martes, 10 de junio de 2025

Repercusión e implicación de los menores de edad en la mediación

 


Esta siempre es una cuestión que los mediadores analizamos en nuestros cursos de formación, quizás por la dificultad de tener sesiones con menores implicados en los procesos tras un conflicto.

¿Estamos preparados para ello?, para el encuentro con el menor.

La participación de menores de edad, sobre todo en la mediación familiar, es una cuestión delicada y controvertida. En general, los expertos siempre recomiendan su inclusión, si las circunstancias nos permite pensar como profesionales, que sea apropiado para la edad y madurez del niño, y con el consentimiento por supuesto de los padres o tutores y el propio niño. Sin embargo, es crucial que el proceso sea diseñado para proteger el bienestar del niño y asegurar que su voz sea escuchada de forma adecuada. 

Para determinar en este breve ensayo si es necesario o imprescindible escuchar e incluir a los menores en las sesiones de mediación, podemos reflexionar sobre lo que nos permite pensar que si lo es:

  • En primer lugar, por el conocido “Interés superior del niño”: Este interés superior del niño, como principio, debe ser la prioridad en todo momento. El mediador debe asegurarse de que el proceso sea beneficioso para el niño y que sus derechos sean protegidos. Ya que estamos tomando decisiones que les afecta en su futuro personal. 
  • La legitimación y empoderamiento del menor: Ya que dar voz a los menores en la mediación puede ayudarles a sentir que tienen una influencia en las decisiones que les afectan, lo cual puede tener un impacto positivo en su bienestar. A modo de ejemplo puedo decir que cuando me he entrevistado con adolescentes, ante el divorcio de sus padres, ellos se hacen responsables de cumplir su parte a la hora de la estancia con el progenitor con el que no vivirán a partir de ahora.
  • Mayor comprensión de la situación: La participación de los menores en el proceso de mediación, puede ofrecer una perspectiva más completa de la situación, ayudando a los padres a entender las necesidades y preocupaciones de sus hijos y sobre todo que los mediadores seamos conscientes de los intereses del menor.
  • Fortalecimiento de las relaciones: Si bien siempre tendremos que prepararnos para el encuentro con ellos, la mediación puede crear un espacio para que los padres y los niños a través nuestra, se comuniquen de forma efectiva, lo que puede fortalecer la relación familiar, que seguramente en otro entorno como el doméstico, no se daría.
  • Educación ante futuros problemas que tengan: Siempre hemos dicho que cuando estamos mediando también estamos “educando” a las partes en “que hacer cuando no sepan que hacer en otros escenarios del futuro”, por ello al involucrar a los menores en la mediación, se les enseña a resolver conflictos de forma constructiva y a construir relaciones saludables, que a buen seguro comprenderán poco a poco en su futuro. 

Estas serían para mí, las principales premisas, por las que contar con ellos en los procesos de mediación, pero no debemos olvidar algo primordial: se deben encontrar en un ambiente seguro y libre de presiones que debemos garantizar sobremanera los mediadores y conseguir que nunca tomen partido por uno u otro, según las circunstancias. Eso solo se consigue con su propia libertad de expresión, según la edad y grado de madurez que tengan

Y también hay que garantizar una especial preparación del niño, explicándole el proceso de forma sencilla y asegurando que comprenda qué se espera de él. 

No obstante siempre nos quedará la posibilidad de ver al menor por separado (quizás lo ideal según la conflictividad de que se trate) y así conocer su verdadera perspectiva del conflicto y dejarnos sorprender, porque muchas veces los adultos tienen una visión que en nada se corresponde a la del menor y por supuesto consultar a un psicólogo o terapeuta y así obtener información sobre el niño y sus necesidades. 

En definitiva, el interés superior del menor debe ser la prioridad que tendremos en cuenta, y el proceso debe ser diseñado para proteger su bienestar y asegurar que su voz sea escuchada de forma adecuada. 

¿Crees que estamos preparado para ello?



¿Es posible que Carlos Alcaraz y Jannik Sinner nos hayan devuelto el orgullo por los valores?

 


Hemos vivido este domingo pasado, algo impensable, 2 – 0  set abajo, 3 – 5 en juegos en contra y 0 – 40 para romper su servicio, con tres pelotas de partido… o muchas más si miramos el juego.

¿Épica? ¿algo histórico? ¿resistencia? ¿memorable? ¿apoteósico? Yo creo que es algo más sencillo: fe, para levantar por segundo año consecutivo el trofeo de Roland Garros

Los valores humanos son los principios que guían nuestra conducta y decisiones, determinando lo que consideramos correcto e incorrecto. Son cualidades positivas que nos ayudan a vivir en armonía con nosotros mismos y con los demás. Y eso lo vivimos en directo en aquél partido. Conceptos como honestidad, a la hora de reconocer que el otro había ganado un punto y decir siempre la verdad. Sensibilidad en las palabras de uno y otro al terminar el partido por el esfuerzo realizado.

La gratitud al otro por sacar lo mejor de uno, al público, al torneo, por los días vividos.

La humildad, de no saberse mejor que el otro, simplemente queda mucho camino por recorrer juntos donde unas veces ganará uno y otras veces el otro.

El respeto, por encima de todo ante la victoria y la derrota.

La responsabilidad, de saber que detrás de ellos hay niños y niñas que quieren ser como ellos y que son el espejo de sus actitudes.

Y podría seguir pensando en valores mostrados en aquél partido. Por ello me gusta mucho pensar que aprendemos de todos, sobre todo lo vivido. Lo cierto es que lo ocurrido este día ya forma parte de la historia y solo han pasado dos días. La rivalidad siempre es bueno que exista pero sin olvidar los valores.

Y perdonad que siempre me lo lleve a mi terreno: el conflicto es inevitable, pero no es contrario a que los valores predominen a la hora de llegar a un consenso. 5 horas y 29 minutos de partido, como si fueran 5 sesiones de encuentros para la búsqueda del pacto, para mi da igual.

Carlos Alcaraz tras ganar la final dijo textualmente «Es increíble el nivel que tienes. Sé lo mucho que persigues este torneo. Serás campeón no una, sino varias veces. Es un privilegio hacer historia contigo»,

Comportamiento ejemplar que ojalá todos y todas tuviéramos ante cualquier situación.

Y en nuestra profesión, hoy me gustaría recordar que en plena pandemia un grupo de mediadores profesionales de distintos países del mundo, el 10 de abril de 2020 sacamos un número especial sobre Los Valores Humanos de la Revista ADR Magazine, digital que te puedes descargar en el siguiente enlace de forma gratuita y que nos ayudará a entender mucho de lo que vivimos en aquél partido de tenis. Gracias Alcaraz y Sinner.

https://repositorio.uloyola.es/handle/20.500.12412/2220


martes, 3 de junio de 2025

Competencias y habilidades del mediador/a

 


Siempre que hablamos de mediación nos olvidamos de nosotros mismos. Ofrecernos a los demás para poder ayudarles ante un conflicto en la búsqueda de la solución, nos hace muchas veces necesario, parar y pensar en nuestro trabajo, nuestras competencias, nuestras habilidades, que muchas veces confundimos con los principios básicos que debemos sumir.

¿Cómo soy yo en realidad ante un conflicto ajeno?

La verdad que hoy quiero que tengáis ese tiempo de reflexión.

Si hablamos de competencias, yo podría resumirla en 4 tipos:

Por un lado en primer lugar debemos tener competencias adquiridas desde el campo intelectual; ello nos va a permitir tener una gran visión estratégica del asunto que nos confíen y saber planificar y evaluar los conflictos

En segundo lugar, referirnos a cierta competencia personal; para conseguir que nos legitimen y con ello conseguir la credibilidad y creatividad necesaria para mediar

En tercer lugar competencias interpersonales; para en el trato con los demás conseguir y adquirir la capacidad suficiente para dirigir conversaciones y saber comunicar y expresar de forma correcta las traducciones que realicemos al conflicto.

Y en cuarto y último lugar, reflexionaría sobre la necesidad de acumular experiencias; ello nos permitiría cierta madurez profesional para ir creando nuestra propia marca personal.

¿Y en cuanto a las habilidades?

Si siempre hemos defendido que en las mediaciones lo importante es el camino que recorremos y no el destino al que llegamos, de forma automática me irían saliendo una serie de habilidades que son imprescindibles para crear nuestro “traje de mediador”. Sin querer ser exhaustivo pues me gustaría conocer sobre todo tu opinión, diría que son:

-          La paciencia

-          El ser natural

-          La constancia en el trabajo

-          Tener pasión en lo que hacemos

-          Ser generosos a la hora de ayudar

-          Ser honestos con nuestras limitaciones

-          Reinventarnos para este nuevo perfil

-          Acumular experiencias

-          Tener una buena planificación para el desarrollo profesional

-          Confiar en nosotros mismos

-          Ser un buen traductor de sentimientos y mensajes

-          Ser artesano pues cada caso es distinto

-          Potencia por encima de todo la creatividad

-          Y siempre mantener la calma

Ahora me gustaría que fueras tu quien nos dijeras las dificultades que puedes llegar a tener en competencias o habilidades o en su caso amplies este listado que te propongo.

Si gamos construyendo nuestro perfil de mediador o mediadora