martes, 30 de noviembre de 2021

La Mirada del Otro

 

La mirada es el espejo del alma, dicen muchos. En mediación, es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta, principalmente por la reacción ante una pregunta, un comentario, una historia o un resumen argumentativo. No podemos dejar de transmitir sentimientos y reacciones al dirigir nuestra mirada. Nuestros pensamientos florecen sin querer y nuestras emociones surgen sin pensar.

Que importancia ha tenido en los últimos tiempos, donde las “mascarillas” en esta Pandemia, solo nos ha dejado ver miradas… de un tipo y de otro. Es uno de los aspectos más importantes de la llamada “comunicación no verbal” del ser humano y nos aporta cantidad de información y lo más importante: la discrepancia entre lo que se dice y lo que se comunica sin hablar.

Si nos miran fijamente, presuponemos atención o interés en nuestro mensaje; si mira hacia otro lado, como si buscara un referente, puede estar pensando recuerdos o incluso mostrar desinterés en el tema en cuestión. Aquí entraría también lo que se denomina Programación Neurolingüística (PNL), para poder interpretar las mismas.

“Paul Ekman, profesor de psicología de la Universidad de California ha detectado la participación de la mirada en la configuración de seis emociones básicas: la sorpresa, el miedo, el enfado, la rabia, la felicidad y la tristeza”. De ahí que digamos que las miradas dicen más de lo que pensamos.

También debemos asociar la mirada a muchos comportamientos culturales, dependiendo del entorno donde nos encontremos, para no realizar una mala interpretación, ya que el contacto visual, puede estar mal visto según donde nos encontremos. La persuasión puede jugar un importante papel en estas situaciones.  Según las diferentes culturas, la interpretación de la mirada varía sensiblemente. De esta forma, “en Europa, alguien que mira en los ojos se considera como que está seguro de sí mismo y que es digno de confianza, que se trata de una persona fuerte; mientras que en otros países, esto puede ser interpretado como un signo de agresividad o de falta de educación”.

Miradas firmes y estables denotan confianza y seguridad, mientras que rehuir la mirada se interpreta como timidez o falta de confianza. De forma inconsciente puede hacernos surgir cierto paternalismo o incluso rechazo ante miradas desafiantes.

La forma de mirar transporta una gran cantidad de información de lo que pensamos, queremos o sentimos, dentro de lo que denominamos el arte de la comunicación no verbal. Es como una ventana al mundo interior y las emociones del otro. La mirada habla, pero a veces el mensaje que nos envía está en contradicción con las palabras pronunciadas, ahí esta la verdadera importancia y lo que va a suponer movilizar nuestra atención. La mirada huidiza se percibe como falta de confianza, poca fiabilidad o incluso hipocresía. La mirada directa a los ojos del otro supone necesidad de acercamiento y atención a su interlocutor, algo que casi siempre termina posteriormente con una pregunta hacia el mismo para validar la información.

Por último me gustaría referirme, querido lector o lectora, a lo que se llama “mirada triangular”, muy importante para nuestro trabajo como mediador, ya que esta se produce entre interlocutores (las partes) y nosotros, mediadores. Nuestra mirada, querido amigo tiene que ver no solo con la atención hacia las partes, sino sobre todo a ese empoderamiento que debemos dar a la hora de debatir un tema en cuestión. Mirar al otro mientras uno habla, consigue mágicamente que a quien miremos, sea objeto de ser receptor del mensaje verbal que se realice. Es decir, si cuando llegaron ante nosotros ni se hablaban entre ellos , ni miraban, podemos conseguir que lo hagan solo dirigiendo nuestra mirada

No olvides, que la comunicación a través de la mirada es todo un arte. Por algo dicen que los ojos son el espejo del alma, ¿no?.


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