lunes, 3 de mayo de 2021

¿Por qué siempre nos referimos al iceberg en el análisis del conflicto?

 


Son muchos los lugares, encuentros, foros, cursos de formación, en los que a la hora de explicar la exploración de los mediados, en aras a conocer que es lo que ocurrió en el conflicto, que traen a la mesa de negociación, nos referimos al iceberg como algo, a lo que solo le vemos la punta, pero hay que mirar mucho más abajo para conocer la realidad de los motivos que llevaron a esa situación.

Existe una teoría del iceberg de Hemingway, que a lo largo de la historia se ha aplicado a diferentes ámbitos. Esta teoría viene a decir que solo atendemos aquello que percibimos a simple vista. El resto no nos es conocido y pasa inadvertido, comparándolo con un iceberg.  Es decir, que hay una parte que se muestra de la información, en la que somos plenamente conscientes de ello por lo que nos cuentan, pero también otra debajo de la línea que nos mostraron, inconsciente, y que hemos de descubrir solo con nuestra única “arma” de comunicación: la pregunta.

Imaginaros lo que ocurrió con el Titanic, cuando viajando por el océano. Divisó en el horizonte un iceberg, algo que pensaban podía ser de escasa importancia (como la información que nos muestran), pero que debajo de ese iceberg, una vez se acercaron, se encuentra escondida a la simple vista del navegante, otra masa de hielo gigantesca, que es la que consigue mantener a flote (lo que verdaderamente paso y solo saben los mediados)  y sirve de base al iceberg. Ahí esta la importancia de nuestro trabajo, ver esa parte que es invisible a nuestros sentidos.

Es más, podemos incluso dar un porcentaje aproximado de esa información, de ese iceberg, de lo que vemos. Según los científicos, lo que asoma no es más que un 20% de lo que hay debajo. Entonces, ¿Qué hacer? Si nos quedamos con ese porcentaje mínimo, difícilmente podremos alcanzar un trabajo estable y equitativo, mientras que si somos capaces de poder ver, ese porcentaje oculto a la vista y al reconocimiento de las partes implicadas ( y digo bien, reconocimiento porque muchas veces no reconocen lo que “hay debajo), podremos alcanzar una mediación justa.

Trabajemos todo aquello que no vemos o que no nos muestran, aunque sean conscientes de ello.

Y si han venido a que les ayudemos, ¿Por qué nos muestran un porcentaje solo?

Muchas veces me encontré la respuesta, en que las partes no reconocen parte de lo que surgió de las cenizas del conflicto. No son conscientes, o no quieren serlo, de las aristas que hubo tras el problema.

Otras veces es la misma negación de lo ocurrido, hasta el punto que te muestran una realidad que no es, como si hubieran construido en su mente una historia alternativa, donde se encuentran más seguros en su relato.

Algunos expertos manifiestan que “los seres humanos, solemos funcionar con un programa de economía cognitiva por el cual escogemos aquella información que menos esfuerzo nos provoque y que esté relacionada con nuestra forma de ver la vida”. Así lo ocurrido muchas veces escapa a lo que pensamos que en realidad pasó, por más que nos preguntemos ¿qué ¿cómo? ¿Cuándo?. Es nuestra idea y no vemos más allá.

No me olvido que La metáfora del iceberg también se utiliza en la filosofía de Sigmund Freud como recurso visual, usado para entender la teoría de lo inconsciente, muy importante para lo que denominamos psicoanálisis. En este sentido podría tener interés en nuestro trabajo, para entender la diferencia entre lo consciente y lo inconsciente, lo que se ve y lo que no se ve, lo que creo que paso y lo que en realidad pasó.

Evidentemente sea lo que fuere, es una magnífica metáfora en la mediación, pero ¿os imagináis en estos grandes pensadores incluir la creación del iceberg por culpa del calentamiento global? Pues me imaginaría poner ese conflicto que flota en mitad del océano, precisamente en el mundo que vivimos, en el que las nuevas tecnologías consiguieron también crear una realidad de lo consciente, que lleva a personas a enamorarse o desenamorarse por internet o acariciar móviles, más que a las personas.

Solo puedo deciros, que todos los conflictos que vivimos tienen una parte de “iceberg” y que “Ni siquiera el mejor explorador del mundo hace viajes tan largos como aquel hombre que desciende a las profundidades de su corazón” (Julien Green) a lo que yo añadiría, mediador, bucea y conoce la realidad ya que te dará una carta de navegación distinta para que no se hunda como aquel barco histórico, tu proceso de mediación y verás no solo las posiciones, sino los intereses y las verdaderas necesidades.

 


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