martes, 18 de julio de 2023

La mediación en el arte. Una noche en el museo

 

Un museo es una institución, abierta al público y al servicio de la sociedad y de su desarrollo. Los museos adquieren, conservan, restauran, investigan, comunican y exhiben bienes de interés cultural.

Pues bien, en el año 2020 tuve la gran suerte de compartir una actividad académica, auspiciada por ODR Latinoamérica que se llamó “una noche en el museo”. En ella, pude compartir con una gran “pintora”, una magnífica “escultora”, una increíble profesional y “conservadora de museos” como es Alicia Millán. Pero no solo de arte, sino de emociones, sentimientos y sobre todo MEDIACIÓN con mayúsculas (véase el video en youtube https://www.youtube.com/watch?v=G8vk3tOZ0gk )

Gracias a aquél evento, pude recopilar una serie de cuadros, de obras de arte, que reflejan algún aspecto de la existencia humana o su entorno, pero sobre todo del arte de negociar. Así conseguí un tipo de colección, siempre valiosa, que nos enseñan con orgullo a los mediadores y quien quiera “visitarnos” este noble arte de negociar.

Abramos nuestras ventanas de la imaginación a estas obras de arte. Este museo que os ofrezco debemos exigirle una dinámica viva, cambiante, renovadora. No valen ya exposiciones que permanecen inmutables en el tiempo, sino que la sociedad demanda novedades, tanto expositivas como en lo concerniente al contenido de estas. Ello ha provocado que aprendamos con esa mirada de quien se acerca a la mediación.

Otro aspecto fundamental que en la actualidad han ido incorporando los museos es su valor didáctico, la proyección educativa que se desprende de su visita. Muchos son los departamentos y gabinetes de didáctica aparecidos con el objetivo de difundir el contenido de las colecciones. La organización desde el museo de seminarios, cursos, congresos... es un reflejo de todo ello.

Siempre se dijo que un museo lleno de visitantes es un museo que goza de buena salud, por eso, ojalá muchas visitas a este museo que os ofrezco, nos permita estudiar e investigar sobre mediación.

Y hoy como sevillano que soy, me vais a permitir “patria” y hablaros de tres pintores sevillanos.

Comencemos con Diego Velázquez, pintor barroco español considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.


La Rendición de Breda.

Diego de Velázquez inmortalizó la escena en uno de sus óleos más famosos, La rendición de Breda o Las Lanzas. La pintura enfatiza la clemencia de Spínola, y por añadidura de la monarquía española, con el enemigo derrotado.

la ciudad de Breda fue tomada por los neerlandeses. La tregua de los doce años mantuvo el país en calma entre 1609 y 1621. Cuando el rey de España Felipe IV subió al trono en 1621, la tregua expiró y la guerra se reanudó. La intención de Felipe IV era recuperar esa plaza tan importante desde la cual se podría maniobrar para otras conquistas.

Pero porqué es importante para la mediación, lo dice el gesto del alto mando español, con el militar derrotado. Recibir las llaves de la ciudad, pero, aunque existe derrota, con la mano derecha, tiende su palma para no dejar que se arrodille y reconocer su valía en la “batalla”. Pensar querido visitante en un símil en un proceso de mediación: ser asertivo no tiene que ser disonante con reconocer la parte de razón que tiene el contrario, y sobre todo empatizar con él.

Al fondo el humo de lo “negociado” (la batalla) y como testigos del momento todos aquellos que intervinieron en el proceso. Rendirse a tus pretensiones, no te hace débil, al revés, te otorga esa llave que supone el acuerdo estable.

Las Hilanderas

Este fantástico cuadro no solo es una de las obras maestras, desde el punto de vista técnico, de Velázquez, sino que también es una compleja construcción a través de la cual su autor ha querido hacer alarde de sus capacidades narrativas. Durante mucho tiempo ha sido descrita como una escena cotidiana en el taller de tapicería de Santa Isabel de Madrid. Pero algunos estudiosos, sospecharon que tras esa imagen se escondía una narración mitológica. Sus suposiciones se corroboraron cuando se descubrió que también se describe la escena como una «Fábula de Aracne», la hábil artesana a la que Minerva condenó por altiva a convertirse en araña. Es lo que se representa en el tapiz del fondo: aquella en la que el dios toma la forma de toro para raptar a Europa. Tenemos, pues, un cuadro que en primer término nos muestra una escena cotidiana de un taller de tapicería, y que más al fondo representa el episodio mitológico, que se desarrolla ante un tapiz. La cantidad de personajes, acciones, objetos o niveles de narración es muy alta, y eso ha hecho que se haya disparado el número de interpretaciones.

Y bien, porqué escogí esta obra para hablar de mediación. Lo cotidiano puede ser extraordinario si somos capaces como en la novela “el alquimista” de Paulo Coelho, de ver más allá, en el cuadro y en el proceso de gestión de un conflicto, hasta ser conscientes de que el verdadero tesoro está oculto a los ojos de quien ve o vive el problema. Solo ellos son capaces de ver más allá, es su intrahistoria, a la que los mediadores debemos acudir. Se representa muchas veces un iceberg, para ser conscientes que una cosa es lo que se ve del problema (la punta) y otra muy distinta lo que lo hizo desencadenar, donde debemos bucear los mediadores. Pues bien, las Hilanderas, nos muestra “esa fábula” de la búsqueda más allá de lo que se ve.

 


Vieja friendo huevos

En apariencia es solamente un bodegón- cocina, una escena vulgar de una casa sevillana, pero aunque parece una imagen realista puede tratarse de una reflexión visual sobre los sentidos del Tacto y de la Vista como instrumentos de conocimiento de la realidad; la vieja, casi a ciegas, tantea con la cuchara entre las manos y el muchacho mira la variedad de los objetos.

Este cuadro costumbrista de enormes claroscuros deja en evidencia la importancia de la comunicación no verbal. Dicen los expertos que en un mensaje y porque no, en una imagen, el contenido del habla, de lo verbal puede llegar a alcanzar el 40 por ciento del mensaje entre lo que se dice y el tono en la forma que se dice, pero hay un 60 por ciento oculto a quien no domine la comunicación de los gestos.

Pues bien, ya sea por la mirada atenta de la mujer hacia el niño, que le conmina a atender a su pretensión de que pruebe la comida, y el gesto de hastío, mirada perdida, aún con el cucharón en la mano, bien nos dice que no lo desea. Por eso querido mediador que has acudido al museo, ¿te suena a las muchas veces que has querido preguntar algo que el mediado no quería que hicieras y desviaba la mirada?

La venus del espejo

La mitología griega cuenta que Venus es la diosa de la belleza, por lo que la imagen deja ver el concepto de máxima belleza corporal femenina que tenía el pintor. En una postura grácil, recostada sobre sábanas y de espaldas, Venus mira al espectador a través de un espejo sostenido por su hijo Cupido.

Pues bien, hoy en nuestro museo, te llamo la atención con este cuadro a dos cosas importantes a tener en cuenta en mediación: el “ego” y la asertividad. E

Es muy común encontrarnos a personas que no reconocen que son parte del problema y sobre todo de la solución; solo hablan de lo buenos que son, de que el problema no es suyo y a través del espejo se dirigen a nosotros para que veamos “lo bellos” que son. Y también porque no, su asertividad, que le lleva a exponer sus puntos de vista, sin unirlo a la empatía necesaria para comprender la otra postura. No quieren cambiar de postura, solo quieren que veamos su reflejo.

 

El aguador de Sevilla

El protagonista de la pintura es un viejo aguador, oficio que consistía en ir de un lado a otro vendiendo agua potable, un oficio muy común por aquella época, cuando aún no se había normalizado el suministro del agua en todas partes. Este le ofrece una copa a un joven todo vestido de negro, a excepción del cuello ancho y blanco de su camisa que sobresale, y agarra con sus dedos la copa, sin mirar al aguador.

Hay un tercer hombre entre ambos, que Velázquez difumina con el fondo de la pintura. El hombre, entre las sombras, está bebiendo de una pequeña jarra.

Os hablaba antes de la importancia de la comunicación no verbal, basta observar las miradas del niño hacia la persona del aguador y de este hacia la copa. Uno hacia el “mediador” y otro enfocándose en el problema.

Pero quizás escapa al visitante de nuestro museo, lo más importante para nosotros: las terceras personas que se encuentran en el conflicto, y que como éste, también “beben de aquel”. Cuanto más disruptivos, hay que intentar alejarlos del foco del problema para encontrar una verdadera solución; y cuando más colaborativos, contaremos con ellos porque 6 ojos ven más que dos. El cuadro es una auténtica belleza y pura mediación. Ojalá podamos servir “agua” para calmar la sed de quienes quieren salir de un problema.

Seguidamente vamos a ver “la sala” dedicada a otro pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo. Pintor nacido en mi ciudad, en el seno de una familia de catorce hermanos, de los que él fue el más pequeño. Quedó huérfano de padre a los nueve años y perdió a su madre apenas seis meses después. Una de sus hermanas mayores, Ana, se hizo cargo de él y le permitió frecuentar el taller de un pariente pintor, Juan del Castillo.

Su pintura destaca por la minuciosidad y el realismo con que están tratados los objetos cotidiano, el ropaje, los gestos de las facciones de las personas retratadas…


El regreso del hijo pródigo

Este cuadro de nuestro museo es un típico pasaje bíblico que ha sido pintado por muchos autores. El cuadro en sí es una pura narración, tanto por el padre que recibe con sus brazo a ese hijo que creyó perdido, como por esos personajes secundarios que adornan la escena para hacer pensar los distintos puntos de vista entre familiares, vecinos y criados, de lo que allí está ocurriendo.

He querido llamar tu atención a este cuadro, debido a la importancia no tanto de los muchos puntos de vista que pueden converger cuando surge un conflicto, sino por la delicadeza del “perdón”. Perdonar nos posiciona en un espacio distinto, porque aunque no compartas, siempre serás consciente de que no hubo intención en el mal causado y por tanto hace que las partes en conflictos se reconozcan.

No estoy hablando en mediación de la necesidad del perdón, que muchas veces aunque se intente no se consigue porque las partes no quieren volver a una relación y perdonar; estoy hablando del perdón con mayúsculas, aquél que nos permite ver que las partes tienen actitud de colaborar y sobre todo, confían en que el acuerdo al que lleguemos, podrá ser duradero, si hemos perdonado el hecho.

Niños jugando a los dados

Hay autores que consideran que Murillo se inspiró en refranes o relatos de lo que se llamaba la picaresca para elaborar este óleo. Sin embargo, su intención no era otra que la de retratar con tono amable la alegría de unos niños que juegan felices a pesar de sus limitados recursos como vemos de sus ropajes.

Dos de los chiquillos juegan a los dados en posturas encontradas mientras que un tercero come una fruta mientras que un perro le mira. Se supone que se trata de vendedores de fruta o aguadores debido a la presencia en primer plano de una canasta con fruta y una vasija de cerámica, jugando las escasas monedas conseguidas. Murillo ha creado un círculo donde se integran gestos y actitudes.

Evoca para mi, muchas veces las características de una negociación, que requiere de habilidades, de acertar con la pregunta oportuna, el momento ideal y que no debe dejarnos de pensar en esos terceros afectados por lo que hagamos. El niño que está de pie bien pudiera ser, aquél que no contamos en el conflicto al no ser actor principal, pero que se ve afectado por el resultado de lo que en la “mesa” salga: un 1, un 2, un 3…(pensiones alimenticias, reparto de bienes, pon lo que tu quieras visitante de mi museo)

Santas Justa y Rufina

Justa y Rufina, son dos jóvenes hermanas vendedoras de cerámica de Triana, que fueron arrestadas y torturadas por el prefecto romano Diogeniano en el año 287 por negarse a realizar el donativo a la diosa Salambona que les exigió el cortejo que paseaba su imagen. La negativa motivó el destrozo de sus vasijas cerámicas. La palma del martirio y los modestos objetos de barro que aparecen a sus pies, que simbolizan la fragilidad humana por su modestia, son dos de los atributos de las santas a los que en la iconografía sevillana se añade la Giralda, elemento que centra esta composición y cuya maqueta ambas sostienen entre ellas.

Según la leyenda, la intervención de Justa y Rufina impidió su derrumbe en el terremoto que sacudió la ciudad en el año 1503 e incluso en el posterior de Lisboa en 1755. La Giralda conocida por todo el mundo, simboliza mi ciudad, cuya protección está encomendada a las santas que, convertidas en patronas de Sevilla, han sido veneradas en la ciudad.

¿Habrá monumento mas bello? Evidentemente para un sevillano no. Pero este cuadro me evoca la importancia entre hermanos (“hermanas”) de poder sostener un acuerdo estable y duradero, lejos de derrumbes, cuando existe por ejemplo una partición hereditaria. Puede haber vasijas, joyas, lo que sea pero hay algo que es fundamental: mantener erguida la torre que da lugar a esa relación.

No quiero olvidar que cuando llegamos a un acuerdo este debe ser justo (Justa), equitativo (Rufina), estable y duradero (nuestra Giralda)

Si ya estáis cansado, ya que mi museo tiene numerosas salas, voy a terminar con un cuadro de otro pintor sevillano Gonzalo de Bilbao. Nació en Sevilla, en 1860. Y fue uno de los pintores costumbristas más importantes de la Escuela de Sevilla, comenzando a dibujar siendo un niño, alentado por su gran amigo, el pintor José Jiménez Aranda.

 

Las cigarreras

Esta obra retrata, siguiendo la estética costumbrista sevillana, la dura realidad social de muchas mujeres de principios del siglo XX.

Vemos como en lo que era la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla (hoy sede de la Universidad de Sevilla donde estudié) se organiza una cadena de producción en la que cada grupo de mujeres realiza una de las fases de realización del cigarro y el puro. Paralelamente, la mujer simultaneaba el trabajo con el ser madre, representado en la escena del amamantamiento rodeada de la solidaridad de sus compañeras. Sin embargo, y a pesar de las dificultades, la escena se aleja de cualquier rasgo de dramatismo o dureza.

Conciliar la vida personal con la profesional ha sido muchas veces nuestro caballo de batalla a la hora de provocar en nuestros mediados una solución ideal a sus controversias.

Cómo conseguir una custodia compartida ideal. Cómo pensar en un régimen de visitas que permita estar el mayor tiempo posible con mis hijos tras una ruptura. Estas y otras cuestiones son trabajadas en la mediación familiar.

Y para terminar, si me permitís antes de indicaros que vamos a cerrar por ahora el museo, veas algo que me parece fantástico: en este último cuadro la protagonista y trabajadora es la mujer, todo un icono en nuestra época sevillana, y no más lejos de nuestras compañeras mediadoras, inmensa mayoría en esta profesión de mediación, con una calidad exquisita en su quehacer.


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