¿Y por qué no? Siempre he dicho en mis conferencias que debemos aprender mas allá de lo que nos enseñan y hoy quisiera compartir con vosotros estos pensamientos.
Un árbol contiene las siguientes partes: raíz, tallo, hojas, ramas, flores y frutos. Al igual que un conflicto a mediar.
La raíz es la parte del árbol que queda bajo tierra. Su función principal es la de sujetar el árbol y absorber el agua y los minerales del suelo. La mayoría de los árboles tienen una raíz principal de la que se surgen las raíces secundarias.
Atajar el problema de raíz
Cuando hablamos de “atajar el problema de raíz” nos referimos a ésto. A que si no somos capaces de “bucear” en el origen, en la raíz, que se encuentra adherida a los sentimientos encontrados, aferrados en el tiempo que se han ido “sujetando” a la tierra sin dejar ver mas allá (ni tan si quiera la luz), difícilmente seremos capaces de poder hacer ver que es posible la solución y el acuerdo.
Dicen los expertos que algunos árboles tienen raíces especiales con una finalidad diferente y que pueden nacer a partir del tronco, las ramas o las hojas. Este es el caso de las raíces aéreas de los ficus que buscan el suelo para fijarse y sujetar bien al árbol. Me gusta pensar en esta similitud en mediación. Muchas personas tienen raíces ya desde el inicio en alguna situación de desestructura que muchas veces refleja el comportamiento con el paso de los años
Otras veces, las raíces de ciertos árboles construyen una serie de contrafuertes que amplían la base del tronco para ofrecerle un mayor apoyo. Este tipo de raíces es bastante típico en muchos árboles tropicales. Para mi, mediador en ejercicio, es la familia.
Por otro lado, está el tallo es la estructura del árbol que separa las raíces de la copa, donde se sitúan las ramas y las hojas. En el caso del árbol lo llamamos tronco. La función del tronco es la de separar las hojas de las raíces y trasportar la savia bruta desde el suelo hacia las hojas y la savia elaborada mediante el proceso de la fotosíntesis. Los troncos, a diferencia de los tallos de las hierbas, contienen un tejido llamado vulgarmente madera. El tallo o tronco de los árboles crece todos los años.
Diríamos que es la forma de ser, tus valores y tus principios. A los que nunca te pediremos que renuncies cuando acudas a mediación, pero que deben ser compartidos para que puedan ser comprendidos y respetados.
El tallo esta formado por dos tipos diferentes de tejidos: el que forma la corteza y el que forma la madera. Estos dos tipos de tejidos forman una serie de tejidos conductores encargado de transportar la savia bruta – agua y minerales- hacia las hojas.
Sobre esta “corteza” es sobre la que trabajaremos en una negociación, como artesanos que somos, una madera “única” en cada caso, que hará del mismo siempre algo especial y distinto. No hay una idéntica madera nunca.
¿Y las hojas? Son una de las partes más importantes de los árboles puesto que están encargadas de realizar la fotosíntesis así como la respiración la vegetal. Algunos árboles mantienen las hojas sobre el árbol durante todo el año. Estas se van renovando poco a poco ( árboles de hoja perenne). Otros árboles dejan caer todas las hojas durante una época del año y la copa permanece desnuda ( árboles de hoja caduca).
Alcanzar el acuerdo en mediación
Intereses, necesidades, posiciones… Unas perennes, otras caducas, pero siempre intentando dejar ver lo que las partes muestran en un conflicto. Las “hojas” de nuestra vida son las que deseamos mantener o intercambiar, dar o recibir.
También tendríamos las ramas. Son los tallos secundarios que se originan a partir de las yemas. El desarrollo de las yemas produce brotes con hojas cuyo crecimiento total dará lugar a una rama. Según como se produce el crecimiento de las ramas hablamos de ramificación. A mayor “madurez”, más ramas. Todo pueden ser oportunidades. No debemos desechar ninguna, porque a “cualquier rama nos podremos agarrar” para acercar posturas y nunca sabremos de dónde puede brotar.
Y, por último, las flores que biológicamente son los órganos sexuales de los árboles. No todo árbol da flores o frutos. No toda negociación en mediación llega a un acuerdo, pero bien es cierto que como todo árbol, aún sin flores, su belleza esta en su simple existencia. Los mediadores somos gestores y, como tal aún sin acuerdo, la “belleza” de la gestión está en haber recorrido el camino del diálogo aún cuando no exista al final del mismo “la flor”.
Excepto en algunos casos muy particulares, para que un árbol produzca frutos, las flores de este árbol necesitan ser polinizadas . Tiene que haber voluntad. Actitud porque sin ella no existe el fruto.
Gracias amigos por haber querido compartir conmigo una pequeña “lección de botánica en mediación”. Un abrazo“botánico” de las relaciones humanas.
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