martes, 30 de enero de 2024

¿Grupos de WhatsApp?

 


Administrar un grupo de WhatsApp se ha convertido en algo insufrible. Tanto que muchos de ellos, sus administradores deciden convertirlo en una “lista de difusión” antes que continuar con el grupo como tal. Y no os quiero hoy hablar de grupos para una celebración, grupos de padres y madres de alumnos del cole, o de antiguos alumnos de la facultad que un buen día alguien aburrido empezó a buscar para conocer que fue de sus compañeros

Por supuesto todos respetables y su utilidad casi siempre con fecha de caducidad. Hoy os hablo de los grupos creados para estar en contacto profesionales. Yo mismo a lo largo de los años he sido miembro e incluso he administrado varios, con determinadas finalidades, hasta que… “vendo coche usado, si alguien está interesado en el grupo por favor escribirme por privado” o “chicos, que os parece que regalemos a Nadia un colgante por su cumple”.

Simplemente no estamos preparados para los grupos de WhatsApp. Y que deciros de ,los mensajes de audio. Mezclamos texto, con emojis y con audios interminables donde empiezas preguntando por como está la familia y terminas pidiendo un favor, “si puedes, claro”

Para el administrador exige estar continuamente conectado con el móvil o celular (según el lector sea español o latinoamericano) para según el caso comentar que por favor el grupo no es para eso para lo que se creó y además por privado necesitas comentarle al autor o autora que por favor borre el mensaje con lo desagradable que muchas veces supone ese “mandato”

Son momentos complicados que te dejaban grogui por varios días y te hacían pensar en la utilidad del grupo.

También me gustaría recalcar que no son amigos, en algunos casos lógicamente, sino contactos, pero podemos procesar bien esa ambigüedad. Los grupos de WhatsApp son una buena idea porque suelen fundarse con un fin específico y en los que solemos tener intereses comunes, pero esos intereses se van diluyendo en el momento en que empezamos a felicitar cumpleaños (algo más que legítimo por otro lado). Los grupos de la escuela donde van nuestros niños es un ejemplo de manual, especialmente cuando un mensaje se reenvía sacado de contexto, con o sin malicia.

El problema no está en los grupos de WhatsApp. El problema es que las reglas de convivencia en el mismo no se respeta por lo miembros. En WhatsApp el otro está ausente, por tanto mando un mensaje general y te “tiras al vacío” para llegar al mayor número.

Solo hace unas semanas, en los grupos se enviaban felicitaciones de Navidad, dando con ello que ya estaban todos felicitados y ahorrabas tiempo, sin darte cuenta que ese grupo por ejemplo era para formar un equipo de trabajo para elaborar un libro.

¿Está bien hecho? ¿merece la pena? Cada uno que saque sus consecuencias. Y ni que decir tiene si tras ello se abre lo que se llama “un hilo”. Es decir, dejamos de ver WhatsApp durante unas horas y a nuestra vuelta cerca de 70 mensajes procede de alguien que comentó algo en el grupo y que evidentemente o leemos o pasamos por alto. Es lo que llamo el eterno retorno, hasta que te das cuenta cuando hablas con alguien que no lo leyó por el hastío que suponía “remontar” y “remontar” el hilo hasta saber que ocurrió.

En definitiva, los grupos de WhatsApp suponen un extraño fenómeno de circularidad que a buen seguro tendrá “fecha de caducidad” al no saber utilizarlos.

Una vez leí que los grupos nacen, se desarrollan y finalmente mueren (o vuelven a renacer cambiando algún aspecto del grupo original).

¿Qué podemos hacer para evitar este tipo de problemas? Usar el sentido común, porque dejar claro el objetivo del grupo, ya se sabe desde el momento en el que te integran. Si usamos el sentido común podemos ser flexibles lo que no impiden mensajes distintos etc.

Yo particularmente os ruego que no me invitéis a grupos de WhatsApp. Si quieres hablar conmigo, dímelo, llámame, escríbeme, siempre me vas a encontrar a tu lado, yo haré lo mismo contigo


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