jueves, 30 de abril de 2020

LA CAJA DE HERRAMIENTAS DEL MEDIADOR DE FIMEP ANTE LA PANDEMIA



LA CAJA DE HERRAMIENTAS DEL MEDIADOR ante la pandemia
AÑO 2020.

Para los amantes de la mediación es básico contar con una completa caja de herramientas que les permita realizar con éxito las diferentes tareas. Por eso, como Director del Foro Internacional de Mediadores Profesionales, he coordinado una lista con los elementos básicos e imprescindibles en toda caja de herramientas que se precie y que todos debemos tener en nuestros estudios. Y por qué no, para que sea utilizado en distintas escuelas y cursos de formación.

A grandes rasgos, una completa caja de herramientas para el bricolaje de los “sentimientos” con las que atender el conflicto a reparar se compone de numerosos utensilios cada uno de los cuales abarca diferentes tipos de intervención y una utilidad específica. Vamos a enumerarlos y con ello ver la similitud con nuestro trabajo de INTERVENCIÓN EN LA GESTIÓN DE LOS CONFLICTOS:

Me gustaría que me ayudarais a “enseñar” estos utensilios, desde PUERTO RICO, CHILE, BRASIL, PERÚ, URUGUAY, MEXICO, PORTUGAL, ARGENTINA, ESPAÑA, BOLIVIA, COSTA RICA, SUIZA, ITALIA Y ESTADOS UNIDOS:

EL PEGAMENTO.- Por Javier Alés (ESPAÑA)

Siempre me viene a la mente ese dicho que nunca entendí de “más vale un mal acuerdo, que un buen pleito”… ¿de verdad existe buenos pleitos y malos acuerdos?. Los mediadores creemos que no.

Por eso una de las imágenes que me viene a la cabeza cuando pienso en el papel de la mediación es a alguien aplicando un pegamento especial que, por arte de magia, consigue unir los trozos, ese pegamento que todos buscamos en casa cada vez que se rompe algo, ese pegamento que de gran calidad tiene un carpintero. 

No necesariamente una relación rota. Ni puede ni, seguramente, debe “pegarse”. Pero desde el punto de vista de un mediador, este actúa sobre todo en la reconstrucción de un mínimo nivel de confianza, que es lo que realmente se ha roto y, gracias a esto, hace posible que se aprecie la posibilidad de construir un nuevo tipo de relación
Dándole vueltas a la analogía se me ocurrió bucear en Internet y comparar las pautas de utilización de un pegamento 

CUAL SERÍA ESE UN MANUAL DE INSTRUCCIONES:

1.- Leer con atención las instrucciones de uso para lograr un buen resultado. Desde luego, la mediación necesita de instrucciones de uso. Es importante explicar, y asegurarse de que se entiende, el proceso de mediación y su objetivo, recalcar la necesidad de compromiso por las partes, definir el papel del mediador, los límites y las expectativas de lo que se puede lograr. Al comienzo de cada mediación deberían entregarse a los interesados las correspondientes “instrucciones de uso” para asegurar el éxito.

2.- Limpie cuidadosamente las superficies a pegar, ya que la presencia de polvo, agua o grasa reducirá el poder del adhesivo o peor aún, impedirá directamente el pegado. Antes de mediar conviene que la situación se “limpie”. Que las partes tengan la oportunidad de limar asperezas, que encuentren un espacio en que sean escuchadas. En muchas ocasiones, el conflicto se produce por causas relacionadas con la comunicación. El mediador debe crear el espacio adecuado para que la comunicación se produzca, evitando agentes externos que interfieren el diálogo. Un agente externo puede ser la actitud agresiva de una de las partes en su forma de comunicarse, la interferencia de terceros, la incapacidad de mostrar los verdaderos intereses… 

3.- Si puede, utilice algún tipo de elemento para mantener las superficies unidas hasta que el pegamento seque por completo. Aplicar las técnicas de mediación suavemente pero con firmeza. El mediador “ofrece esa unión” en el sentido de desarrollar un proceso suficiente y eficiente, con el tiempo adecuado y la actitud correcta. A veces, debe tener una actitud más directiva y otras limitarse a ser espectador pero siempre debe hacerlo conscientemente y con visión estratégica

4.- Evitar el contacto del pegamento o adhesivo con la piel. Los mediadores suelen ser como martillos que ven clavos por todas partes. Debemos tener una visión objetiva, no apreciar conflictos que no existen o que son insignificantes y, en todo caso, mantener la parte “sana” de la relación alejada del conflicto.

5.- Coloque la cantidad necesario que se recomienda, el exceso de pegamento no significa mayor adherencia. Mediar en su justa medida, no excederse, ni en tiempo ni en esfuerzo. Aceptar que la mediación no funciona en todas las ocasiones, por mucho que nos apliquemos. Que las partes lleguen al acuerdo depende, fundamentalmente, de ellas mismas.

6.- Alejarlos del alcance de lo niños. Muchos de ellos pueden contener sustancias muy tóxicas, tanto al ser inhaladas como al ser ingeridas. Los niños solo pueden utilizar los pegamentos infantiles. A cada edad y para cada persona, un estilo de mediación. En conflictos familiares, no siempre implicar en el proceso de mediación a los menores ayudará a resolver mejor la situación. Hay que ser cautos y, en todo caso, adaptar la mediación a la situación y al contexto de las partes. Pensemos siempre en el INTERES SUPERIOR DEL MENOR

7.- Siempre que realice una tarea de reparación con pegamentos y que fuera posible, hágalo al aire libre, para no correr el riesgo de intoxicación por inhalación. Crear un espacio de mediación, alejado del contexto del conflicto. Muchas veces que las partes dialoguen fuera de su entorno habitual ya significa un gran avance. El contexto del conflicto puede ser tóxico

8.- También tenga la precaución de trabajar alejado de fuentes de calor, ya que muchos elementos que componen éstos pegamentos son altamente inflamables. Cuidado con las explosiones emocionales. Pueden aparecer en cualquier momento y el mediador adquiere la responsabilidad de saber reducirlas, contenerlas o dejarlas que se produzcan en función del desarrollo de la mediación. Una emoción negativa incontrolada es contagiosa e inflamable y el mayor enemigo del diálogo.

Y 9.- No se deben utilizar para rellenar huecos o grietas, esa no es la función para la cual han sido creados, ya que al secarse, se expanden. La mediación no debería ser el remedio para todas las situaciones. No es útil para poner parches a un conflicto, ni para llegar a soluciones de compromiso cuando lo que se requiere son acciones de mayor calado.

LA ESCUADRA.- Por Vero Bianchi (PUERTO RICO)

La escuadra es una herramienta formada por dos piezas unidas por los extremos y se utiliza para comprobar que dos líneas son perfectamente perpendiculares entre sí, o para trazar líneas perpendiculares. Por lo tanto podríamos decir, que con esta herramienta podemos establece el punto justo de intersección entre dos líneas que se encuentran en algún momento, que ese encuentro las transforma en perpendiculares, naciendo entre ambas, un ángulo recto.

Este punto de intersección que la escuadra crea, en mediación es el punto de encuentro ofrecido por el mediador, que propone pasar de la confrontación a la colaboración en la gestión de los problemas.

En este sentido, el mediador acompaña a las partes en ese momento en el que se encuentran unidas por el conflicto y como con la escuadra, procura establecer una relación para abordar colaborativamente la gestión del problema que las convoca, invitando a los verdaderos protagonistas a explorar sus intereses, dar nacimiento a ideas de mutuo beneficio para aquellos comunes y diferentes y/o soluciones que resulten equitativas para cuando los intereses sean opuestos, evaluando luego viabilidad y conveniencia de las opciones y las alternativas, para la toma de decisiones fundadas.

Las partes en mediación, por lo tanto, tienen el mismo potencial que las líneas perpendiculares. Las líneas necesitan encontrarse para ser perpendiculares y en ese encuentro crean un ángulo recto, si usamos la escuadra. Las partes se transforman en los actores principales y protagonistas de la gestión de sus conflictos en un espacio colaborativo como el propuesto por la Mediación, con el objetivo de tomar la mejor decisión, que será la que genere con mas hondura la satisfacción de sus intereses primordiales, como las perpendiculares generan, el perfecto ángulo recto.

LOS ALICATES.- Por Narda Bernal (MEXICO)

Los alicates herramientas con una historia increíble, de uso muy variado acorde a la gran cantidad de tipos existentes. Así como sirven para “retirar” recubrimientos como el cable o para sujetar desde objetos muy pequeños, así los hay también para modificar la forma de un objeto; los hay desde “universales” hasta los más elaborados como los alicates taladradores y los alicates de presión. Sin duda una herramienta versátil que no debe faltar en la caja que hoy estamos equipando.

Me encantan los alicates como esa herramienta que permitirá ir retirando el “recubrimiento” de la historia, que favorecerá a descubrir lo que hay en el interior de la narrativa; con el alicate se retira “esa parte” que deja al descubierto cada detalle, cada emoción; se usa con cuidado, porque es una herramienta excelente que debe estar en las mejores manos, para “no cortar de más” para no romper el frágil cable que puede estar ahí en el interior, para descubrir qué con uno “especial” como el alicate de punta redonda, para hacer cadenas y unir, así el mediador utiliza su herramientas para descubrir aquellos interés comunes que suman como cada eslabón de la cadena; como esa herramienta versátil que es requiere ahora dar espacio a otra herramienta más que en su conjunto permitan “Construir”, porque todas están ahí en la caja para un propósito común: facilitar una tarea, así el mediador, facilita el diálogo y la construcción de acuerdos.

LA LIMA.- Por Alicia Millán (ARGENTINA)

Todo carpintero que se precie incluye en su caja de herramientas limas y escofinas dado que son elementos básicos para ejercer su oficio.

Con ellas puede raspar maderas, metales o plásticos. Las hay de muy diversos tamaños y de distintos tipos, a saber: planas, de media caña, cuadradas, triangulares y hasta redondas. Si bien es cierto que son similares, las escofinas cuentan con dientes más gruesos, lo que permite “barrer” o quitar mayor cantidad de material. Por tal motivo las limas, que tienen dientes más pequeños, se emplean para la fase final de los trabajos con el objeto de tratar a las superficies de manera más delicada. Encuentro clara analogía entre la finalidad de limas y escofinas y el propósito de la técnica del parafraseo, herramienta esta última que siempre está disponible en la caja de instrumentos de mediadoras y mediadores.

Paráfrasis proviene del griego “Paraphrasis” que significa “junto a una expresión”. Así como el carpintero emplea escofinas y limas para afinar los materiales con que trabaja, los mediadores y mediadoras utilizamos el parafraseo para suavizar o aun eliminar las asperezas de los argumentos de los participantes sin modificar su esencia.

Del mismo modo limas y escofinas no alteran la naturaleza o composición del material que pulen. De las distintas categorías de parafraseos, los operadores de paz seleccionamos la constructiva, que ofrece la posibilidad de reelaborar los dichos de las partes conservando su alcance, aunque neutralizando su carga agresiva u ofensiva, fruto de la emoción que los embarga durante su propia argumentación.

Estoy convencida que podemos emplear limas y escofinas, léase parafraseo, porque los terceros neutrales, en mi opinión, no trabajamos con los conflictos sino con la narrativa que de ellos traen los participantes al proceso de mediación. Ergo emplearemos la escofina cuando la paráfrasis sea muy general privilegiando la idea central del relato de la parte parafraseada, A contrario sensu recurriremos a la lima cuando realicemos un parafraseo en extremo minucioso que abarque detalladamente, la historia que el mediado-a trae a la mesa del – carpintero- mejor dicho del mediador-a.

LA TALADRADORA.- Por Carmina Gilmore (CHILE)

TALADRADORA / TALADRO
El taladro (en chileno) me hace ser la "taladradora" en las mediaciones: ¿Qué me permite el taladro en las conversaciones difíciles? Cuando alguien necesita un taladro, generalmente es para hacer agujeros en una pared dura o de cuidado. Ese agujero debe ser bien hecho y con precisión, ya que, como dijimos, se trata de una pared especial, delicada. Dependiendo de la presión que usemos, podremos tener agujeros firmes o...que dejen trizaduras grandes y largas a través de toda la pared.

Cuando las personas llegan a mediación, traen dolores. Han pasado por caminos de soluciones intentadas para poder resolver el problema y como no han podido, llegan al punto de necesitar a otro, un tercero, que los acompañe en esto importante. El dolor, del intento fallido y la frustración que conlleva, hace que las paredes de sus almas se hayan resquebrajado, o endurecido. Hay que tener cuidado en cómo se entra en la historia de esas personas para no quebrar más.  En los diálogos, el lenguaje crea realidades, y dependiendo de las palabras que usemos, como taladradores, serán los agujeros que crearemos. ¡Mi taladreo tiene potencia...y mucha!

En las mediaciones, mientras más cerrada esté la persona, más cuidado tengo que colocar en el uso de mis palabras, de mi lenguaje no verbal, de mi empatía, de mi escucha atenta. Todo esto será fundamental para saber cómo voy "taladrando" las capas de las paredes de esa persona, para poder "afinar" la confianza entre ambos, el clima, el ambiente y con ello, poder entrar en la historia.

Todo el tiempo tengo que estar concentrada para que, cada vez que "taladro", vea cómo va resistiendo esa pared, qué va abriendo, hasta dónde puedo y debo llegar. No se trata del agujero que quiera hacer para el cuadro que quiera colgar en esa pared, es una interacción: de afuera yo puedo pensar o querer hacer algo, pero con el taladro, la pared y yo nos vamos comunicando, nos vamos conociendo. La pared me muestra de qué está hecha y qué hay detrás de esas capas de cemento, y yo, con el motor encendido voy viendo y regulando la intensidad de lo que abre.

Como pueden ver, se puede tener el mejor taladro del mundo, el más grande y rápido...pero siempre, SIEMPRE, se tratará de la pared y de cómo esté hecha. Al final, el taladro sólo sirve, tiene sentido, cuando está frente a lo que puede abrir.

LAS TIJERAS.- Por Cinthia Romano, (SUIZA).

Esta herramienta utilizada por sastres, cirujanos, peluqueros, jardineros, cocineros, maestros y otras tantas profesiones y que sirve para delimitar, definir, dividir y separar partes de un todo como una tela, un papel, los cabellos, las plantas, etcétera, se revela como un útil creativo para un mediador.

Como las tijeras que cortan el cordón umbilical de un niño al nacer y que lo separan del cuerpo de su madre simbolizando el comienzo de una vida nueva, donde madre e hijo van a aprender a relacionarse de una manera diferente, el uso de las tijeras en mediación simboliza también un nuevo comienzo en la vida de los mediados, sobre todo si tienen hijos en común. Si normalmente cuando utilizamos las tijeras debemos tener cuidado de cortar con precisión, por la línea demarcada, en mediación las tijeras van a servir para cortar con el pasado y también para cortar el nuevo molde en las vidas de los mediados. Cortar con el pasado para ordenar el presente y poder visualizar un futuro.

En una mediación de división de la sociedad conyugal por ejemplo, el proceso de división de los bienes gananciales nunca es tarea fácil, sobre todo cuando esa división es la última etapa que marca el fin de una relación. Fin que se asocia, la mayoría de las veces, a un fracaso personal.

Una ruptura no es una cuestión jurídica, sino emocional. Cortar no es fácil, como tampoco lo será unir los pedazos después de terminar una relación. Pero los cortes consensuados y precisos ayudarán en el proceso de reconstrucción y sanación posterior. La colaboración mutua de los mediados es importante para que comiencen a discutir el acuerdo y se apropien de él y, en este proceso, comenzar a sanar del sufrimiento que el fin de la relación les pudo provocar. Y es en ese proceso creativo de cortar que desplegamos nuestra capacidad como mediadores para acompañar a los mediados y facilitar las bases para el entendimiento e, inclusive, alentarlos a «salirse del molde » para construir su propio acuerdo « a medida ».

Cortar para sanar… Cortar para construir y comprometerse… Cortar para liberarse y recomenzar.

LA MASCARILLA.- Por Gladys Dalsaso (COSTA RICA)

La función principal de la “mascarilla” es “aislarnos” del medio ambiente, en dos sentidos, protegernos de recibir algún contagio del exterior y a la vez evitar que podamos contagiar a otros. Al principio, son incómodas, pero con el tiempo, nos acostumbramos, y se tornan un hábito. Podemos encontrarlas de tela, plástico, desechables, lavables, con filtro y sin filtro, dependiendo si son para intervenciones médicas, cirugías, atenciones odontológicas, trabajos peligrosos o protegernos de un virus. Recientemente, como consecuencia de la aparición del virus covit19, el uso de la mascarilla se generalizó, e inclusive su uso es obligatorio en muchos países para salir a las calles. Esto provocó su escasez y aumento considerable en los precios.

La “mascarilla” como herramienta en los procesos de mediación también es indispensable y aunque puedan tornarse escasas, debemos adquirir una al precio que sea antes de iniciar nuestra intervención como mediadores. Estas mascarillas se conocen como los principios de “neutralidad e imparcialidad”. Nuestras propias opiniones, emociones, sentimientos y preferencias deben de quedar bien “aisladas” para “no contaminarnos” con el conflicto y a la vez “no contagiar” o afectar a las partes que esperan que seamos canales limpios para facilitar la comunicación. La “mascarilla” nos ayuda a recordar que el conflicto es de las partes, que ellos son los protagonistas y que tienen el derecho y la responsabilidad de tomar sus propios acuerdos, si así lo desean y que nuestra función es facilitar esa comunicación, sin parcializarnos o favorecer a alguna de ellas. Si nos quitamos la mascarilla en algún momento o no la utilizamos podemos perder objetividad, involucrarnos en un conflicto que no es nuestro, afectando nuestras emociones y hasta nuestra salud y perjudicar o frustrar el proceso de mediación.

LA CINTA METRICA. Por Pepita Cano (ARGENTINA)

Siempre que dispongo de tiempo ordeno mi caja de herramientas, indispensable accesorio que no debe faltarle al buen mediador, y entre las cosas que llegó a mis manos fue la cinta métrica.

De pronto me puse a elaborar cuánto sirve esta simple cinta en nuestra actividad, si con ella medimos en modo muy tenso, cuanta distancia separa a las partes, cuando llegan a la sala de mediación y se ubican en el lugar que eligen, pues lo más distantes posible, indiferentes, molestos, inflexibles, hasta que se da lugar al inicio de la sesión.

Y te marco las propiedades de esta cinta métrica, pues, podemos ir midiendo la flexibilidad en los cambios, la cinta comienza a acomodarse de otro modo, menos tensa, cada vez más dúctil, luego puedo medir la variabilidad de las emociones, ya que la estabilidad de las emociones no es tal, las personas se mueven con un centro y las relaciones tienen cambios y matices en la vida. No todo tiene la misma medida, profundidad y tiempo.

Y en este tiempo que nos toca vivir, con una cuarentena a nivel mundial, con la consigna de quedarte en casa, para evitar males mayores, la cinta métrica me ayuda a diario, ver la medida de mi relación en familia, ya que emocionalmente nos daña este confinamiento, por tanto, utilizo esta valiosa herramienta de la caja de mediador para flexibilizar cuando veo tensa la convivencia, para medir cuanto me ha acercado a los míos esta pandemia, que me permite manifestar mi afecto, y cariño, que no los medía con anterioridad, no sabía que estaban tan tensos, y que con armonía pude lograr volver a guardar la cinta métrica para otra oportunidad.

LA CINTA AISLANTE.- Por Maria Rosaria Spinelli (ITALIA)

La “cinta aislante” es una de las cintas adhesivas imprescindibles en la caja de herramientas de los profesionales de la mediación ya que sus aplicaciones son numerosas.
En el sistema desde el enfoque del mediador se aísla el conflicto evitando su ampliación a terceros y aislando las causas se podrá comprenderlo.

Se piensa que estando presente en multitud de hogares su utilizo sea dado por hecho, pero siendo las aplicaciones de la cinta aislante múltiples, se tiene que saber aplicarla en los distintos casos con artesanía (profesionalidad).

Se tiene que saber manejar ya que cada vez nos enfrentamos a un distinto conflicto y saber utilizarla para aislar, proteger y agrupar los cables- emociones de las partes, así como saber decodificar los “colores”- estados de los mismos. La cinta aislante es una cinta adhesiva como la figura del mediador que al mismo tiempo aísla y tiene entre los objetivos que la parte adhieren a la construcción de un dialogo.

Una vez que esté fijada la cinta con el proceso de la mediación, sus especiales características, ya que es un material flexible y aislante, permitirá a las partes resistir a condiciones de temperaturas extremas, corrosión, humedad y altos voltajes.

Es importante tener en cuenta el espesor de la cinta (participación directa de las partes como protagonistas) ya que cuanto mayor sea mejor será su resistencia (duración del acuerdo).

EL DESTORNILLADOR.- Por Gonzalo Fernández (BOLIVIA)

Entre todas las herramientas de mano tan común, antigua y utilizada aparte del martillo, está el destornillador. También es conocido como atornillador, desarmador, desatornillador y destornillador. Como su mismo nombre lo dice, esta herramienta es usada para aflojar y apretar tornillos, que necesiten poca fuerza de presión y que generalmente son de pequeños diámetros.

Para el uso de una herramienta, es necesario una situación que requiera su aplicación, por tanto, las variables presentes para esa acción son:

· La situación problema = conflicto
· Quien va utilizar la herramienta = mediador
· La herramienta = técnicas, estrategias y habilidades del mediador
· Como utilizar la herramienta = Experiencia y actitud del mediador

Haciendo la analogía entre el destornillador y una herramienta de la mediación, ésta sería muy útil para regular la intensidad de las emociones con el reconocimiento, la normalización y la escucha activa. Los mediados en el conflicto requieren ser escuchados y legitimados, para lograr esto es necesario “apretar y aflojar” con el parafraseo y la aclaración de las percepciones, es fundamental la actitud del mediador para usar “la presión adecuada” con las preguntas y el diálogo.

La capacidad de los mediados para resolver el conflicto y la complejidad de los temas a negociar, requiere de un mediador cuyo rol va ser el de utilizar con pericia y sabiduría cada herramienta. El destornillador es vital para armar y desarmar piezas, para ajustarlas y desajustarlas, sin está herramienta quedaría trunco el transformar una cosa en otra, en la mediación transformar el conflicto en oportunidad precisa de los ajustes que mediante la comunicación verbal y no verbal y la connotación positiva se destraben pautas que obstaculizan posibles soluciones.

LA LLAVE INGLESA.- Por Leonel Groisman (URUGUAY)

Es una herramienta de hierro, que tiene un círculo que permite agrandar o achicar el diámetro al que se va a usar. Ese círculo con el tiempo suele aflojarse y es difícil que vuelva a su lugar, por lo que si se quiere obtener un buen resultado, es conveniente obtener una de buena calidad. Eso nos asegura resultados a largo plazo.

Aunque nadie sabe si verdaderamente es de origen inglés, la “llave inglesa” es mundialmente utilizada. Tiene varios usos, pero el más común es el de apretar o des apretar tuercas y caños, principalmente para la instalación de calefones y cañería.

En ese sentido es sumamente versátil por su capacidad de adaptación a diferentes anchos de cañería. Puede ser útil para las más anchas como para las más delgadas. Eso le permite ser la herramienta preferida por sanitarios e instaladores de calefones. Un mínimo movimiento la convierte de una llave grande a una pequeña y viceversa, pasando por todas las pulgadas intermedias.

Para ellos, según comentan, es como tener varias llaves a la vez, y señalan que usan el número de pulgadas para determinar el ancho que abarcan.

EL SERRUCHO/EL CUTER.- Por Teresa Barreto (PORTUGAL)

Na caixa de ferramentas do mediador não pode faltar uma boa serra de carpinteiro (el serrucho), nem um x-acto (el cúter), instrumentos técnicos essenciais para trabalhar a matéria prima trazida pelos mediados. O mediador é um artesão, um artista plástico, um modelador da matéria prima com a qual os mediados definirão o seu futuro.

As sessões de mediação são o atelier onde de uma amálgama de emoções, de frustrações e de interrogações que os mediados trazem consigo, o mediador vai tecendo o diálogo entre eles, orientando-os a trabalhar as suas expectativas, moldando as narrativas por vezes carregadas de mágoas, tantas vezes violentas e fortes como pedras. É nesses momentos que o mediador, qual escultor de caminhos e construtor de pontes, recorre à sua caixa de ferramentas para de imediato levá-los a um diálogo distinto e mais objectivo. Usando a sua serra de carpinteiro, o mediador corta aquela forma de comunicação inviável, como um jardineiro que, para fazer crescer a sua árvore de forma saudável tem de podar alguns ramos.

O mediador tem de ser intuitivo na sua escuta e assertivo na escolha da ferramenta eficaz para cortar de vez aquilo que desvia os seus mediados do trilho, da comunicação e da procura das soluções que aspiram. A serra é assim o instrumento eficaz que elimina todas as formas de comunicação violenta que podem comprometer definitivamente o trabalhar da matéria prima, tornando-a demasiado dura e ofensiva, impossibilitando-os de moldar um caminho em busca de uma solução de paz.

O mediador é o artista plástico, o artesão que escuta as partes e reformula o que dizem, clarificando narrativas, buscando na matéria-prima que vão agregando, anseios e expectativas, fazendo-os trilhar caminhos novos, encontrando com precisão aquilo que procuram. É aqui que tantas vezes o mediador necessita de um instrumento de precisão, um x-acto definindo com rigor o que expressam (el cúter). Utiliza-o para clarificar o que dizem, para parafrasear as suas narrativas, para reenquadrar afirmações ou reformular positivamente o que escuta de modo a construir e moldar a matéria prima com a definição e a textura que procuram para o resultado que desejam.

LA LLAVE ALLEN.- Por Douglas Witten (ESTADOS UNIDOS)

Típicamente es un instrumento pequeño y sencillo, el cual se puede encontrar tanto en la caja de herramientas del carpintero como en los numerosos kits de bricolaje. La llave tiende a existir en una variedad de tamaños y normalmente consiste en una varilla de acero curvada en forma de la letra “L”. Agarra la herramienta y la gira por la palanquita larga, así creando un par de torsión, con fuerza sorprendente en la palanquita más pequeña.
También podemos usar una llave Allen en varias maneras. En primer lugar, debe identificar el tamaño correcto entre las opciones múltiples. Solo uno sirve, y el resto quedan demasiado grandes o pequeños. Si uno no encaja, pues hay que intentar el siguiente. Además, debería asegurarse que los tornillos o pernos cuentan con hueca hexagonal, por supuesto, para que utilice la llave correcta. Si no, la herramienta no le sirve. Y si necesita que la llave alcance en un rincón escondido, incluso podría invertir la llave y torcer desde la palanquita larga.

Pero en el momento que encuentre la llave Allen que queda bien para el trabajo – como cuando el mediador o la mediadora identifica el punto caliente, o la situación conflictiva en una medicación o conflicto – un esfuerzo relativamente liviano, en combinación con la magia del par de torsión y la elección del tamaño ceñido, permite que el operador aplique una presión adecuada para llegar al arreglo que se necesita. 

EL MARTILLO.- Por Renata Fabiana (BRASIL)

 En la mitología nórdica, el martillo es la herramienta del dios Thor (dios del trueno y protector de los agricultores).

El martillo de Thor era un símbolo de fuerza, buena suerte y protección de los mortales. El mediador para el desarrollo de su tarea funciona como un agente protector del procedimiento.

Para este rol de protección es necesário  acercarse a las partes y les facilitar el diálogo y para esto la persistencia en estos propositos  es fundamental.  Las palabras empleadas y la comunicación non-verbal son los martillos del mediador y deben ser empleados con la precisión, fuerza e insistencia adecuadas para la protección del procedimiento y la construcción de la solución del conflicto.

Es difícil decir que un martillo nos pueda ayudar en un proceso de gestión de un conflicto, pero me atrevo a proponer el “acierto” cuando estamos explorando los sentimientos de las personas que tienen el conflicto y como tenemos que insistir “martilleando una vez y otra” en lo que verdaderamente va a conseguir co-construir su solución. Necesitamos “dar un golpe certero” para que no se desvie.

Existe además el “Martillo de orejas”. Este martillo tiene una doble utilidad: además de su uso convencional para golpear, sirve para extraer los clavos haciendo palanca. Esa doble utilidad, lo hace necesario en nuestra “caja de mediación”. Al igual que el anterior sirve para golpear lo que de verdad tiene interés y “sacar” aquello que se encuentra enquistado y que no nos sirve. Hay que tener en cuenta que el clavo que sacamos deja un agujero que tenemos que saber “rellenar”. Javier Alés.

LAS TENAZAS.- Por Rebeca Yarnold (PERÚ)

La tenaza es una herramienta indispensable en carpintería, su uso es muy antiguo y es muy útil para extraer clavos de la madera, cortar alambre u otros elementos.

Los mediadores somos unos artesanos del proceso y con habilidad y destreza vamos percatándonos que muchas veces nuestros mediados vienen arrastrando cargas pesadas del pasado, con las cuales ya no se puede lidiar. Así que será muy útil sacar de la caja de herramientas nuestras “tenazas” y ayudarles a cortar definitivamente con esos lastres que no les deja caminar con libertad hacia soluciones beneficiosas para ambas partes.
En diversas ocasiones nuestros mediados llegan instalados en situaciones del pasado que fueron dolorosas, pero que ya no existen, para ayudarlos a centrarse en el futuro y no quedarse anclados en el pasado, sacaremos nuestra “tenazas” para extraer esas experiencias dolorosas que permanecen como clavos en la vida de aquellos y que no dejan espacio para lo bueno que la vida también les puede ofrecer.

Esperamos que esta “caja de herramientas” os sirva en vuestro futuro profesional como mediadores. Javier Alés y los distintos mediadores de 14 países del mundo.

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