Tras
la pandemia que vivimos hace muy poco tiempo y que todos creemos que fue hace
mucho, en esos años que incluso en algunos casos nos cuesta pensar si algo que
ocurrió fue hace 3 o 5 años, hasta el punto que nos referimos a si fue antes o
después de la pandemia, lo cierto es que nos apareció un nuevo termino: la
nueva normalidad.
En el
post de hoy, me gustaría hablaros de como podemos afrontar una “nueva
normalidad” después de un conflicto, un divorcio, un despido, un enfrentamiento
social .
Un
conflicto pone nuestro mundo de cabeza, patas arriba y nos muestra lo frágiles
que somos cuando tenemos un problema y nos lleva a límites que nunca pensamos
que podíamos vivir.
Pero
lo cierto es que ese miedo o sufrimiento que vivimos será tratado en mediación
en la debida medida que nos permita ver rayos de esperanza y trabajar en como
salir de un callejón sin salida. Es el momento de centrarnos en las pequeñas
cosas que nos pueden ayudar y demostrarnos a nosotros mismos lo resistente que
somos ante un problema, lo que llaman resiliencia.
En la
pandemia aprendimos a valorar lo importante, a bajar el ritmo de vida, a pasar
más tiempo con las personas que de verdad merecen la pena, en definitiva,
cuidamos nuestra salud mental y física.
Y así
ha sido. Hemos mantenido la familia más cerca y a trabajar de forma más
flexible. Todo adquirió un nuevo significado que no debemos de perder y sobre
todo aprender para nuestra profesión de mediador, ya que debemos preparar a las
partes para su “nueva normalidad”.
En
mediación nos damos cuenta tras un conflicto, que podemos ser eficaces y
conseguir ver una oportunidad para crecer donde hay un problema. Conseguir que
ante el problema se ajuste a nuestra circunstancias en lugar de adaptar
nuestras vidas para que encajen en el problema.
Además
reivindico, siendo abogado, el importante papel en la mediación de los
psicólogos y psicólogas que se acercan a ejercer como mediadores porque
centrarse en la salud mental de nuestros mediados se convierte en necesario e
imprescindible
No
tenemos una guía para saber que hacer ante un problema, un conflicto, debido a
la variedad y enormes aristas del mismo muchas veces, pero debemos producir un
cambio muy importante en el autocuidado ante el conflicto, que de un espacio y
paciencia con el fin de trabajar en una solución. En una mediación el
autocuidado de los mediados ya no es un capricho, sino una necesidad para
seguir adelante en la nueva normalidad que le ofrece un acuerdo en mediación.
Gracias
a lo que conocemos los mediadores por la aportación de la psicología en cuanto
a la salud mental les permite crecer, conocerse mejor y enfrentarse a los
miedos del futuro de que ocurrirá a partir de ahora.
También
abogamos por adoptar una gran capacidad de adaptación; lo imposible tenemos que
convertirlo en posible y a través del empoderamiento que se den cuenta que tras
el conflicto tienen una perspectiva más fortalecida de las capacidades, para
solucionar sus problemas
Nada
volverá a ser exactamente igual que antes, pero es una oportunidad
Esa es
la verdadera filosofía que nos llevará a entender la mediación como un
instrumento útil que nos llevará a pensar más allá y a atrevernos a bucear en
posibilidades de futuro.
Pero
para aquellos que tienen la suerte de empezar un proceso de mediación y volver
a la “normalidad”, esta es una oportunidad para redefinir sus vidas.
Estrategias para volver a la
“Nueva Normalidad” tras un conflicto. Yo pediría a los mediadores
que consiguieran
- - Sentar a las partes, que reflexionen y separen los
problemas en cada área, de la manera más objetiva posible.
- - Que acepten la realidad, de lo ocurrido
- - Que aprovechen el presente, parece fácil pero
estamos acostumbrados a estar en piloto automático y anticiparnos a lo que esta
por venir
- - Aprender a ver el lado positivo de las cosas
- - Pongamos metas realistas.
- - Mantener a raya el miedo a lo que vendrá
Consigamos la nueva
normalidad.
Muy interesante la entrada, hay dos conceptos que odio escuchar: «resiliencia» y «nueva normalidad»…
ResponderEliminarEl primero porque en muchas ocasiones se habla de resiliencia como la habilidad de tragar sapos y agachar la cabeza, no siempre tiene por qué ser así; aunque hemos visto la importancia de que las partes se pongan en el lugar del otro y partan desde un punto de neutralidad para ser orientados por el mediador en su toma de decisiones y resolución, puede que no siempre cure la herida que una de las partes tiene a causa del conflicto de manera tan simple o complicada como llegar a un acuerdo.
El segundo, porque la «nueva normalidad» también ha parecido utilizarse como modo de justificar una situación a priori intolerable pero que debemos asumir con «resiliencia». Igual que en la pandemia, al finalizar el proceso de mediación hay que adaptarse a una realidad que es cambiante en sí misma. No es nueva normalidad, es un retorno a la calma previa en una situación renovada a mejor o a peor.