lunes, 23 de octubre de 2023

Sin el alto al fuego no es posible mediar

 

En esta vida todo es aprendizaje, de tal manera que un conflicto puede ser una oportunidad para conocer qué pasos damos los mediadores cuando atendemos cualquiera de ellos.

He empezado por el llamativo “Alto al Fuego”, porque al igual que ocurre en cualquier tema, no será posible mediar si, quienes están en conflicto, no paralicen sus denuncias, querellas o demandas judiciales. Solo con la suspensión de las mismas, es posible entrar en el terreno del diálogo. Podremos llamarle intento de intermediación, gestión del conflicto de forma externa, o la denominación que cada uno le dé. Pero no tiene sentido, por un lado dar la mano y por otra utilizar las armas, sea de la parte que sea de donde venga esa acción.

También me gustaría aclarar y analizar que no es lo mismo ofrecerse a intervenir y mediar, que ser solicitada tu mediación por las partes. Solo en este segundo escenario es donde podemos hablar de la legitimación para intervenir. Todo lo demás pueden ser negociaciones asistidas, o intentos de diálogo, pero la mediación requiere de legitimidad, empoderamiento.

En tercer lugar me referiré junto a la legitimidad, la necesidad de que el mediador o institución mediadora sea objetiva, neutral e imparcial, algo absolutamente necesario para intentar un acuerdo que no una imposición. Me gustaría entonces preguntarme, donde está esa condición en los distintos intervinientes en una negociación, donde el mediador está interesado. No basta con que se presuma, es fundamental demostrarlo a lo largo de la negociación, para equilibrar a las partes. Me refiero evidentemente a la mediación imposible de Estados Unidos en el conflicto palestino-israelí, o de Egipto, o de… La realidad va acompañada de una compleja arquitectura institucional de ocupación, controles administrativos y militares; desplazamientos de población, destrucción de viviendas y de estructuras laborales.

Por ahora Egipto, Qatar y Turquía, están siendo considerados los mediadores en la guerra y Son los tres países con capacidad de mediación en la guerra entre Israel y Hamás y sus esfuerzos se centran de momento en la liberación de rehenes y la entrada de ayuda a la Franja.

Los intentos de negociación y mediación en este conflicto desgraciadamente tan actual desde hace años, deberían buscar un enfoque basado más en derechos y no en intereses, para poder sumar “equilibrios diplomáticos” ¿Y la Unión Europea?  Muchos piensan que carece de un concepto estratégico general para la región en conflicto.

Pero ¿qué pasa si llega a conseguirse un alto el fuego, mediado por quien sea? se asegura que no hay otra salida y que "la solución de dos Estados es la única solución que puede permitir que tanto israelíes como palestinos vivan en paz a largo plazo". Eso supone que ambas partes tendrían que hacer concesiones, pasando también por que los palestinos y los Estados que los apoyan reconozcan el derecho a existir de Israel.

Hace unos meses en otro post hablé de experiencias que ya hubo con respecto a la Guerra de Israel y Palestina ¿No hay esfuerzos por la paz y el consenso? La región de Palestina, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, considerada sagrada para musulmanes, judíos y católicos, pertenecía al Imperio Otomano y estaba ocupada mayormente por árabes y otras comunidades musulmanas. Pero una fuerte inmigración judía, fomentada por las aspiraciones sionistas, comenzaba a generar resistencia entre las comunidades.

            Tras muchos años de atentados palestinos y asesinatos selectivos de las fuerzas de seguridad israelíes, la OLP e Israel firmarían en 1993 los acuerdos de paz de Oslo, en los que la organización palestina renunció a "la violencia y el terrorismo" y reconoció el "derecho" de Israel "a existir en paz y seguridad", un reconocimiento que la organización islámica palestina Hamás nunca aceptó.

Y tras los acuerdos firmados en la capital noruega fue creada la Autoridad Nacional Palestina, que representa a los palestinos ante los foros internacionales. No obstante, dicen los expertos que para que hubiera una verdadera oportunidad de paz, los israelíes tendrían que apoyar un Estado soberano para los palestinos que incluya a Hamás, levantar el bloqueo a Gaza y las restricciones de movimiento en Cisjordania y Jerusalén Oriental. Y por otro lado, los grupos palestinos deberían renunciar a la violencia y reconocer al Estado de Israel.

Se tendrían por tanto que alcanzar, acuerdos razonables en materia de fronteras, asentamientos judíos y retorno de refugiados.

Olvidándonos de los infructuosos intentos políticos, llama la atención que FAMILIAS ISRAELIES Y PALESTINAS TRABAJEN JUNTAS POR LA PAZ. Así es existen datos reales que nos hablan de numerosas familias israelíes y palestinas que han perdido a algunos de sus hijos a causa del conflicto, se han unido por el dolor y ahora trabajan juntas para que los líderes políticos vuelvan a negociar y la paz vuelva a sus vidas. Lejos de buscar venganza y sentir odio por el declarado enemigo político, se han buscado a través de estos últimos años y han unido sus fuerzas para trabajar de manera conjunta para terminar con el conflicto que viene asolándoles toda su vida.

Son unas 650 familias que forman parte del llamado MOVIMIENTO PALESTINO POR EL CAMBIO Y EL CIRCULO ISRAELÍ DE PARIENTES, dos entidades que se han unido para llevar a cabo proyectos de sensibilización por la paz para ambos pueblos. Son padres sin hijos, hijos sin padres, o hermanos sin hermanos, movilizados para dar sentido a esa línea de filiación que se interrumpió dramáticamente. Suman ahora, como os he mencionado en pleno 2023 unas 650 familias de ambos pueblos, cuyos miembros tuvieron que enfrentar no solo emociones encontradas cuando los invitaron a participar en el grupo, sino cuestionamientos por parte de los suyos y calificativos de “traidores” cuando se integraron. Saben que desde la condición moral de víctimas, su mensaje de reconciliación es más irrevocable que los discursos oficiales. Trabajan juntos para estimular el mutuo entendimiento y contagiarlo al resto de la sociedad

Para ellas su principal misión es el "DEBER DE HABLAR" y que no hay diferencias cuando se trata de dolor: el mismo sientes las familias palestinas que las israelitas cuando pierden un miembro de sus familias. Su misión consiste en ejemplarizar. Manifestar que si ellos han conseguido sentarse en la misma mesa, porqué sus líderes políticos no han sido capaces de hacerlo con verdadera intención de acuerdo y solución del conflicto. Cada organización dentro de sus actividades organiza talleres y charlas por las escuelas y en las comunidades.

Una de sus misiones ha sido ir a los centros educativos y a los niños en edad adolescentes inculcarles la necesidad y el beneficio de la reconciliación con todos los territorios ocupados, como señalan, la intención es "que la población tome conciencia y reclame el inicio de las negociaciones para lograr la paz. El deseo de venganza para estas familias, que son ejemplo para el resto del mundo, genera aún más venganza, de hecho, el odio "es un camino absurdo" cuya salida solo genera violencia y más violencia. Señalan que eso no puede hacerles olvidar en ningún caso lo que les ha ocurrido pero deben trabajar juntos para ayudar a los demás. Nuestra pregunta se debe de basar en ¿podemos quedarnos como simples observadores internacionales?

Dos claves por tanto, muy importante para nosotros los mediadores: el negociar salidas al problemas quienes de verdad son protagonistas principales, aquellos que lo han vivido en sus propias carnes; y desconocer la identidad del otro, que si bien desde el otro bando, ha sufrido lo que mismo que tú, no es bueno saber quien es, para no perder la razón y acudir a la fuerza.

Sea como fuere, llamémosle mediación o simplemente negociación, acabemos con esta guerra.


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