Escrito por Elder Asael García y Javier Alés
Siempre
es un reto escribir desde el alma, el corazón, pero así lo pensamos, porque los
autores somos ese Gepetto, que consigue que de un muñeco de madera, salga un
ser con corazón, que se dé cuenta de que para vivir en paz, necesita apartarse
de la envidia, el engaño y acercarse a la razón, la más humana de nuestras virtudes.
“Te puse
hilos y te hice pasar por títere” es una de muchas de las frases que la película
de “Pinocho” nos presenta y que permite darle diversas interpretaciones. El
solo hecho de pensar la relación entre “hilos” y “marioneta” en automático
nuestra mente nos envía la idea de que “alguien más” que esta, no detrás de uno sino
arriba, y que hace que la marioneta tenga movimiento.
¿En qué
momento nos ponemos o nos ponen esos hilos que tienen como objetivo producir el
movimiento?
Regresemos
a otra frase. ¡Despierta a la vida! ¡Ser feliz depende de ti! así le
dice el Hada azul a pinocho cuando a través de su varita mágica, lo convierte
de un ser inanimado a una marioneta con vida. Pero que pasa después, pareciera
que el Hada le ha dado un regalo excepcional a pinocho, pero como todo tiene un
límite, tres grandes retos le refiere y que debe procurar ser para que se
convierta en un niño de verdad. Bueno, sincero y generoso. ¿Os suena
queridos mediadores, a lo que intentamos conseguir?
Además,
de ello el Hada, al menos así lo pensamos, el lector tendrá sus conjeturas, hace
que pinocho busque siempre y en todo momento ser sabio, es decir, distinguir
del bien y del mal. Para ello, entra un segundo personaje no menos importante,
pero si quizás el principal, la conciencia, esa “débil voz interior que nadie escucha”
dice el cuento.
Este
pasaje tiene mucho que decir, que da materia para una segunda parte, la conciencia
es, dice el Hada, el “consejero de la tentación”. Como marioneta inanimada que fue pinocho y al tener vida, no deja de tener esos “hilos” que lo mueven. Podríamos decir que en el campo terrenal constituyen esos valores, emociones,
sentimientos, en fin, que hacen en la persona se produzca el movimiento traducido
en conducta.
También, se podría pensar que los “hilos”
son aquellos actos que las personas hacen sobre otras con el afán de hacer
que el movimiento o mejor dicho el comportamiento sea como quiere que sea el
que hace que esos “hilos” se muevan. He aquí la presencia de cómo algunas personas
pueden incidir sobre otra u otras.
Si el
lector considera que estamos equivocados, agradeceríamos que nos corrigiera: en
el mundo existe un denominador común: hay una voluntad creciente de las
personas de mantener el control de la vida, proyecto y trayectoria personales,
de los conflictos propios, su arreglo, pero también, de los ajenos.
En la
gestión de los conflictos, el mediador está atento al desequilibrio de poder
entre los mediados, y ante esto, en automático buscará
generar un ambiente de igualdad de condiciones. Ser mediador profesional o no,
contrario a lo que se piensa, no es nada fácil y mucho menos cuando hay tantos
hilos de por medio.
No
solo es desenredarlos sino hacer que los hilos desaparezcan. ¿Cómo se
puede hacer eso? Bueno, si la respuesta fuera como hacer una operación aritmética
donde dos más dos es igual a cuatro, entonces los conflictos desaparecerían en
automático, pero como el ave fénix, este tiende en algunas ocasiones a resurgir entre las cenizas.
El
mediador, al estar desprovisto de autoridad que lo hace más complicado aún, pero
que se convierte en un reto, a través de las técnicas de la comunicación, sobre
todo, hace o que la persona que mueve los “hilos” los deje de mover o mejor aún
hacer que desaparezcan……
Hilos,
marionetas, personajes secundarios que asesoran a quienes están implicados,
aprovechar la situación, mares donde surcar…
Pero,
permitirnos volver a la historia del cuento. Aquella noche, que el carpintero
Gepetto tallando en su taller un muñeco de madera, se quedó dormido, soñó algo “que
lástima que sólo seas un muñeco y no puedas ser un niño de verdad”.
Nosotros
queridos amigos, soñamos muchas veces que el problema que tenemos entre
manos, se humanice, seamos conscientes que de esa madera, hay algo dentro,
de verdad. Recordad entonces que es el Hada azul, quien lo hizo realidad:
Nuevamente esa mediadora que tenemos dentro y que a nuestros mediados les dice…
“Despierta Pinocho. Ahora puedes hablar y moverte como los demás. Pero tendrás
que ser muy bueno si quieres convertirte en un niño de verdad”, despierta
mediado, nadie mejor que tu conoce el problema y tienes el deber de hablar,
moverte y decidir por ti mismo, que nadie lo haga por ti, pero necesito
colaboración, sinceridad, honestidad y buena fe, solo así te convertirás en
alguien de verdad.
En
este análisis que siempre nos apasiona compartir, aparecen unos personajes únicos,
“Pepito Grillo”, “Espárrago”, “tragalumbre”, “el zorro”…
Todos
tienen una misión: el grillo ejercer de conciencia, para pensar, ¿no te merece
la pena ceder para conseguir?, no podemos permitir que sin “acudir a la escuela
de la mediación” se intente arreglar un desaguisado, porque el resultado puede
ser que te quedes encerrado, como le ocurrió a Pinocho, tras desviar la
atención de su misión: hacerse un niño de verdad.
Tragalumbre,
le mueve la ambición, dicen que la avaricia rompe
el saco. Una posición inflexible en una negociación te lleva al ocaso, por eso
es tan importante el binomio ganar-ganar. Maldita ambición de muchos
Pero
nuestra mediadora, el Hada Azul, te volverá una y otra vez a devolver el poder de decisión y de cambiar tu rumbo, te escucha, te oye y aparece en el momento
oportuno
Y nos
queda analizar quizás por lo que más se recuerda la historia de pincho, la
marioneta que se convirtió en niño. LA MENTIRA. Si recordáis la nariz de
Pinocho crecía y crecía cada vez que mentía. Pepito Grillo (bienvenidos
todos los pepitos grillos y las hadas azules a la mediación), le conmina
una y otra vez a decir la verdad. No tenemos ni debemos comprobar si lo que nos
dicen en nuestras sesiones son verdades irrefutables o no, ellos tienen su
derecho a decir lo que piensan y sienten, pero la mentira, nos llevará al incumplimiento
final de lo que se acuerde y eso solo afectará a ellos, a nuestros “pinochos”,
porque si no me dices la verdad… difícilmente te podré ayudar.
La
mentira es la peor enemiga de la mediación, y podemos caer una y otra vez a
pesar de nuestras buenas intenciones.
Es
entonces, querido lector, cuando te queremos decir, que al igual que en el
cuento, al final, estarás en un mar, en el que tienes que rescatar a pinocho, a
gepetto y a todos aquellos que hayan caído en él, no porque no sepan nadar, lo
intentaron ya, pero no encuentran la orilla
Por
eso muchas veces hablamos de las “cenizas del conflicto” y hoy te hablamos “de
la ballena que se los tragó”, la sociedad que vivimos y que hace que sea
difícil salir de una crisis de cualquier tipo, aquella que te llevó a acudir a
la mediación.
Y solo
si quemamos “la barca” en la que nos subimos para navegar por ese mar de dudas,
y sacamos el corazón que llevamos dentro, podremos decir que de “esta madera”
salió este “acuerdo” al que le hemos puesto corazón y alma.
Fuera
hilos, fuera manipulación, fuera que haya personas que decidan por mi, cual
marioneta, y bienvenido el espacio donde me devuelven, alma y corazón, para
tomar las riendas de mi futuro.
Una
vez más Elder y Javier te decimos… bienvenidos “pepitos grillos” y “hadas
azules”, estáis en vuestra casa de la mediación para ayudar a los demás.
Mil gracias por este gran relato,gran brujo de la mediación, con tus historias nos conmueves y haces que cada vez tengamos más interes por adentrarnos en este apasionante mundo.
ResponderEliminarMil gracias por este gran relato,gran brujo de la mediación, con tus historias nos conmueves y haces que cada vez tengamos más interes por adentrarnos en este apasionante mundo.
ResponderEliminarGenial la historia renovada de pinocho,el sentir que el mediador es parte sin querer de cada uno de los personaje,buenisimo Javier!
ResponderEliminarY las partes hacen el fuego en el interior de la ballena y ésta en el segundo estornudo les expulsa. Enfadada les persigue hasta que se meten en un acantilado, asumiendo con valentía la salvación gracias a la ayuda mútua y la colaboración que les permitió salir de las fauces devoradoras del problema. Gracias, Javier.
ResponderEliminarQué maravillosa analogía querido Maestro.!!!! Gracias a ambos por esta Master Clas.!!!!
ResponderEliminarMe encantó el relato, adaptado a la realidad del Mediador y el rol de los demás intervinientes en el conflictos.
ResponderEliminarMe encantó el relato, adaptado a la realidad del Mediador y el rol de los demás intervinientes en el conflictos.
ResponderEliminarMuchas Gracias Maestro !!!
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