La mirada es el espejo del
alma, dicen muchos. En mediación, es uno de los aspectos más importantes a
tener en cuenta, principalmente por la reacción ante una pregunta, un
comentario, una historia o un resumen argumentativo. No podemos dejar de transmitir
sentimientos y reacciones al dirigir nuestra mirada. Nuestros pensamientos
florecen sin querer y nuestras emociones surgen sin pensar.
Que importancia ha tenido en
los últimos tiempos, donde las “mascarillas” en esta Pandemia, solo nos ha
dejado ver miradas… de un tipo y de otro. Es uno de los aspectos más
importantes de la llamada “comunicación no verbal” del ser humano y nos aporta
cantidad de información y lo más importante: la discrepancia entre lo que se
dice y lo que se comunica sin hablar.
Si nos miran fijamente, presuponemos
atención o interés en nuestro mensaje; si mira hacia otro lado, como si buscara
un referente, puede estar pensando recuerdos o incluso mostrar desinterés en el
tema en cuestión. Aquí entraría también lo que se denomina Programación
Neurolingüística (PNL), para poder interpretar las mismas.
“Paul Ekman, profesor de
psicología de la Universidad de California ha detectado la participación de la
mirada en la configuración de seis emociones básicas: la sorpresa, el miedo, el
enfado, la rabia, la felicidad y la tristeza”. De ahí que digamos que las
miradas dicen más de lo que pensamos.
También debemos asociar la
mirada a muchos comportamientos culturales, dependiendo del entorno donde nos
encontremos, para no realizar una mala interpretación, ya que el contacto
visual, puede estar mal visto según donde nos encontremos. La persuasión puede
jugar un importante papel en estas situaciones.
Según las diferentes culturas, la interpretación de la mirada varía
sensiblemente. De esta forma, “en Europa, alguien que mira en los ojos se
considera como que está seguro de sí mismo y que es digno de confianza, que se
trata de una persona fuerte; mientras que en otros países, esto puede ser
interpretado como un signo de agresividad o de falta de educación”.
Miradas firmes y estables
denotan confianza y seguridad, mientras que rehuir la mirada se interpreta como
timidez o falta de confianza. De forma inconsciente puede hacernos surgir
cierto paternalismo o incluso rechazo ante miradas desafiantes.
La forma de mirar transporta
una gran cantidad de información de lo que pensamos, queremos o sentimos,
dentro de lo que denominamos el arte de la comunicación no verbal. Es como una
ventana al mundo interior y las emociones del otro. La mirada habla, pero a
veces el mensaje que nos envía está en contradicción con las palabras
pronunciadas, ahí esta la verdadera importancia y lo que va a suponer movilizar
nuestra atención. La mirada huidiza se percibe como falta de confianza, poca
fiabilidad o incluso hipocresía. La mirada directa a los ojos del otro supone
necesidad de acercamiento y atención a su interlocutor, algo que casi siempre
termina posteriormente con una pregunta hacia el mismo para validar la
información.
Por último me gustaría
referirme, querido lector o lectora, a lo que se llama “mirada triangular”, muy
importante para nuestro trabajo como mediador, ya que esta se produce entre interlocutores
(las partes) y nosotros, mediadores. Nuestra mirada, querido amigo tiene que
ver no solo con la atención hacia las partes, sino sobre todo a ese
empoderamiento que debemos dar a la hora de debatir un tema en cuestión. Mirar
al otro mientras uno habla, consigue mágicamente que a quien miremos, sea
objeto de ser receptor del mensaje verbal que se realice. Es decir, si cuando
llegaron ante nosotros ni se hablaban entre ellos , ni miraban, podemos
conseguir que lo hagan solo dirigiendo nuestra mirada
No olvides, que la
comunicación a través de la mirada es todo un arte. Por algo dicen que los ojos
son el espejo del alma, ¿no?.
Hermoso cofre querido Javier! La mirada los ojos son el espejo del alma !
ResponderEliminarHermoso cofre!
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