viernes, 22 de septiembre de 2023

La importante flexibilidad en una mediación

 

Cuando comenzamos el noble arte de mediar, siempre argumentamos como una de sus bondades, la capacidad de adaptarnos a las circunstancias del problema que nos traen las partes en conflicto.

De ahí que a veces hablé del camaleón, como el animal que sería si tuviera que escoger uno al que nos pareciéramos, por su capacidad de mimetizarse con el medio. También hablé en más de una ocasión de que nuestro trabajo es "artesanal" más que técnico, pues somos "modistos" de las relaciones humanas.

Pero una de las cosas que siempre me preocupó de la palabra "flexibilidad" fue como la verían los demás, ya que flexible e improvisar o no tener unas reglas concretas, son conceptos muy cercanos, que quizás quien no conoce la mediación, no supiera interpretar. Por eso mi interés en esta infografía, de ofrecer una visión totalmente estructurada, fiable, de nuestro trabajo: sabemos lo que hay que hacer en cada caso, lo que ocurre, es que lo adaptamos a las distintas situaciones.

Está claro que nuestra primera misión, es que tras el primer encuentro con el o los mediados, consigamos que crean en nosotros, sepan claramente lo que vamos a trabajar y establezcamos desde el principio la búsqueda de metas claras y realistas.

En segundo lugar, plantearíamos un plan de acción, que nos llevaría a valorar si es bueno sesiones conjuntas, individuales y quienes han o deben participar en ellas. Este plan nos permitirá conocer las etapas que vamos a necesitar o pasos que debemos dar, debidamente consensuado con ellos y por tanto tenemos en nuestro poder un "mapa del conflicto"

Como tercera etapa, donde debemos parar, es en el análisis e identificación de las habilidades o técnicas más relevantes que debemos sacar de nuestra caja de herramientas, para que se entiendan, se escuchen y lograr en cierta manera la reconstrucción de las relaciones. Es muy importante que tarde o temprano con la llamada escucha activa, se encuentren en un espacio distinto al que les trajo a la mediación.

En el camino, conseguido todo lo anterior, estaríamos en disposición de avanzar para empezar a valorar cada opción de las posibles vías de salida al problema. Deben ir poco a poco descartando aquellas opciones que no son válidas o no satisfacen los intereses o necesidades de ambos e ir delimitando aquellas que si lo cumplen.

Si tras ello, se alcanzan puntos de acuerdo totales o parciales, podremos decir que vamos llegando a la meta, plasmada en un acuerdo o documento que refleje lo verdaderamente escogido por ellos. Como bien dice el gráfico: merece la pena el camino porque llegar a la meta es un gran éxito.

2 comentarios:

José Manuel Roales Saavedra dijo...

Me identifico completamente con las reflexiones expresadas en este texto sobre la mediación. La comparación con el camaleón es especialmente acertada, ya que destaca nuestra capacidad como mediadores para adaptarnos a las situaciones cambiantes y complejas que enfrentamos en cada caso.

La preocupación por la percepción de la "flexibilidad" es comprensible, ya que puede malinterpretarse como falta de estructura o reglas claras. Sin embargo, como se explica aquí, la flexibilidad en la mediación no significa improvisación, sino la habilidad para aplicar un enfoque estructurado de manera adaptable.

La secuencia detallada del proceso de mediación presentada aquí es fundamental. La construcción de confianza desde el principio, la definición de metas realistas y la creación de un "mapa del conflicto" son pasos esenciales para guiar a las partes hacia la resolución. Además, la importancia de las habilidades de comunicación, como la escucha activa, se subraya adecuadamente.

Lo que más me gusta de este enfoque es su enfoque en el empoderamiento de las partes involucradas para tomar decisiones informadas. Al final del proceso, cuando se llega a un acuerdo que refleja las elecciones de las partes, se consigue un éxito verdadero. Este enfoque estructurado y centrado en las personas es lo que hace que la mediación sea tan valiosa en la resolución de conflictos.

Gonzalo Durán García dijo...

Este artículo realmente me hace pensar en cómo la mediación es un arte noble y humano. Al comparar a los mediadores con camaleones, nos recuerda que debemos adaptarnos a las necesidades únicas de cada conflicto, al igual que estos animales se adaptan a su entorno.

La idea de que la mediación es más "artesanal" que "técnica" es muy acertada. Los mediadores, como modistos de las relaciones humanas, crean soluciones a medida, con cuidado y atención a los detalles, en lugar de seguir un conjunto de normas.

En mi opinión, las etapas del proceso de mediación que se mencionan, sacan a relucir la importancia de un enfoque metódico y progresivo. La "escucha activa", como una forma de llevar a las partes a un lugar diferente emocionalmente, es un recordatorio de cómo la mediación puede transformar los vínculos entre personas.

Por último, la creencia de que el éxito de la mediación se mide en los documentos en los que las partes involucradas plasman sus preferencias, destaca cómo la mediación trata de dar todo el protagonismo a las personas para tomar decisiones que resuelvan sus conflictos de manera satisfactoria.