Muchas veces me gusta
reflexionar sobre las cuestiones que se plantean en una mediación, sobre todo
para ser consciente si nos encontramos ante una vía de solución, o más bien
ante un espejismo que no nos lleva a encontrar ningún punto de acuerdo. Siempre
decimos que nosotros no tenemos que investigar la parte de verdad que ponen en
sus palabras, pero si estamos obligados a matizar el poder “curativo” de las
mismas
La mediación es comparada con
un viaje; siempre sabemos que podemos iniciar este viaje por el conflicto, para
ir viendo oportunidades, si bien no sabremos que encontraremos en el destino.
Por eso hoy quiero haceros reflexionar sobre eso, que vemos allá en el
horizonte de nuestras mediaciones, ¿será un oasis donde acampar o más bien un
espejismo de lo que no se va a lograr?
Dicen que, en los desiertos
tropicales, el aire en contacto con el suelo que se calienta,
unido a su densidad, hace que surja una radiación que se refleja en
el suelo y eso hace que quizás en nuestra ilusión óptica veamos agua. Pero no
hace falta que lo veamos en el desierto, también en nuestras carreteras cuando
se calienta el asfalto o incluso cerca de una fuente de calor.
Por eso hablamos Ilusión
óptica debida a la reflexión total de la luz al atravesar capas de aire
caliente de diferente densidad, también decimos que provoca la percepción de la
imagen invertida de objetos lejanos, como si se reflejasen en el agua, pero
nunca lo olvidemos, esa imagen, representación o realidad es engañosa e ilusoria,
hasta el punto que cuando hablamos de psicología, puede representar una
vivencia o metáfora que no ocurrió en realidad en la mente del mediado.
Es por eso mismo, por lo que
es importante saber si en lo que nos cuentan, cuando ya han pasado de su posición,
aquello que piden de la negociación y pasan a los verdaderos intereses y
necesidades, nos encontramos ante un espejismo, que debemos detectar para no
continuar por ese camino. Mientras que si se trata de un oasis, esas islas de
verdor y humedad que hay en un desierto y que permiten, acampar para encontrar
una verdadera negociación, en la que cedes y concedes, debemos dirigirnos a él.
En los parajes desérticos del
conflicto, el agua subterránea ( el reconocimiento de la parte de razón del
otro) es un bien escaso, pero presente, aunque no “llueva” nunca. Así los
mediadores debemos buscar ese “lugar” donde se encuentra el tesoro líquido a
escasa profundidad, ya que permite la existencia de vegetación, de pozos e
incluso pequeñas lagunas donde refrescarnos en el proceso. Cómo en la leyenda
del “Alquimista”, estos enterrados recursos de bienestar, son los que las
partes tienen ocultos y que a buen seguro podemos encontrar si somos
conscientes de no confundirlos con un espejismo.
Esto no siempre es posible, por
eso los mediadores tenemos que ser conscientes, de ante que situación estamos
ya que, no todos desiertos del conflicto permiten que haya vida, un oasis, y
por tanto la ausencia de actitud para llegar a un acuerdo estable, es total.
En el Atlas marroquí, a
escasos kilómetros de mi tierra, Andalucía, una tribu, los bereberes, son
capaces de vivir de forma autosuficiente, cultivando y criando todo lo
necesario. Y tienen la clave para poder negociar los conflictos con tan solo
una palabra: el honor.
Por eso, los que se pierden en
el desierto del conflicto, y hablo de mediadores y mediados, a veces creen ver
oasis donde solo hay arena. Sin embargo, no son alucinaciones por el cansancio
de la búsqueda del acuerdo, sino ilusiones ópticas, debidas a las diferencias
de las posiciones de cada uno y de la atmósfera de la negociación que hemos
creado. Pero no olvidemos que ese espejismo, también les permite andar, antes
que caer en la desazón, por eso llamamos a una de las técnicas que utilizamos
en mediación, el espejismo, haciéndoles ver lo avanzado, para que muestren
voluntad de continuar.
Como si fuera una historia
sacada de “Las mil y una noches”, un increíble oasis se ve en el horizonte del
proceso, cuando las partes, reconocen, aunque no compartan, la versión del
contrario. Si es así… acampar ahí, hay interés, hay necesidad, hay bases para
“calmar la sed”. Es el oasis de la mediación y este extraordinario fenómeno,
nos da un increíble respiro a los mediadores.
Inspiradores de decenas de fábulas y cuentos, los oasis ya son, de por sí, mágicos e inigualables. Y ke gustaría terminar con una leyenda Inca según la cual cuenta, que una princesa de estirpe incaica llamada Huincca China había pactado con una deidad que nunca se enamoraría de un humano. Pero un día un cazador la vio, quedó perdidamente enamorado y comenzó a seguirla. Al tratar de escapar, la joven desgarró su vestido y los retazos se convirtieron en una gran sábana de arena, que representa al desierto. También se le cayó su espejo que, al partirse, se convirtió en laguna. Fue así como la doncella se transformó en sirena y aún continúa viviendo en las profundidades de la laguna.
Querido lector, encuentra
el oasis, la laguna, acampa, trabaja, encuentra y descubre…que no fue un
espejismo
2 comentarios:
maravillosa clase por escrito Maestro.!!! Gracias.!!!!
SOLO CON RESOLVER ALGO CUANDO.HAY CONFLICTO FUERTE ES UN OASIS
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