Cómo escapar de un campo
minado
Ayer tuve una experiencia muy
enriquecedora, cuando participé como conferenciante en el Instituto de
Mediación de la Delegación de Casilda en Argentina. El tema era “¿Cómo mediar
entre enemigos íntimos?” y como consecuencia de dicho encuentro, me surgió el
tema del post de hoy.
Siempre nuestros clientes
acuden a nosotros, poniendo en nuestro conocimiento, las maldades o
desigualdades del otro, mostrando el carácter que tiene, o cómo manipula
muchas veces versiones o intentos de acuerdo del problema que les separa. Por
eso quise compartir con los compañeros abogados y mediadores, lo que supone
muchas veces “dormir con tu enemigo íntimo”.
De ahí me surgió rápidamente, pensar
en el camino que recorremos cuando empezamos un proceso de mediación, como si
fueran “campos minados” con minas que son los responsables de muchos de los
desencuentros o más aún, de la imposibilidad de llegar a ningún acuerdo..
Incluso, las minas, como acurren con las reales en plena guerra civil o entre
países cuando se usaron, tiene décadas de instalación, son muy profundas en su
interior, dolorosas y son tan peligrosas como cuando se “colocaron” por primera
vez; Si las primeras, las prohibidas, las de la guerra, son capaces de explotar
a causa de la más mínima presión, estas segundas, la de los sentimientos, las
relaciones, los conflictos humanos, explotan como no sepamos conducir bien un proceso
de mediación a través de la pregunta.
Una mala pregunta, puede ser
el detonante que haga que “explote la mina”
Por eso quiero, imaginando las
decenas de minas que muchas veces se pusieron en la relación de quienes vienen
a una mediación, darte unas pautas que a mi me sirvieron para salvar y evitar “un
campo minado”
1.- La primera vía a seguir es
tener claro y averiguar bien la situación que produjo el conflicto:
Para ello busca y encuentra en
la primera sesión, “señales” que indiquen que hay minas cerca, que hay un
problema que pudiera ser insalvable. La mayoría de las diferencias están
ocultas; Si las encuentras, sabrás como evitarlas. Muchas de ellas están
con lo que llamamos “Alambres de trampa” que son esos que ponen las partes
porque no quieren que se traspase la frontera, como si fuera la valla o la
división de fincas. No son tan visibles aunque lo creas, así que tendrás que
acercarte para ver el problema de cerca.
Quiero recordarte, que al
igual que en la “guerra”, vehículos abandonados o dañados, son indicativos de
que podrían haber detonado una mina, para nosotros, haber intentado ya un
proceso de mediación o venir nuestros clientes “rebotados” de un proceso
judicial, puede ser señal de que hubo “minas” que impidieron que en otras vías
se hubiera resuelto el problema que les separa.
Debes detenerte de inmediato
en el momento en que te des cuenta que te encuentras en peligro, que pueda
hacer que pierdas la imparcialidad, objetividad o neutralidad y sobre todo la
violencia. No des ningún otro paso. Tomate un tiempo para evaluar la situación
y piensa un plan de escape.
2.- Sigue tus huellas que ya
creaste para salir del proceso
Sigue andando en el proceso
sobre lo ya construido y para ello, para que una mina no vaya a
detonar delante de ti, recuerda que el proceso es voluntario para ellos y para ti
y te pueden perfectamente estar “utilizando”, mantén la calma y aléjate del
peligro
También sería bueno, si no te
sientes cómodo, pide ayuda o haz que alguien que haga de observador del
proceso o se inicie el camino por otro mediador. No siempre somos capaces
de desactivar “cualquier Mina” de “cualquier tema”
No trates de abandonar un
proceso simplemente, no haces bien a tu imagen, ni a la profesión. Son muchos
los expedientes que archivamos una vez hemos tenido reuniones con las partes,
porque decimos que determinadas “minas” nos imposibilita avanzar. Explícalo da
tu versión y como decimos, vuelve sobre “tus huellas”. Quizás no lo compartan…
pero si lo comprenderán.
3.- Por último, te invito
querido mediador a EVITAR CAMPOS MINADOS
Aprende acerca de las “minas”.
Aquellas partes de un conflicto que muchas veces según a lo que te dediques,
son “artefactos explosivos sin estallar”. Considero que todos hemos sido
conscientes de el exquisito entrenamiento que necesitamos en tantos, curso,
jornadas, seminarios, conferencias. En todos ellos se habla desde la
experiencia, de los posibles detonantes que hacen que una negociación quede en
punto muerto, o lo que es peor, que explote y haya sido peor “el remedio que la
enfermedad” como se dice popularmente.
Por eso querido amigo, aprendamos
de los errores, en cada viaje, cada mediación, cada cliente.
Desgraciadamente en Vietnam, Camboya y Laos, aún hay millones de minas y bombas
fallidas por explotar, y en nuestro mundo, aun hay divorcios, situaciones de
malos tratos veladas, difíciles de ver a simple vista, acoso laboral
encubiertos, heridas abiertas, que quedaron sin estallar tras el conflicto
bélico de las partes.
Los campos minados no siempre
están señalizados, no siempre son previsibles y por mucha experiencia que
tengas, una mala gestión puedes hacerla explotar. De
ahí que te recomiende que aunque la mediación tenga como principal característica
la flexibilidad, no te alejes “de los caminos establecidos. El proceso está
perfectamente estructurado, el peligro podría estar al acecho justo fuera del
camino.
«Desminando podemos ayudar a esta
comunidad, a esta familia o a esta empresa, a encontrar la paz y con la paz
vienen las oportunidades»
Gracias Maestro, cuan cierto los campos minados y desminarlos. !!!
ResponderEliminarGracias Javier por tu gran reflexión. En cualquier gestión de conflicto tenemos que tener la mirada de un lince e ir con pies de plomo. Para que nos se nos escape nada y seamos capaces de ver y analizar todo.
ResponderEliminarMil gracias y un saludo