.
El problema surge cuando los miembros del grupo no respetan las normas y directrices que se hayan podido establecer expresamente o tácitamente, por lógica.
Desde el punto de vista de la mediación, para no crear conflictos, se deberá evitar cualquier tipo de discusión por este medio implicando a terceros. Si hay controversia sobre un aspecto, será mejor resolverlo en privado entre los personajes principales de tal problema (pues los terceros pueden actuar como mediadores, pero al desconocer técnicas para llevar a cabo ésta debidamente, pueden llegar a agravar la situación).
Además, ambas partes deberán calmarse antes de discutir sobre lo sucedido y asimilarlo previamente con tiempo y tranquilidad para poder, así, descubrir cómo nos sentimos y cómo nos ha afectado realmente. Ésto resulta positivo respecto a una situación espejo encontrándose cara a cara en persona, donde no hay tiempo de reflexión. Una vez hecha esa tarea, efectivamente, deberemos pensar cómo actuaríamos si la otra persona estuviera delante de ti.
Por otro lado, hay que medir el uso de los emoticonos, ya que en este caso, no siempre una imagen vale más que mil palabras, pues cada uno los interpretará de diferente manera.
También, hay que respetar los tiempos de cada persona y el derecho a contestar o no. La reciprocidad no es una obligación, sino una opción a discreción del integrante que, en todo caso, debe ser respetada. De igual forma, cuando uno de estos grupos concluya con su función será positivo terminar, al igual que se haría en una situación donde se encontraran en persona, con una frase para cerrar la conversación antes de que se diluya y los integrantes se vayan saliendo.
En caso de haber sido creado para un fin concreto y que todos puedan participar añadiendo mensajes (no solamente los administradores que hayan creado el grupo), se deberán establecer unos horarios de uso. En caso contrario, estaremos obligados a estar siempre pendientes del móvil, creando esto un sentimiento negativo hacia dicho grupo.
Por tanto, en numerosas ocasiones, la posibilidad de que solamente el administrador pueda mandar mensajes en éste, permitirá que la información llegue a los usuarios y sea útil para conseguir el fin deseado de manera mucho más fluida.
PARTE 2 (FINAL):
En mi opinión, el mayor problema que conlleva este medio de comunicación es toda la información que se pierde al interactuar delante de una pantalla: tono de voz, expresión de la cara, mirada… Por tanto, el mensaje se interpretará conforme a nuestra percepción claramente subjetiva.
Será mejor resolver los conflictos en persona, pues, según el estudio de Albert Mehrabian, alrededor del 93% de la comunicación es no verbal (un 7% consiste en las palabras utilizadas (lenguaje verbal), pero un 38% se transmite por la voz y el tono de la pronunciación de las palabras, y un 55% por los gestos corporales (no verbal)), y a través de Whatsapp toda esa información se pierde u omite.
En resumen, el uso de WhatsApp debe favorecer un espacio de crecimiento y de encuentro, promoviendo un estado de bienestar y de cohesión en el grupo. En caso de conflicto, se deberá analizar si ha habido un error de interpretación del mensaje, ya que WhatsApp acerca a las personas que están lejos, pero aleja a las personas que están cerca.
Ante los problemas que surgen en los grupos de WhatsApp, buscaría crear un espacio de diálogo entre los miembros afectados para que puedan expresar sus puntos de vista de manera respetuosa y tranquila. Escucharía a todas las partes, tratando de entender sus preocupaciones y emociones, y facilitaría la conversación para que encuentren soluciones juntos. Mi papel sería neutral, sin tomar partido, ayudando a que las personas lleguen a acuerdos que mejoren la comunicación y eviten malentendidos o tensiones en el futuro. La clave es promover la empatía y el respeto mutuo.
Ante los problemas que surgen en los grupos de WhatsApp, buscaría crear un espacio de diálogo entre los miembros afectados para que puedan expresar sus puntos de vista de manera respetuosa y tranquila. Escucharía a todas las partes, tratando de entender sus preocupaciones y emociones, y facilitaría la conversación para que encuentren soluciones juntos. Mi papel sería neutral, sin tomar partido, ayudando a que las personas lleguen a acuerdos que mejoren la comunicación y eviten malentendidos o tensiones en el futuro. La clave es promover la empatía y el respeto mutuo.
Para lo que deberían utilizarse los grupos de WhatsApp, una herramienta de comunicación eficaz entre personas con intereses comunes, actualmente, se están convirtiendo en una fuente de problemas y frustración. Esto, debido a la aplicación que los usuarios les estamos dando, dejando a un lado su propósito o utilidad inicial.
Una posible solución a problemas como la desviación del tema principal sería marcar reglas claras y definidas desde la creación del grupo. De esta manera, los componentes del grupo las comprenderán y, si esto se hace, es probable que dichas desviaciones o mensajes irrelevantes desaparezcan.
Por otro lado, se debería de promover la mensajería privada a la hora de hablar sobre temas personales o más concretos. Un ejemplo común podría ser la venta de algún objeto, en este caso, el vendedor y el interesado son los que principalmente deben comunicarse, no más personas, y mucho menos enviarlo a un grupo de WhatsApp no destinado a ello y con personas no interesadas en la compraventa. Gracias a esta propuesta se reduce el número de mensajes, respetando además, el tiempo de las personas que se encuentran en el grupo que no desean recibir ni leer dichos mensajes.
Por último, otra propuesta interesante sería evitar los típicos hilos de mensajes que terminan alargándose notablemente. Como antes he comentado, estos mensajes hacen que los componentes del grupo se saturen de mensajes sin tener tiempo para seguirlos. Para evitar este caos, se me ocurre trasladar estos hilos o conversaciones largas a llamadas telefónicas o como antes he mencionado, a mensajes privados.
En conclusión, si nos esforzamos en sostener el propósito inicial del grupo, con respeto hacia las normas predefinidas y el sentido común, se aprovecharía mejor sus ventajas y funcionalidad, previniendo así problemas, confusiones y malentendidos.
Estar en un grupo de WhatsApp y administrarlo es o puede ser un gran quebradero de cabeza, para poder llevarlo de la mejor manera puedes establecer unas series de ¨normas¨ a seguir, en primer lugar podríamos establecer los temas principales a tratar en dicho grupo, sin quitar importancia a los demás, pero sin llegar a tratar temas que no sean de importancia en el grupo, en segundo lugar, se puede establecer un horario de ¨chat¨, de esta manera no tienes que estar todo el día conectado con el teléfono móvil, sino que en las horas establecidas, algo que hará el tema menos estresante, en tercer lugar, si las medidas tomadas no tienen buen resultado y no son cumplidas en su mayoría por los miembros, se podría establecer un charla en persona para no alterar el grupo y que se puedan perder mensajes importantes sobre el tema o los temas a tratar.
Los grupos de WhatsApp son útiles y eficaces, bien si se utilizan de buena forma y cumplen con el objetivo por el que ha sido creado. Así, es frecuente que estos se desvíen de su propósito hacia conversaciones irrelevantes. Para evitar que esto ocurra, propongo varias ideas.
En primer lugar, una vez creado el grupo establecer el objetivo de este y tras esto, establecer unas reglas sobre los mensajes que están permitidos dentro de este. Es decir, si el grupo es de trabajo, no se permitirían mensajes personales o que no tengan que ver con dicho trabajo. Asimismo, estas reglas se pueden establecer en la descripción del grupo, para no perder la finalidad de este y recordar a los miembros o a futuros miembros cuáles son.
En segundo lugar, se podrían establecer varios administradores, para que se ayuden mutuamente y puedan restringir y moderar el contenido que se envía. Si una persona envía mensajes que no estén relacionados con la finalidad del grupo, el administrador o administradores pueden enviarle un mensaje por privado a dicha persona para pedirle que borre el mensaje o asimismo, recordarle las normas.
En tercer lugar, para no crear un ambiente rígido entre los miembros, se puede fomentar que todos los miembros se digan entre sí cuándo un mensaje no es apropiado.
Por último, actualmente es posible la opción de que los administradores sean los únicos que puedan enviar mensajes, por lo que, se podría considerar esta opción si fuese necesaria.
Los grupos de WhatsApp en el entorno laboral presentan tanto ventajas como problemas, pero con el tiempo, los inconvenientes suelen superar los beneficios. Aunque en sus inicios pueden ser herramientas útiles para la coordinación rápida y el intercambio de información, su uso suele desvirtuarse con el tiempo. Lo que comienza con un propósito claro, como gestionar proyectos o mantener el contacto entre colegas, pronto se convierte en un espacio saturado de mensajes irrelevantes, como felicitaciones de cumpleaños, ventas de artículos personales o incluso conversaciones fuera de contexto que distraen del objetivo principal.
Una de las principales dificultades es que los miembros del grupo no siempre respetan las reglas implícitas o explícitas del mismo, lo que obliga al administrador a intervenir constantemente. Esto genera frustración y desgaste, ya que, en lugar de facilitar la gestión del grupo, termina creando un entorno desordenado. La falta de normas claras o su incumplimiento provoca que la dinámica laboral se vea interrumpida, ralentizando la productividad.
Además, la sobrecarga de mensajes se vuelve un problema recurrente. Al desconectarse por unas horas, los miembros del grupo se encuentran con decenas o incluso cientos de mensajes acumulados, muchos de los cuales son irrelevantes. Este bombardeo de información desanima a los participantes a seguir el hilo de las conversaciones, lo que deriva en pérdida de información importante.
Otro problema específico del entorno laboral es el uso excesivo de audios. En lugar de mensajes breves y claros, algunos miembros envían audios largos que mezclan temas personales con asuntos laborales, lo que entorpece la dinámica del grupo y dificulta el seguimiento de las conversaciones.
Sin embargo, pese a todos estos inconvenientes, los grupos de WhatsApp también tienen sus virtudes. Permiten una comunicación rápida y directa entre equipos, y en muchos casos, facilitan la resolución de problemas en tiempo real. Son una herramienta accesible y familiar para la mayoría de las personas, lo que reduce la barrera tecnológica en el ámbito laboral. No obstante, si no se utilizan con sentido común y enfoque, estos grupos tienden a perder su utilidad y a convertirse en una fuente de distracción más que en una herramienta productiva.
Ante estos problemas que en algún punto nos ha ocurrido a todos, lo primero que haría sería dejar claras las reglas desde el principio, para que todo el mundo entienda el objetivo del grupo y cómo participar sin salirse del tema. Es importante evitar esos mensajes que no vienen al caso, como las felicitaciones o conversaciones personales que desvían el propósito original. Si alguien rompe las normas, en lugar de crear mal ambiente, lo ideal es recordarle las reglas de forma educada. También aprovecharía las funciones que ya ofrece WhatsApp, como silenciar el grupo si se llena de mensajes innecesarios, o incluso activar la opción donde solo los administradores pueden escribir en casos más críticos.
Si el grupo tiene demasiados participantes y es difícil de controlar, una solución sería convertirlo en una lista de difusión para que solo los miembros más importantes reciban y envíen mensajes, algo muy útil en entornos más profesionales. Esto evita el caos de los grupos grandes y ayuda a que el grupo siga funcionando con su propósito original. Al final, si el grupo se descontrola o ya no tiene sentido, replantear su uso o cerrarlo del todo puede ser la mejor opción. En resumen, se trata de aplicar un poco de sentido común y gestionar el grupo con respeto para todos.
Personalmente opino que los grupos de WhatsApp no son un buen medio de comunicación para el ámbito profesional, ya que, aunque la finalidad del grupo quede clara, es muy fácil que cualquiera de sus integrantes envíe mensajes que no tengan nada que ver o estén fuera de contexto. Lo adecuado sería usar un medio más formal como puede ser los correos.
Sin embargo, es evidente que se usa WhatsApp para todo tipo de comunicación hoy en día, sea formal o informal. Por tanto, para evitar los problemas que se han planteado en el blog, se podrían poner horarios de uso del grupo, es decir, solo se permite enviar mensajes durante la jornada laboral, por ejemplo, de manera que evitas que los integrantes del grupo lo utilicen para hablar de temas fuera de contexto, y también evitas que se acumulen mensajes que al final nadie acaba leyendo.
Nicolás Durán López.
Los grupos de WhatsApp son una herramienta muy útil para la divulgación de información comunitaria, en esta aplicación lo que de verdad tiene relevancia es el canal de traspaso de esa información, más que el mensaje, emisores o receptores.
Estos grupos adquieren una desventaja, la cual es la causa de la mayoría de problemas que surgen en estos espacios digitales. Esa desventaja es la baja interpretación que en algunos casos se lleva a cabo, es decir, al ser la mayoría de mensajes en formato escrito, tanto la entonación como la intención del mismo no cumple su finalidad. La consecuencia de este fenómeno es la mala interpretación que hacen los usuarios de estos grupos, se llega a una confusión grupal en la mayoría de los casos.
Para solucionar este tipo de conflictos se deberían mandar mensajes de audio, los cuales no dan tanto margen a la confusión. Otra alternativa de solución es, simple que se pueda, quedar cara a cara y resolver el problema generado, ya que la comunicación va a ser más directa e informativa.
Ante los problemas que surgen en los grupos de WhatsApp, buscaría crear un espacio de diálogo entre los miembros afectados para que puedan expresar sus puntos de vista de manera respetuosa y tranquila. Escucharía a todas las partes, tratando de entender sus preocupaciones y emociones, y facilitaría la conversación para que encuentren soluciones juntos. Mi papel sería neutral, sin tomar partido, ayudando a que las personas lleguen a acuerdos que mejoren la comunicación y eviten malentendidos o tensiones en el futuro. La clave es promover la empatía y el respeto mutuo.
Los grupos de Whatsapp pueden ser un arma de doble filo, ya que si se usa para el fin con el que fue creado el grupo, y se respetan unas normas basicas de convivencia, como pueden ser respetar unas horas de descanso, no mandar excesivos mensajes innecesarios, y sobretodo, no desviar el foco de atencion de aquellos fines con los que fue creado. Si estas normas no son respetadas, los grupos de Whatsapp se convierten en un caos, y los miembros del grupo que no están todo el tiempo pendiente del grupo, se van a perder, y de lo que pudo ser un mensaje interesante e importante, se pierde entre los comentarios que hacen otros participantes, pero que se quedan olvidados o perdidos entre los mensajes. Se pueden establecer reglas, o tambien, dependiendo del fin del grupo, como puede ser, mantener informados a padres de una actividad extraescolar de los niños, en estos grupos que unicamente puedan escribir los administradores, y los padres, si necesitan comunicar alguna cosa, lo hagan por privado, ya que muchos de los mensajes que se publican en los chats grupales, suelen ir con la intención que una persona reciba una determinada información, o se dé por aludida
Sara Martín Huguet
Todos hemos estado y creado alguna vez un grupo de WhatsApp, podríamos acordar que es un buen recurso para ponerte en contacto con mucha gente de manera rápida y sencilla. Hay distintos propósitos por los que los grupos se crean, concretamente en este articulo habla de los grupos profesiones. Desde mi perspectiva y tras haber leído el articulo concuerdo en que estos grupos de WhatsApp son uno de los más complicados y que pueden generar distintos conflictos. Para empezar estos grupos siempre empiezan por un propósito profesional y debería de seguir así siempre pero la realidad es que llega un punto en el que los mensajes irrelevantes abruman el grupo y te encuentras con 200 mensajes de ese grupo y eso te hace saltarte los mensajes y a lo mejor perderte alguna información que si que era relevante.
Esto acaba llevando a distintos conflictos como puede ser que el administrador del grupo tenga que “reñir” para que se hable solo por el grupo del tema objetivo de este y no de cosas personales o irrelevantes.
En algún momento hemos tenido grupos olvidados en nuestro móvil que hace tiempo tenia un fin y ahora solo es que alguien cada X tiempo mande un mensaje pidiendo un favor, decir que esta vendiendo algo… ¿pero porque la gente no abandona el grupo? Esto se puede deber a que abandonar el grupo significaría que no quieres pertenecer a ellos y nos influye lo que puedan pensar de nosotros.
Para poder evitar estos conflictos y que los grupos de WhatsApp no sean tan abrumadores creo que al crear el grupo deberían de dejarse claro las reglas del grupo, es decir, dejar claro el propósito del grupo y que se intente evitar desviarse del tema. Asimismo se podrían convertir en grupos de disfusión para evitar que se creen estos problemas o por ejemplo crear el grupo y configurarlo para que solo pueda hablar el administrador y quitar esta configuración cuando se hable del tema y cuando se termine de hablar este tema volver a configurarlo para que las personas no puedan mandar mensajes y así evitar estos problemas.
Como mediador en grupos de WhatsApp, mi principal objetivo es crear un ambiente de colaboración y entendimiento entre los miembros. Para lograrlo, comenzaría convocando una reunión para que todos puedan compartir sus ideas y expectativas sobre el grupo. De esta forma, podríamos establecer juntos un propósito claro y definir unas normas básicas que permitan una convivencia respetuosa y productiva. Estas normas incluirían aspectos como el tipo de mensajes adecuados, la forma de abordar los desacuerdos y cómo mantener las conversaciones enfocadas en el objetivo del grupo.
Para mejorar la comunicación y evitar la saturación de mensajes, sugeriría utilizar hilos de conversación específicos del propósito del grupo y fomentar el uso de mensajes concisos. Además, establecería unos moderadores que ayuden a mantener el orden y la dinámica adecuada del grupo. En caso de conflictos interpersonales, promovería la comunicación no violenta y ofrecería soluciones personalizadas a través de conversaciones privadas, evitando así confrontaciones públicas que puedan generar malestar. Asimismo, organizaría reuniones periódicas para evaluar el funcionamiento del grupo y ajustar las normas según sea necesario.
Mi objetivo sería crear un ambiente positivo y constructivo donde todos los miembros se sientan valorados y respetados.Para ello, me encargaría de facilitar la comunicación y garantizar que las interacciones se centren en los objetivos del grupo.
Como bien se menciona los problemas en los grupos de WhatsApp están a la orden del día. Y hay que admitir que a día de hoy está aplicación de ha convertido en una herramienta imprescindible como principal método de comunicación.
Sin embargo, todos tenemos unas líneas difusas y diferentes como límites a lo que puede suceder en los chats. De ahí que se produzcan diversos malentendidos o conflictos. Uno de ellos siendo el momento en el que responder (ya que se marca la visualización), la hora a la que mandar mensajes, cuánto leer o interactuar con los grupos en los que estamos incluidos....
Muchos de los problemas que nos encontramos en esta red social se podrían resolver hablando de la situación acontecida y marcando límites (por ejemplo de hora) sobre la futura comunicación.
Si este problema es dentro de un grupo diseñado para exclusivamente para trabajar se envían mensajes fuera del tema. Ahí se ha de cortar la conducta de inmediato repasando las normas con la persona que haya enviado dicho mensaje fuera de lugar. Al mismo tiempo, es importante tener u n buen ambiente laboral así que se podrían crear 2 grupos con estas personas (uno de asuntos profesionales y otro para poder realizar quedadas más informales y expresarse de forma más liberal).
Los conflictos son inevitables tanto dentro como fuera de los grupos de WhatsApp, sin embargo si son más frecuentes. Cuando surge un conflicto por un grupo de tus amigos más cercanos o familia, la soluciones se puede buscar con una conversación en directo, es decir, crear una situación de encuentro y ver si los mensajes que se han escrito han sido llegados al receptor de la misma manera, puesto que los mensajes se malinterpretan según el ánimo o personalidad de la persona receptora.
Por otro lado, si el conflicto surge en un grupo más formal, la manera que considero más oportuna sería mediante la mediación. En definitiva, las personas que están implicadas deben expresar que es lo que les ha molestado y lo que han interpretado de la situación y conversación y, mediante una persona neutra, mediar la disputa. Las conversaciones por los medios de comunicación no presenciales son muy sensible a la malinterpretación por lo que es de comentar que puede que el mensaje no se haya entendido con la intención con la cual se mandó.
La idea principal es ser consciente y empático para ponerse en el lugar de otra persona e intentar que las personas encuentren el espacio y el momento para hablar en persona, pero si esa opción no es posible pues lo mejor es conversar sobre cuales son los puntos que provocaron esa disputa.
Sin embargo, otra opción podría ser anunciar a las personas que el grupo es un medio que debe ser empleado con respeto para que los conflictos se disminuyan y las personas integrantes se comprometan a hablar con un lenguaje que evite dichos conflictos. Pero, hay que ser conscientes de que no podemos controlar como la otra persona recibe la información, por lo que hay que intentar siempre emplear una comunicación asertiva y adecuada a cada contexto.
Para gestionar mejor los grupos de WhatsApp y evitar los problemas comunes, es importante establecer normas claras desde el principio, definiendo el propósito del grupo y las reglas básicas. Limitar el uso de audios en favor de mensajes de texto cortos y precisos también es clave para mantener la comunicación fluida.
El rol del administrador debe ser activo, moderando contenidos y recordando las normas cuando sea necesario, siempre en privado y con tacto. Para conversaciones personales, es preferible fomentar el uso de mensajes privados en lugar de saturar el grupo.
En grupos con múltiples temas, se puede organizar la participación por días para evitar confusiones.
Aun siendo un buen mediador en el grupo será difícil debido al número de personas que participan en el, pero con una buena comunicación e intentado que se respeten las normas podríamos llegar a conseguir los objetivos que se persiguen con la creación del grupo.
Los grupos de Whatsapp cuentan con algunas ventajas, pero en muchas ocasiones pueden causar situaciones caóticas. En el ámbito profesional, el objetivo de estos grupos es mantener el contacto y compartir información relevante, sin embargo, a veces las faltas de respeto que forman parte de esos grupos hacen que estos se alejen de su propósito original.
Los mensajes que se envían por esos grupos acaban convirtiéndose en oportunidades de depositar mensajes irrelevantes, lo que promueve una desconexión entre los miembros de estos.
Por otro lado, para los administradores de estos grupos puede resultarles algo cansado tener el deber de estar recordando las normas a seguir. Se trata de una muestra de lo difícil que es manejar grupos a través de las plataformas, ya que al no ser un trato cara a cara, las personas no sienten una responsabilidad en sus palabras. Una forma de evitar estas situaciones es tener en cuenta en todo momento el propósito del grupo, siendo flexible sin perder el control de este.
Como mediador para la resolución de conflictos en grupos de WhatsApp, hay varios pasos que se podría seguir para abordar los problemas que surgen. Primero, es esencial escuchar a todas las partes involucradas, permitiendo que cada persona exprese su perspectiva y sentimientos sobre la situación. Esto ayuda a comprender mejor las diferentes opiniones.
Luego, es importante identificar el problema específico y sus causas, ya que a menudo los malentendidos son la raíz de los conflictos. Fomentar una comunicación abierta y respetuosa entre los miembros del grupo es clave, asegurando que todos se sientan cómodos al compartir sus pensamientos.
En resumen, debemos mantener un ambiente de respeto y empatía durante todo el proceso ya que es clave para lograr una resolución efectiva
En aplicaciones como WhatsApp surgen mucaos conflictos en grupos de trabajo, amigos...
Para solucionarlos primeramente se debe identificar el problema y luego dar un mensaje de aclaración a todos los miembros del equipo y solicitar su participación. Además, fomentaría una comunicación más respetuosa y formal, sugiriendo que, si alguien tiene un problema con un mensaje, en privado aborde el problema, evitando así confrontaciones innecesarias. También establecería pautas claras para el uso de audios, recomendando que solo se utilicen cuando sean estrictamente necesarios.
24 de septiembre de 2024, 10:19
Los grupos de WhatsApp son una herramienta muy útil para mantener la comunicación entre varias personas al mismo tiempo, lo que resulta muy conveniente para coordinar reuniones, compartir información o simplemente charlar con amigos, familiares o compañeros de trabajo. Además, ayudan a que todos estén informados al mismo tiempo, lo que ahorra tiempo y mejora la organización, especialmente cuando hay que tomar decisiones o planificar actividades.
Aunque también pueden surgir algunos problemas. A veces, se reciben tantos mensajes que es difícil seguir el hilo de lo importante, ya que las conversaciones pueden mezclarse con temas menos relevantes. Esto puede resultar un poco abrumador, sobre todo si se trata de un grupo con muchas personas. También puede suceder que haya presión por responder de inmediato, lo que genera estrés, especialmente cuando las notificaciones no paran de llegar.
Otro aspecto a tener en cuenta es la privacidad. Aunque los mensajes están protegidos, siempre es importante ser cuidadoso con la información que se comparte, ya que alguien del grupo podría difundirla fuera sin querer. Por último, el uso constante de los grupos puede hacer que sea difícil desconectar, afectando el equilibrio entre el tiempo online y el tiempo personal. Las notificaciones continuas pueden interrumpir momentos de descanso o desconexión, lo que puede generar agotamiento.
El WhatsApp es una herramienta muy útil que se nos ha proporcionado , pero también puede causar muchos malentendidos.
Partiendo de esa base hay que hacer hincapié en que nunca va a ser lo mismo una interpretación de algo escrito que algo que se habla cara a cara.
Cuando surge un conflicto por un grupo de WhatsApp todos queremos manifestar nuestra opinión, y muchas veces nos volvemos más egoístas de lo normal y más valientes ya que detrás de una pantalla indudablemente tenemos más libertad de actuación.
Para que todos podamos comprendernos mejor y no caigamos en el error de malinterpretar las cosas, podríamos pensar más antes de responder, y si por lo que sea no ha quedado algo claro, proponer que se hable en persona, ya que siempre va a ser mejor.
Los grupos de WhatsApp suelen nacer con un propósito claro, pero rápidamente se desvían hacia temas irrelevantes, como ventas personales o felicitaciones, lo que los convierte en un caos. Esto desgasta a los administradores, que deben recordar constantemente las normas y corregir comportamientos inapropiados. Además, la mezcla de textos, audios y mensajes fuera de contexto genera saturación y frustración entre los miembros.
El problema no es la existencia de los grupos, sino la falta de respeto por su propósito y normas de convivencia. Usar el sentido común y mantener el enfoque es clave para que no pierdan su utilidad.
Los conflictos en los grupos de trabajo ocurren con relativa frecuencia, ya que en ocasiones los temas tratados se desvían del objetivo original por el cual el grupo fue creado. Para garantizar un funcionamiento efectivo, el administrador, en consenso con los miembros, podría establecer una serie de normas y reglas. Medidas como la regulación de la duración de los audios, la limitación en la cantidad de mensajes o el enfoque exclusivo en el tema principal pueden ser útiles. Además, los conflictos sociales son inevitables, por lo que el moderador puede desempeñar un papel clave, regulando la participación desigual o mediando entre los implicados. En conclusión, el funcionamiento adecuado de los grupos de WhatsApp es posible si tanto el moderador como las normas son los adecuados.
Los grupos de WhatsApp suelen generar bastantes problemas, especialmente porque la comunicación a través de un chat puede generar malentendidos. Para solucionarlos podríamos optar por:
- Definir los objetivos por los que se creó el grupo, para así establecer los límites, por ejemplo si es un grupo de familia, amigos o de trabajo.
- Evitar temas polémicos, como pueden ser la religión, política...
- Asignar roles, establecer administradores para dar acceso a escribir a los demás (como figura de mediador).
- Usar lenguaje claro, pueden resultar confusos los significados de los emoticonos.
Cuando surgen problemas en los grupos de WhatsApp de trabajo, lo primero que haría sería mantener la calma y no responder impulsivamente. La comunicación digital puede malinterpretarse fácilmente, por lo que es crucial analizar bien los mensajes antes de contestar. Si hay un malentendido, lo mejor es preguntar amablemente para aclarar dudas, evitando suposiciones.
Fomentaría un ambiente de respeto y cortesía, recordando a los miembros la importancia de mantener una comunicación profesional. Si las discusiones se vuelven acaloradas, sugeriría mover la conversación a un espacio más apropiado, como una reunión por videollamada, para resolver los desacuerdos cara a cara.
Establecería reglas claras desde el principio para evitar confusiones, como horarios de comunicación o evitar enviar mensajes fuera del horario laboral. También fomentaría el uso de herramientas más específicas para tareas complejas, en lugar de depender solo de WhatsApp, que puede ser informal o generar saturación de información. Por último, siempre trataría de mediar y no de imponer, buscando que todos los miembros se sientan escuchados y respetados
Para que un grupo de WhatsApp funcione bien y evitar conflictos, lo primero es tener reglas claras desde el principio, gestionadas por un único administrador. Este debería ser el encargado de moderar, pudiendo silenciar o expulsar a alguien si es necesario, especialmente en casos de insultos o comportamientos inapropiados. Además, el administrador puede actuar como mediador, intentando solucionar malentendidos en privado antes de que escalen.
Es importante revisar periódicamente si el grupo sigue cumpliendo su propósito, y ajustar las reglas o incluso cerrar el grupo si ya no tiene sentido. Otra buena idea es rotar la administración para que la responsabilidad de moderar no recaiga siempre en una sola persona, lo que ayuda a mantener el grupo activo y en buen ambiente.
Lucrecia Phillipps Guardia
Los grupos de whatsApp para uso profesional, en el momento histórico en el que nos encontramos son indispensables e, pero lo que si es cierto que al ser de un ámbito muy rígido, en el cual los miembros del mismo no guardan una relación de cercanía, pueden surgir incomodidades al realizarse conductas que se salga de la norma grupal establecida entre los mismos.
Para evitar dichas incomodidades, es importante crear reglas y limites claros, que van desde la evitación de contenido innecesario o irrelevante para la finalidad del grupo, hasta los momentos en los cuales no es aprópielo usar dicho grupo, para lo cual se puede establecer un horario, al igual que el uso de lenguaje respetuoso, la evitación de las discusiones, ya que si se quiere debatir un tema preferiblemente utilizar otra herramienta como las videollamadas de zoom, si el tema de conversación es de tal importancia que amerita un debate, entre otros comportamientos.
Ahora, con todo esto no me refiero a que profesionales no se puede relacionar de manera informal a través de esta aplicación, pero si considero que para hacerlo, seria necesaria la creación de otro grupo que tuviese fines recreativos.
Los malentendidos en los grupos de WhatsApp son comunes debido a la falta de contexto emocional en la comunicación escrita. Para abordarlos de manera efectiva, es recomendable utilizar emoticonos o expresiones exaltadas que sean capaces de transmitir nuestro estado de ánimo a través de una pantalla, lo que puede prevenir confusiones o interpretaciones erróneas. Asimismo, cuando se percibe que ha habido algún desacuerdo con un mensaje desafortunadamente malinterpretado, una aclaración inmediata del mismo puede evitar que el conflicto escale.
Es importante no asumir intenciones o significados implícitos en los textos, por lo que siempre es útil preguntar antes de interpretar. Finalmente, recurrir a mensajes de voz puede restablecer el tono emocional adecuado, dado que la voz humana comunica matices que las palabras son totalmente incapaces de transmitir.
Los grupos de WhatsApp son súper útiles en el día a día, pero también tienen sus pros y contras que vale la pena considerar.
Por el lado positivo, son geniales para mantener a varias personas conectadas al mismo tiempo, ya sea para organizar planes con amigos, coordinar trabajos o simplemente estar al tanto de lo que pasa con la familia. La inmediatez es clave, porque todo sucede en tiempo real y eso ayuda a que la información fluya rápido. Además, los grupos crean un sentido de comunidad, ya que te mantienen en contacto constante con quienes más te importan, y puedes compartir de todo: fotos, videos, documentos, lo que sea.
Pero también tienen sus lados negativos. A veces los grupos se llenan de mensajes que no son importantes, lo que puede ser abrumador y generar un exceso de información que no siempre tienes tiempo de leer. Las notificaciones constantes también pueden ser molestas. Y, en ciertos casos, está el tema de la privacidad, porque todos en el grupo pueden ver tu número y otros datos, lo cual puede no ser tan cómodo en entornos de trabajo o con gente que no conoces tanto.
En definitiva, los grupos de WhatsApp son muy prácticos, pero es importante usarlos con cabeza para que no se vuelvan una fuente de estrés más en el día a día.
La mayoría de conflictos que surgen en los grupos de WhatsApp se deben a malentendidos en la interpretación de los mensajes por parte de los miembros. Sin embargo considero útil que antes de crear cada grupo se deje bien definido el objetivo que persigue, así como una respuesta directa de los miembros en la que dejen claro que lo comprenden y que será usado única y exclusivamente para ese fin. No obstante si todos están de acuerdo en permitir por ejemplo, mensajes de felicitación de navidad, no habría problema siempre y cuando se acordase previamente entre todos los miembros. Lo importante es el consenso y que todos los miembros se sientan cómodos con la gestión del grupo.
Ante los problemas que suelen surgir en los grupos de WhatsApp, creo que lo más importante es la claridad en las reglas de convivencia desde el inicio.
El administrador del grupo debería establecer desde el primer momento el propósito del grupo y las normas para participar. Si todos los miembros tienen claro para qué fue creado el grupo, es más fácil evitar desvíos en la conversación.
Por otro lado, la mediación es clave. Si surge un conflicto, ya sea por mensajes fuera de contexto o discusiones, lo ideal es abordarlo de manera directa y respetuosa. Muchas veces un simple recordatorio del propósito del grupo puede resolver la situación sin mayores complicaciones.
Personalmente, cuando se trata de grupos profesionales, prefiero ser flexible, pero con límites. Está bien tener alguna interacción personal, pero cuando el grupo empieza a llenarse de mensajes que no tienen que ver con el objetivo principal, es hora de intervenir, siempre con educación y empatía.
En resumen, el sentido común y el respeto por los demás participantes son las mejores herramientas para evitar y resolver conflictos en estos grupos. Si se logra mantener un ambiente de colaboración y respeto, los grupos de WhatsApp pueden ser muy útiles y efectivos.
En mi opinión, para evitar que los grupos de WhatsApp se vuelvan un caos, es importante empezar con algunas normas básicas que todos conozcan y respeten. Lo primero es tener claro el propósito del grupo: si es para trabajo o para un proyecto específico, los temas deberían limitarse a eso. Así se puede mantener el grupo sin crear tensiones innecesarias.
Por otro lado, los audios es otra fuente común de problemas. Aunque los audios pueden ser útiles, muchas veces se usan para mandar mensajes largos y sin relevancia, lo que satura a los demás miembros. Lo mejor es animar a que los audios sean cortos y solo para cosas importantes.
Otro problema común en grupos grandes es la saturación de mensajes, muchos de los cuales no tienen nada que ver con lo que uno necesita. Una buena idea en estos casos es que una vez hablado o debatido un tema, se resuma la conclusión final para que los miembros no sientan que se pierden lo importante si no pueden leer todo.
En conclusión, creo que los grupos de whastapp son muy útiles en el día a día pero hay que tener en cuenta que como en cualquier relación social es necesario establecer unas normas básicas y unos límites.
Como mediador, ante los problemas que surgen en los grupos de WhatsApp, primero establecería reglas claras desde el inicio. Es fundamental definir el propósito del grupo y comunicarlo a todos los miembros para evitar malentendidos. Además, promovería la creación de normas de convivencia, como evitar mensajes irrelevantes y respetar los horarios para no saturar a los participantes. En caso de conflictos, actuaría de manera imparcial, escuchando a todas las partes involucradas. Fomentaría el diálogo y la empatía, recordando a los miembros la importancia de mantener un ambiente respetuoso y colaborativo. Si un mensaje es inapropiado, hablaría en privado con el autor para explicarle por qué debe eliminarlo, evitando confrontaciones públicas que puedan generar más tensión. Para manejar la sobrecarga de mensajes, sugeriría el uso de herramientas como las listas de difusión para anuncios importantes y la creación de subgrupos para temas específicos. Esto ayudaría a mantener el grupo principal enfocado en su objetivo. Finalmente, recordaría a todos la importancia del sentido común y la flexibilidad. Los grupos de WhatsApp pueden ser una herramienta valiosa si se usan correctamente, pero requieren el compromiso de todos los miembros para funcionar de manera efectiva.
Ante los problemas que surgen en los grupos de Whathsapp, algunas claves útiles para manejarlos podrían ser establecer unas “normas” claras desde la creación del grupo, emplear siempre intervenciones respetuosas para redirigir el uso del grupo cunado se esté desviando del propósito, usar la opción de restricción de mensajes, silenciar las notificaciones cuando sea necesario y también podría llevarse a cabo una “limpieza” periódica de los chats, para así eliminar mensajes antiguos y mantener el grupo organizado.
Es totalmente cierto que los grupos de Whatsapp pueden derivar en ese tipo de problemáticas. Para ponerle un remedio, habría que dejar claro desde el principio de la creación del grupo, la finalidad de éste, respetando siempre a las otras personas y su espacio personal. Existen algunas opciones para limitar el uso de mensajes, audios y cualquier tipo de multimedia, que pueden ayudar también a regular el uso, aunque esta opción lleva solo unos años implementada. Además, sería bueno tratar de expresarse con mensajes o incluso mensajes de voz, ya que el uso de emoticonos podría llevar a confusiones respecto a lo que se quiere decir y entender dentro del contexto.
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