¿Mediación en el conflicto
catalán?
Tras aquel 1 de octubre que todos recordamos,
surgió en Cataluña un clamor popular, auspiciado por la corriente
independentista con la palabra “parlem”. Momento en el cual la ciudadanía se
hizo eco de la necesidad de diálogo en el conflicto del movimiento en dicha
región. Meses después el concepto que surgió en el devenir del conflicto,
recordemos tras la sentencia del process incluso de nuevas elecciones que se
produjeron, fue la del “relator”. En el se aglutinaría la necesidad del tan
reclamado diálogo, muchas veces sin entender bien que esa figura está reservada
y cuando menos desconocida, a un rol de “persona que en un congreso o asamblea
hace relación de los asuntos tratados, así como de las deliberaciones y
acuerdos correspondientes”, es decir hace simplemente de “notario” o escribano
de lo allí tratado, sin papel de negociador o proponente de soluciones
alternativas al conflicto. Esta definición es la que hace el Diccionario de la
Lengua española de la RAE.
Y ahora tras estos días de encuentro entre el
gobierno central y el catalán, el concepto que se propone es el de la necesidad
de un mediador y una mediación. Es más, quieren delimitar esta figura a que sea
“un mediador internacional”. Me gustaría desde esta Tribuna dejar claro este
último concepto y sus límites de actuación, porque evidentemente todo el mundo
opina y más en el mundo político y creo que algo tendremos que decir los
mediadores profesionales.
La alcaldesa de Barcelona, considera que “el
actual contexto político no hace necesaria la presencia de un mediador en la
mesa de diálogo sobre Cataluña, como ha vuelto a proponer el presidente de la
Generalitat, Quim Torra”, y tras ello vuelve a confundir las figuras de relator
y mediador..
Quiero dejar claro
que un mediador es alguien que, legitimado por ambas partes, conduce un proceso
de negociación entre partes en conflicto, pero con un rol muy determinado:
intentar que sean las partes las que se hagan dueñas del acuerdo alcanzado; profesionales especializados que facilitan el diálogo entre
las personas que concurrieron al proceso de mediación. Es una figura neutral e imparcial que
facilitan el diálogo entre las partes del conflicto para que encuentren una
solución.
Pero
no olvidemos que nuestro trabajo no es otro que servir de puente en las cenizas
de un conflicto, detectando cual es la posición de las mismas y sobre todo sus
intereses y necesidades. Solo así podríamos encontrar el diálogo entre las
mismas en una situación de igualdad y equilibrio que muchas veces, el abuso de
poder, las posiciones extremas y el no dar tu brazo a torcer, impiden crear un
espacio neutro donde garantizar que lo que se pacte, sea, justo, equitativo,
estable y duradero.
La
pregunta es ¿esto sería posible en el conflicto abierto en Cataluña?. Quien
diga que si, pienso que debe valorar la pertinencia de la apertura de un
proceso que podría ser ineficaz si ambas partes se dan cuenta que tiene que
ceder, conceder y conseguir. Y quien diga que no pienso que debe valorar la
eternización de un conflicto que surgirá y resurgirá cada vez que vuelva a
surgir “el fuego independentista”.
De
igual forma aprendí en mi ejercicio profesional como mediador durante estos
últimos años, desde que en la Expo del 92 en Sevilla ejercí de negociador de
varios pabellones ante los conflictos surgidos en esa “ciudad eventual”, que
“los trapos sucios se lavan en casa”, eso me hace pensar que si bien al día de
hoy la mediación profesional sería muy difícil hasta que las partes no sean
conscientes que deben trabajar sus posturas para que pudiera surgir ese diálogo
(cuidado con el concepto de comisión de un delito ante el secesionismo), no
hace falta mirar hacia fuera, dentro, en España tenemos mediadores más que
reconocidos internacionalmente, de muchas regiones españolas y con un valor de
equidad contrastado, que bien podrían valorar la idoneidad o no de este
proceso, siempre que las partes los legitimaran.
No dejemos que las
palabras nos confundan, no dejemos que el concepto mediación no quede claro y
se utilice desde el desconocimiento. La mediación no es más que un intento de
trabajar con el otro y no contra el otro, que busca una vía pacífica, sin
violencia y equitativa para afrontar el conflicto, en un entorno de aceptación,
de aprendizaje y de respeto mutuo, sin el cual nunca sería posible.
Por esa misma
razón termino aclarando algo que me gustaría que el lector fuera consciente,
para que su contestación a la pregunta… ¿mediación en el conflicto catalán?
Fuera en un sentido positivo o negativo, tuviera conciencia. No se puede gestionar y sobre todo, resolver un conflicto a través de la mediación:
-
Cuando hay que denunciar lo que
está sucediendo en el mismo.
-
Cuando no hay voluntad de una de
las partes
-
Cuando hay violación a los Derechos
Humanos
-
Cuando se ha violado la ley.
-
Cuando queremos que de ahí surja
una relación de respeto y este no concurra o cuando hay demasiado desequilibrio
de poder.
Todo lo demás es
simple literatura política
No hay comentarios:
Publicar un comentario