martes, 11 de mayo de 2021

Oasis o espejismo

 

Muchas veces me gusta reflexionar sobre las cuestiones que se plantean en una mediación, sobre todo para ser consciente si nos encontramos ante una vía de solución, o más bien ante un espejismo que no nos lleva a encontrar ningún punto de acuerdo. Siempre decimos que nosotros no tenemos que investigar la parte de verdad que ponen en sus palabras, pero si estamos obligados a matizar el poder “curativo” de las mismas

La mediación es comparada con un viaje; siempre sabemos que podemos iniciar este viaje por el conflicto, para ir viendo oportunidades, si bien no sabremos que encontraremos en el destino. Por eso hoy quiero haceros reflexionar sobre eso, que vemos allá en el horizonte de nuestras mediaciones, ¿será un oasis donde acampar o más bien un espejismo de lo que no se va a lograr?

Dicen que, en los desiertos tropicales, el aire en contacto con el suelo que se calienta, unido a su densidad, hace que surja una radiación que se refleja en el suelo y eso hace que quizás en nuestra ilusión óptica veamos agua. Pero no hace falta que lo veamos en el desierto, también en nuestras carreteras cuando se calienta el asfalto o incluso cerca de una fuente de calor.

Por eso hablamos Ilusión óptica debida a la reflexión total de la luz al atravesar capas de aire caliente de diferente densidad, también decimos que provoca la percepción de la imagen invertida de objetos lejanos, como si se reflejasen en el agua, pero nunca lo olvidemos, esa imagen, representación o realidad es engañosa e ilusoria, hasta el punto que cuando hablamos de psicología, puede representar una vivencia o metáfora que no ocurrió en realidad en la mente del mediado.

Es por eso mismo, por lo que es importante saber si en lo que nos cuentan, cuando ya han pasado de su posición, aquello que piden de la negociación y pasan a los verdaderos intereses y necesidades, nos encontramos ante un espejismo, que debemos detectar para no continuar por ese camino. Mientras que si se trata de un oasis, esas islas de verdor y humedad que hay en un desierto y que permiten, acampar para encontrar una verdadera negociación, en la que cedes y concedes, debemos dirigirnos a él.

En los parajes desérticos del conflicto, el agua subterránea ( el reconocimiento de la parte de razón del otro) es un bien escaso, pero presente, aunque no “llueva” nunca. Así los mediadores debemos buscar ese “lugar” donde se encuentra el tesoro líquido a escasa profundidad, ya que permite la existencia de vegetación, de pozos e incluso pequeñas lagunas donde refrescarnos en el proceso. Cómo en la leyenda del “Alquimista”, estos enterrados recursos de bienestar, son los que las partes tienen ocultos y que a buen seguro podemos encontrar si somos conscientes de no confundirlos con un espejismo. 

Esto no siempre es posible, por eso los mediadores tenemos que ser conscientes, de ante que situación estamos ya que, no todos desiertos del conflicto permiten que haya vida, un oasis, y por tanto la ausencia de actitud para llegar a un acuerdo estable, es total.

En el Atlas marroquí, a escasos kilómetros de mi tierra, Andalucía, una tribu, los bereberes, son capaces de vivir de forma autosuficiente, cultivando y criando todo lo necesario. Y tienen la clave para poder negociar los conflictos con tan solo una palabra: el honor.

Por eso, los que se pierden en el desierto del conflicto, y hablo de mediadores y mediados, a veces creen ver oasis donde solo hay arena. Sin embargo, no son alucinaciones por el cansancio de la búsqueda del acuerdo, sino ilusiones ópticas, debidas a las diferencias de las posiciones de cada uno y de la atmósfera de la negociación que hemos creado. Pero no olvidemos que ese espejismo, también les permite andar, antes que caer en la desazón, por eso llamamos a una de las técnicas que utilizamos en mediación, el espejismo, haciéndoles ver lo avanzado, para que muestren voluntad de continuar.

Como si fuera una historia sacada de “Las mil y una noches”, un increíble oasis se ve en el horizonte del proceso, cuando las partes, reconocen, aunque no compartan, la versión del contrario. Si es así… acampar ahí, hay interés, hay necesidad, hay bases para “calmar la sed”. Es el oasis de la mediación y este extraordinario fenómeno, nos da un increíble respiro a los mediadores.

Inspiradores de decenas de fábulas y cuentos, los oasis ya son, de por sí, mágicos e inigualables. Y ke gustaría terminar con una leyenda Inca según la cual cuenta, que una princesa de estirpe incaica llamada Huincca China había pactado con una deidad que nunca se enamoraría de un humano. Pero un día un cazador la vio, quedó perdidamente enamorado y comenzó a seguirla. Al tratar de escapar, la joven desgarró su vestido y los retazos se convirtieron en una gran sábana de arena, que representa al desierto. También se le cayó su espejo que, al partirse, se convirtió en laguna. Fue así como la doncella se transformó en sirena y aún continúa viviendo en las profundidades de la laguna. 

Querido lector, encuentra el oasis, la laguna, acampa, trabaja, encuentra y descubre…que no fue un espejismo


2 comentarios:

Mary De Simone dijo...

maravillosa clase por escrito Maestro.!!! Gracias.!!!!

Liliana andres marino dijo...

SOLO CON RESOLVER ALGO CUANDO.HAY CONFLICTO FUERTE ES UN OASIS