No se escapa a nadie que la
crisis de Ucrania, ha puesto en primera plana, la necesidad de paz, de
evitar conflictos bélicos, de respetar a los demás, aunque no compartan tus
ideales, de reforzar la ayuda humanitaria cuando ello ocurre, de proteger al
menor por encima de todo… en definitiva, La paz no sólo es la ausencia de
conflictos. Convivir en paz consiste en aceptar las diferencias y tener la
capacidad de escuchar
Es en este punto donde me
gusta querido lector aclarar conceptos que muchas veces se “involucran” en
los mensajes confusos que se vierten ante situaciones extremas e imprevistas.
Hay que decir que un aspecto
importante para lograr esa armonía que busca la paz es la diplomacia, rama de
las relaciones internacionales encargada de negociar y establecer acuerdos y
procedimientos pacíficos entre los países. Pero no solo se ciñe a los Estados,
sino que dichas relaciones también aparecen con otros organismos y organizaciones.
Leyendo documentos sobre este
aspecto, la definición más completa y útil que muchos han visto es la que hace
el jurista Eduardo Vilariño: “diplomacia es aquella actividad ejecutora de
la política exterior de un sujeto de derecho internacional, llevada a cabo
por órganos y personas debidamente representativos del mismo, ante otro u otros
sujetos de derecho internacional para, por medio de la negociación, alcanzar,
mantener o fortalecer transaccionalmente la paz; ha de tener como finalidad
última hacer posible, con tales medios, la construcción o existencia de una
comunidad internacional justa que, a través de la cooperación, permita el pleno
desarrollo de los pueblos”.
Eso nos lleva a entender que
la diplomacia, con independencia de lo que luego analizaremos como “mediación”
tiene unas características propias
A saber, la diplomacia se
apoya en ejecutar una “política exterior”, fuera de las fronteras del ente
de que se trate. Por eso la diplomacia la llevan a cabo, representantes de las
entidad o nación que se trate: Un Estado en sí, se mueve por funcionarios y
otro tipo de personal, estos son los que realizan las tareas que el gobierno
les asigne. De ahí el ofrecimiento que vemos por ejemplo hoy en día ante la “guerra
de Ucrania” para llamarla por su nombre. Primeros Ministros que acuden en el
auxilio, a través de la “diplomacia internacional”. Su objetivo es la “negociación”
para buscar la paz como valor fundamental de la sociedad.
Buscan una armonía
internacional y crear una comunidad que englobe a o las naciones del mundo.
Si me permites querido lector,
quiero apostillar que esta “diplomacia” más que contrastada para la búsqueda de
esa paz, es muy diferente según sea bilateral o multilateral.
¿Porqué? Precisamente por lo que vemos
estos días, ¿dos partes o más?, todavía está por definir, en plena crisis y sin
una estrategia clara, todos piensan que esto se alargará.
Ministros de exteriores,
embajadores, cónsules, son los principales valedores de esta práctica de la
diplomacia.
En definitiva, la
diplomacia es la ciencia que estudia las relaciones internacionales y al
conocimiento de los intereses de su propia nación.
Luego podemos hablar de pura “negociación”,
de “pacificación” o como históricamente se ha conocido la
política conciliadora llevada a cabo por Neville Chamberlain como primer
ministro del Reino Unido, antes de la Segunda Guerra Mundial: “Política de
apaciguamiento” en las que según
narraba, trataba en relación a el “horror nazi”, de calmar posiciones a pesar
de que hubiera violaciones continuadas de tratados, derechos humanos, etc.
..pero había que “apaciguar la situación” con independencia después de recabar
justicia e investigar lo ocurrido.
La negociación, asistida o no,
es tan antigua como el ser humano, ya que siempre hemos
negociado en cualquier cultura y lugar, para conseguir que aunque cedamos,
consigamos propósitos de nuestros intereses.
¿Qué virtudes debe tener un
buen negociador internacional?
No es fácil aprender a
negociar, más bien siempre digo que es un “arte” que requiere de mucha práctica
y una exquisita formación.
Un buen negociador
internacional debe conocer a la perfección los entresijos del tema a tratar, eso
le permitirá a buen seguro dos cosas fundamentales: saber gestionar los
objetivos de paz que persigue cualquier encuentro de conflictos y saber
anticiparse al futuro que depara la no solución del mismo. Son muchos los
escenarios posibles y saber ver el futuro, le permite prever el presente
Por otro lado, está claro que
hay conceptos más que destacables en la diplomacia, en la mera negociación o
pacificación o en la mediación que luego os contaré. Ser resiliente,
empático, tener una buena capacidad de escucha o tener inteligencia emocional
no es patrimonio de ningún perfil, sino más bien responsabilidad de todo aquel
que se dedique a la búsqueda de la paz.
Pero no olvidemos la necesidad
de un perfecto conocimiento de las aristas del conflicto que trate o el dominio
de idiomas que le servirá para poder calibrar los mensajes que reciba, ponerlos
en contexto y cultura, y la paciencia, decía Kierkegaard, filósofo danés, que “la
paciencia es necesaria, ya que no se puede cosechar de inmediato donde se acaba
de sembrar”.
Y ya, me voy a mi mundo, al
que propagamos desde el Foro Internacional de Mediadores Profesionales. Si has
leído bien, hay un foro
Prevención de los conflictos
armados representado en 27 países del mundo que trabajamos en pos de la
mediación, como profesión, en cualquier campo de acción.
La Asamblea General, de
Naciones Unidas en su resolución 65/283, solicitó al Secretario General, que le
presentara un informe sobre la aplicación de la resolución titulada
“Fortalecimiento de la función
de mediación en el arreglo pacífico de controversias, la prevención de conflictos
y su solución”. En ese el informe se describen los progresos realizados en la
aplicación de lo que para todos es la mediación, como método de gestión de
conflictos.
Del mismo extraigo cuestiones
muy importantes para entender esta profesión. Porque desgraciadamente, muchas
veces, los medios se hacen eco del “fracaso de una mediación” ante el
intento de apaciguar un conflicto. La mediación requiere, sobre todo en
cuestiones complejas una importante paciencia por la comunidad
internacional.
La mediación tiene su propio
método, como proceso que es, en el que “un tercero experto en
habilidades y técnicas, ayuda a dos o más partes, con su consentimiento, a
prevenir, gestionar o resolver un conflicto ayudándolos a alcanzar acuerdos mutuamente
aceptables”. Para ello es muy necesaria la cooperación y la voluntariedad de las
partes, sino el fracaso está asegurado con el paso del tiempo.
Un proceso de mediación para
que sea eficaz necesita tener en cuenta las causas y la dinámica, asi como las
posiciones, los intereses y las necesidades que necesitan cubrir las partes; y
porqué no, también un entorno adecuado. Por eso los mediadores rápidamente
pensamos por ejemplo en un “alto al fuego”, porque para nosotros no es posible
negociar en “libertad” si por otro lado existen sobre el mismo tema, denuncias,
reclamaciones…
El proceso de mediación tiene
un efecto sobre el equilibrio de fuerzas de las partes, por eso también
imploramos que no se “utilice el poder” si éste no existe, ya que no todos los
conflictos se pueden solucionar recurriendo a la mediación.
Los expertos avalan una serie
de “indicadores que sirven para determinar las posibilidades de una mediación
eficaz”.
El primero y más
importante es que las principales partes en conflicto deben estar dispuestas
a intentar negociar una solución;
En segundo lugar, se
debe aceptar un mediador y este debe ser creíble y contar con buenos
apoyos;
Y por último, debe existir un
consenso general a nivel regional e internacional que apoye el proceso.
Ni que decir tiene querido
lector o lectora, que no me quiero referir a otros aspectos claves, pero ya más
que conocidos, del consentimiento, legitimación, imparcialidad o la
colaboración que pueda producir un acuerdo de paz de calidad.
Y porque no una reconciliación
que, aunque larga, todos los que hemos vivido un conflicto de cualquier tipo,
permite una “restauración”
Ahora decide tu: diplomacia,
pacificación, negociación o mediación… qué harías?.
1 comentario:
Es cierto que para mantener la paz es fundamental saber escuchar, aceptar las posturas y opiniones diferentes, en definitiva, respetar. Hay conflictos que llegan a un extremo de desacuerdo que incluso la diplomacia es incapaz de solucionar como podría ser el caso de la guerra de Ucrania, y en otros, que se enquistan donde la diplomacia intenta continuamente mediar sin conseguir soluciones definitivas, como el caso de otras guerras o conflictos bélicos que se han alargado en el tiempo y no tienen solución aún con todos los esfuerzos diplomáticos posibles, Yemen, Afganistán, Palestina e Israel… Pero, sin duda, hay que tener plena confianza en la diplomacia, en la solución de los conflictos y mantenimiento de la paz por vía diplomática.
En la diplomacia es importe que los representantes tenga un reconocimiento internacional y una profunda preparación para aplicar en cada caso las medidas mediadoras correctas, además de un exacto conocimiento del conflicto a tratar, ya que cada uno tiene sus propias características; sin ese reconocimiento, preparación y conocimiento es imposible abordar con garantías cualquier disputa en la que se quiera mediar, pienso que cualquier mínimo fracaso diplomático hace alargar aún más el conflicto.
¿Sería parte de la mediación la prevención?, es decir, ¿practicar una política conciliadora continua para evitar los conflictos?, lo normal es mediar en los conflictos cuando se producen, quizás el ser humano no tiene esa capacidad previsora cuando vivimos en paz, abordaríamos un tema en el que habría que tratar la naturaleza humana, entraríamos en un debate filosófico que ya sería capítulo aparte, aunque interesante de tratar.
Como la mediación y la negociación es entre personas, incluso de culturas y acepciones muy dispares, el mediador-negociador-conciliador debe de tener unas cualidades peculiares, aparte del aprendizaje adquirido, tener una conducta natural y una inteligencia emocional para tratar con otras personas, y sobre todo paciencia, las prisas son contraproducentes, las partes necesitan tiempo para reflexionar y ordenar sus ideas para al final tomar las decisiones adecuadas.
Ni que decir tiene, que, por mucho que un mediador ponga de su parte, tiene que haber voluntad por todas las partes para llegar a una conciliación sin que ninguno se sienta “perdedor”, además, una aceptación internacional o a otros niveles según la controversia a tratar. La figura del mediador tiene que ser aceptada por las partes y éstas tener predisposición para solucionar el problema, la objetividad también es una cualidad importante que debe tener el mediador.
Por ello, en el caso de Rusia y Ucrania, no podemos decir que tenga cabida una mediación como tal, porque para que haya mediación las dos partes tienen que estar voluntariamente sometidas a esta y tener mente abierta al cambio, a escuchar y a entender a la otra parte (que no es el caso de Putin), es decir, Rusia está dispuesta a escuchar pero no a ceder o cambiar de opinión, por ello considero que no tendría cabida un proceso de mediación.
En resumen, no es solo mediar, es también, pacificar, conciliar y negociar a través de la diplomacia y nunca olvidar que “El fin de la mediación no es llegar a un acuerdo, sino encontrar una solución”
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