viernes, 20 de septiembre de 2024

¿Mediar supone ejercer de traductor de mensajes?

 


Podríamos aprender de los traductores para nuestra profesión de mediador

Ante todo empecemos aclarando, antes del análisis comparativo con nosotros los mediadores, que un traductor es un intérprete, algo que en nuestra profesión venimos haciendo desde la primera sesión de mediación. Con el parafraseo, no se me ocurre mejor comparativa que decir, “también soy traductor”, de mensajes, de sentimientos, de posiciones o de intereses.

Pues para ello en este post os animo a que leáis 5 consejos para ser un buen “traductor-mediador”

1. El conflicto no es tuyo

A ver, cuidado. No confundamos “trabajar un tema” con “vivirlo”. En este caso, hablo de mediar en un conflicto que traen las partes como resultado de una serie de relaciones previas, en pasado, que les llevó a esa situación. Ten en cuenta que, ya seas “traductor de sentimientos” o un mero “traductor en su comunicación”, ni los mensajes que se lanzan que traduces es tuyo ni el resultado de dicha interpretación será tuyo como tal. Aunque desempeñes un papel esencial para que las partes se entiendan en la mesa de negociación, el traductor vive en la sombra y, en la mayoría de los casos, no hace más que dulcificarlo, aclararlo, hacerlo entendible a cada parte. De hecho, en el mundo de la mediación se suele decir que el mejor mediador es el que poco a poco se va haciendo invisible, para que realmente terminen hablando entre ellos mismos.

2. No todo el mundo puede ser traductor ni mediador

Con independencia de tu formación y de los requisitos académicos necesarios para ser mediador, esta profesión requiere de ciertas características personales que no todas las personas tienen. Requiere altos niveles de concentración, grandes dotes de comunicador y el dominio de técnicas y habilidades que según el caso, puedan deshacer nudos. Es necesario que los futuros mediadores sean conscientes que los asuntos que llegan a nuestra manos son difíciles, enrevesados, complicados, porque generalmente ya intentaron resolverlo, ya fueron asesorados y no saben que hacer. Además, tienes que ser detallista y minucioso hasta la saciedad. Ten en cuenta que un error en tu forma de preguntar o en tu traducción de mensajes, puede cerrar totalmente una negociación. Te lo digo por experiencia.  

3. Un buen traductor es siempre un hombre o mujer de paz

Cuando comencé a mediar asiduamente, en muy distintos temas, me empecé a dar cuenta de la necesidad de aquello que dices y cuentas a las partes, lo es también porque tu lo vives; creo que no tiene sentido que les hables con mensajes de que deben escucharse, empatizar y colaborar para encontrar una solución, pero en cambio si el tema te afecta a ti, interpones una demanda, una reclamación, para que sea un tercero el que lo solucione. En definitiva, practica con el ejemplo.

4. Hablar los “dos idiomas” que traen las partes del conflicto no te hace un buen traductor o mediador.

De algún modo, muchos mediadores creen que conocer perfectamente los temas que se manejan en el conflicto, es sinónimo de saber traducirlo todo y dominar la negociación. Nada más lejos de la realidad, tienes que ser un auténtico experto en técnicas y habilidades, porque en muchos casos, evidentemente no en todos, saber del tema, te llevará a en algún momento cambiar tu rol al de asesor, orientador o figura parecida. No olvidéis que debemos ser objetivos, neutrales e imparciales. Difícil ser “traductor” ¿verdad?

5. Trabajar de manera organizada bajo presión

Eres el director de orquesta. Los “instrumentos” suenan, hablan, cuando tu marques el tiempo. El diagnóstico, lo debes realizar para poder avanzar antes de comenzar una reconstrucción, pero la presión de las partes, que vienen hablando de esto desde hace años, porque es su problema, para que se trate ya la búsqueda de la solución, te puede impedir marcar el tiempo exacto de reuniones y búsquedas. Debemos indicarles, que para ellos es algo que conocen a la perfección y desde hace tiempo, pero que nosotros debemos, para ser los mejores traductores, tomarnos nuestro tiempo para analizar todo lo ocurrido. Solo así seremos capaces de empoderarles y conseguir que aunque no compartan sus posturas, al menos las escuchen y comprendan. En conclusión, ser mediador implica trabajar siempre bajo presión, pero de manera organizada y sin pasar nada por alto.

Entorno, cultura, mensajes…todo sirve para ser un buen “traductor-mediador”


10 comentarios:

  1. Muy interesante el símil entre mediador y traductor. Es importante, como sueles explicar en clase, el parafraseo. Es difícil manejarlo bien y es totalmente necesario para hacer llegar a las partes los mensajes de uno y otro, para que los reciban de la forma más limpia y clara posible; tratando de evitar malas interpretaciones y eliminando los apelativos «cariñosos» que se puedan lanzar unos a otros… Buena entrada.

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  2. El mediador facilita la comunicación entre las partes sin necesidad de apropiarse del conflicto ni de la solución. Presenta una serie de habilidades como son la concentración, la imparcialidad y el manejo de las emociones, así como es crucial que este no solo conozca el tema que trata el conflicto sino también deberá dominar una serie de técnicas para guiar la negociación a la solución sin asumir roles ajenos. El mediador deberá actuar con coherencia además de asegurar que todas las partes se escuchen y se comprendan mutuamente.

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  3. Carmen Soto González
    El texto hace una comparación muy interesante entre el trabajo del traductor y el del mediador, mostrando que ambos ayudan a que las personas se entiendan mejor, ya sea en palabras o en emociones.
    Un punto importante es que el conflicto no es del mediador, lo que significa que debe mantenerse neutral y no involucrarse emocionalmente. Este es un aspecto clave, ya que si el mediador se pone del lado de una de las partes, perdería objetividad y podría influir en la resolución del conflicto.
    El texto también destaca que no todos pueden ser mediadores, ya que se necesitan habilidades especiales, como la escucha activa, ser organizado y saber manejar situaciones complicadas.
    Otro punto interesante es la idea de que un buen mediador debe practicar lo que predica en su propia vida. Si promueve la paz y la colaboración entre las partes, debe ser coherente y aplicar esos mismos principios en su vida personal.

    En definitiva, el texto invita a pensar que ser mediador es más que solo ayudar a resolver problemas; es un trabajo que requiere neutralidad y habilidad, muy parecido a lo que hace un traductor cuando ayuda a dos personas a entenderse mejor.






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  4. Mediar supone actuar como traductor de mensaje ya que, el mediador tratará de facilitar la comunicación entre las partes y para ello, reformulará los mensajes recibos por las partes para reemitirlos de tal forma que puedan ser mejor entendidos, desde un rol imparcial, objetivo y neutral, debido a que lo perseguido es llegar a un acuerdo o que al menos, sean capaces de escuchar y entender las opiniones y percepciones del otro.

    Realmente, la profesión de mediador requiere de grandes conocimientos y habilidades porque el hecho de traducir los mensajes emitidos por cada parte requiere de mucho esfuerzo, debido a que al redecir los mensajes de una forma inoportuna puede provocar una mayor polarización entre las partes.

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  5. Como esta entrada al blog ha querido darnos a entender, la mediación puede ser una forma de traducción de mensajes, ya que este proceso implica un mediador que haga de unión entre dos partes que se encuentran en conflicto y así se poder facilitar una mayor comprensión con los protagonistas de este. Los mensajes, así como sentimientos o intereses de las personas involucradas son interpretadas por el mediador pero sin apropiarse de ellos, lo que nos llevaría a tomar una gestión desde la neutralidad y la mayor objetividad posible para que sean las partes enfrentadas la que se escuchen y se comprendan mejor.

    Por otro lado, me gustaría destacar que el mediador toma un rol invisible, es decir, a pesar de participar en todo el proceso de mediación, promueve un diálogo directo entre las partes del conflicto. A modo de conclusión, me ha interesado la idea de que mediar no se trata de una traducción literal, sino de un facilitador de comunicación adecuada que requiere de habilidades específicas para llevarse de manera efectiva.

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  6. La verdad que pensándolo detenidamente , esta comparación que comentas es realmente importante poder entenderla debido a que un traductor y el mediador son similares pero diferentes, lo que tiene mucho sentido. A lo que me refiero es que, al igual que el traductor, el mediador no solo transmite palabras y ya está, sino también emociones, intereses y posiciones.
    Me parece muy acertado el énfasis en que el conflicto no es del mediador; su rol realmente es facilitar la comunicación, sin alguna involucración emocional lo cual es necesario saberlo tanto el propio mediador como las partes involucradas que están trabajando, clave porque aunque es necesario empatizar con estas, el mediador no debe tomar partido ni tener el conflicto como propio.
    El mediador, como mencionas, actúa como director, manejando los tiempos y asegurándose de que las partes se entiendan, lo que requiere mucha paciencia y organización. Además de esto, se debe tener en cuenta la imparcialidad porque aunque conocer a fondo el tema del conflicto puede ayudar, puede ser simple caer en el error de querer guiar la solución, por lo tanto, el desafío es recordar que el mediador no es un asesor, sino alguien neutral.
    A modo de conclusión me ha gustado el punto donde se comenta que el mediador no para de aprender debido a los diferentes desafíos que se enfrenta y oportunidades a las que se tiene que agarrar para mejorar continuamente, por lo que lo hace aún un trabajo más enriquecedor

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  7. Para mí, la función más importante de la persona que media es tratar de encontrar un punto de encuentro para los mediados. En ocasiones puede ser algo sencillo, pero hay otros casos en los que las partes hablan “idiomas” tan diferentes que requieren de una figura traductora para poder entenderse.
    Sin embargo, adoptar este rol conlleva una gran responsabilidad, pues al saber traducir ambas posiciones podría ser fácil pasar de trabajar el conflicto a vivirlo como propio.

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  8. En mi opinión, la mediación es un acto de traducción constante. Los mediadores actúan como intérpretes, no solo de palabras, sino también de emociones, intereses y perspectivas. A través de esta labor, facilitan la comprensión mutua entre las partes en conflicto, transformando un lenguaje de confrontación en uno de diálogo constructivo. Sin embargo, esta traducción va más allá de la simple interpretación lingüística; implica una profunda comprensión del contexto, de la forma de relacionarse y de las habilidades de negociación

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  9. Me parece muy acertada la comparación entre mediador y traductor, porque en muchos casos, es un poco así. El mediador facilita la comunicación entre dos partes, dos partes con mensajes antónimos y que, naturalmente, van a estar sesgados por su posición en el conflicto, trabajar con estos mensajes lastraría los esfuerzos por llegar a un acuerdo por que no son objetivos, por lo tanto, se encarga al mediador la tarea de neutralizar la carga subjetiva de los mensajes, de manera que sean medianamente aceptables para la otra parte, y de esa manera, se pueda construir una solución de manera escalonada interpretando qué se quiere decir en cada momento.

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  10. Por supuesto que mediar supone traducir de cierta manera los mensajes, lo llevamos observando en clase continuamente, tenemos que decir lo mismo de otra manera que no suene tan agresivo para que la otra parte pueda mostrarse más asertiva ante lo que se le muestra o propone, creo que nuestra labor como mediadores sería también el "adornar" algunas palabras para que sean entendidas desde otra perspectiva.
    En ciertas ocasiones puede que alguna de las partes esté mucho más abierta a escuchar al mediador que a la otra persona, y lo que diga el mismo tendrá quizás más peso al considerarlo más de fiar que la parte oponente.

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