Hay una preciosa leyenda que dice que “un día hubo un enorme incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos, sin saber dónde esconderse, pues era un fuego terrible. De pronto, el jaguar vio pasar sobre su cabeza al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego. Le extrañó muchísimo esa actitud, pero no quiso detenerse para ver donde iba.
Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en la misma dirección para la que
él mismo corría. Pudo observar este ir y venir repetidas veces, mientras huía
del fuego, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un
comportamiento extraño:
¿Qué haces colibrí?, le
preguntó.
Voy al lago -respondió el ave-
tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio.
El jaguar se sonrió.
¿Estás loco? le dijo. ¿Crees
que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tú solo?
Yo se que sólo no puedo –
respondió, el colibrí- pero por lo menos hago mi parte”.
Quería empezar hoy mi post con
este pequeño cuento, para introducirnos en la responsabilidad, en el esfuerzo,
y en la “parte que nos toca” a los mediadores.
Cuantas veces habremos oído que
hasta que las administraciones no nos apoyen no llegaremos a ningún lado, o que
estamos mal pagados, incluso que solo hacemos voluntariado. Que apuesten por
nosotros ya que, de alguna forma, decimos que lo valemos y más, si nos
dedicamos a mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran en ese
“fuego” del conflicto. Parecería lo justo, ¿verdad? Por eso nos conformarnos
con lo evidente: la culpa es de los demás que ni nos conocen, ni apuestan por
nosotros. Ahí se suele acabar la lista de los culpables y no queremos ser
conscientes de nuestra propia responsabilidad.
Debemos cada uno de los
mediadores mirarnos al ombligo y poner memoria.
Muchos porque nos quedamos anclados
en nuestra profesión de origen, soy abogado, soy psicólogo, soy educador, pero también
soy mediador, como si con esa frase, minimizáramos la importancia de nuestro
segundo apellido (no olvidemos que tan importante es en una familia, el
apellido paterno como el materno). Otros nos quedamos tras la formación en
mediación, sin haber dado el paso a “desaprender para aprender”. Tenemos que
limpiar nuestra mente para ver con otras “gafas” esta profesión tan apasionante
como difícil. Los menos, se preguntan ¿pero de verdad esta profesión me dará de
comer?, como si un agricultor se preocupara de lo que está por venir, a la hora
de sembrar y cultivar.
No fueron pocos los que resoplaron
en unos y otros congresos, la importancia de esta profesión, pero no desde
nuestro prisma, sino desde lo que los otros ven. Es más, se crean grupos de
apoyo a la mediación que se erigen en adalid de lo que debe y no debe ser… sin
ellos mismos ejercer la mediación…
No os podéis ni imaginar lo
que yo agradezco esos gestos, pero necesitamos mirarnos a nosotros mismos,
basarnos en acciones, en hechos, que representen la parte que nos toca, para
construir día a día esta profesión que se llama MEDIACIÓN con mayúsculas,
gestos entre todos que se sumen al objetivo común de dignificar esta profesión.
Tenemos que poner el foco en
retos, a los que desde nuestra actividad diaria ya sea como formadores, en el
ejercicio de la profesión o desde otra atalaya, tomemos partido de “nuestra
parte” de responsabilidad.
Asi el Secretario General de
Naciones Unidas Ban Ki Moon en el año 2012 decía
“Las Directrices de las
Naciones Unidas para una mediación eficaz se han concebido para reforzar la
profesionalidad y la credibilidad de las actividades de mediación en todo el
mundo. Este conciso documento de referencia recoge la vasta experiencia de los
mediadores que llevan a cabo su labor en los ámbitos internacional, nacional y
local. También se basa en las opiniones de los beneficiarios de procesos de
mediación que han cosechado resultados satisfactorios y de quienes han sufrido
las consecuencias de intentos de mediación fracasados
Si bien todas las controversias y conflictos
son únicos y requieren enfoques diferentes, existe un conjunto de buenas
prácticas en que deben basarse los enfoques de todos los mediadores. La
presente publicación se propone ayudar a las partes a mejorar su comprensión de
lo que constituye una mediación efectiva y ayudar a los mediadores a
multiplicar sus posibilidades de éxito. Recomiendo encarecidamente las
Directrices de las Naciones Unidas para una mediación eficaz a todos aquellos
que realizan actividades de mediación o a los interesados en este instrumento
esencial para la solución pacífica de controversias y conflictos.”
Somos los propios mediadores
los que tenemos que construir nuestro futuro Si algún día salimos de esta
maldita pandemia, deberíamos tener presente la lección.
3 comentarios:
Tienes mucha razón: "...Debemos cada uno de los mediadores mirarnos al ombligo y poner memoria..." Y sí hacernos parte de lo que nos toca. Gracias querido Maestro por hacernos reflexionar siempre.!!
La mediación es responsabilidad de cada uno de nosotros
Es así, tal cual lo dices querido Maestro.!!!!! Es nuestra responsabilidad. Gracias siempre.!!!!
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