lunes, 3 de mayo de 2021

Nuestras palabras nos delatan. lingüística forense para mediadores

 

Los profesionales de esta materia, analizan textos y grabaciones en busca de la huella y la clave de quien dijo o escribió, para que no surja el conocido “donde dije digo, digo Diego”

Siempre se dijeron conforme a nuestras actitudes y a lo que decimos frases lapidarias como, “se coge antes a un mentiroso…”, “Con el tiempo, es mejor una verdad dolorosa que una mentira útil”, “El mayor amigo de la verdad es el tiempo; su más encarnizado enemigo, el prejuicio; y su constante compañera, la humildad”, “Tu verdad aumentará en la medida que sepas escuchar la verdad de los otros” y así podríamos seguir mencionando frases de grandes autores que se refieren a la verdad o la mentira según sus beneficio so perjuicios, pero sobre todo en una y otra, sus prejuicios.

En mediación hemos de darnos cuenta, que nuestros clientes, no son conscientes que van dejando huella en todo lo que dicen y escriben. Algunas veces nos muestran mensajes de 'whatsapp', que fueron mandados por la otra parte y que puede delatarnos una actitud, una intención o una clara predisposición y dicen los expertos que “existen incontables variables que tener en cuenta con esos mensajes”. 

Ocurre como con la comunicación no verbal, hay gestos automáticos que por mucho que nuestro interlocutor intente ocultar, son actos reflejos que muestran su parecer sin dudarlo. Por eso también cuando hablamos, hay parámetros imposibles de imitar: por ejemplo, a qué frecuencia nos vibran las cuerdas vocales. Cuando escribimos, podemos modificar algunas cosas, pero siempre nos vamos a delatar por las palabras que usamos, el tipo de verb, los espacios o la construcción de las frases. 

A los verdaderos lingüistas forenses, profesionales de la materia, les toca estudiar desde tuits de acoso, hasta documentos supuestamente plagiados, o mensajes enviados tras un secuestro ya sea de voz o de texto. Y hoy en día, desgraciadamente, sale a la luz, el llamado delito de odio, que se trasluce tras mensajes públicos. Es más, dicen que hasta los ya famosos “emojis”, utilizados para mostrar un mensaje emocional, también pueden ser interpretados.  Una vez hice esta prueba en clase de grado en Derecho de mi Universidad: puse hasta un total de 30 emojis para que el alumno, nativo digital”, pudiera poner un adjetivo al lado del mismo. Tras 20 minutos pensando y escribiendo, el porcentaje de “caritas” que habían interpretado correctamente tan solo fue del 25 por ciento, es decir, utilizan emoticonos de forma aleatoria, muchas veces sin ser conscientes que mandan un mensaje erróneo al receptor del mismo.

Por eso los mediadores, sin ser peritos forenses del lenguaje, creo que debemos profundizar en técnicas e ideas que nos hagan perfeccionar en nuestro trabajo y ser conscientes de detalles en manifestaciones orales o escritas, que permitan alcanzar conclusiones sobre su autor, por lo que nos permite, analizando el tono, o cualquier otro dato, ser conscientes por ejemplo de una agresión verbal, velada, entre las partes o una falta e actitud para seguir con un proceso.

Internet, las redes sociales de cualquier tipo y los 'smartphones' han tenido una influencia evidente hoy en día, hasta el punto, que muchos dicen que tras una entrevista de trabajo, previamente su interlocutor había buscado su perfil en redes para conocerle. Hoy en día con lo que llamamos la huella digital, es fácil conocer a una persona previamente. 

La lingüística forense, en la búsqueda de la forma de hablar y escribir que nos delata, es un hecho y que existe un modo distintivo en el que cada individuo codifica y descodifica el lenguaje y se expresa con sus propias "marcas" lingüísticas, también. Por eso, en nuestro trabajo artesanal, hay que tener en cuenta que no hay dos personas que utilicen el lenguaje exactamente del mismo modo.  "Los seres humanos son prisioneros de su propio lenguaje" por eso analicémoslo, comprendámoslo y dejemos que nuestros debates en la mesa de negociación, nos orienten nuestro trabajo de mediador.   

Si sabemos manejarlo, conoceremos esos mensajes subliminales, que nos muestran, y analicemos esas huellas del pensamiento, que para alguien con gran capacidad de observación, como a nosotros se nos presume, supondrá aclarar la veracidad de un relato del conflicto, el titubeo ante la narración de una historia, o las reacciones emocionales en las sesiones de mediación.



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