Es
fácil en un momento dado, que una persona que acude a mediación, nos explique de
forma muy detenida lo ocurrido para pensar que mediante la mediación podamos
intervenir en su conflicto, pero hoy la pregunta es: ¿es consciente de lo que
está viviendo?
Yo la
respuesta la veo clara: pienso que no. Y lo digo por la experiencia, ya que
muchos ponen el foco en “el otro”, el culpable de todos sus males, mientras que
otros piensan que no es su responsabilidad.
Y todo
porque es más fácil juzgar el carácter de las personas que nos rodean, que
juzgar el carácter propio, hasta el punto de que la culpa la tiene “el”.
Un
experto en la materia me indicó que la introspección es una herramienta de la
psicología, pero que todos deberíamos conocer. Y no os hablo de meditación,
sino en nuestro campo de minas, el conflicto, os hablo de la capacidad de que se
den cuenta de sus pensamientos, sus emociones y las acciones que llevaron a
cabo cuando surgió el problema, pero sobre todo de cómo les impactan en sus
reacciones y en todas las personas que están alrededor del foco. Por eso si
somos son conscientes, pueden evaluar de forma más objetiva el problema, atajarlo,
controlar sus emociones y alinear los comportamientos que tengan, con los
resultados que desean conseguir que no debe ser otro que llegar a un acuerdo.
Se
trata de algo que podemos hacer todos, pero que como mediadores debemos
provocar en nuestros mediados, ya que si lo conseguimos, seguramente esa
conciencia les llevará al reconocimiento del otro aunque no compartan sus
posturas. Ver así lo que piensan, lo que sienten y cómo actúan, para que sean
conscientes de su empoderamiento y parte del compromiso con la mediación, que
no es más que una actitud.
Me
encantó leer una vez que “tenemos más de 60 mil pensamientos diarios, y que sería
extenuante ser cien por ciento conscientes de cada uno de ellos, sin embargo,
debemos ser consciente nuestros patrones de pensamientos”.
Ser
optimista, ver una oportunidad y ser constructivo para ver posibles soluciones
al problema, necesita en todo momento de ser conscientes del conflicto.
Un
concepto ya muy arraigado en la sociedad y en el trabajo que se realiza es la
llamada “inteligencia emocional” algo que como “la resiliencia” te permitirá
dirigir todas tus energías a la consecución de un acuerdo.
Evidentemente
no soy quién para mencionaros algunas de las técnicas más importantes de todo
el campo psicológico son las técnicas cognitivo-conductuales, entre otras
cosas, porque soy abogado de profesión de origen, pero que cuando “aterricé” en
la mediación, me hizo ver que tenía que conocer.
Pensamientos,
creencias, desvalorizaciones, nos llevan a actitudes que no van a facilitar una
negociación, de las que nos enfrentamos cada día
Por
eso querido lector o lectora, os animo en este breve post hoy a trabajar ¿Cómo podemos
conseguir que sean más consciente de sus pensamientos con respecto al conflicto
que traen?. Como han de sentirse, como han actuado conforme a ello y conforme a
ello empoderarles para que se den cuenta de que ellos y solo ellos, son los que
están en mejor posición, para ver una salida al problema.
Recordad
que nuestra misión es que ellos se hagan acreedores del éxito del acuerdo alcanzado,
mediante una meticulosa estrategia que habremos plasmado en la negociación.
¿Cómo
ser más consciente de lo ocurrido, de tus emociones, de tu responsabilidad y
ser más inteligente emocionalmente? Es todo un reto
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