¿Recuerdas querido lector o
lectora lo que significó esta frase? Se denominaba fiebre del oro a un “período
de migración apresurada y de forma masiva de trabajadores hacia áreas más
rústicas, en las que se había producido un descubrimiento espectacular de comercio
de oro. Suele referirse en especial al que se produjo en California, Estados
Unidos, en 1848 y que finalizó aproximadamente en 1960”.
Y hoy en día, ¿os suena la
aparición de las criptomonedas?, según Jara Atienza “La tarde del 11 de agosto
de 1994, un joven de Philadelphia, Phil Brandenberger, encendió uno de los
ordenadores de su oficina, entró en internet, pidió un disco del músico
británico Sting y pagó 12,48 dólares (más gastos de envío). La operación le
llevó más tiempo del que hoy cabría esperar, pero lo cierto es que tuvo que
usar un software de encriptación de datos que le permitiese utilizar su
número de tarjeta de crédito de manera privada”.
Podemos decir según la autora
de esta referencia, que esa fue la primera transacción comercial online de la
historia. Desde ese momento, los pagos de compras y ventas por internet y el
empleo de la criptografía, se ha extendido, como una nueva “fiebre del oro”,
por todo el ciberespacio.
Pues bien, hoy como siempre,
os quiero llamar la atención a “nuestra” particular fiebre del oro.
Tras las grandes crisis que
hemos vivido, económico y laboral, fueron muchos los que viniendo de distintas
disciplinas profesionales, “viajaron” en su particular éxodo, hacia “tierras de
mediación”, en busca del preciado “oro” de mejorar en su trabajo, pero también
en muchas ocasiones, para ganar más dinero profesionalmente, algo más que
honrado.
Eso hizo que se abandonaran
perfiles profesionales clásicos, en busca de lo que llamamos “mediación” y el
mediador profesional.
Esta fiebre querido lector,
dura, lo que dura la constancia y la perseverancia de quienes se/nos acercamos
a la profesión, para servirla y no para servirnos. Muchos volvieron /volvimos
tras la fiebre del oro a nuestra antigua profesión; otros se/nos dimos cuenta
que el verdadero tesoro está en devolver a las partes su poder de decisión ante
los problemas, algo que enseñamos y nos enseña para nuestro día a día. Educamos
y nos educan.
De ahí viene que tantos profesionales
de la mediación, hablen de su pasión por esta profesión.
Y como ocurrió con la “fiebre
del oro” que ahora se llama, “interés por la criptomoneda”, una nueva ola de
“fiebre” viene a la mediación, esta vez en forma de “On line dispute
resolution”, o gestión de los conflictos mediante plataformas por internet,
encriptadas, confidenciales, valiosas para el acuerdo y libres de hackers…
Ha venido para quedarse, así está ocurriendo en la justicia tradicional, donde ya se hacen
videoconferencias, juicios on-line o declaraciones virtuales.
¡Que de cambios trajo la
pandemia! Si la llegada de internet cambió nuestra manera de relacionarnos,
con las ODR, llegó el internet del valor de la negociación y el acuerdo… y
aparecerán nuevos colonos, nuevas fórmulas, nuevos mediadores y servicios…
Excelente reflexión como siempre Javier querido !
ResponderEliminarTAL CUAL SI SUPIERAN.LO MARAVILLOSO Y DESESTREZANTE QUE ES BUSCAR VOLUNTADES PARA REALIZAR ACUERDOS.SE DARIAN CUENTA EL PODER QUE LA GENTE .TIENE EN SUS MANOS
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